Capítulo 19

La profesora ya había comenzado la clase con normalidad, como si no hubiera insinuado que yo y mi hermano... ¡Arg! Asqueroso, no quiero ni recordarlo, ah y por supuesto, como si Paul y Brad no hubiesen entrado segundos después y este último llevara una pinta de haber estado cara a cara con el ángel de la muerte. 

El tema de hoy era de lo mas normal, poesía. La profesora había preguntado su significado.

—Es un sentimiento que se expresa por medio de las palabras, —comienza a decir una voz ronca y profunda desde el lado derecho del aula, su espalda se encuentra recostada en la silla, sus brazos cruzados—puedo decir lo hermosa que estas hoy, —dice Paul indiferente—. Puedo cantarle a la chica que me gusta y enamorarla por medio de una canción. Poesía es una manera única de demostrar un sentimiento cualquiera, como por ejemplo, puedo decir algo como:

Eres mi miedo,
Eres un misterio
Noche y día
Pienso y pienso
Por más que me convenzo
De que eres por fin mía
Mi mente me recuerda
de que no te merezco.

Todos, y lo digo en serio, todos se quedan en silencio, hasta yo. Diablos, eso fue...joder, eso fue intenso y... ¿lindo? Ya estoy pensando cosas raras otra vez. Estoy sorprendida, la verdad no creí que palabras así salieran de Paul. La profesora se queda un rato pensativa y luego salta sobre sus tacones.

—¡Wow! Eso fue asombroso Paul, creo que con eso dejaste a algunas chicas enamoradas. — Bromea con él. Algunas chicas ríen y algunos chicos simulan tener arcadas.

—No a la que quisiera enamorar, profesora —dice con una nota de tristeza. Tristeza fingida por supuesto. Entrecierro los ojos ante eso.

—¿Qué dices? Puedes estar con cualquier chica. —Dice y algunas chicas suspiran—. Eres talentoso, romántico por lo visto, estas en el equipo de atletismo de la escuela, tienes excelentes calificaciones y tienes buen físico. — Brad, suelta un bufido y Paul le da una mirada.

—Parece que eso no es suficiente para la chica que me gusta. —La gorra que lleva puesta se la quita y revuelve su cabello—. No conozco cuáles son sus gustos, me rechazó el primer día de escuela. Imagínese profesora, creí que era muda y le hablé señas... —algunos ríen yo por mi parte me tenso en mi sitio—y para colmo no le gustan los hombres. —Dice aquello con una nota amarga como si estuviera frustrado por ese hecho que no es cierto, pero él no lo sabe. Coloca su gorra nuevamente y voltea a verme de reojo. Todos comienzan a reír prácticamente burlándose de su muy mala suerte. Cierro los ojos ante el repentino temblor que se produce en mis manos.

Esto no esta pasando. ¿Acaso se esta burlando? Él lo sabe, él sabe que supuestamente soy lesbiana, pero ¿qué pretende? ¿Qué está buscando con todo esto? ¿Debería preocuparme? ¿Debería alejarme? ¿Y por qué mierda habla así cuando hace una semana ni siquiera me dirigía la palabra?

Tranquila Gabriela, respira, respira profundo antes de que te delates.

—¿Quién es la afortunada Paul? —pregunta Gabriel emocionadísimo. Retengo la respiración. Esto no puede estar pasando.

EL mencionado niega varias veces.

—Un caballero no revela el nombre de su próxima conquista.

—Pero ella es...

—Con algo de suerte eso va a cambiar, amigo. —Parpadeo sorprendida y vuelve a mirarme de esa manera que me confunde mucho—. Muy pronto.

¿Por qué hace eso? ¿Por qué me da esa mirada? ¿Acaso lo sabe? ¿Sospecha que he mentido?

Joder, necesito salir de aquí antes de que vomite.

(...)

¿Esto de verdad es enserio?

Claro que no, la tortura no podía acabar en el salón de español, no, claro que no. En la clase de historia fue mucho peor. Se formaron parejas, elegidos por el profesor. Como una persona había estado ausente me obligó a formar un grupo de tres con los dos famosos hermanos, que me están colmando la paciencia.

