Capítulo 23 (Parte 1)
El fin de semana había sido del asco, tuvimos que llamar al fumigador para que sacaran la cucaracha de mi habitación, me negué rotundamente a volver a entrar hasta que ellos se aseguraran de que no había ningún otro insecto del mal. Luego de ahí, hasta casi tres horas después, Carol, envió un mensaje que decía: Compren todo lo que hay en la lista que les dejé en la cocina, el dinero está en la gaveta.
Ambos salimos al supermercado más cercano y compramos todo, claro, mi día no podía estar del todo tranquilo porque de un momento a otro estaba yo, tratando de quitarle a Paul el último jugo de naranja que había en la nevera de la tienda. El muy sinvergüenza apareció de la nada. Estoy más que consciente de que lo hizo por fastidiar, cuando salí victoriosa con mi jugo, agarró mi cabello y me estampó contra su cuerpo, no podía creer lo poco caballero que era. Es decir, llegué a pensar que era un ser humano humilde y muy amigable, claro, todo eso antes de que me besuqueara el cuello y me jalara el cabello, sí, una vez más y en un supermercado. Me prometió que terminaríamos lo que empezamos, me soltó y salió. Todo como si nada, como si mi hermano no estuviera al otro lado del lugar buscando el restante de la lista o coqueteando con alguna vendedora.
No podía imaginar lo que pasaría.
Maldije, di un fuerte pisotón y le mostré el dedo del medio a su espalda. Estaba furiosa. Me sentía más indignada y humillada. Él no podía, no podía utilizarme a su antojo, venir un día; decir que yo lo frustraba y luego ignorarme como si yo fuera un saco de cebollas. Yo, Gabriela Serrano, tenía que poner límites, Paul no iba a seguir con su jueguito, de eso me iba a encargar. Una señora comenzó a reírse de mi y me dijo que yo terminaría enamorada de él. Me reí toda histérica y salí corriendo de allí.
Bueno, no salí corriendo porque eso sería demasiado dramático, pero sí me alejé de la señora.
El domingo la pasé encerrada en mi habitación, incluso tuve una pequeña discusión con Carol porque uno de mis hermanos gemelos tocó la puerta de mi habitación y cuando abrí y lo vi, me entró una rabia que ni yo misma entiendo y cerré la puerta de golpe. El niño comenzó a llorar y corrió por el pasillo. Al poco tiempo apareció Carol intentando reprenderme y ahí se armó el escándalo, ella decía que él era mi hermano y yo le decía que se callara, ni siquiera tenía la fuerza para decir que el gemelo no era mi hermano y mucho menos cuando él era un espectador. Gabriel intentó hacer que entrara en razón y le diera la oportunidad a mis hermanos, que ellos no tienen la culpa de nada, pero me negué.
Estaba actuando como imbécil, lo sabía muy bien, por eso preferí encerrarme y hundirme en mi miseria hasta que fuera el próximo día.
En estos momentos iba junto a mi hermano caminando por el pasillo de la escuela, Cameron, Alex y Dano estaban frente al casillero de Gabe.
—Probablemente, veamos a su hermana. —Logro escuchar a Dano quien se encuentra en entretenido en una conversación con Alex. Dano como siempre tiene una camiseta de botones y unos pantalones ajustados. Alex por su parte lleva un gorrito de lana color negro el cual oculta su pelo castaño. Por otro lado, Cameron, bueno, él siempre está en Instragram así que supongo que se encuentra acosando a alguna chica del instituto.
—Pero su hermana siempre esta junto a la psicópata de su ex y dos locas más, supongo que no vendrá. —Responde Alex con un encogimiento de hombros.
—¿Quién no vendrá? —pregunto deteniéndome, recibo un encogimiento de hombros por parte de Alex y una sonrisa por parte de Dano.
—Solo de la hermana de Matt, ¿Cómo tú estas? —Dano da un paso adelante y me envuelve en un abrazo. La verdad es que estas últimas semanas nos hemos acercado más. No quería admitirlo en voz alta, pero me estoy encariñando mucho con los chicos. Son simpáticos, amables, amigables, me tratan como una hermana -excepto Cameron- y sobretodo, me fastidian la existencia.
