Ángeles de Luz (11-1)

(NOTA PRELIMINAR: Para mayor inmersión, en cuanto comience el segmento de batalla, les recomiendo que pongan en loop la canción principal del juego, Eternal Love - Hikari no Tenshi Yori de Mari Ijima. Aquí les dejo el enlace de la versión full)

https://youtu.be/hsJ4s80H1Mg

(Como anécdota, me vinieron flashbacks de Robotech/Macross la primera vez que jugué el juego, y luego me di cuenta que fue porque Mari Ijima también era la voz original de Lynn Minmay. En fin, estoy divagando, vamos a la historia)

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– ¡Las reacciones de energía de la Luna Negra se incrementan rápidamente! – dijo Coco alarmada. – No... ¡no podemos ni siquiera medirlas!

– ¿Q... qué es lo que está haciendo? – preguntó Takuto, una vez que recuperó el aliento.

Esto no podía estar sucediendo. Creía que una vez que Eonia fuese derrotado todo habría terminado, pero no era así. La fuerza con la que estaban combatiendo todo este tiempo, la verdadera mente maestra detrás de la guerra... ¿había sido la Luna Negra desde el principio? Y Eonia... ¿no había sido más que un simple peón?

La señal de comunicaciones lo sacó de su estupor, cuando Almo, que también hablaba con voz muy agitada, le dio el aviso:

– Comandante, tenemos comunicación del Comodoro Luft.

La operadora no esperó a que él le diera la autorización, ni falta que hacía, y simplemente abrió el canal. En el monitor apareció el veterano, que también se notaba bastante en shock.

– ¡Takuto, ¿qué diablos está sucediendo?! – preguntó. – ¡La energía de la Luna Negra empezó a subir de golpe!

– ¡No lo sé! – dijo Takuto. – Creí que si derrotábamos a Eonia la Luna Negra se detendría, pero...

– ¡Takuto! – exclamó de pronto Lester mientras le agarraba del hombro. – ¡Mira allá! ¡La forma de la Luna Negra...!

Takuto miró por el ventanal, y se dio cuenta que la Luna Negra se estaba abriendo en su parte inferior, como una especie de capullo. A su vez, de ella estaban saliendo unas chispas de energía roja que se esparcían como polvo de estrellas. Y dichas chispas iban hacia...

– La Luna Negra... se está transformando. – susurró Milfie.

– ¡Eso no es todo! – exclamó Ranpha. – ¡La Luna Blanca se está saliendo de su órbita!

– Hay una fuerte reacción entre ambas lunas. – observó Mint. – ¡Se están atrayendo una a la otra!

– No sé por qué, pero esto me da un mal presentimiento... – dijo Forte.

– ... Lady Shatoyarn... ¿se encontrará bien? – preguntó Vanilla.

Ese último comentario de Vanilla sacó a Takuto de su estupor. Sin tardanza, le ordenó a Almo abrir un canal con la Luna Blanca, para ver si Lady Shatoyarn y la Princesa Shiva se encontraban bien. En cuanto el canal se abrió, Takuto tomó su terminal y empezó casi a gritarle encima.

– ¡Lady Shatoyarn, Príncipe Shiva! ¡Por favor respondan! ¡¿Se encuentran bien?!

– ¿Mayers? – respondió Shiva primero. Sólo tenían audio por alguna razón. – Aún estamos a salvo, de alguna manera. Pero no sé qué está sucediendo. Los sistemas aquí de pronto empezaron a salirse de control, y la Luna Blanca se está transformando de forma extraña...

– ¿Qué...? ¿Qué diablos sucede con las dos lunas? – se preguntó el comandante.

– Comandante Mayers, ¿puedes oírme? – Esta vez habló Lady Shatoyarn. Takuto respondió con presteza, esforzándose por mantener la compostura.

– S-sí, Lady Shatoyarn, puedo oírle claramente.

– Bien, escúchame con cuidado. – continuó la Santa Madre. – La Luna Negra está llamando a la Luna Blanca. Está intentando fusionarse con ella.

– ¿F-fusionarse? – Takuto se quedó en shock de nuevo. – ¿A qué se refiere?

– La Luna Negra ha comenzado a absorber a la Luna Blanca. – continuó Lady Shatoyarn. – Tal vez ambas lunas hayan sido diseñadas con este propósito cuando fueron construidas. De cualquier manera, la Luna Blanca está obedeciendo las órdenes de la Luna Negra. Es como si su propia voluntad haya despertado...

– No es posible... – susurró Takuto. – ¿Cuál sería el propósito de que ambas se fusionaran?

– Sus datos, producción, armas... creo que intentan unificarlos todos en una sola existencia. – dijo Lady Shatoyarn, cuya voz sonaba cada vez más preocupada. – Si eso llega a suceder... una máquina automatizada terrible, que sólo puede usar su poder para la destrucción, habrá nacido...

– ¡No...! – exclamó Takuto. – Si se fusionan ahora, ¡todo estará perdido!

– Sin embargo, no puedo detener la interferencia de la Luna Negra desde aquí. – continuó la mujer. – La voluntad de la Luna Negra es demasiado poderosa. Por eso, debes impedir que se unan, Comandante Mayers.

– ¿Qué debo hacer, Lady Shatoyarn?

– Usa el Cañón Chrono Break para destruir el núcleo de la Luna Negra. Creo que... – Lady Shatoyarn hizo una pausa. – Sí, el cristal rojo brillante en su centro. Por favor, apunta directo hacia él.

– ¡Entiendo! – replicó Takuto sin titubear. – ¡Lo haré, cueste lo que cueste!

– Por favor, Comandante Mayers, por el Imperio... no, por la vida de todos en el espacio...

– Yo también te lo pido. – dijo la Princesa Shiva. – Mayers, todo depende de ti...

Pero en ese momento la estática se apoderó del canal, y la voz de la heredera del imperio se fue perdiendo, hasta que finalmente sólo hubo ruido.

– ¿Príncipe Shiva? ¿Qué está pasando?

– Hemos perdido comunicación con la Luna Blanca. – dijo Almo.

– Diablos... ¡tenemos que detener esto ahora! – Takuto apretó los dientes y los puños. En ese momento, Luft volvió a entrar a la conversación con urgencia.

