Capítulo 14.
Elián.
—¿Qué?— me sorprendí, ¿acaso él sabía que Jackson era el príncipe?; —¿estás seguro? ¿qué no la familia real había sido exterminada?— quise dejar en claro que yo no sabía absolutamente nada.
Negó con la cabeza; —al parecer no, hay uno vivo y este campamento, además de servir de refugio de los rebeldes, es un buen escondite para alguien como él.
—Y... — dudé en preguntar, pero al final lo hice, —¿quién es? ¿lo conocemos?
Vi cómo se mordió el labio; —eso no te lo puedo decir.
Iba a reclamarle el hecho de dar una noticia incompleta, pero luego me detuve; pensé en mi situación, Rhin me había pedido guardar el secreto, y probablemente a mi compañero le habían pedido lo mismo, yo no estaba en posición de exigirle los detalles, suficiente había hecho con decirme aquello.
—Iré a tomar un baño— me zafé de su agarre y me dirigí a la regadera.
Pensé en Rhin y su expresión horas antes. ¿En verdad Jackson lo había golpeado? Eso era algo que no sabía, el Ttalgianí no me lo había confirmado cuando se lo pregunté.
Chasquee la lengua cuando recordé lo que le había dicho, "te ves más feo cuando lloras"; definitivamente había metido la pata, debía tratar de ser menos ofensivo con él, pero no sabía cómo.
Rhin.
—¿Puedo pasar?— escuché la voz de Jackson al otro lado de la puerta; habían pasado varias horas y yo aún tenía los ojos hinchados de tanto llorar; me levanté arrastrando los pies y abrí.
—Adelante— musité y regresé a la cama, donde me senté.
—Rhin, perdóname; no debí ser tan rudo contigo— soltó estando parado frente a mí.
Yo negué con la cabeza; —no; me lo merecía, dije cosas que no debí; lo siento— bajé el rostro, entonces sentí que el colchón se hundió a mi lado.
—Si eso es lo que en verdad sientes no puedo culparte— rodeó mis hombros.
—Es que no es eso lo que siento— expliqué, —sólo lo dije porque tenía que decir algo, me conoces, no podía quedarme callado mientras me regañabas; merecía eso y más, lo siento— repetí refiriéndome al golpe que me dio.
—Ya— su voz cantarina regresó, —¿te parece si lo olvidamos?
Asentí.
—Pues ven de inmediato a desayunar, que Milo ha preparado waffles, tus favoritos— sonrió.
Estando todos en la mesa, me enteré que Dacio, Cheth y Randy habian partido en busca de la fuente hacia el desierto de Bal, siguiendo las instrucciones de aquella transmisión.
—¿Ya estás mejor?— preguntó Elián cuando nos quedamos solos, Jack había ido al taller junto con Caleb y Hemir, los demás salieron a hacer sus rondas habituales.
Estábamos sentados en las escaleras de la entrada del cuartel.
—Un poco— conteste.
—Lo siento— exclamó; yo lo miré confundido, —dije que cuando llorabas te veías más feo, pero no es cierto— explicó.
—¿Qué?
—No me gusta verte llorar porque me siento impotente, ¿de acuerdo?— desvió la mirada, yo sonreí; en verdad le costaba hablar de sus sentimientos.
—Gracias—, apoyé mi cabeza en su hombro; —pero ya, no te preocupes.
...
Los días pasaron y la relación entre Elián y yo no cambió, al menos ante los ojos de los demás.
—Hemir, ¿podrías ayudarme con este arnés?— le pedí.
—Claro— Hemir era un muchacho bastante hacendoso y siempre estaba dispuesto a ayudar.
—¿Te falta mucho, enano?— Elián apareció y se recargó en el marco de lo que era la puerta, luego mordió una roja manzana.
—Muchísimo— mentí, —tanto que no creo que regreses pronto a tu estúpido planeta.
Mi ayudante ni siquiera nos miraba o se asombraba, ya se había acostumbrado a nuestras riñas.
—Pues más vale que te apures y hagas bien las cosas, no querrás que me quede a vivir contigo, ¿o sí?—, dio otra gran mordida a su manzana.
—No tienes tanta suerte, grandulón— contesté mientras conectaba los últimos cables al tablero; —enciende la computadora, —le pedí a Hemir, él hizo lo mandando.
Me acerqué al ordenador que estaba en mi escritorio y observé la pantalla; de inmediato escribí el código y la contraseña, debía descargar el nuevo sistema a la computadora de la nave.
Le había mejorado el sofware, disminuí el margen de error de los disparos, al igual que el tiempo de respuesta ante el cambio de dirección a la hora de navegar, eso lo haría más rápido y reduciría el riesgo de que alguna nave enemiga le diera. También hice unos ajustes personales; incluí la ruta para llegar a Ttalgi.