La tarea era sencilla, llenar una hoja con las opiniones distintas que tiene una persona sobre el amor. No tenia idea si el tema tenia que ver con la clase, pero como siempre, nunca se sabe con que vendrá el maestro. Así que con mi única cara de culo, recibí a Paul y a Brad en la mesa en donde me sentaba todo el tiempo con Dano. Ambos estaban frente a mi. Paul se inclina y apoya ambos codos en la mesa, como si fuera a hacer una propuesta imposible de rechazar, hasta incluso me pregunté si seria capaz de disculparse por lo que me hizo, pero teniendo en cuenta que Brad no sabe sobre mi secretito mentira, me encontraba rezando internamente que no metiera la pata y se le soltara la lengua. Nadie puede saber que soy 'lesbiana', eso incluye a mi hermano.

—Ya que somos cómplices en casi un asesinato, —comienza a decir mirando de reojo a su hermano— ¿por qué no hacemos una tregua de paz? —Brad gira la cabeza de golpe, asesinándolo con la mirada.

—Pero qué mier...—interrumpo.

—Si claro, —ambos giran la cabeza confundidos, como preguntándose si sería así de fácil conmigo—. Y luego salimos los tres por la puerta y nos abrazamos y celebramos esta tregua como si fuera la mismísima paz mundial. ¿Los invito a mi casa? —Digo fingiendo entusiasmo.

—No sería mala idea, —responde Brad creyéndoselo, —solo si no lo incluyes a él. —Señala su hermano—. No puedo tenerlo cerca, me enferma su...—lo mira por un segundo, su hermano simplemente lo observa aburrido—cara—dice finalmente.

Los murmullos se escuchan por todo el salón y cuando alguien dice, "claro que no, el amor es más como..." Ahí recuerdo por qué mierda nos asignaron juntos.

—Lo siento, vivimos en la misma casa...hermanito.

Brad sacude el rostro y abre la libreta frente a él.

—Bueno, volviendo al tema, para mi el amor de antes, obviamente era mejor que el de ahora.

—Eso no tiene sentido. —Murmuro.

—¿No lo tiene? Bueno te explico, encuentro realmente romántico que en los tiempos de antes se enviaran cartas para saber el estado de salud de un ser amado. Para saludar a una persona que extrañabas y por supuesto, para prometer que regresarías y enviar todo tu amor en cada carta. Era asombroso. Es triste ver que todo eso desapareció con la tecnología.

—La tecnología ahora es importante, ¿o como rayos se comunican las personas que viven al otro lado del mundo? ¿Crees que una carta puede aguantar todo lo que por teléfono se puede decir sin la necesidad de escribir? —rebate Paul.

—¿Lo dice el flojo que odia enviar textos?

—Claro porque el cursi que aun escribe cartas y luego las quema esta tan decepcionado de no haber nacido en los años sesenta.

—Cierra la boca, ¿quieres?

—¿Por qué debería de cerrarla? —ambos se observan fijamente. ¿De verdad son hermanos?

—Mi amiga Gaby está esperando por nosotros para decir su opinión. —Sonríe el rubio triunfante, mientras que el castaño hace una mueca de asco—. ¿No es así?

Me acomodo en mi asiento.

—Para empezar, no me digas Gaby, no soy tu amiga, recuérdalo. —Se cruza de brazos y levanta una ceja, claramente ofendido—. Para mi el amor de antes apestaba, las mujeres eran unas sumisas y los hombres, unos hijos de puta, —me interrumpo porque la risa de Paul me ha perturbado— ¿que mierda te hace tanta gracia?

Se recuesta en su silla y rasca su cuello, —es curioso que lo preguntes. ¿No te enseñaron modales en tu casa? ¿Siempre eres así de grosera? No puedes estar cinco segundos sin soltar alguna palabrota—levanta un dedo y lo mueve—. Tu boca necesita un lavado urgente.

—No necesito ningún lavado, ahora, dime tu maldita opinión y acabemos con esto. —Este chico me enferma. Cambia tan rápido de humor que me marea.

—Bueno, si tanta prisa tienes...—se quita la gorra y rasca su cabeza. ¿Acaso tiene piojos? —Opino que el amor era tan puro y tan fuerte que las parejas duraban demasiado amándose. La persona que acababa viuda era capaz de recordar a su antigua pareja con amor y sonreír mientras las lágrimas se deslizan por su mejilla. El amor de antes era lo que hacía a las familias tan unidas y lo que las obligaba a luchar y a resolver cada uno de sus problemas con sensatez.

Ajá.

—¿Y si hablamos de las ancianas que fueron felices cuando sus maridos por fin murieron porque eran unos drogadictos y adictos a sexo? —pregunto—. ¿Por qué no hablamos de esos hombres que tuvieron un desliz fuera del matrimonio y tuvieron muchas bendiciones con otras mujeres? ¿Por qué no hablamos de los imbéciles que siguen siendo los hombres a pesar del tiempo?