—Oh, es cierto, había mencionado algo de ella. ¿No esta en este insti verdad? —pregunto y ambos niegan.
—Hola, preciosa, hoy te ves genial, ese pantalón corto hace que tus piernas se vean...wow—Expresa Cameron en cuanto se da cuenta de mi presencia, me sonrojo un poco porque últimamente el chico no puede evitar lanzarme con todo, y lo peor, frente a mi hermano.
—Cierra el pico, si no quieres que te rompa la boca por ser tan baboso—gruñe mi hermano haciendo un saludo de esos que hacen los chicos con Alex mientras escrudiña a Cameron.
—Soy inocente, solo digo lo que es obvio, —ríe, y yo para molestar más a Gabriel, lo saludo con un beso sonoro que lo pone nervioso. Suelta a Alex y me obliga a retroceder agarrando mi brazo. La situación me resulta graciosa.
—¿Yo puedo ser besado así Gaby? —pregunta Dano exageradamente emocionado. Incluso, salta como un niño pequeño al que le están a punto de regalar una consola. Mi hermano lo mira como si hubiera perdido la cabeza.
—¿Qué les pasa? —mueve sus manos frente a nosotros—. ¡Es mi hermana!
Reímos.
—¿Y bien? —recuesto mi espalda en uno de los casilleros mientras saco mi móvil para ver lo que hay en Instagram—. ¿Alguna novedad?
—Sí, hoy hay una fiesta en casa de Matt.
—Claro, a la fiesta que por supuesto no vas a ir. —Responde mi hermano por mí.
—¿Quién dijo?—pregunto.
—Pues yo—rueda los ojos.
—Dime que irás —dice Alex removiendo mi cabello. En realidad, el chico parece un ángel caído. Guapo, pálido, delgado con algo de músculo y lunares, eso malditos y hermosos lunares. Incluso, me dan ganas de abrasarlo para sentirme protegida en sus brazos, aunque claro, no hay que confiar en un ángel caído—. Por favor.
—Pero... ¿una fiesta un lunes? ¿Eso es normal?
—¿Qué tiene de malo? Es solo una fiesta.—Rueda los ojos.
Empiezan a pedirme que vaya y el único que se queja es mi hermano, guardo mi móvil y los observo con una mueca.
—Bueno, depende. — Explico —. Todo depende del motivo de la celebración.
—Es que, —comienza a explicar Dano—. Técnicamente, no hay algún motivo, solo Paul quiere hacer la fiesta y ya está, ni siquiera necesita una excusa.
¿Una fiesta que dará Paul? ¿En casa de Matt?
Já.
—Acabo de recordar que tengo un examen importante mañana y no puedo ir, así que disfruten. —Respondo aburrida. Por supuesto que no iré a una fiesta de ese malnacido, primero tienen que arrastrarme.
—Que graciosa, no tengo en mi agenda ningún examen programado para mañana.
Dice Dano con una sonrisa enorme. Quiero estampar mi puño en su cara.
Mi cara de aburrida se transforma a una nerviosa en cuanto veo por el pasillo a Paul junto al próximo anfitrión de la fiesta. Ambos vienen riendo de alguna estupidez. La gente a su alrededor se mueve para dejarlos pasar. La conversación de los chicos cambia a una que no me interesa en comprender. Vuelvo a sacar mi móvil esperando lograr distraerme. Inclino mi cabeza para mirar mí móvil y mi cabello cubre la mayor parte de mi rostro.
Por favor que no me vea, ni me hable.
Hoy lleva una botas así como las que usan los militares, un pantalón que se ajusta proporcionadamente a sus piernas y a su...mejor ni lo digo. Y una camisa de botones con los primeros dos botones sin encajar, así que logro ver parte de su pecho. Incluso, me da calor esa vista.
Ya deja de mirarlo friki.
Okey, lo siento.
Vuelvo a bajar la vista y cuando están lo suficientemente cerca me encojo. Los chicos comienzan a saludarse y siento que alguien toca mi hombro. Levanto el rostro y veo a Matt sonriéndome incómodo.
—Ho-hola Gabriela, ¿Qué tal va todo? —titubea en saludarme, pero finalmente lo hace—. Me alegro de verte.
—Igual.
