Capítulo 2.


Caleb.

Mi meta era pertenecer a la fuerza de ataque especial Alfa-Bravo y me sentí frustrado al no tener éxito; sin embargo el general Yasser había visto un gran talento en mí.

Hacia un par de semanas me había designado para pilotear una Julieta-Romeo yo estaba fascinado, ya que formaría parte de la escuadrón de búsqueda y reconocimiento del ejército de Boksunga.

Ante la amenaza de Bae, Yasser envió al escuadrón Julieta-Romeo.

Sólo existían nueve en toda la flota divididos en equipos de tres.

—Esto será muy fácil— exclamó Galaz, el líder de mi grupo, quien se había adelantado para rodear la nave enemiga; todos estábamos intercomunicados aunque estuviéramos muy lejos; —funcionan con petróleo.

—¿Petróleo?— preguntó Karim, el segundo miembro del equipo y la única chica de todo el escuadrón de búsqueda y reconocimiento; —pensé que eso ya no existía.

—Son muy grandes y algo viejas— intervine, —tal vez por eso aún usan petróleo.

Todos los datos y coordenadas se las hicimos saber a Yasser; aún así la orden se había dado para que los Alfa-Bravo estuvieran preparados por lo que pudiera suceder.

El enemigo se fue acercando a Boksunga; el primer ataque fue por los Delta-India, todo estaba bajo control; pero en un instante nuestro atacante "se multiplicó" dejando ver naves similares a las Delta-India que habían salido de la más grande.

De repente, se escuchó una explosión; una Alfa-Bravo había intervenido, intentó atacar sin que se lo indicaran y ahora le habían disparado; al saber que era la de Elián no pude evitar sonreír, él no era mala persona, pero tenía un gran defecto.

Elián era conocido por su excelente manejo de las armas y puntería, sin embargo también se le conocía por ser demasiado impulsivo y exageradamente competitivo, durante los entrenamientos y simulacros muchas veces mencionó que "sin él" la victoria no se hubiera logrado; y lo peor era que nadie podía hacerle reconocer lo contrario.

La nave de Elián se desestabilizó, no me preocupé puesto que estaba capacitado para cualquier situación, además el daño a su nave no parecía grave.

—¡Escuadrón Julieta-Romero regresen ahora!— Ordenó Yasser, su voz se escuchaba muy seria, podría apostar cualquier cosa a que estaba muy enojado, y no era para menos, Elián había hecho una tontería.

Descendimos los nueve, cada equipo en su respectivo andén.

—Elián es un gran idiota— fue lo primero que dijo Galaz cuando los tres nos reunimos.

Yo sólo reí por lo bajo; sabía que a mi líder de equipo no le agradaba mucho la actitud de Elián, ellos dos habían tenido varias discusiones durante los entrenamientos.

—A ver si así escarmienta— agregó Karim.

Los tres caminamos por el largo pasillo hasta llegar al salón principal para reunirnos con los demás Julieta-Romeo.

El primer equipo conformado por Seth, Gum y Kris ya estaba en la sala; justo detrás de nosotros entró el tercer equipo, Dann, Jim y Alíe.

—Las naves enemigas se están retirando — indicó el general Yasser al entrar a la habitación.

—¿Eso quiere decir que todo acabó?— preguntó Kris.

—Si, por el momento.

Y al instante se escucharon los murmullos del equipo tres.

—Entonces ahora, ¿qué haremos?— intervino Seth.

—Dos cosas; reparar las Delta-India que fueron dañadas y encontrar a Elián— dijo Yasser y todos guardamos silencio; —perdimos comunicación con su nave, no debe estar muy lejos, tal vez sólo se quedó sin energía.

—Pues bien merecido lo tiene— agregó Dann.

—Lo sé— contestó nuestro general, —pero lo necesitamos, no sabemos cuando Bae volverá a atacar.

Era verdad, nadie podía argumentar contra ello.

—Seth, Alíe, y Caleb; ustedes son la nueva unidad de búsqueda, quiero que traigan a Elián— indicó Yasser dirigiéndose a la salida.

