(one-shoot) TWO DAYS (2 final)

2/2 es super largo y no les va a gustar en pinshe final zorras puedes pasar a leer si tienes el kokoro de piedra ... pero se que no me vas a hacer caso :v asi que prosigamos :v

Se puso de pie y me dio la mano para levantarme más rápido. Me tomó de la cintura y me atrajo hacia él para darme un beso rápido en los labios, y luego uno más largo y profundo; levantó un poco mi camiseta y tocó mi vientre y mi pecho suavemente para después quitármela por completo. Quedé con el torso descubierto y el me contempló por unos segundos, divisó algunas cicatrices, pero las ignoró por no hacer un drama del momento, quizás. Me miró, seductor, y tomó mis manos para ponerlas en el borde de su armadura; "Ahora hazlo tú", me dijo. Su voz era profunda y eso hacía que penetrara en mi mente con más facilidad; con un poco de esfuerzo quité la pechera de su cuerpo, la capa no la traía aquel día, por lo que lo siguiente que tuve que hacer fue quitar fue su camiseta; pronto lo tuve desnudo hasta cerca de la cintura frente a mí, me di mi tiempo también de observarlo detenidamente. Su cuerpo estaba limpio, sin marcas ni cicatrices, como tenía el mío. Era muy fuerte, sus músculos estaban bien formados y se notaba el entrenamiento arduo que había realizado para llegar a estar así. Puse mi mano sobre su pecho y sentí sus latidos, estaban acelerados, y eso me causó gracia por algún motivo; él me miró molesto, "¡No te rías!" me dijo, y yo sólo continué con mis pensamientos. Su piel era ligeramente más oscura que la mía; me agaché un poco y posé mis labios sobre uno de sus pezones, se sobresaltó un poco, por lo que esperé a que se acostumbrara a esa sensación. Pasé mi lengua por este lentamente, era muy suave y se endureció a mi paso; hice lo mismo con el otro por un momento, su respiración era más fuerte ahora, y eso me hacía sentir bien, quería que lo pasara bien conmigo, ¿quizás lo estaba viendo sólo como a otro más a quien debía complacer?, él pareció adivinar mis pensamientos, por lo que me separó un poco de él, tomó mi mejilla con una de sus manos y me dijo: "¿Puedes sentir mi corazón acelerado?", con su otra mano puso la mía sobre su pecho; "Todo mi ser está rendido hacia ti, y no puedo explicarte qué me hace quererte de esta forma" continuó. Le sonreí y me di la vuelta, para caminar hacia una pared y me apoyé en ella, mientras él sólo me observaba como si mi visión lo entretuviese. "Yo tampoco puedo explicármelo, pero haré todo lo posible para darte un motivo para no arrepentirte de esto. Aunque mi apariencia no me ayude en lo absoluto" pronuncié, y él automáticamente tomó mis muñecas y las puso contra el muro, aprisionándome frente a él.

- No hace falta que te esfuerces. Nunca me arrepentiría de tener sexo contigo por algo tan trivial. Yo te quiero, y te deseo - Puso su cabeza cerca a mi cuello y empezó a repartir besos y mordidas por todo el área a su alcance; era placentero y un poco doloroso, pero aún el ligero dolor que me producía era agradable - No hay nadie más con quien yo quisiese hacerlo.

- Me alegro - Le contesté entre respiraciones entrecortadas.

Soltó mis muñecas y se puso tras de mí. Me atrajo hacia él y pude sentir un bulto presionando la parte baja de mi espalda; colocó mis pezones entre sus dedos y empezó a jugar con ellos, apretándolos despacio, masajeándolos de todas las formas posibles.

- ¿Sientes algo duro aquí atrás? - Se refería al bulto que había sentido antes - Así me pone tenerte conmigo en esta situación. Estoy así porque te deseo y tengo muchas ganas de hacerte mío, esa es la prueba de que en serio me pareces hermoso y que me atraes, además de hacerme quererte como a nadie.

- Sí, lo siento en mi espalda - ¿Eso era por mí? Yo sabía que cuando un hombre tenía su... bueno, muy duro, era porque... - Estás excitado, ¿no?

- No puedo negar que me pones mucho. No puedo creer que esté diciendo estas cosas - Rio un poco avergonzado mientras seguía haciendo lo suyo - No sé si tú lo estés, pero puedo notar por tus gemidos que esto te está gustando, ¿verdad?

- C... Cállate - le dije casi sin poder pronunciar palabra - Sí, así parece - Me retracté.

