2 de agosto de 2017

He pasado dos noches intentando no pensar en toda la mierda que me persigue. Desde la muerte de papá, hasta mi rompimiento con Rick. Es como una maldita maldición, mis pesadillas se entrelazan y mi padre aparece en ellas junto a mi ex. Aún no he sido capaz de consumir lo que le he comprado a ÉL, supongo que aún no lo necesito. Mi rostro está en dirección a la mesita de noche y mi vista enfoca el despertador. Son las 6:30 de la mañana. Unos golpecitos me hacen levantar el rostro y observar la puerta.

Decido que este día nada me va a alterar. Intentaré guardar mis pensamientos para mí misma y trataré con respeto a mi hermano. Me incorporo y flexiono mis músculos. Camino hasta la puerta y la abro. Carol, me da una sonrisa de medio lado.

—Buenos día, Gabriela. No sé si lo sabias, pero hoy comienzan las clases. Te he dejado tu mochila preparada dentro del armario y la ropa de la clase de deportes.

—Oh, —es lo único que digo. Es cierto, Dano había dicho algo parecido, aunque no estoy segura si estamos en la misma escuela.

—Intenta no llegar tarde, los maestros son muy exigentes. No quiero que pases una vergüenza en tu primer día.

¡Que detalle!

—Esta bien, si eso es todo, me voy a vestir. —Ella hace el amago de decir algo más, pero no se lo permito. Prácticamente cierro la puerta en su rostro sin poder aguantar el odio que siento hacia ella. Me coloco un jean azul y una camiseta rosa. Me coloco unos zapatos cerrado y procedo a hacerme una trenza de lado en el cabello. Me observo en el espejo el cual está detrás de la puerta y suspiro. Mi rostro es pálido, hay ojeras debajo de estos. 

También, pequeñas cicatrices esparcidas a lo largo de mi mentón y mejilla derecha como si fueran pecas. No son demasiadas, pero si te acercas lo suficientes te percatas de que algo le ocurrió a mi cara. Busco entre mis cosas mis maquillajes la mascarilla y lo esparzo por todo mi rostro. Ahora me veo mas presentable, ya no hay ojeras. Hago una mueca mirando mi reflejo y busco mi móvil y mi mochila. 

Observo en la aplicación del clima que probablemente los próximos día haya una tormenta. Eso significa que deberé aprovechar y utilizar la patineta que al parecer tengo de adorno dentro del armario.

Con mochila en mi espalda, móvil en mi bolsillo trasero y patineta en manos salgo de mi habitación y me dirijo hasta las escaleras. Bajo lentamente rezando para no encontrarme con mis hermanos. En la cocina se escucha el sonido de trastes. Salgo de la casa sin despedirme de nadie y busco en internet la ubicación de la escuela. 

No está demasiado lejos, quizás en patineta llego en al menos doce minuto, supongo que caminando me tardaría más. Coloco la patineta en el suelo y comienzo mi recorrido hasta la escuela.

Según la insignia que tenia el uniforme de deportes, la escuela se llama Elle Blue School. No tengo idea de cómo será la escuela ni mucho menos cómo será la gente allí, solo espero que no sean metiches. No quiero que nadie se entrometa en mi vida. Quiero pasar este año como si fuera una estudiante fantasma, sin que nadie me note en lo absoluto.

Llego hasta la entrada de la escuela y suelto un silbido. Me gusta por fuera. La entrada posee tres columnas y frente a unas ventanas de cristal, se encuentra el nombre de la escuela. Tres banderas a un lado de la entrada y alrededor un jardín verde. Es de un piso la escuela y se ve bastante amplia. Ya hay varias personas alrededor, algunos charlando entre sí y otros simplemente perdidos en sus mundos utilizando audífonos. 

Entro a la escuela y un pasillo con varias puertas, casilleros y estudiantes me dan la no tan agradable bienvenida. Guardo mi patineta dentro de la mochila y camino tratando de ignorar a las personas que me observan con curiosidad. Algunos hacen comentarios cuando paso por sus lados pero los ignoro.

Cuando llego al fondo del pasillo, me detengo de golpe siendo consciente de que después de todo lo que tenía planeado tendré que preguntarle a algún estudiante el lugar que estoy buscando porque no hay manera de que yo abra cada puerta o me pierda en este lugar intentando encontrar la única oficina que me dirá qué clases tendré. 