– ¡Takuto, date prisa! ¡Se nos agota el tiempo!

En ese instante, una chispa se encendió en el corazón del joven comandante del Elsior. Ya no había vuelta atrás: era destruir a la Luna Negra o ser destruidos por ella. No había un plan, era simplemente hacerlo o nada. Y ellos eran los únicos que podían hacerlo.

– ¡Comodoro Luft, tome a su flota y ataquen los motores de la Luna Blanca! – exclamó Takuto. – ¡Si puede ralentizarla, nos ayudará a ganar tiempo para ponernos en posición!

– Entendido. – replicó el veterano. – ¡Takuto, tú también ten mucho cuidado!

Con eso, Luft cortó la comunicación y Takuto volvió a ponerse de pie. Una vez que diera esta orden, se jugarían el todo por el todo. Sus vidas, y las de todos en el Imperio, ahora dependían de esta decisión suya.

– ¡Elsior, máxima velocidad! ¡Debemos destruir el núcleo de la Luna Negra con el Cañón Chrono Break! ¡¿Me escucharon, Brigada Angel?! ¡Hasta que el Elsior esté en posición de disparo, necesitaremos que nos apoyen!

Sin esperar más, el Elsior puso sus motores en marcha. Afortunadamente para ellos, la Luna Negra parecía estar tan concentrada en fusionarse con la Luna Blanca que todavía no había hecho ningún movimiento contra ellos, lo que les permitió salirse de la zona de fuego en caso de que decidiera dispararles o algo. Mientras tanto, la Brigada Angel aprovechó la oportunidad de volver al hangar para repostar. Tenían que estar todos a su máxima capacidad si querían derrotar a la Luna Negra de una vez por todas.

Una vez que estuvieron todos en posición, Takuto procedió a explicar su plan, intentando mantener el aplomo para que la moral no se viniese abajo ahora, después de todo lo que habían pasado.

– Nuestro objetivo es destruir el cristal rojo en el centro de la Luna Negra, ese es su núcleo. – declaró Takuto. – Si podemos aproximarnos de frente, tendremos un disparo claro directo hacia ella, pero...

A pesar de que en ese momento la Luna Negra no podía atacarlos, tampoco estaba exactamente indefensa, y aproximarse a ella para poder dispararle con el Cañón Chrono Break no iba a ser sencillo. Takuto le ordenó a Almo mostrar la situación en pantalla, y en cuanto lo hizo, Lester continuó por él:

– Como pueden ver, tenemos varias líneas de satélites de ataques en frente de nosotros. Estos chicos malos serán muy duros de matar. Tienen alto poder de ataque, y armadura altamente reforzada. Y tenemos reportes de que los remanentes de la flota automatizada se están aproximando hacia aquí. Debemos estar alertas en caso de refuerzos enemigos.

– Pero si no podemos atravesar las líneas defensivas, no podremos acercarnos lo suficiente para dispararle al núcleo de la Luna Negra. – dijo Takuto. Una flecha amarilla mostró el trayecto que debían seguir, hacia un área en la esquina superior del mapa. – Si el Elsior puede llegar hasta aquí, entonces tendremos a la Luna Negra dentro del rango efectivo del Cañón Chrono Break.

Parecía un camino muy corto, pero en medio de todos esos satélites no iba a ser sencillo. Cualquiera de ellos podría derribar al Elsior en cuestión de minutos si se acercaban demasiado, así que lo primero sería quitarlos del medio.

– Brigada Angel, ustedes deberán destruir los satélites en nuestro camino. – continuó Takuto. – Necesitamos que despejen la ruta del Elsior. Ábranse paso y escóltennos hasta que estemos en posición para disparar el Cañón Chrono Break. Si el Elsior cae antes de que alcancemos la Luna Negra, todo habrá terminado, así que por favor traten de mantener la pelea lejos de nosotros. ¡Pondremos fin a este conflicto aquí y ahora, depende de ustedes!

La tensión iba en aumento, pero Takuto sabía que ya en este punto no podía mirar atrás. Había hecho una promesa con Forte y ahora mismo la extendería al resto de la Brigada Angel. Saldrían victoriosos y con vida de este lugar, sin importar nada.

– Brigada Angel, esta será nuestra última batalla. Por favor confíenme sus vidas.

– ¿Qué estás diciendo ahora? – dijo Ranpha, casi riéndose. – Por supuesto que lo haremos, ¿verdad?

– ... Obedeceremos todas tus órdenes. – agregó Vanilla.

– ¡La Brigada Angel no se echará para atrás ahora! – dijo Forte con entusiasmo. – ¡Déjalo en nuestras manos!

– Así es. – asintió Mint. – Esta vez le pondremos fin a esta guerra.

– Es por lo que todas hemos estado peleando. ¡Adelante, Takuto-san! – concluyó Milfie.

– Gracias, a todas. – dijo Takuto, un poco más aliviado al oír las palabras de todas las Angels. Sin más que hacer, se puso de pie para dar la orden inicial. – ¡Brigada Angel, todas las unidades al ataque!

– ¡SÍ SEÑOR!

...

Esto era todo. La batalla para decidir el destino de Transbaal había comenzado, y en cuanto Takuto dio la orden inicial, todos los Emblem Frames avanzaron en formación. Se hizo un silencio radial total mientras avanzaban, ya que la primera línea de defensa estaba a una distancia más o menos considerable.

En cuanto se acercaron lo suficiente, Takuto finalmente les designó los objetivos para iniciar el ataque. La primera línea defensiva sólo estaba compuesta de dos satélites, así que les repartieron el trabajo: Milfie y Ranpha atacarían el de la izquierda, mientras Mint y Forte se ocuparían del de la derecha. A Vanilla le designaron permanecer en espera y prepararse para reparar posibles daños una vez que los satélites respondieran al fuego.

Como siempre, Milfie vio desde su cabina cómo Ranpha fue la primera en alcanzar el objetivo, y sin perder tiempo le descargó un salvo de misiles, apuntando a las torretas laterales. El satélite contraatacó con misiles propios, y Milfie sin perder tiempo comenzó a disparar con el Vulcan y el Phalanx para derribarlos y evitar que alcanzaran a Ranpha. Al mismo tiempo, comenzó a cargar energía en el Híper Cañón, y en cuanto estuviera listo iba a dispararle a máxima potencia.