De pronto me soltó y yo aproveché para girarme y tirar de su pantalón, que fue recorriendo sus fuertes piernas hasta llegar al suelo, terminé de quitárselo al mismo tiempo que sus zapatos. Sólo su ropa interior me impedía ver su cuerpo desnudo por completo. Toqué sus piernas asombrado por los músculos que se marcaban hasta en esa parte. Me agaché a la altura de su entrepierna y lamí el bulto que sobresalía aún detrás de la tela; él soltó un gemido ronco y yo supe que debía continuar. Me atreví a quitarle lo poco que aún lo cubría y cuando lo hice su miembro salió disparado de su ropa interior apuntando directamente hacia mí. Me lo quedé viendo un momento mientras él, respirando agitado, se sorprendió por la forma en como estaba llevando las cosas. No iba a decírselo, por supuesto, pero no debía olvidar que yo era una especie de "experto" en dar placer, no porque quisiese hacerlo, era sólo porque había sido obligado tantas veces que ya no era posible llevar la cuenta; ahora podía usar todo eso para satisfacerlo a él, con quien creía tener una conexión diferente, más íntima y especial; no había razón para que ninguno de los dos tuviera inhibiciones. Ver su miembro erecto frente a mí me parecía extraño, ¿cuántas veces había visto uno desde esta perspectiva?, ay... no era el momento para estar pensando en cosas desagradables, si Vegeta hubiese sabido todo lo que pasaba por mi mente...

- Me gusta verlo así, ¿sabes? - Le dije, con una sonrisa. Sus mejillas estaban enrojecidas por la excitación, y su pecho subía y bajaba con dificultad. Me parecía tierno verlo en ese estado - Quisiera saber a qué sabe...

- Pruébalo... - Me contestó suavemente, haciendo estremecer mi cuerpo con su deseo.

- También me gusta escucharte pedírmelo así; y... me gusta el rostro que tienes ahora, me gusta saber que es por mí - ¿Qué dije? Me estaba volviendo totalmente empalagoso. Estaba... cambiando...

Dejé de pensar en mis conflictos mentales y volví a la realidad, introduje lentamente su erección en mi boca. Él se arqueó un poco hacia atrás y gimió fuertemente; traté de contener la mayor parte de su miembro dentro, pero tuve que sacarlo muy rápido porque se me hacía imposible. Empecé de nuevo, esta vez sólo metí la punta de su pene y un poco más; utilicé mi lengua para recorrer la parte que tenía dentro de mi boca; era liso en la punta, y se sentía muy duro. Abrí mi boca y lo dejé salir un momento, respiré profundo y empecé a introducirlo de nuevo. Comencé a mover mi cabeza hacia atrás y hacia adelante, chupando toda la extensión de su sexo, y sosteniéndome con mis manos colocadas en su trasero. Vegeta emitía toda clase de sonidos de placer y la temperatura de mi cuerpo subía de pronto al escucharlos. Subí la mirada y la crucé con sus ojos, eso pareció excitarlo aún más, y yo sólo busqué tener la oportunidad de observar al detalle sus expresiones, la forma cómo mantenía la boca entreabierta y como algunas gotas de sudor caían del cabello sobre su frente. Se sentía bien, tenerlo en mi boca, sentir la suavidad y la fricción que ejercía el movimiento de entrada y salida. No tenía un sabor específico pero... podría decir que cuando lo lamía de arriba abajo, al comienzo me parecía que sabía a... ¡bueno!, no es algo relevante, a decir verdad, y era un sabor casi imperceptible; me gustaba hacer esto, porque sabía que él lo disfrutaba y eso me alegraba. Me detuve de pronto y él exhaló con fuerza cuando salió de mi boca por completo.

- Ven, siéntate aquí - Le pedí, mientras me dirigía hacia una esquina.

Él obedeció y yo sonreí, era la primera vez que tenía la oportunidad de hacerlo con alguien que escuchaba lo que le decía, que quería complacerme y tanto como yo a él. Una vez hubo hecho lo que le dije, me arrodillé poniendo mis rodillas encerrando sus pies. Lamí su cuello muy despacio, tratando de provocarlo, y fue fácil darme cuenta de que funcionó, su cuerpo estaba temblando pidiéndome más, y yo me sentí deseado en serio; no es lo mismo escucharlo que comprobarlo con todos tus sentidos. Puso su rostro cerca de mi cabello y aspiró mi aroma, "Tu cabello huele a un prado... con flores y plantas hermosas" dijo. "Quizás es mi olor natural... este cuerpo ha pasado la mayor parte de su vida en el campo" le contesté; "Tal vez. Me gusta tu esencia". Levantó mi cabeza y me besó apasionadamente, dejándome sentir su lengua dentro de mí.

