Los recuerdos regresan.

*Dios en multimedia*

Capítulo 10:

Los recuerdos regresan.

Agarro mi cabeza entre mis manos, duele; duele como el infierno y puedo asegurar que jamás había sentido nada igual.

¿Qué me esta sucediendo? El dolor es insoportable, veo imagenes pasar a una velocidad alarmante en mi mente. ¿Qué son?

¿Acaso son recuerdos? Me encuentro tirado en el suelo, hecho un ovillo. Aún sostengo mi cabeza entre mis manos, el dolor sigue en aumento. ¿Qué me esta pasando? ¿Qué son estás imágenes?

—Gabriel —se acerca alarmado, Miguel—. ¿Qué sucede? —me ayuda a incorporarme y en su rostro surca la preocupación.

—Duelen Miguel, los recuerdos duelen —mascullo, mientras el dolor no cesa ni un poco, no da tregua alguna.

—¡¿Estas recordando?! —la alarma se enciende aún más en la voz del arcángel—. ¡Metatrón ven aquí! —vocifera, llamando al otro.

El dolor continúa sin cesar, aprieto más mis manos. ¡Necesitó que pare! ¡Joder!

Entonces lo veo, lo recuerdo...

Pasado...

Hace un tiempo en el cielo...

—¿Estás seguro que debo hacerlo yo? —le pregunté por enésima vez, realmente estaba poco convencido de lo que me esta pidiendo mi padre.

—Confío en ti, Gabriel —me responde con ese amor que le caracteriza.

—¿Por qué yo? —le miré, esperando una respuesta que calmara aquellas dudas.

—¿Por qué tantas preguntas hijo mío? ¿Dudas acaso de tus hábilidades? ¿O dudas de mis decisión? —pregunta con su potente voz, que lograría que cualquiera se estremeciera.

—No es que dude, padre —tomé una pequeña pausa y sopeso mi respuesta—. Miguel es el indicado, yo no soy tan fuerte —jugueteo con mis dedos algo nervioso.

Sí, un ángel dudando si es el indicado para una misión tan importante. ¿Irónico, no? Ya sé que no debería temer, debería tenerme muchísima confianza y estar halagado de que mi padre me diese aquella misión.

—Gabriel —pronuncia mi nombre con demasiado amor y me regala una radiante sonrisa antes de continuar—. Tú eres el indicado, ¿quién mejor que tú? El ángel mensajero, eres quien está más próximo a la humanidad, a mis hijos —me explica y puedo ver como su sonrisa es más radiante aún.

—Está bien, aceptaré mi misión —acepté y solté un suspiro resignado.

—Recuerda: él te teme y sabe que puedes vencerle hijo mío —me mira y se aleja caminando lentamente...

Presente...

—¿Gabriel te encuentras bien? —me pregunta Metatrón, con bastante preocupación.

¿Qué ha sido eso? ¿Era Dios? ¿Son recuerdos de mi vida como ángel? Mi cabeza duele, aún no ha dejado de doler.

—Re-recuerdo porqué acepté la misión —balbuceé entre jadeos de dolor.

Una punzada atraviesa mi cabeza nuevamente, el dolor vuelve a aumentar. Mierda.

—¿Qué más has recordado? —pregunta Metatrón.

Oígo su voz, pero muy lejos. Entonces es que vuelvo a recordar...

Pasado...


Mucho antes de la misión....

—Padre —saludé con demasiado desdén en mi voz.

—Gabriel, hijo mío —me saluda y sonríe con alegría. La cual yo había perdido al descubrir algo que me ha dejado con una inmensa tristeza.

—Es Rafael —digo y tomé una pequeña pausa antes de proseguir—. Él nos va a traicionar —hay decepción y un toque de enojo en mi voz.

—Lo sé, no te preocupes —responde con demasiada tranquilidad.

—¿No harás nada? —pregunté con molestia.

—Debo dejarlo, que se de cuenta solo de su error —dice en un tono neutral.

¡¿Cómo puede estar tan tranquilo?! ¡¿Nos va a traicionar?! ¡Peor que eso! ¡Va a traicionar a su padre!

Niego con mi cabeza, no puedo entenderlo. ¡Rafael es un cobarde! ¿Si estoy molesto? ¡Claro que lo estoy! Y no solo eso, estoy decepcionado de mi hermano.

¡Demonios! ¡¿Acaso no piensa?! ¡¿Acaso no le importamos?!

—Rafael cree que los humanos no deben tener otra oportunidad y yo le demostrare que no es así —advierte y puedo entender el tono cargado de convicción con el que lo dice.

—¿Algún día dejarás de escuchar mis pensamientos? —inquiero.

—Lo siento —se disculpa—. Es inevitable, eres mi hijo —sonrió.

Negué con mi cabeza divertido, nunca cambiará.

—Tengo una misión para ti -—comenta y me mira con mucha seriedad.

—¿Cúal? —alce una ceja y esperé expectante su respuesta.

—Deberás salvar a la humanidad —suelta y yo me quedó de piedra al oírle.

Presente...

—Gabriel —me sacudé Gonzalo y logra que centre mi atención en él.

—Y-yo sabía de la traición de Rafael —volví a balbucear, algo estupefacto por aquel recuerdo.

—¿Lo has recordado? ¿Qué más recuerdas exactamente? —interroga Metatrón.

—Mi padre —digo y le miro—. Él también sabía de la traición de Rafael —me sincero.

Mi cabeza vuelve a doler, pero está vez con más intensidad. ¿Qué más queda por recordar?

—¿Aún duele? —me observa preocupado Miguel.

—S-si —gruñí y apreté mis dientes con demasiada fuerza.