Sin embargo, ocurre un milagro, un grupo de estudiantes pasan riendo a mi lado y saludan a un chico que viene desde el otro lado del pasillo, parece perdido. El chico es un poco más alto que yo y con un aire de modelo. Lleva el cabello desordenado color castaño oscuro y unos audífonos Beats reposando en su cuello. Su atuendo consta de unos jean rasgados a la parte de las rodillas, una camisa de botones y unos tenis de marca. 

¡Cielos! El tipo se ve caliente.

—Paul, cabrón, desapareciste después de la—el chico que ahora sé que se llama Paul, interrumpe al chico.

—¿Dónde está la oficina?

—¿La qué?

—Me escuchaste— responde.

—Pero...—El chico ladea el rostro y uno de ellos suelta una risa.

—¿Te lavaron el cerebro en el verano?

—Cierra la boca, Cameron, —murmura entre dientes el chico llamado Paul.

¿Será ese Paul? Me parece que su cabello lo he visto en algún lado, pero donde. Oh, en mi casa, seguro que es amigo de Gabriel. Espera...algo no me cuadra, ¿el chico realmente es nuevo igual que yo y conocía a esos chicos de otro lugar?

—Está bien, aquí al final del pasillo dobla a la izquierda—señala detrás de él— tercera puerta a la derecha la que dice, Oficina del director.

—Gracias.

El chico voltea y comienza a caminar hacia la oficina.

—Este semestre está más loco—murmura uno de ellos y logro ver a Dano, pero oculto mi rostro. Ellos deben ser los amigos de Gabriel.

—Sí, yo también me hubiese vuelto loco y fuera el culpable de que por mi culpa mi her...—Me alejo de ellos y sigo a Paul sintiendo esta como mi única oportunidad para no tener que hablar con alguien. Una vez se encuentra frente a la puerta, toca dos veces, pero nadie responde. Se encoge de hombros y se voltea para irse. Sin embargo, se detiene al verme de pie frente a él y me observa de arriba hacia abajo. Aprovecho para hacer lo mismo. Es muy apuesto.

—Hola. —Dice curvando sus labios. ¡Dios, son tan rosados y carnosos!—Soy Paul. —Muevo mi rostro embobada por tener a un chico tan guapo frente a mi. Quisiera abofetearme por dejar que me afecte. Tenso mi mandíbula y doy un paso hacia atrás —. Oh, entiendo...no hablas. —Se rasca el mentón—. No te preocupes, yo hablo señas. —Y entonces hace algo que me hace reír. Grita moviendo sus manos, supongo que hablándome en señas—. ¡Mi nombre es Paul, soy nuevo!

Algunas personas pasan por su lado y ríen burlándose de él.

Juro que no puedo evitarlo, mi boca forma una sonrisa y pronto me encuentro riendo como una estúpida. Es tan idiota. El chico sonríe y entro en pánico. Su sonrisa...no puede ser. Esto no está pasando, es imposible.

Mi sonrisa se borra. ¿Acabo de pensar que su sonrisa es la más linda que he visto hasta ahora? Me abofeteo mentalmente.

Una alarma suena en mi cabeza.

—¿Qué sucede? —pregunta alarmado —. ¿Dije algo mal?

¿Aparte de ser lindo y tener una sonrisa encantadora?

Pues, me hiciste reír y ahora deberé alejarme de ti.

—No, está todo bien —respondo y él levanta ambas cejas sorprendido.

—Sabes hablar... —murmura sonriendo.

—Sí, también sé contar hasta el diez —ruedo los ojos. —¿Te muestro?

—Me encantaría, —cruza sus brazos y se acerca solo un paso. Muerde su labio y juro que lo intento, intento no mirar allí. Pero aquí me encuentro, pensando en lo bien que se sentiría besar unos nuevos labios.

—Era una pregunta retórica.

—No sé lo que es eso.

—Mira, Paul, no me interesa hablar con nadie así que no pierdas tu tiempo conmigo. —Sus ojos se oscurecen, pero la sonrisa en sus labios no desaparece, ahora sonríe mordiendo su labio.

—Comprendo, está bien. — Da media vuelta y se sienta en el suelo—. Tu te lo pierdes. —Susurra pero lo ignoro. Realmente me molesta.

—¿Qué haces? — Pregunto mirándolo confundida.

—Creí que no querías hablar con nadie, — dice con sarcasmo. Lo fulmino con la mirada y decide responder—. Esperando a que llegue el director, no podemos ir a clase si no sabemos dónde debemos ir.

—Cierto.

Me apoyo en la pared y ambos permanecemos en silencio. Y esperamos.