– Aquí Unidad #1. El blindaje de este satélite parece más fuerte que los anteriores. – dijo Milfie comunicándose con el puente.

– Su estructura básica sigue siendo la misma. – respondió Takuto. – Seguramente debe tener el mismo punto débil, atácalo por allí.

– Entendido, eso haré. – replicó Milfie. Sin perder tiempo voló alrededor del satélite, buscando fijar la parte trasera inferior del satélite.

Incluso si el blindaje de estos satélites estaba más reforzado que los anteriores, ellas ahora tenían mucho más poder gracias a las alas de luz de sus Emblem Frames. Mientras Ranpha se ocupaba de atraer el fuego, el Híper Cañón se cargó al máximo y Milfie se colocó en posición para disparar.

– ¡Aquí voy! ¡Híper Cañón, máxima potencia!

Tal como le dijo Takuto, Milfie disparó el rayo láser hacia el punto débil del satélite. Para su gran sorpresa, el disparo salió tan potente, que atravesó el blindaje, y aunque su intención era simplemente abrir un agujero, las partículas de láser atravesaron el núcleo del lado a lado, haciéndole detonar al instante.

– ¡Wow! ¡No puedo creerlo, de verdad lo destruí! – exclamó la pelirrosa alegremente.

– El próximo déjamelo a mí, ¿quieres? – dijo Ranpha. – Aunque bueno, ese fue un buen tiro, lo admito. Ah, y parece que Forte-san y las demás ya se hicieron cargo del otro satélite.

– ¡Yay! ¡Vamos por el siguiente, Ranpha!

Sin perder tiempo, ambas aceleraron hacia la siguiente línea de defensa, que estaba compuesta de cinco satélites de ataque en lugar de dos. Estos estaban más alejados entre sí, pero tres de ellos estaban dentro del rango efectivo donde podrían atacar al Elsior, con uno de ellos en todo el centro del camino hacia la Luna Negra. Así que ese sería su próximo objetivo, para despejar la ruta.

...

Con la primera línea de defensa eliminada, la Brigada Angel se movió hacia la siguiente. El Elsior seguía detrás de ellos avanzando a paso constante, hasta ahora sin ninguna dificultad. Ellas sólo tenían que avanzar hacia la fila de satélites de ataque, destruyendo cualquiera de ellos que representara un obstáculo para su nave nodriza. Por lo tanto, el del centro era el primer objetivo prioritario.

– ¡El satélite del centro es mío! ¡Cúbreme, Vanilla! – dijo la rubia.

– Voy detrás de ti... – replicó Vanilla.

Ranpha inmediatamente aceleró los motores del Kung-Fu Fighter. En cuanto se puso a tiro, el satélite comenzó a dispararle, pero ella no tuvo problemas para evadir la mayor parte de los disparos, con sólo uno o dos que lograron hacerle mella sin afectar su capacidad de combate. Hoy Ranpha se sentía en llamas como nunca.

– ¡Recibe mi puño de la justicia! ¡Garras de Anclaje fuera!

Ranpha disparó ambas garras hacia los "brazos" del satélite que sostenían las torretas laterales. Como si de manos se tratasen, estas se apretaron con fuerza y tras enviar la descarga electromagnética, retrajo los cables violentamente para arrancarle las torretas. Vanilla se encargó de disparar a los cañones restantes, los cuales de todos modos ya no podrían hacer mucho contra ellas, y Ranpha le arrojó las dos torretas que le había arrancado, haciendo que explotaran por el impacto de toda la munición que todavía guardaban.

– ¡Cuenten uno para Ranpha, ojojojojojo! – se rio la rubia con ganas.

En el radar, pudo ver que Forte se había cargado ella sola el satélite en el lado derecho, mientras Milfie y Mint a su vez eliminaban el del lado izquierdo. Para su sorpresa, sin embargo, Takuto les ordenó por el sistema de comandos seguir avanzando hacia la siguiente línea de satélites.

– ¿No deberíamos destruir esos dos primero, por si las dudas? – preguntó Ranpha confusa.

– Según mis cálculos, los dos satélites restantes están fuera de su rango de ataque efectivo. – dijo Mint. – El Elsior puede avanzar entre ellos sin ningún peligro, y el tiempo apremia.

Si por Ranpha fuera, con gusto iría a cargarse a uno o los dos, pero Mint tenía razón. Su prioridad era hacer que el Elsior llegara a la zona objetivo para disparar a la Luna Negra, y el trabajo de ellas era despejar el camino para asegurarse que así fuera. Así que sin tardanza, la rubia aceleró al Kung-Fu Fighter, fijando de nuevo al satélite que se encontraba en todo el centro de la siguiente línea de defensa.

...

En el puente del Elsior, la tensión todavía era palpable, mientras observaban los intercambios de disparos láser y misiles entre los Emblem Frames y los satélites de ataque enemigos. Takuto por su parte no podía evitar sonreír un poco. La Brigada Angel estaba haciendo un trabajo soberbio, al punto que hasta ese momento ellos no habían tenido que hacer otra cosa que sentarse y observar el espectáculo.

– Hemos atravesado la segunda línea defensiva. – dijo Coco. – Distancia al objetivo, 25.000 unidades.

– Bien, continúen así. – dijo Takuto. – ¿Cómo van las cosas en la sala de máquinas?

– Carga del cañón Chrono Break al 60% y aumentando. – replicó Almo.

– A este ritmo tal vez nosotros no tengamos que hacer nada hasta entonces. – comentó Lester. – Podemos dejar todo en manos de la Brigada Angel.

En ese momento sonaron las alarmas de los sensores posteriores, poniendo a todos sobre aviso. Deberían haber imaginado que no iba a ser tan sencillo.

– Alerta, refuerzos enemigos a nuestras seis. – dijo Coco. – Cinco destructores y tres cargueros.

– ¿Cuánto tiempo para que nos alcancen? – preguntó Takuto.

– Menos de cinco minutos. – replicó la operadora.