- Desnúdate, para mí

Estaba avergonzado. El calor del momento aún no había logrado quitarme toda la timidez que tenía dentro, pero no quería que el "buen humor" que teníamos se esfumara. Me levanté del suelo y me percaté de su mirada ansiosa que me desnudaba aún antes de poder verme hacerlo. Decidí darle de una vez la imagen que él quería tener de mí. Tomé mi pantalón de los bordes y lo deslicé temeroso por mis piernas. Sí, "temeroso" y es que había algo en ellas que no quería que él viera, pero de nuevo lo ignoré, esperé a que se diera cuenta por sí solo. Terminé de quitármelo y esperé un momento, al parecer no se había fijado en eso aún. Proseguí a quitarme la ropa interior, y él parecía estar disfrutando el espectáculo. Bajé poco a poco la tela que me cubría, para que se hiciese la idea junto con su imaginación. Antes de que me diese cuenta ya estaba completamente desnudo y mi miembro, para mi sorpresa, estaba erecto y había crecido un poco en cuanto a su tamaño normal. Yo estaba sorprendido por el sólo hecho de que se me hubiese puesto de esa forma, normalmente no me ocurría eso; obviamente me había sucedido varias veces desde que tuve cierta edad, y alguna vez me había tocado hasta terminar cuando aprendí a hacerlo; pero desde que me habían iniciado en el sexo a la fuerza, nunca lo había visto en ese estado. Lo toqué para averiguar si estaba igual de duro que el de Vegeta y, en cuanto lo hice, mi cuerpo recibió una especie de descarga eléctrica leve; era extraño, hace mucho que no me ocurría eso, era casi como tocarme por primera vez, con la misma intensidad. Estaba muy sorprendido observándolo; y ahí fue donde recordé que él estaba observando todo lo que hacía.

- Eres... tan hermoso. Como Venus hecho hombre - me dijo.

- Mhm... No entiendo como dices eso. Tú... tú si eres perfecto - Me reí por la forma cómo pronuncié aquellas palabras - Eres guapo, muy fuerte, elegante y delicadamente arreglado. Y tu voz... Tu voz me hace imposible pensar, es como un canto de sirena que me hipnotiza hasta la locura.

- Me doy cuenta de que por lo menos te atraigo - Rio - No sólo por tus dulces palabras sino también porque tu cuerpo me lo dice así. Verte desnudo es como contemplar algo celestial. Quiero hacerte mío, ahora.

- Hagámoslo, entonces - Me mordí el labio y él lamió el suyo, como si ambos hubiéramos tenido la misma imagen mental.

Me jaló hacia el suelo y me puso a mí en el lugar donde se encontraba antes él. Estábamos sentados frente a frente, abrió mis piernas y las levantó un poco, mientras él agachaba su torso a la altura de mi pene y lo introdujo hasta la mitad en su boca, colocando mis piernas sobre sus hombros. Ahí fue cuando comprendí el placer real, sentir la humedad de su lengua bajando y subiendo por toda la extensión de mi miembro; verlo desaparecer entre sus labios mientras su ojos profundos me miraban con deseo; escuchar el sonido que hacía mi erección al entrar y salir de su boca. Me sentía muy excitado y feliz. No sabía cómo ni por qué, pero en ese momento, confié realmente en Vegeta, en ese preciso momento pude darme cuenta de que mis sospechas en cuanto a su amabilidad no tenían fundamento; él se desvivía para hacerme feliz, incluso ahora.

De pronto puso tres dedos frente a mi boca, y yo supuse que quería que los humedeciera, así que eso hice. Él seguía chupando mi miembro mientras yo lamía sus dedos dentro de mi boca, pronto los quitó de mí y continuó produciéndome ese paraíso de sensaciones, que se vio interrumpido de pronto por una incomodidad en cierta parte de mi cuerpo. Su dedo rodeaba los bordes de aquel agujero sobre el que giraban la mayoría de mis encuentros; trataba de relajarlo manteniéndome excitado, pero aún así mi cuerpo se la estaba poniendo difícil. De pronto lo sentí introducirse en él, y luego moverse un poco para dilatar mi entrada; después introdujo otro dedo; y luego, otro, y mi incomodidad se hacía menor y menor, a pesar de sentirme extraño por tener algo en un agujero por el que no debería entrar nada; probablemente ya debería estar muy acostumbrado a eso, pero por alguna razón no era así, cada vez sentía lo mismo y eso no cambiaba nunca. Finalmente quitó sus tres dedos y yo gemí un poco como reacción; dejó mi miembro libre y me susurró en el oído: "¿Te sientes listo"; y yo asentí, agitado y con la piel del cuerpo totalmente húmeda por el sudor.

