el título que corresponda a la herida.

    Recuerdo aquel fatídico día,
en que mi tonto corazón decidió
a costas de mi mente, de mi alma
que tomaría el puesto principal
que decidiría por todos.

    Exclamaba a viva voz inaudible
—¡Cupido me ha dicho, este es el ser que
nos albergará, sus manos serán de terciopelo,
su atención hará crecer el jardín de nuestras
emociones reprimidas, nuestro cuerpo se vestirá,
con sus cumplidos y será la razón por la que nuestra
mejoría fue tan sufrida!

      ¿Como podría explicarte corazón?
Todos a quiénes amé, mancho mi piel
de galaxias con sabor a cerezas y pedazos
rotos, pero eres tan ingenuo corazón, tan infantil.
Tan joven par suma vida tan malvada.