—¿Por qué siento que quieres hacer quedar mal a los hombres? ¿Alguien te hizo daño? —me tenso ante esa pregunta. Brad quien observa su libreta, levanta la mirada, percatándose que algo me ha molestado—. Lo siento.

—No voy a responder a eso y deja de hacer preguntas.

Paul se inclina demasiado obligándome a echarme para atrás en mi silla, solo le falta treparse a la mesa y colocarse una manzana en los labios, prácticamente queda a varios centímetros de mi rostro y susurra algo que me deja sin palabras.

—Una lesbiana no hablaría así. —Levanta una  mano que, por supuesto, no veo venir, y acaricia mi mejilla. Me alejo de su tacto rápidamente.

—Ya déjala en paz, ¿quieres? —suelta Brad de golpe— y no la toques.

—¿Lo dice el que no ha parado de hostigarla desde el día uno? —voltea a verlo—. No creas que no me he dado cuenta, prácticamente pareces perrito faldero detrás de ella. ¿No te cansas de siempre querer tener algo que jamás será tuyo? ¿Qué es esto? ¿Un juego? ¿Estas obsesionado con Gabriela?

—Oigan, no...—me interrumpen. Eso me ofende, prácticamente Brad ha levantado la mano mandándome a callar con un gesto y yo tan imbécil he hecho caso.

—¿Qué mierda te pasa? —pregunta el rubio demandante—. ¿No has tomado tus pastillas? —Paul sonríe falsamente como si le fascinara ver a su hermano perdiendo el control. ¿Qué clase de hermanos son estos dos?

Brad se levanta de golpe.

—Responde maldita sea.—Todavía nadie se ha dado cuenta del numerito que están montando los dos hermanos. Yo me mantengo al margen observándolos como si fueran la pelota en una mesa de ping pong. Aparte, la información esta bastante buena. ¿Qué clase de enfermedad mental tiene Paul? ¿Por qué eso irrita a su hermano? Y lo más importante, ¿Qué paso con ellos antes de que yo llegara a esta escuela? ¿Por qué percibo cierta enemistad entre dos hermanos? Joder, esto esta peor que ver rebajas en una tienda de zapatos y no tener ni un centavo en el bolsillo.

—Solo digo que ella no es tuya, ni nunca lo será. Admítelo, —lo observa con pena fingida y maldad, lo veo en sus ojos, ¿Cómo mierda puedo darme cuenta de eso si apenas lo conozco?— Siempre serás la segunda opción de todos. Esta en tu sangre.

Eso lo cabrea. Lo cabrea demasiado, porque golpea la mesa con fuerza, como si lo que acabase de escuchar lo afectara en muchos sentidos.

—¿Qué —tensa sus brazos. Su rostro ha abandonado el color natural, se ha puesto pálido y observa a Paul como si de verdad no pudiera creer que tales palabras salieran de su boca. Debo admitirlo, desde que llegue a este instituto jamás había visto otra expresión en el rostro del Brad que no fuera una sonrisa o una mirada de superioridad. Esto realmente me asombra—. ¿Por qué eres así? —pregunta indignado.

—Porque tu maldita ignorancia no me deja otra opción.

—Si hablamos de ignorantes, entonces tu tampoco me dejas otra opción. ¿Se te olvida lo que me hiciste por una estupidez?—Rebate el rubio.

—Oigan chicos...

—¿Por qué te ofende tanto el hecho de siempre ser la segunda opción de todos? Incluso de nuestros padres. —Suelta directo y sin tacto—. Simplemente te estoy diciendo que Gabriela no es tuya por eso la toco cuando yo quiera. No hay que crear un maldito drama.

No creo que lo que estén diciendo, en serio. Me levanto de un salto y golpeo la mesa mucho mas fuerte. Ahora si todos se me han quedado viendo.

—¡Cierren la boca los dos! Yo no soy ningún juguete para que están hablando así y mucho menos frente a mí. No sé que clase de problema tengan ustedes, pero esto es absurdo. Ustedes son unos inmaduros que no saben como dejar toda esa porquería que guardan para otra ocasión, consigan un terapista de familia. Yo me largo.

Logro escuchar la voz de Gabriel preguntando qué mierda ha ocurrido, pero Paul le responde que fue culpa de él. Observo por breves segundos al profesor quien desvía la vista hasta mis manos, las cuales han comenzado a temblar demasiado. Cuando estoy a punto de explotar por lo general ocurre eso, así que si no quiero gritar y romper todo como loca, corro. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top