Nuestro planeta estaba rodeado de una energía llamada Calypso, este manto ayudaba a mantener a Ttalgi lejos de los enemigos, en pocas palabras, nos mantenía aislados y seguros; de tal forma que absorbía la energía de la naves que se encontraran cerca, a menos que tuvieran cristales de cuarzo Ttalgianí, los cuales coloqué detrás del tablero, de esa forma esta nave en especial podría atravesar el manto sin perder energía.
Sin embargo aún no sabíamos cómo Kenhan había encontrado la manera de atravesarlo, así fue como nos llenamos de naves enemigas, así fue como nos invadió.
—Hemir, llama por favor a Jack; dile que se prepare para terminar se ensamblar el motor.
En cuanto él desapareció tras la tela que fungía como puerta, sentí una presencia a mis espaldas y unas fuertes manos tomándome las caderas, voltee el rostro y besé a Elián por sobre mi hombro.
—De verdad, ¿no te gustaría que me quedara a vivir contigo?— cuestionó sobre mis labios.
Reí mientras giraba sobre mis talones para poder entrelazar mis manos detrás de su cuello; —me encantaría, pero sería egoísta pedirte algo como eso; debes regresar con los tuyos.
Bajó el rostro y besó mi mandíbula, luego, con sus manos recorrió mi espalda de forma descendente, rozó mis glúteos, luego mis muslos, en un sólo movimiento me levantó e hizo que me sentara en la mesa; separé las piernas y dejé que se acercara.
—No tiene nada de egoísta pedir lo que en realidad quieres— besó mi cuello, no pude más que cerrar los ojos y disfrutar de sus suaves labios masajear mi piel.
—Basta ya— dije luchando contra mis deseos, —alguien podría vernos.
Sólo recibí un sonido gutural como respuesta.
—Qué rápido es Rhin— escuché la voz de Jack, se acercaba, —mejorar y volver a instalar todo el sistema operativo en tan sólo días no es una tarea fácil.
Empujé a Elián y me bajé del escritorio de un salto.
Al quitar la cortina con la diestra su ceja salió disparada hacia arriba, —¿otra vez están peleando ustedes dos?— cuestionó Jack.
Rodé los ojos, —él me está ofendiendo— contesté y luego presté atención a mi monitor nuevamente.
—Elián, sal por favor— ordenó Jack, sólo miré de soslayo al Boksunniano y sonreí.
—Bien, ahora sí, dime qué sucede entre ustedes dos— se paró junto a mí una vez que estuvimos solos.
—¿Qué?— fingí asombro.
—No estoy ciego, Rhin; sé que ustedes dos no se llevaban muy bien al principio, pero ahora hay algo distinto entre sus insultos.
—No sé de qué hablas— seguí observando mi monitor.
—Mírame— pidió, yo le obedecí, —si ahora son amigos eso no tiene nada de malo, puedes confiar en mí.
Levanté los hombros, iba a decirle parte de la verdad; —tienes razón, nos llevamos un poco mejor.
Por su expresión deduje que esperaba más información, —la vez que fuiste por provisiones a Ahura, me quedé a solas con él y arreglamos algunas de nuestras diferencias; eso fue todo.
—¿Seguro?
—Sí, seguro
Exhaló, —bueno, ve a jugar por allá— ondeó la mano, —pero no te alejes mucho.
Elián.
Quería que me pidiera que me quedara a su lado, pero también sabía que debía regresar a Boksunga; era algo realmente extraño, nunca había tenido la necesidad de estar en dos lugares a la vez, usualmente sólo me concentraba en mis entrenamientos, dedicar todo mi tiempo a ser el mejor era lo que me gustaba hacer, hasta ahora.
—¿Me extrañaste Boksunniano?— escuché su voz a mis espaldas; ante la petición de Jackson yo había salido del cuartel y me encontraba sentado en las escaleras.
—¿Tú qué crees?— le contesté con otra interrogante al momento que me ponía de pie y daba media vuelta.
—No lo sé, por eso te pregunto— frunció el ceño por unos segundos y luego sonrió; —vamos— dijo y tomó mi mano para perdernos entre las calles del mercado e ir hasta ese jardín subterráneo que se había convertido en nuestro escondite.
Rhin.
Si de por sí el jardín subterráneo era un lugar especial para mí, ahora lo era aún más.
Entramos por el pasadizo y nos dirigimos al lago. Me senté en césped y él se recostó a mi lado apoyando su cabeza en mis muslos.
Permanecimos en esa posición por algunos minutos hasta que exclamó, —¿en serio quieres que me vaya?
—No; la verdad no quiero que te vayas, pero es algo que debes hacer— respondí; él sonrió ligeramente, probablemente estaba satisfecho con mi respuesta.
—Si me lo pidieras, me quedaría en Ttalgi—, levantó su diestra para tocar mi mejilla.
—¿Ahora resulta que harás lo que yo quiera?— alcé las cejas.
—Haré lo que tú ordenes— contestó y luego se incorporó para quedar sentado; me miró y estiró su cuello para llegar a mí.