- ¿Qué debo hacer ahora? Quiero que me lo digas - Insistió, haciendo vibrar mi nuca con su aliento.

- ¡Qué cruel eres! - Le reproché, mientras escuchaba su risa débil en mi hombro. Resoplé y me atreví a decirle - Quiero tener tu miembro dentro de mí. Quiero que lo introduzcas en mí, ahora - Acepté, con los ojos cerrados - Ya... no aguanto más...

Con esas últimas palabras, un dolor intenso se desplegó desde mi entrada por todo mi cuerpo; gruñí muy fuerte y mantuve los ojos cerrados por varios segundos. Cuando los abrí estaban un poco llorosos por el esfuerzo, y Vegeta me preguntó cómo me sentía; esperé un momento para decirle que continuara y él introdujo su erección hasta el fondo de mi interior; de nuevo sentí un dolor leve que me hizo sudar aún más.

- ¡No te muevas! - Le pedí, algo preocupado y él tenía una expresión de temor increíble. Quizás lo había preocupado demasiado - Está bien, ya estoy cómodo.

- Lamento haberte hecho sentir mal por un momento - se disculpó, avergonzado.

- No te preo... ¡Ahh...! - Me interrumpió cuando sacó de golpe todo su miembro de mí, para después empujarlo con un poco más de fuerza de vuelta.

Cuando agarró el ritmo de las embestidas, mi celda, normalmente silenciosa, se llenó de ruidos de puro placer y esfuerzo, gemidos, jadeos, gruñidos, respiraciones agitadas, nuestros cuerpos chocando con fuerza; todo aumentaba más nuestra calentura y hacía del momento uno aún más completo. Ver su rostro excitado y su cuerpo frente a mí mientras su miembro entraba y salía de mí me colocaba en una situación tan intensa que no podría describir con palabras. Nos detuvimos un momento para cambiar de posición y me temí lo irremediable, quería hacerlo viéndome de espaldas y cuando me giró el cuerpo, su silencio casi me lastimó los oídos.

- No... ¿Por qué? - Cerró los ojos, los cuales brillaron por las pequeñas lágrimas que querían salir de ellos y no podían - Tú... ¿Quién le hace esto a alguien tan bello como tú?

- Oye... Podemos... parar, si quieres. Debe ser poco atractivo ver a alguien así - Le respondí, mientras me acomodaba el cabello que se sentía despeinado bajo mi mano; y observaba su erección aún existente.

- No... no me desagradas tú, en lo absoluto; me desagrada imaginarme a la gente que... - Gruñó furioso - Algunas aún sangran un poco. ¿Te duelen?

- No... no demasiado, ya estoy muy acostumbrado a las cosas que me hacen - Mi trasero y la parte de atrás de mis piernas estaban cubiertos de heridas un poco abiertas, moretones y cosas por el estilo. No sabía cómo se verían, pero ya los había tocado antes; normalmente cuando alguien me "visitaba", les gustaba hacerlo en posiciones donde yo estuviese de espaldas a ellos, enseñándoles sólo la parte de atrás de mi cuerpo, y era por eso que se ensañaban con ciertas áreas que tenían a su alcance a la hora del clímax.

- Juró que cuando tenga oportunidad les daré lo que se merecen a todos ellos...

- No sabes quiénes son... ¿Estás seguro de que no quieres detenerte?, yo lo comprendo.

- No, dejaré eso a un lado por ahora. Quiero enseñarte que podemos tener un orgasmo sin que yo me comporte como una bestia, al igual que todas esas ratas - Trató de cambiar su rostro de seriedad por uno más amable.

Me tomó por las piernas y me cargó con ellas rodeándole la cintura. Puso mi espalda contra una pared, y empezó a embestirme nuevamente, al mismo tiempo que se ayudaba de la posición para introducirlo aún más profundamente dentro de mí. Por un momento, dejé de sentir placer, mi cuerpo se desensibilizó a él totalmente; por un momento, sólo sentí dolor. Mi mente no podía dejar de rodear el recuerdo de aquella primera vez que había hecho esto, con ese tipo, con ese bastardo que me había arruinado el cerebro; sus patadas y sus golpes que me impactaban sin piedad, produciéndome alguna lesión de la que milagrosamente me recuperé rápido; y después, con el cuerpo magullado que él mismo me había dejado, me puso de pie, de espaldas contra la pared y con poca preparación me penetró completamente. Cada palabra, cada acto que realizó flotaba en mi mente, como un infierno maldito; cuando debería haber estado viviendo en el cielo. ¿Por qué?, ¿por qué ya no disfrutaba del momento?, quería que Vegeta me entregara todo su esfuerzo traducido en placer; quería sentirme bien, ¡¿por qué no podía?!; quizás simplemente era mi maldición, quedar marcado por esa experiencia y no ser capaz de disfrutar de nada más.