Takuto observó la situación. La Brigada Angel ya casi les había despejado el camino en la tercera línea defensiva, pero se estaban quedando sin munición y en poco tiempo debían volver para repostar. Si la flota enemiga venía acercándose, tendría que enviar a algunas de ellas a contenerlas para evitar que le causaran problemas al Elsior, pero eso significaba disminuir considerablemente el poder de fuego en el frente.

Por otra parte... si de poder de fuego se trataba, Forte no tendría rival, así que ella podría seguir dirigiendo el ataque en el frente, con una o dos de las otras como apoyo. Si hacían un ataque relámpago todavía debería serían capaces de despejar el camino sin mayores dificultades.

– Almo, ábreme un canal de comunicaciones con la Brigada.

– Sí, señor, de inmediato.

– Atención, Brigada Angel. – anunció el comandante. – Los remanentes de la flota enemiga están persiguiendo al Elsior. Unidades #3 y #5, en cuanto hayan repostado diríjanse a la retaguardia y contengan su avance para evitar que nos ataquen. Unidades #1, #2 y #4, continúen la operación, y concentren todos sus ataques en los satélites que estén en el camino del Elsior.

– ¡Sí SEÑOR! – replicaron todas las pilotos al unísono. Lester dio un paso al frente y lo miró antes de cruzarse de brazos.

– ¿Eso te parece buena idea? – preguntó el subcomandante. – Necesitaremos todo el poder de fuego posible para lidiar con esos satélites.

– Sólo necesitamos contener a los de atrás por un tiempo. – dijo Takuto. – Después de todo, no son los únicos que pueden recibir refuerzos.

El Comodoro Luft le había informado que las fuerzas restantes de Transbaal que habían sobrevivido al ataque de la Luna Negra ya se habían reagrupado y venían en camino, junto con varias naves de los sistemas aledaños que todavía tenían voluntad para seguir peleando. Sólo necesitaban aguantar un poco hasta que llegaran. Una vez que lo hicieran, podía enviar de nuevo a los Emblem Frames al frente para continuar con el trabajo.

Aunque una parte de él le decía que eso quizás no fuese necesario. La artillería pesada de Forte y el Happy Trigger sería más que suficiente para lidiar con cualquier estorbo. Eso era lo que le decía su instinto... ¿o tal vez era su corazón? No importaba, lo único que sabía era que no había forma de que pudiesen perder.

...

Después de reponer su munición, Mint giró al Trick Master para dirigirse hacia la popa del Elsior, seguida de Vanilla en el Harvester, mientras las otras tres volvían a adelantarse para continuar con el ataque al frente. Con toda seguridad, sus sensores estaban detectando a varias naves de la flota enemiga aproximándose al Elsior por la retaguardia.

Sabiendo que el tiempo era crucial, la heredera de Blancmanche desplegó todos los Fliers de reserva y los configuró en modo semiautomático para cubrir más área de efecto. Cualquier retraso que sufrieran las fuerzas enemigas podría significar la diferencia entre la victoria y la derrota, y no podían permitir que ninguno de ellos se acercara al Elsior.

– Unidad #3, objetivos en la mira. – declaró Mint, una vez que cada uno de sus drones tenía a una nave enemiga fijada. – Procedo a iniciar mi ataque. Cúbreme, Vanilla-san.

– Entendido... – replicó la aludida.

Mientras el Trick Master fijaba a los objetivos, el Harvester disparaba fuego de cobertura intentando derribar los proyectiles enemigos para despejarle el camino. Con la potencia actual de las alas de luz, los lásers de cada uno de los Fliers por sí solos deberían ser capaces de atravesar el blindaje de esas naves, si se trataba de los mismos modelos que habían estado enfrentando todo este tiempo. Ya había podido estudiarlas lo suficiente para conocer a fondo sus especificaciones, y todo lo que necesitaba era un disparo certero en cada una de ellas, justo en sus puntos débiles.

– Este será un Flier Dance muy especial para ustedes. – dijo Mint con una gran sonrisa.

Al presionar los gatillos, los drones dispararon sus rayos láser, y cada uno de ellos perforó de arriba abajo, inutilizando a los destructores de un solo golpe cada uno. Los rayos habían atravesado directamente sus núcleos de energía, haciéndolos explotar irremediablemente. Con ellos, la segunda línea de naves enemigas, compuesta de cargueros que comenzaron a desplegar drones kamikazes inició su ataque.

Fue claramente una maniobra desesperada: estaban apostando por la superioridad numérica al lanzar los drones en enjambre buscando abrumarlas. Al principio, Mint logró contenerlos, pero pronto empezaron a salir demasiados y algunos empezaron a pasar sus defensas y a hacer mella directamente sobre su Emblem Frame, sacándola de concentración.

– ¡Ah! – exclamó Mint al sacudirse en su asiento, cuando una oleada de drones la flanqueó y la hizo perder el balance, interrumpiendo su defensa.

Afortunadamente, en ese momento Vanilla acudió en su ayuda, lanzando una bomba de nanomáquinas que provocaron que los drones hicieran cortocircuito. Acto seguido, activó su escudo satelital, justo a tiempo para que la segunda oleada de ellos chocara contra la barrera, prácticamente desintegrándose al impacto. Estaban conteniendo la línea, pero no había forma de que pudieran hacerlo para siempre, y la tercera oleada ya se estaba preparando.

– Mint-san, no podremos seguir así para siempre... – dijo Vanilla.

– Debemos intentarlo, Vanilla-san. – replicó Mint. – Takuto-san y el Elsior necesitan tiempo para alejarse y se los tenemos que conseguir.

Así era. El objetivo era que el Elsior pudiera colocarse en posición para lanzar un disparo certero a la Luna Negra, y ellas tenían que protegerlo hasta que eso sucediera. Por lo tanto, sabía que debía impedir que cualquiera de ellos lograse pasarla de largo, o por lo menos retrasarlos lo suficiente para ganar tiempo.

...

La defensa de la retaguardia del Elsior se estaba tornando cada vez más difícil de mantener. Aunque por fuera no lo demostrase, Vanilla nunca se había sentido tan tensa en toda su vida. Después de todo, el futuro del imperio recaía en ella y en el resto de la Brigada Angel, y la presión de cargar con semejante responsabilidad era casi palpable.