Por el rabillo del ojo logro percatarme de que el gato con botas está mirándome con una sonrisa ladeada, como prometiéndome algo que ni siquiera puedo entender. Los chicos están tan metidos en la conversación que ni siquiera se percatan de que Paul me está repasando con la mirada. Incluso parece quitarme la ropa.
Harta, furiosa, intimidada y nerviosa por su mirada me largo de allí dando larga zancadas y alejándome lo más que puedo. Me dirijo hasta mi casillero y comienzo a sacar los libros que necesitaré hoy y a dejar el libro de ciencias el cual utilicé para hacer la tarea de la señorita Lee. Hasta que una leve brisa azota mi nariz y es ahí cuando me doy cuenta de que no voy a tener la tranquilidad que había deseado.
—Regresa por donde viniste.
—¿Cómo supiste que era yo? —se apoya de un brazo en el próximo casillero.
—Apestas.
—Por supuesto, pero admite algo, te gusta mi olor, porque: ¿cómo sabrías que era yo si no te gustara?
—Pero por supuesto que no me gustas, cierra el pico, y vete. —Paul niega y se relame los labios mirando mis piernas.
—Te gusta—dice con burla, quiero golpearlo, pero eso implicaría tocarlo y yo no quiero estar cerca de él—. ¿De casualidad estuviste pensando en mi durante todos estos días? Porque déjame decirte que creo que estoy poniendo en duda tu preferencia sexual.
Eso me hace reír, yo ni siquiera recordaba nada sobre eso. Cierro mi casillero y comienzo a caminar hasta mi salón.
—Te gusto, solo admítelo. —Dice casualmente.
—Ja. Estas muy seguro. ¿No crees que, si eso estuviera pasando, yo me hubiera lanzado sobre ti en cuanto pisaras la escuela? —Le respondo mientras nos detenemos en el pasillo que da con los salones de español e historia.
—Cielos, incluso esa escena me pone caliente. —Se acerca demasiado, agradezco que no hay demasiada gente porque nadie podría ver el empujón que le proporciono.
—¿Conoces lo que es espacio personal? —pregunto exasperada—. ¿Por qué no te vas y me dejas en paz? No haces más que fastidiarme. Estas peor que tu hermano.
La sonrisa que tenia, se borra de golpe.
—Jamás me compares. —Dice en tono amenazante. Incluso, el ambiente se ha puesto incómodo. La vena de su cuello está marcada y una vena sobresale en su frente. Me da miedo. Comienzo que retroceder—. ¿Qué te parece si tu y yo terminamos lo que empezamos?
Vuelve a relajar el rostro y eso me parece mucho más escalofriante.
—No.
—Pero ¿Por qué?
—Porque ya lo sabes y porque no soy ningún juguete. No te entiendo Paul, primero eres todo un caballero y luego te portas como un patán. Estas jugando un juego que no estoy dispuesta a seguir.
—¿Por qué piensas que todo se trata de un juego? —pregunta exasperado—. ¿No puedes gustarme y ya?
—¿Por qué te iba a gustar yo, Paul?
—No lo sé, Gabriela, quizás porque eres linda y no me puedo resistir a tus encantos. —Responde obvio como si yo fuera una inútil que no entiende nada.
—¿De qué estás hablando? —me observa sin ninguna expresión— yo no he intentado nada para atraerte, al contrario, no seas ridículo.
—Solo digo que no tienes que ser hetero para gustarme, ya te dije, eres mi fantasía y hasta que no obtenga lo que quiero, no voy a descansar. —Me quedo un rato observándolo. ¿De verdad acaba de decir eso? Es decir, Paul se ha caracterizado por ser extremadamente sincero en lo que a mi respecta, pero no puedo quitarme de la cabeza eso que la perra rubia dijo cuando estaba en el baño. Ni mucho menos eso de que intentar seducirme era parte de una apuesta. Me reúso a ser parte de esta estupidez. Paul no va a verme la cara de imbécil, no voy a permitirlo.
—Aléjate ¿quieres? No voy a escucharte más. —Y con eso doy por terminada la conversación.
Entro a la sala de clases y lo último que escucho de él es: —Como quieras lesbi.
Y suelto un resoplido. Definitivamente presiento que esto no se ha acabado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top