- ¿Qué te sucede? - No le contesté - ¿Por qué lloras?, lo sacaré...

- ¡No!, ¡no te atrevas!

- ¿Qué pasa?, ¿por qué estás llorando? Dímelo por favor... - Su voz sonaba desesperada y suplicante, y tuve que confesar.

- ¡Ya no siento nada! - Rompí en llanto, mientras manteníamos la misma posición; debía ser muy deprimente para él ver esa escena.

- ¿Qué?, ¿a qué te refieres?

- Lo que escuchas, ya no soy capaz de sentir nada, más que dolor. Hasta hace unos momentos lo estaba disfrutando mucho y de repente se detuvo - Hablaba entrecortado por mi llanto y él sólo me miraba sin saber qué hacer o siquiera entender lo que me sucedía. Pasaron unos minutos, él acariciaba mi cabello que según decía olía a prado, y yo secaba mis lágrimas que aún continuaban saliendo de mis ojos - Continúa...

- ¿Qué?, ¿se detuvo esa sensación? - Me preguntó, sorprendido.

- No. Pero quiero llegar hasta el final, tal vez empiece a sentirlo de nuevo si continuamos - Mi voz estaba apagada y temblorosa pero estaba seguro de mi decisión.

- ¿Estás seguro de eso?, podemos continuar de otra forma...

- Sólo sigue, por favor.

Apenas comenzó a moverse de nuevo el dolor invadió toda mi columna y cerré los ojos. Él ya no se movía como antes, por miedo a herirme tal vez. Lo miré con cariño, a pesar del momento, y él me devolvió el gesto con un beso tierno. "Más rápido" le pedí; y aunque él me discutió yo insistí, quería que fuera capaz de acabar como debía, no quería que se contuviera por mí. Mi cuerpo casi saltaba sobre su miembro y él empujaba con todas sus fuerzas sus caderas contra mi entrada. Yo seguía sintiendo un dolor punzante por todo mi trasero y mis piernas, pero estaba feliz de sentir su excitación golpeándome cariñosamente.

- Ahh... Ya... estoy a punto de... - Los sonidos que interrumpían su palabras aún eran agradables y tocar su espalda fuerte y ancha también lo era, me sostuve bien de ella con mis manos.

- Hazlo - Le pedí, a punto de caer rendido.

- ¡Ahhh! - Con un gemido sonoro y una última embestida profunda, se vino finalmente. Yo sentí un golpe extraño de calor corriendo por mi interior, y su miembro saliendo de mí, dejando un espacio vacío que pronto se cerraría. Su rostro en ese momento fue extraño y provocador, casi me hizo olvidar el dolor que sentía. Me colocó en el piso y se dejó caer cerca de mí; descansó un poco y luego se dirigió a mi miembro que aún no había bajado de su estado. Lo tomó entre sus dos manos y me masturbó mientras lamía la punta con delicadeza. Mi sensibilidad volvió y me alegré un poco, estaba disfrutando mucho de los últimos momentos antes del final. Lo introdujo en su boca y con una de sus manos se movía por el área que no alcanzaba con su lengua. De nuevo, me excitaba mucho verlo trabajar para satisfacerme, y su mirada lasciva posada sobre todo mi cuerpo no hacían más que acelerar mi orgasmo. Una sensación de cosquilleo en mi vientre y en mi miembro me avisaron que ya venía el momento, "Vegeta, me voy a...", advertí, pero él sólo sacó un poco mi pene de su boca y mantuvo la punta esperando por mi eyaculación. Gruñí roncamente cuando sentí que salía de mí toda la energía sexual y me avergoncé por haberme corrido en la boca de mi compañero.

- ¡Lo siento! - grité una vez me hube recuperado del orgasmo.

- No te disculpes - dijo mientras sacaba mi miembro de sí mismo - Yo quería que lo hicieras.

De la comisura de su boca pude ver un poco de mi propia... lo cual avivó mi imaginación en medidas insospechadas. Ahora recaía en cuenta de una cosa...

- ¿Tú... te lo... tragaste? - Le pregunté temeroso, con miedo a ofenderlo.