Aun así, no se podía permitir perder la calma cuando estaban tan cerca de lograr la victoria, así que se concentró en la tarea que tenía a mano. Por el radar, pudo ver que el Elsior seguía avanzando a paso seguro, mientras las otras tres en el frente parecían estar manejándose bien, aunque habían sufrido algunos daños en medio de la escaramuza. Y a su lado, Mint también estaba teniendo dificultades debido a los constantes asaltos de los drones kamikazes que chocaban contra ellas.

El Harvester estaba mejor diseñado para soportar los ataques que los otros Emblem Frames, pero incluso ella sola no sería capaz de atraer todo el fuego. Parecía que los ataques del enemigo se intensificaban entre más se acercaban a la Luna Negra, y aunque quería regresar al frente para seguir apoyando a sus compañeras, entendía que proteger al Elsior de las amenazas en la retaguardia era tan importante como despejar el camino adelante.

No obstante, había algo que podía hacer desde donde estaba, y sin abandonar su tarea actual.

– Que las alas alivien su carga. Repair Wave...

El Harvester emitió un resplandor verde, y comenzó a dispersar las nanomáquinas reparadoras. Gracias al poder de las alas de luz, el alcance de la onda reparadora se había incrementado, y podría enviarlas incluso hasta la línea frontal para que ayudaran a sus compañeras, de esa forma, podía seguir peleando aquí atrás mientras los daños que habían sufrido antes por los ataques enemigos eran mitigados.

– Gracias, Vanilla-san, necesitaba eso. – le agradeció Mint.

– No fue nada... – replicó la peliverde. En eso, sus sensores detectaron nuevas señales aproximándose. – Mint-san, eso es...

– Aguarda, esa señal... ¡es de nuestros aliados!

Naves de la flota imperial de Transbaal habían comenzado a salir del Chrono Drive, y comenzaron a disparar hacia los cargueros enemigos por detrás. El torrente de rayos láser rápidamente agujereó a las naves enemigas en cuestión de segundos, enviándolas a la deriva antes que pudiesen lanzar otra oleada de drones kamikazes.

En cuanto a los que quedaron, Mint y Vanilla rápidamente los flanquearon y los derribaron antes de que pudiesen ir tras el Elsior y convertirse de una molestia a una amenaza. La flota de Transbaal rápidamente tomó el control del sector, y aunque algunas fragatas de alta velocidad lograron colarse en medio del fuego, la mayor parte de las naves enemigas habían sido destruidas o inutilizadas por el ataque sorpresa.

– Creo que podemos dejar esta área en manos de nuestros aliados. – comentó Mint. – ¿No estás de acuerdo, Vanilla-san?

– Sí, tienes razón... – replicó ella. – Volvamos con el Elsior.

Envió un mensaje codificado de agradecimiento a la flota aliada, antes de darle vuelta al Harvester y regresar con el Elsior, no sin antes derribar a algunas fragatas de alta velocidad por el camino. Sus compañeras ya estaban muy cerca de tomar la línea frontal, así que era mejor apretar el paso y ayudarlas para conseguirlo más rápido.

...

Después de atravesar la última línea defensiva, Forte sintió que su adrenalina subía a niveles nunca antes imaginados. Era como si destruir uno de esos satélites le diera una inyección de fuerza y poder que la hacía pelear cada vez con más empeño. Era muy extraño, aunque las lecturas de sus sensores no lo decían, sentía como si sus disparos cada vez fuesen más precisos y más devastadores.

– ¿Este es el verdadero poder de los Emblem Frames? O acaso... ¿soy yo la que me he vuelto más fuerte?

Una vez que fueron de noche de películas, cada una de ellas eligiendo una en particular, Ranpha escogió una película romántica mezclada con acción, que a Forte admitiéndolo también le gustó. La protagonista era una mujer que lo dio todo por el hombre que amaba, cosa que le sorprendió un poco. Ranpha en ese momento dijo unas palabras que resonaron en la mente de Forte: "Una mujer es invencible cuando está enamorada".

Algunos pensarían que sonaba cursi, pero en ese momento, Forte tenía esa sensación. Aunque había entrenado durante años como militar, nunca se había sentido tan fuerte como hoy. No invencible, obviamente: el descartar incluso la más ínfima posibilidad de una derrota era la forma más fácil de hacer que se te escapara la victoria cuando ya la tenías al alcance de tus dedos. Pero sí sentía el poder del Happy Trigger fluyendo por todo su cuerpo, y la satisfacción cada vez que aniquilaba a uno de esos pisapapeles gigantescos.

La última línea defensiva estaba mucho más cerrada que las anteriores. Había dos satélites en el centro bastante cerca uno del otro y otros dos más flanqueándolos, uno a cada costado. Forte también se dio cuenta que los dos satélites en el centro eran muchísimo más grandes que los otros, lo que probablemente significaba que serían mucho más poderosos.

– Milfie, Ranpha, tomen los satélites de los lados, los del centro son míos. – les ordenó a sus compañeras. Mint y Vanilla no tardarían en llegar para ayudarlas así que podrían manejarlos sin muchas complicaciones.

Forte disparó primero con un salvo de misiles para tantear el terreno, y para su desconcierto, los misiles se desviaron antes de impactarle y se detonaron prematuramente. Forte entonces le disparó con los cañones de riel, pero los lásers también salieron desviados, y los satélites más grandes permanecían sin un solo rasguño.

– Tch, ¿conque esas tenemos? – dijo la pelirroja. Al instante, Mint apareció en su monitor, por el canal de comunicaciones abierto.

– Forte-san, parece que esos satélites están equipados con deflectores electromagnéticos para misiles, y un campo anti-fotónico para desviar los rayos láser. – explicó la peliazul. – No creo que puedas destruirlos de esa forma.

– ¿Significa que pueden desviar cualquier ataque? – preguntó Forte. – ¿Y qué tal si les suelto todo lo que tengo de una vez? ¿Podrán con eso?

– Aguarda, creo... sí, ahora lo veo. – dijo Mint. – Vanilla-san y yo podemos crear una interferencia con mis Fliers y sus nanomáquinas. Tendrás una ventana muy breve para atacarlos.