El sólo contacto de su piel me encendía, me hacía sentir vivo; algo cálido brotaba desde mi interior y estallaba en mi pecho dificultándome respirar. Sus dientes mordisquearon mi labio inferior y eso hizo que yo abriera la boca, él aprovechó para colar su lengua y entonces perdí la cordura.
Con su propio peso hizo que me recostara sobre la hierba, yo sólo me acomodé debajo de él.
—¿Y si yo te pidiera que vinieras a Boksunga conmigo?— susurró cuando se separó de mi boca y se removió para atender mi cuello. Ante la pregunta yo sólo pude tragar fuertemente, como si con la saliva pudiera arrastrar la pregunta. Él notó mi nerviosismo y dejó de besarme, se levantó un poco para encontrarse con mi mirada, esperaba una respuesta.
—Yy-yo... me gustaría ir contigo, pero no puedo, no ahora; no podría dejar a...
—Sshh... — posó su índice sobre mis labios para hacerme callar; —lo entiendo— musitó, después se estiró para besar mi frente.
Cerré los ojos para disfrutar del contacto.
Elián se acomodó a mi lado recostándose boca arriba, tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos.
—¿Sabes?, nunca pensé estar así con un niño molesto— dijo y miró a lo que era el cielo; en ese momento iba a refutar pero él continuó, —es muy agradable, me encanta estar contigo—, suspiró y cerró los ojos.
Sonreí, en verdad era grato estar en paz, aunque fuera sólo unos instantes; ya que tarde o temprano, cada uno tendría una batalla que librar.
Jackson.
—Oh, oh— exclamé, —creo que desajusté el catalizador—, me incorporé, ya que estaba acuclillado manipulando la nave.
—¿Eh?— Caleb apareció a mis espaldas; para ese entonces ya no me imaginaba haciendo esa labor sin su presencia.
—Creo que tendré que remover esta parte de la tolva de nuevo— expliqué mientras pasaba de una mano a la otra una llave milimétrica, pensaba en cómo hacerlo sin llevarme tanto tiempo.
—Nunca dejas de sorprenderme— su comentario me sacó de mis pensamientos.
—¿Qué?— cuestioné ya que pensé que oí mal.
—Que me sorprendes; me asombra lo listo que eres.
Lo miré y luego reí, más por nerviosismo que por otra cosa; —no es para tanto— dije con la mera intención de que volviera a halagarme, por alguna extraña razón esas palabras, proviniendo de él me gustaban.
—Sí lo es— se acercó un paso, —eres listo, —dio otro paso, —hábil—, dio un paso más, —y... sumamente hermoso— ya estaba a tan solo unos centímetros, miré sus labios y me aproximé a ellos; —no sé cómo le haces— fue lo último que permití que dijera, ya que lo besé.
Ya antes nos habíamos besado; la primera vez él tomó la iniciativa y, aunque luego se disculpó por tal atrevimiento, yo no le reclamé, es más, me sorprendí de mi mismo, era como si lo hubiera estado esperando.
Gruñó sobre mis labios cuando me separé.
—Caleb, hay algo que quiero enseñarte— le dije ignorando su molestia cuando rompí el beso; —ven.
Dejé la herramienta que sostenía sobre la mesa para tomar su mano y lo guié al final del recinto, allí Rhin y yo guardábamos algunos planos y mapas.
Abrí uno de los anaqueles y saqué un porta plano de color negro; quité la tapa y dejé al descubierto un mapa cósmico.
—¿Y esto?— preguntó sorprendido; los mapas cósmicos no era muy comunes.
—Es algo que entre Rhin y yo hicimos.
—¿Qué?— abrió los ojos sorprendido y me miró.
—Él diseñó un telescopio cuando era más pequeño, y con ayuda de Dacio lo construí; era tan poderoso que pudimos dibujar este mapa; mira— señalé un gran planeta; —es...
—Boksunga— dijo junto conmigo.
Caleb.
—Boksunga— exclamé al mismo tiempo que él.
—Pero... — dije y pasé los dedos sobre el papel; —pensé que estaba más lejos.
Negó con la cabeza, —tu planeta está como a unos seis años luz de aquí.
—¿Tan solo seis?— boquee ante ello; —¿Y cómo es que antes no lo había notado? He andado por los alrededores de Boksunga en varias ocasiones—; eso era por mis entrenamientos de búsqueda y reconocimiento.
Jackson rió, —eso es porque Calypso nos protege.
—¿Calypso?— ladee la cabeza, cada vez surgían cosas que me asombraban más.
Exhaló, tal vez estaba haciendo demasiadas preguntas, aún así, dijo; —¿alguna vez te preguntaste cómo fue que ustedes dos terminaron en este lugar?— levantó una ceja.
—Eeh... fue una falla mecánica, ¿no?
—No— negó con la cabeza, —Calypso es un manto que protege a nuestro planeta; al estar cerca de él, las naves sufren desperfectos. Además, ese velo hace que el tiempo aquí sea diferente.
—¿A qué te refieres?— indagué.
—Ya lo verás mañana cuando regreses con los tuyos— sonrió.
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