- Ah, sí - rio - Tú recibiste el mío así que yo recibo el tuyo.

- Oh... - Mi cara se puso muy caliente y estaba a punto de excitarme de nuevo con todo eso; pero a esas alturas era muy difícil que sucediese - Y dime... ¿A qué sabe?

- ¿Eh?, es una pregunta extraña. No sabe mal, pero no es como que sepa a algo en realidad. Era algo caliente y lo sentí con fuerza, eso es lo que sé.

- Entiendo - Seguramente me ruboricé, no sabía cómo me atrevía a preguntar semejantes cosas.

- Oye... ¿Te sientes bien?, ¿aún hay algo que te moleste?

- No, ya no hay nada, en ese sentido. Pero me frustra muchísimo, me frustra no haber podido disfrutar de todo a la par contigo. ¡Sólo por una experiencia como esa ya estoy jodido!

- No lo estás, no lo estás - me dijo, mientras me hizo apoyar mi cabeza en su pecho. Le di un beso en él, y continuó - Al final fue increíble para ambos, ¿no?

- Sí, me hiciste sentir demasiado bien. Espero... haber podido causarte lo mismo...

- Definitivamente. Yo no pensaba que tendría sexo contigo y habértelo hecho fue maravilloso. Ahora eres mío - Advirtió poniendo su dedo en mi frente como recordatorio - No lo olvides.

- No lo haré. Si hay algo que no quiero olvidar es eso...

- Iré a darme una ducha, ¿está bien?; estamos sudando aún y tenemos que limpiarnos de otras "cosas" - Se rio y me extendió una mano - ¿Vienes conmigo? Te ayudaré a lavar tu cuerpo - Me guiñó el ojo con una sonrisa.

- Pervertido... - Tomé su mano y recogí la ropa que estaba tirada por los alrededores.

- No la recojas, te conseguiré ropa nueva. No hay nadie por aquí, no tengas miedo.

Caminamos hasta las duchas desnudos, tomados de la mano; era una sensación muy cálida como la que se tiene en familia. Sacó una camiseta y un pantalón genéricos de un almacén y también ropa interior para ambos; para él buscó una camiseta de manga larga y un pantalón azules los dos. Nos pusimos bajo la misma regadera dejando a un lado la ropa, y el agua tibia nos relajó y nos limpió de todo lo que había quedado en nuestros cuerpos. Vegeta tomó el jabón y empezó a pasarlo por mis brazos y continuó con todo lo demás, haciendo especial énfasis en áreas que él quería tocar. Yo hice lo mismo, y para molestarlo me detuve largo rato en su trasero, lo tenía muy bien formado y firme por el entrenamiento, pero yo lo hacía sobre todo para ponerlo nervioso. Me reí mucho cuando me dijo que me detuviera, y continué enjabonando lo que faltaba de su cuerpo. Luego tomó el shampoo y masajeó suavemente mi cabello, el cual parecía fascinarle; una vez estuvo listo me tocó hacer lo mismo y yo decidí hacer algo gracioso con la espuma en su cabello; "¡Si pudieras verte, Vegeta!" le dije entre risas, mientras él me jalaba de los cachetes, fastidiado por mis bromas. Nos reímos, al fin y al cabo, mientras el agua nos quitaba toda sustancia de encima. Trataba de recordar cuándo había sido la última vez que pude reír de esa forma, tan despreocupado e inocente; quizás antes de que decidiera sacrificarme por mi familia, antes de llegar al campo de batalla; y eventualmente, aquí. Mi "familia", para ellos aún soy Kakarotto, tengo que aceptarlo; tal vez él sólo necesita tiempo para recuperarse de sus heridas; si vuelvo a ser como antes, ¿aún querré a Vegeta?, ¿aún podré estar junto a él?

- Vegeta... ¿Por qué me quieres de esta forma?, ¿por qué me quieres como mi padre y mi madre se quieren? - Lo miré intrigado - ¿No tenemos que ser hombre y mujer para querernos así?

- Ouch... Eso... me dolió un poco eh - Me contestó sonriendo - No es la primera vez que me dicen algo así.

- ¿No es la primera vez...? - Pregunté, casi lanzándoselo al viento.

- Olvida eso. Yo no sé qué pienses tú, pero este sentimiento nace desde el fondo de mi corazón y no puedo cambiarlo. ¿Quién es el que decide lo que está bien y lo que está mal?, ya no me importa nada de eso - Bajó la cabeza como si recordara algo relacionado a esto - ¿A ti te parece mal?