En los rotros de todos surca la preocupación. ¡Estoy jodido!
No quiero seguir recordando, quiero que el dolor paré. Quiero que esto acabé de una vez.

—¿Cómo podemos ayudarte? —quiere saber y apoya su mano en mi hombro Miguel.

—No pueden impedir que recuerde —le espeto e intento sonar calmado, aunque fallando en el intento.

Y entonces sucede, vuelvo a recordar.

Pasado...

Mucho antes de ser enviado a la tierra...

—¿Estás listo? —curiosea Miguel.

—Creo que sí —bufé poco convencido.

—¿Aún tienes dudas? —pregunta y sonríe. Y ojalá sólo fueran dudas.

—Sigo pensando que no soy el indicado para esto —murmuré.

—Por algo nuestro padre te eligió a ti, ¿no? —me regaló una radiante sonrisa. ¿Cómo conseguía sonreír así en una situación como esta?—. Él confía en ti Gabriel, sabe que ganarás y que no permitirás que Lucifer tanto como Rafael logren su propósito —advirtió con demasiada convicción.

—Tal vez tengas razón, pero aún así no sé si soy el indicado para esto —admití y bajé mi mirada al suelo.

—Cuando dejes de dudar y confíes más en ti, podrás ser capaz de vencer cualquier cosa —palmea mi hombro izquierdo—. Hasta de vencer al mismo Lucifer —asegura y sus palabras se calan en lo más profundo de mi ser.

Lo vi alejarse. ¿Y si tiene razón? Debería confiar un poco más en mí, por algo mi padre me ha dado esta misión y no a otro. ¡Él confía en mí! Sabe que puedo ganar y salvar a la humanidad.

Si él puede confiar en que lo lograré, entonces yo debo confiar que puedo hacerlo...

Presente...

—Gabriel —me sacude Gonzalo, logrando que salga de mi ensimismamiento.

—¿Estás bien? —pregunta Metatrón, ya he perdido la cuenta de las veces que lo ha preguntado.

Siento que el dolor disminuyé, ya no duele tanto. ¿No queda más por recordar? ¿Eso era todo?

—Y-ya no duele —avisé.

—¿Ya no duele? —el alivio surca el rostro de Miguel.

Asiento con la cabeza, entre los tres me ayudan a levantarme y me llevan a mi habitación. Me rescuestan con cuidado en la cama.

—Descansa —intento negarme—. Debes hacerlo —me ordena Metatrón.

Asiento débilmente, apenas cierro mis ojos me entregó por completo en los brazos de Morfeo.

(...)

Despierta Gabriel —susurra una voz y sé que la he escuchado antes. ¿Pero en dónde?

Abro mis ojos y noto que no estoy en la habitación de la Iglesia. ¿Dónde demonios estoy? ¿Otra vez se ha metido en mis sueños?

Miro hacia todos lados y ahí lo veo. A Dios, mirándome con una sonrisa radiante. Su cabello rubio ha crecido bastante desde la última vez que le vi y sus ojos azules como el océano me observan con demasiado amor.

¿Padre? —intorrogue sorprendido de verle frente a mí. ¿No era que Rafael le había escondido? ¿O esto es un recuerdo?

Soy yo, hijo mío —se acerca a mí.

¿Dónde estamos? —pregunté observando aquel lugar.

Eso no importa ahora, tenemos poco tiempo mira hacia a todos lados, puedo notar que está nervioso. ¿Qué sucede?

¿Por qué poco tiempo? —elevé una de mis cejas, la curiosidad estaba hablando por mí.

Nunca cambiarás, siempre harás demasiadas preguntas —bromea. Rafael pronto descubrirá que me estoy comunicando contigo a través de tus sueños —dice casual, como si fuera la cosa más normal del mundo. Dios y sus misterios.

¿Estamos en mis sueños? —fruncí mi ceño, confundido por su respuesta.

admitió—. Pero debo decirte algo muy importante hijo mío, recuerda que para ganar necesitas la espada celestial —asegura y me mira.

¿Espada celestial? ¿Qué demonios es eso? —inquiri y peine mi cabello algo nervioso.

La única arma que puede vencerle y tú debes recordar dónde está —vuelve a repetir.

¿Tú no sabes dónde está? —pregunté.

No —negó—. El único que lo sabe eres tú y debes recordar —susurró.

Y-yo no sé dónde está —balbuceé.

Lo sabes solo debes recordar, recuerda hijo m... —su voz comenzó escucharse cada vez más lejana.

Lo veía alejarse, ¿pero que demonios sucede?

Vi como sus labios pronunciaron: " Rafael me ha descubierto, suerte hijo mío."

Desperté todo sudado, para luego incorporarme en la cama. Miré hacia todos lados. ¿Habrá sido solo un sueño? ¿O realmente hemos hablado?

¿Espada celestial? ¿Dónde demonios está esa cosa? ¿Y es la única que puede vencerle?

¡Carajo! Todo se vuelve a complicar.

(...)

¡Holaaa! ¡He vuelto!
Lo sé he demorado, pero puedo explicar el porque 7w7 tenía una clase de bloqueo 7w7
No podía escribir nada UnU Recién hoy pude lograrlo UnU

¿Qué les pareció el cap?
¡¡Gabriel ha recordado ciertas cosas!! Ya era hora, ¿no? XD
Ahora Dios ha dejado una intriga UnU ¿Qué demonios es esa espada celestial?

Esperemos que Gabriel recuerde donde esta ^^

Espero vuestros votos y comentarios :3

Recuerden que hay grupo de Facebook: Lectores Vicky (Wattpad)

Les mando un abrazo enorme :3

-Vicky-

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top