– Bueno, estaré lista, sólo díganme cuando. – asintió Forte.

Forte se alejó para no meterse dentro del rango de los satélites gigantes. Ranpha y Milfie ya habían logrado deshacerse de los otros dos, la primera aporreándolo con sus Garras de Anclaje para arrancarle varios trozos enormes, y la segunda haciéndole volar su núcleo con un disparo a quemarropa del Híper Cañón. Ahora, lo único que se interponía en el camino del Elsior eran los dos grandotes.

Ella no era del tipo de persona que le gustaba aguardar al momento propicio para disparar. No era que no hubiese utilizado rifles de francotirador antes, pero no eran su arma de fuego predilecta. Prefería medirse con su presa frente a frente antes de acribillarla sin piedad, pero sólo por esta vez, estaba dispuesta a hacer una excepción. Confiar y esperar, pero mientras tanto, cargando los cañones de riel para el disparo más potente que pudiera generar.

– Muy bien, chicas, hagan lo suyo. – murmuró. – Sólo necesito un buen tiro.

El Trick Master dispersó sus Fliers para empezar a generar el campo electromagnético. Seguidamente, el Harvester disparó la bomba de nanomáquinas dispersándolas en una nube sobre ambos satélites, y dicha nube rápidamente se llenó de chispas mientras comenzaba a generarse la nube de interferencia.

En cuestión de dos minutos, las defensas de los dos satélites se habían caído, y ahora estaban totalmente expuestos. Forte sonrió de lado, e inmediatamente soltó la recarga en los cañones de riel. Se sorprendió un poco, ya que incluso fue más potente que cuando compitió contra la nave de aquella mujer Sherry, pero rápidamente entendió que era gracias a las alas de luz, como si hubiesen quitado limitadores de poder de los Emblem Frames.

Los dos satélites gigantes volaron en pedazos, para su gran satisfacción. Forte intencionalmente había abierto ambos cañones de tal forma que cada uno apuntara hacia uno de los dos satélites, y los rayos que salieron disparados debieron dar directo en sus núcleos de energía, causado una reacción en cadena que los convirtió en un par de enormes bolas de fuego.

– ¡Gran tiro, Forte-san, fue uno en un millón! – exclamó Milfie.

– ¡Más bien dos en un millón, se los cargó a ambos al mismo tiempo! – agregó Ranpha.

– Jeje, disculpen chicas, no fue mi intención presumir demasiado. – replicó Forte con modestia. – Pero eso fue gracias a Mint y Vanilla, que desconectaron sus defensas.

– Oh, no es la gran cosa. – dijo Mint. – Yo no podría haber hecho unos disparos tan certeros.

– Tampoco yo... – concluyó Vanilla, esbozando una sonrisa.

Forte volvió a reírse. No era su intención acaparar la gloria, pero por ahora, habían cumplido con su cometido. La ruta hacia la Luna Negra ya estaba despejada, y el Elsior tendría total vía libre para dar un disparo certero a la Luna Negra.

La victoria estaba muy cerca, lo sentía en sus huesos.

...

En la silla del comandante, Takuto no pudo evitar sonreír de oreja a oreja cuando vio al Happy Trigger dispararle con los cañones de riel a los dos últimos dos satélites de ataque que estaban en su camino. No cabía duda que era una mujer verdaderamente increíble.

Pero lo más importante, eso significaba que habían eliminado el último obstáculo que se interponía entre ellos y la Luna Negra. Ahora sólo necesitaban ponerse a rango y disparar el Cañón Chrono Break.

– Buen trabajo, Brigada Angel. – las felicitó Takuto. – ¡Ahora déjenlo todo en nuestras manos! ¡Ayuden a nuestros aliados con lo que queda de la flota enemiga!

– ¡SÍ SEÑOR! – corearon las pilotos. Mejor que apoyaran a la flota, ya que de todos modos no querrían estar dentro de la línea de fuego del Elsior cuando dispararan el cañón.

Takuto observó en el mapa cómo el número de la distancia descendía rápidamente. Estaban llegando al área objetivo mientras el conteo cada vez se acercaba más a cero, y la tensión se entremezclaba con la emoción de saber que estaban a punto de lograrlo.

– ¡Estamos a punto de alcanzar el área objetivo! – declaró Coco. – ¡Distancia óptima para disparar a la Luna Negra!

– ¡Detengan los motores! – ordenó Lester. – ¡Alto total a las máquinas!

El Elsior inmediatamente disminuyó la marcha mientras se posicionaba. Podían ver a las dos lunas de cerca, mientras se atraían entre ellas. Los propulsores se colocaron en modo de repulsión, para absorber el retroceso que provocaría el disparo del Cañón Chrono Break y evitar que la nave saliera despedida en reversa.

Takuto respiró profundo. El momento de la verdad ya estaba aquí.

– ¡Aquí se termina todo! – declaró. – ¿Cómo va la carga del Cañón Chrono Break?

– Energía al 98%. ¡Sólo un poco más! – dijo Almo.


– ¡Muy bien, sigan adelante! ¡Dispararemos al núcleo en cuanto haya terminado la carga!

Esto era todo. Un solo disparo del Cañón Chrono Break, y la Luna Negra, junto con este conflicto, serían historia. La tensión estaba dando paso a la emoción de saber que le pondrían fin a esta guerra en cuestión de minutos.

Lo que ninguno de ellos se imaginaba, era que la Luna Negra todavía no estaba dispuesta a dejarse derrotar tan fácilmente. E iba a hacer un último esfuerzo por acabar con ellos...

...

– ... ¿Por qué...?

»... ¿Por qué los hijos de la Luna Blanca se oponen a mí? Yo sólo deseo volverme una con la Luna Blanca. Y tú, Luna Blanca, ¿por qué no me aceptas? Tú y yo somos estrellas gemelas.

» ¿Acaso la Luna Blanca ha cambiado durante el tiempo que estuvimos separadas? ¿O acaso... fui yo quien cometió un error en mi evolución...?

»No... yo no cometí ningún error. ¡Yo estoy en lo correcto! ¡Absolutamente en lo correcto! ¡La Luna Blanca es quien se equivoca! ¡Únete a mí y completa mi evolución!

»Y si te rehúsas... ¡SERÁS DESTRUIDA!