- Yo... simplemente no lo sé; nunca estoy seguro de nada, pero creo que si eliminara lo que está mal en mi vida ahora, terminaría por estar muerto. No hay nada "correcto" en mi rutina, y si esto está mal, por lo menos sí me hace feliz.

- Mmmn... Gracias - Sonrió - Si algo te hace feliz y no afecta a nadie, no tienen derecho a juzgarte - Se dio la vuelta dejándome ver su espalda y me di cuenta de algo.

- ¡Oye, tienes varias heridas en tu espalda!, ¿qué te pasó? - Exclamé preocupado.

- Ah, eso - Se rio bastante - Tú eres el autor, si no lo recuerdas.

- ¿Yo? ¿Cómo...? - Recordé que al momento de su orgasmo yo apreté su espalda con mis... uñas - Eh... Lo siento.

- No te preocupes, eso sólo ayudó a que sintiera el momento con más fuerza, por decirlo así.

Continuamos conversando mientras nos duchábamos, su rostro relajado y hermoso no sale aún de mi mente, nuestras risas tontas, nuestra imaginación. Aún recuerdo aquello y siento que lo vivo de nuevo; creo que al final sí pudo hacerme volver, quizás no como él pensaba, pero pudo convertirme en una persona normal otra vez. Le debo mucho a ese hombre, no era perfecto, pero era maravillosamente imperfecto, para mí.

Un sonido interrumpió nuestra conversación, provenía del scouter de Vegeta. Él corrió a revisarlo, se lo puso en el lugar adecuado y presionó el botón; de pronto empezó a vestirse a toda velocidad con su armadura y la ropa que había conseguido apenas. Yo lo observaba fijamente, ¿qué hacía?, ¿planeaba irse?, ¿después de todo eso?; salí de la ducha y cerré la llave, mientras me vestía poco a poco.

- ¿Por qué te estás vistiendo de esa forma? - le pregunté un poco seco.

- ¡Tengo que irme!, lo siento. - me contestó sin mirarme.

- ¡Con que eso era, ¿no?! - Apreté mis puños por la rabia - Tú también te irás ahora que ya tuviste lo que querías, ¿verdad?

- ¡Por favor, no hables de eso ahora!

- ¿Por qué? Porque tengo razón, ¿cierto? - Sonreí con ironía - Ah... eres tal y como los demás. Fui tan estúpido, confesándote cosas vergonzosas y cursis mientras tú sólo esperabas el momento de poder terminar con esto... De nuevo volví a caer - Dije, suspirando con frustración.

- ¡No digas eso, yo no soy así! Yo en serio...

- ¡Cállate!, vas a irte de todas formas, ¿no? - Lo miré con el rabillo del ojo sin ningún sentimiento aparente - Vete de una vez.

Él me miró, y en su expresión había un sentimiento que no conozco, unas palabras que nunca escuché y demás cosas desconocidas para mí. Se dio la vuelta y corrió por el pasillo, con la ropa elegante que siempre usaba. Yo me senté en una banca cerca de donde estaba, unas pocas lágrimas salieron de mí, y me detuve; estaba seco, era difícil llorar después de haberlo hecho por largo rato antes. Pasé varios minutos con la mente perdida, "¿a dónde habrá ido?" me pregunté, entre varios pensamientos irrelevantes; y no obtuve respuesta de mí mismo. Pronto escuché algo extraño viniendo de afuera, y traté de ignorarlo, hasta que la curiosidad se hizo más grande poniéndome como única alternativa salir a ver qué sucedía. Muchos guerreros corriendo de un lado a otro con rostros de preocupación, sonidos de batallas ocurriendo cerca de ahí, prisioneros escapando en el caos del momento. "Vegeta" pronuncié para mí mismo, y corrí hacia mi celda deseando encontrarlo en ese lugar, cuando un ataque de ki casi impactó contra mi cuerpo. Un soldado me empujó dentro del lugar en el momento justo en el que otro ataque volaba cerca de donde yo me encontraba. Lo observé fijamente, era del bando al me habían reclutado y poco a poco eso me hizo recapacitar en los posibles escenarios en que eso sería factible. Llevaba un scouter que le cubría ambos ojos, su cabello era corto, de color rojizo, y tenía una sonrisa del que cree estar viviendo una aventura; nosotros... éramos los rebeldes, que luchaban contra el sistema de gobierno en el cual el Rey Vegeta era el líder de todos los saiyajin, que transmitiría su reinado a su hijo una vez falleciera.

- ¡Será mejor que te quedes aquí un momento! - Me dio una palmada en la espalda - Las cosas pueden ponerse feas para ti afuera. Pronto podrás irte a tu hogar, ya has hecho lo suficiente.