—¡¿Qué?!— el tono de inconformidad en la voz de Galaz se notó; —no puede separar a mi equipo.

—Claro que puedo— fueron las últimas palabras del general antes de cerrar la puerta.

¿Qué más podíamos hacer? La orden ya estaba dada.

Seth, Alíe y yo nos dirigimos a nuestras naves.

—No me sorprende que Elián haya hecho de las suyas— exclamó Alíe; ya que durante los adiestramientos, daba la casualidad de que siempre ellos dos eran asignados al mismo equipo.

—¿Acaso no piensa que sus acciones nos involucran a todos?— preguntó algo molesto Seth.

—¡Caleb!— escuché la voz del general Yasser; detuve el paso y mis otros dos compañeros se adelantaron.

—Dígame— contesté.

—Cuando encuentres a Elián quiero que lo golpees con todas tus fuerzas— yo reí y segundos después también él lo hizo.

—Creo que sería mejor que lo dejáramos un tiempo perdido, a ver si así aprende— agregué.

—Si fuera así de fácil, hace años que lo hubiera hecho— colocó una mano en mi hombro.

Ambos reímos de nuevo.

—Tengan mucho cuidado— volvió a su tono serio; —las naves de Bae todavía andan cerca, sean muy cautelosos.

—Siempre lo somos, aún así gracias por preocuparte Yass.

El general Yasser, o Yass, como Elián y yo nos referíamos a él algunas veces, era un buen y viejo amigo de la infancia.

Él siempre cuidaba de nosotros dos, además era el único que soportaba la actitud de Elián, yo por mi parte no dudaba en golpearlo cada vez que presumía y aseguraba que todo era gracias a él.

Subí a mi nave, mis otros dos compañeros ya estaban listos para despegar; una vez que ajusté los controles los tres salimos al espacio.

—¿Dónde diablos se habrá metido?— escuché que exclamó Seth, el líder de la nueva unidad de búsqueda, nos habíamos separado y llevábamos bastante tiempo tratando de localizarlo.

—Si estaba cerca de un vórtice será imposible encontrarlo— agregó Alíe; si su teoría era cierta Elián había sido absorbido por un agujero negro.

—No creo, no hemos recibido reportes sobre la presencia de alguno en la zona— agregó Seth; —un par de rondas más y nos reunimos en...— no escuché su última indicación.

—Repita las coordenadas, cambio— intenté comunicarme con ellos; pero sólo se escuchaba estática.

— Aquí Julieta-Romeo cinco cinco; adelante— repetí; no tuve éxito. Entonces decidí regresar a Boksunga; pero en instantes las luces de los controles de mi nave se apagaron y luego de unos segundos encendieron de nuevo sólo para volver a apagarse; esto no indicaba nada bueno.

Minutos después, todo parecía volver a la normalidad, verifiqué el tablero y todavía tenía combustible suficiente para regresar, intenté comunicarme de nuevo pero nadie me respondió.

Uno de los generadores comenzó a falsear, lo único que me quedaba era buscar donde descender; en el radar aparecía un planeta algo cercano a mi ubicación y no dudé en dirigirme hacia él.

Cuando comencé a avanzar el tablero me indicó un fallo en el suministro de energía; hice lo posible por llegar a la superficie de aquel planeta pero el terreno irregular no ayudó mucho.

Perdí el control y el costado derecho de mi nave se hizo trizas con una gran roca. Salí de ella, por suerte el sistema de la puerta era otro.

Caminé unos metros para inspeccionar el lugar; el planeta no parecía estar habitado, al contrario, parecía en ruinas.

De repente escuché el sonido peculiar de un arma al cargarse; volteé y un sujeto con un uniforme de color verde me tenía apuntado; no tuve opción, levanté ambas manos dejando mis palmas al descubierto a la altura de mi rostro para que notaran que no estaba armado.

Otro sujeto apareció; revisaron mi nave y me esposaron; no tenía caso poner resistencia.

—Ey, ¿sabes dónde estás?— me preguntó uno; yo negué; —y es mejor así— exclamó.

Sentí un dolor intenso en la nuca y luego todo se tornó oscuro.

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