...

Después de ese ominoso discurso, que no podían más que escuchar ya que seguían aguardando a que se terminase la carga del Cañón Chrono Break, recibieron un impacto que los sacudió con fuerza. Por fortuna no fue el rayo que vaporizó el distrito residencial de Fargo y devastó la superficie de Rhome, sino simplemente una serie de drones kamikazes que explotaron al impactar contra el Elsior.

– ¡Whoa! – exclamó Takuto, casi cayéndose de su silla.

– Kuh... ¡la Luna Negra ha comenzado a atacar! – gritó Coco. – ¡Ahora no podemos acercarnos!

– ¡¿No podemos evadir de alguna forma para ponernos a tiro?! – preguntó Takuto.

– ¡Nos está llevando todo el esfuerzo evitar recibir un impacto directo! – gritó Almo. Y como si las cosas no pudieran empeorar, en ese momento empezaron a sonar los sensores de alarma.

– ¡Nuevos drones kamikazes se aproximan a nosotros por babor! – advirtió Coco. – ¡Están saliendo de la Luna Negra!

– ¡Maldición! ¡Ya hemos derribado a un montón, ¿cómo puede seguir produciendo más?! – gruñó Lester. En ese momento recibieron otro impacto, y Lester casi se fue para atrás. – ¡GUH! ¡Informe de daños!

– ¡Impacto directo en el Bloque D por el lado de babor! – exclamó Almo. – ¡Los sistemas eléctricos están a punto de sobrecargarse!

– ¡Esto no puede estar sucediendo! – gritó Takuto apretando los dientes y golpeando los puños contra los reposabrazos de su asiento. – Y justo antes de que terminara la carga...

En ese momento se activó la señal de comunicaciones. Era el Comodoro Luft, que estaba mucho más agitado de lo que Takuto jamás lo había visto en todo este viaje, o en su vida.

– ¡Takuto! ¿El Elsior no puede atacar todavía? ¡A este ritmo sucederá lo mismo que en Fargo!

– E-eso no puede... – Takuto no pudo seguir hablando, ya que recibieron otro impacto en ese momento y casi se cayó de nuevo de su asiento. – ¡Woaaaah!

– ¡La salida del motor está fallando! – dijo Coco. – ¡Si seguimos así vamos a perder la energía para el Cañón Chrono Break!

– Keh... no, no podemos rendirnos ahora. – dijo Takuto. – Si perdemos aquí, todo habrá terminado...

Las alarmas no dejaban de sonar, pero Takuto no les prestaba atención. Estaban tan cerca de lograrlo, no podían permitirse perder justo ahora.

– ¡Comandante! – volvió a exclamar Coco. – ¡Cinco satélites de ataque vienen directo hacia nosotros!

– ¡Evádanlos como puedan! – gritó Takuto por puro reflejo.

– ¡N-no podemos! – chilló Almo. – ¡Nos van a golpear de frente!

Takuto no pudo hacer otra cosa que aferrarse a su asiento y cerrar los ojos esperando lo peor. No podían disparar el Cañón Chrono Break si estaban demasiado ocupados tratando de aguantar o evadir los ataques de la Luna Negra. ¿Acaso era así como todo iba a terminar?

...

Afuera del Elsior, Forte vio horrorizada cómo los satélites de la Luna Negra comenzaban a bombardear al Elsior, cuyas secciones externas comenzaban a prenderse en llamas y a echar humo. La Luna Negra parecía estar haciendo un ataque desesperado para evitar que pudiesen dispararle, pero estaba dando resultado.

– ¡Takuto! – exclamó la pelirroja, viendo las explosiones alrededor de la nave nodriza. Pero en ese momento algo se apoderó de ella, una rabia desmedida que desplazó a su miedo, y apretó sus palancas de control tan fuerte que las manos le empezaron a doler. – ¡Maldición, ¿qué crees que estás haciendo?! ¡Te voy aaaaaaaaaa....!

https://youtu.be/vufURO2kvio

Mientras el Elsior era bombardeado por disparos láser y misiles desde todas las direcciones, Forte hizo volar al Happy Trigger más rápido de lo que jamás lo había hecho en su vida. No supo cómo, pero en cuestión de segundos ya estaba sobre la nave nodriza, y puso en la mira a los cinco satélites de ataque que la tenían rodeada.

– ¡NADIE LE VA A PONER UNA MANO ENCIMA A ESE HOMBRE!

Y sin decir más, abrió todos los puertos del su Emblem Frame, disparando hasta el último proyectil que tenía, a carga máxima de detonación. Los rayos láser y misiles llovieron por toda el área, dejando estelas de luz antes de explotar contra los satélites, y Forte no se detuvo hasta haber erradicado al último de ellos.

Hasta ella misma se sorprendió de lo que acababa de hacer, pero en ese momento sólo había un pensamiento en su mente. El hombre al que amaba estaba en el puente de esa nave, y ella no iba a que lo mataran de ninguna manera.

...

En el puente, todos se quedaron boquiabiertos cuando de repente el Happy Trigger, por sí solo, descargó toda su munición en los satélites de ataque que los tenían asediados. Había sido un verdadero milagro.

– Forte... – susurró Takuto, y de pronto se sorprendió cuando la susodicha apareció frente a él en la pantalla, sonriendo como siempre.

– ¿Qué esperaba, mi querido Sr. Comandante? – le dijo, antes de guiñarle el ojo. Hacía mucho que no lo llamaba de esa forma. Luego lo miró con seriedad. – Te prometí que te protegería, ¿recuerdas? Ahora vamos, haz lo que tienes que hacer.

Lo que tenía que hacer... por supuesto. ¿Cómo pudo ser tan tonto? ¿Cómo pudo olvidar la promesa mutua que él y Forte se habían hecho? No, hoy la parca no se llevaría a ninguno de ellos, y Forte se aseguró de ello.

– ¡El Happy Trigger ha despejado el área de enemigos alrededor del Elsior! – dijo Coco, sacando a Takuto de su momentáneo estupor.

– ¡Takuto, hazlo ahora! – le urgió Forte.

– ¡Entendido! – exclamó Takuto, poniéndose de pie con firmeza. – Almo, ¿cómo va la carga de energía?

– ¡Energía al 100%! ¡Estamos listos para disparar a sus órdenes!

– ¡Ahora es cuando! – gritó Lester. – ¡Fijen al objetivo!

Gracias a Forte pudieron ponerse en posición. Takuto miró el radar, viendo que estaban a unas 3.200 unidades de distancia. La Luna Blanca estaba frente a ellos, como si intentase resistirse a la atracción de la Luna Negra. Era ahora o nunca.

https://youtu.be/JyGRCsJgB1k

– Objetivo en la mira, la Luna Negra. – Takuto dio un paso al frente y extendió su mano. – ¡CAÑÓN CHRONO BREAK! ¡FUEGOOOOOOOOO!

Y una vez más, el rayo de energía azul salió disparado desde la proa del Elsior. Tanto el personal del puente como las cinco pilotos en su Emblem Frames sólo pudieron observar cómo el rayo masivo impactaba en el centro del planetoide oscuro, que intentó levantar un escudo para protegerse. Pero este se fragmentó como si fuera de cristal, y el rayo terminó por atravesar a la Luna Negra, partiéndola a la mitad por la línea ecuatorial. El brillo rojo de su núcleo fue consumido por el azul del Cañón Chrono Break, y lentamente se fue apagando hasta desaparecer en la oscuridad del espacio.

Nadie dijo nada por varios segundos, mientras observaban los restos de la Luna Negra alejarse de la órbita de Transbaal, y de la Luna Blanca. Todos necesitaban recuperar el aliento, y dejar que se asimilara el hecho de que, por fin, el conflicto había terminado.

– ... Se acabó... – dijo Lester, rompiendo finalmente el silencio.

– Sí... – dijo Takuto, que por fin sentía que podía respirar, y sonreír.

– La Luna Negra... por fin se fue... – dijo Milfie con alivio.

– ¡Lo logramos! – vitoreó Ranpha. – ¡De verdad lo logramos! ¡Esta es nuestra gran victoria!

– Ahora... podremos volver a nuestros días de paz... – susurró Mint.

– ... La batalla por fin se ha terminado, ¿verdad? – preguntó Vanilla, como si no pudiese creerlo.

– Chicas, estuvieron increíbles. Gracias a todas. – dijo Takuto.

Lo había conseguido. Le hizo frente a un arma de destrucción masiva como ninguna que pudiese imaginar la humanidad, y había salido victorioso. Y todo gracias a la Brigada Angel. Sin ellas, este milagro jamás habría podido ser posible.

– ¡Comandante Mayers! – exclamó de repente Almo. – ¡Tenemos comunicación de la Luna Blanca!

– ¿La Luna Blanca? ¡Ah, es cierto, abre el canal! – Takuto rápidamente se acomodó como pudo en su puesto para verse presentable, justo antes que Lady Shatoyarn y la Princesa Shiva aparecieran en el monitor.

– Comandante Mayers, buen trabajo al derrotar a la Luna Negra. – dijo la mujer con una cálida sonrisa. – Ahora todo el Imperio de Transbaal... y las vidas de todos quienes viven en él, se han salvado. Muchísimas gracias, Comandante Mayers...

Lady Shatoyarn hizo una profunda reverencia, y Takuto sintió que se le subían los colores al rostro. No pudo más que reírse y rascarse detrás de la nuca.

– No, qué va. – dijo con modestia. – Sólo hice lo que tenía que hacer.

– No, has hecho mucho más que eso, Mayers. – replicó Shiva. – Ahora sí, eres verdaderamente digno de ser llamado el Héroe del Imperio. Permíteme expresar mi gratitud también. Estamos en deuda contigo.

– Me honra, Príncipe Shiva. – dijo Takuto. – Pero no olvide agradecerle también a la Brigada Angel. Especialmente a Forte; gracias a que ella acabó con los satélites, pudimos destruir a la Luna Negra. Gracias, Forte, tú nos salvaste a todos.

– ¿Pero qué dices? – replicó Forte restándole importancia. – No fue la gran cosa. Sólo me alegro de que te encuentres bien.

– Oh vaya, parece que ustedes dos se han vuelto muy cercanos. – comentó Mint. – ¿No estás de acuerdo, Ranpha-san?

– Así parece. – Ranpha también sonreía con complicidad. – Hasta me dan envidia.

– Oi, oi... – dijo Takuto, sintiéndose un poco avergonzado por las insinuaciones. Forte por su parte no parecía estarlo ni un poco, a diferencia de él.

– Bueno, pueden decir lo que quieran, es la verdad. – les dijo.

– ¡Whoa, eso es increíble, Forte-san! – dijo Milfie. – ¡Como verdaderos adultos!

– ... ¿De verdad? – preguntó Vanilla.

– Jejeje... quién sabe... – replicó Forte con voz enigmática.

– Lo sabía, ¡así que algo pasó entre ustedes en la enfermería! – dijo Ranpha. – ¡Takuto! ¡Más te vale que nos cuentes todo!

– ¡¿Eeehh?! No, eso es...

– ¡Ah, yo también quiero saberlo! – dijo Milfie.

– ... Estoy interesada. – agregó también Vanilla. Takuto sentía que la cara le ardía aún más, pero afortunadamente, Forte decidió darles el paro.

– Lo siento, pero nadie dirá nada. – dijo terminante, antes de llevarse un dedo a los labios y guiñar el ojo. – Una chica merece tener sus secretos, ¿no?

– En otras palabras, ¿ustedes dos tienen un secreto? – preguntó Mint.

– Ah, jajaja... como sea, ¡es hora de volver a la Luna Blanca! – exclamó Takuto. – ¡Motores en marcha!

Y diciendo eso, cortó la comunicación. Por fin se había terminado el reinado de terror de Eonia y la amenaza de la Luna Negra, pero ahora Takuto no podía evitar sentir algo de miedo por todas las preguntas que le iban a hacer las Angels, a él y a Forte.

Bueno, no era como que hubiesen hecho algo indecente... todavía. Como Milfie dijo, ambos eran adultos. Ya habría mucho tiempo para pensar en ello, cuando todo se hubiera calmado ahora que la guerra había llegado a su final.

Esta historia concluirá...

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