- Gra...cias - Le contesté intentando sonreír - Ustedes... ¿Han ganado?

- No, aún no. Pero confío en que pronto lo haremos - Me dijo optimista - Lamento que te hayan capturado. Esos bastardos deben haber sido crueles contigo, así como son en todo aspecto de sus vidas - Su rostro cambió radicalmente, se veía resentido por algo, o tal vez simplemente molesto; pero no duró mucho, pronto me estaba sonriendo de nuevo - Bueno, tengo que salir. ¡Adiós! - Corrió hacia afuera y continuó con la batalla.

Entonces... ellos estaban ahí para pelear contra los que defendían al rey, y entre ellos estaba... él. Tomé la caja de música que me había regalado y la hice sonar, mientras la abrazaba con todas mis fuerzas. Estaba confundido, no sabía qué bando estaba bien o mal, o cuál hubiera preferido apoyar yo; nadie me explicó nunca sus objetivos, nadie me dijo de sus métodos, o sus ideales; así que sólo deseaba que, de cualquier forma que tuviese que ser, Vegeta siguiese vivo, que estuviese bien y que olvide mis estúpidas palabras provenientes de un joven tan tonto como yo, tan malditamente egocéntrico y negativo, desconfiado y desastroso, cambiante y depresivo, y todas esas cosas que nadie quiere en su vida. ¡Maldita sea!, ¿por qué tenía que quererme?, ¿por qué habíamos creado esa conexión?, ahora ya no podía sentirme despreocupado hasta de mi propia vida, ahora me interesaba otra persona, quería su bienestar, deseaba con toda el alma su bienestar incluso más que el mío. Mis ojos cerrados, tratando de concentrarme sólo en la música de la caja, mientras los sonidos de explosiones, golpes y armas me lo hacían imposible; quería que terminara todo eso para verlo, no tenía sentido salir antes, tal vez incluso hubiese muerto y eso no iba a mejorar las cosas de ninguna forma.

Poco después, los ruidos cesaron, y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. La incertidumbre y el miedo invadían mi ser en cada paso que daba fuera de mi encierro. La visión en el pasillo se me hizo familiar, cuerpos sin vida regados a cada paso, soldados revisando el área para asegurarse de no dejar ningún enemigo con vida o por lo menos para encargarse de llevárselo de prisionero. Esas eran las reglas de la batalla en aquella guerra maldita; así fue como miles o quizás millones de vidas llegaron a su fin, incluyendo quizás a muchos de los de mi pueblo, que quizás murieron desconociendo el motivo por el cual peleaban, mis amigos, incluso menores que yo, imaginármelos en agonía o sufriendo los mismos maltratos que yo me asqueaba, estaba harto de eso, de que nos usaran para resolver sus problemas relacionados con el poder a costa de nuestro sufrimiento y el de nuestras familias. Llegué a la entrada de la base, y me pareció casi irreal ver el exterior. Hacía demasiado tiempo ya que no salía de mi celda, los baños, y un pasadizo que los conectaba; esto era maravilloso en cierto sentido, pero me recordaba aún más al día de mi encierro; el clima, el terreno, los cuerpos de los perdedores en el suelo y los pocos ganadores que restaban moviéndose alrededor, casi como revivir el momento, estando yo del otro lado. Pero eso no era lo importante aquella vez

😢😢😢😭😭😭 LLOREN PERRAS !!! LLOREN!!!

Bueno sigamos

.
.
.
.

Busqué, mientras caminaba, a Vegeta, a quien ya había buscado antes por los interiores de la base, sin éxito. Deseaba que no fuese uno de los que habían encontrado su fin ya, o alguno de los que se encontraban al borde de la muerte. Soñaba con que hubiese escapado, que hubiese ido a traer refuerzos, de ese modo estaría a salvo, aunque yo no sería capaz de volverlo a ver. Sin embargo, de alguna forma mágica, logré divisarlo a muchos metros de distancia, en un estado no tan mágico. Corrí con las pocas fuerzas que tenía por mi aún presente debilidad, me acercaba a él, y mientras tanto unas pequeñas lágrimas escapaban volando de mis ojos.

Al fin, lo tuve frente a mí, y la escena me dejó paralizado. Su cuerpo con varias heridas sangrantes, la comisura de su boca manchada de aquel líquido rojo y mortal; sus ojos cerrados, el rostro relajado; su pecho... ¡su pecho aún subía y bajaba por la respiración! Pero también tenía una gran herida, muy cerca del corazón.

- Vegeta, contéstame por favor - Dije con la voz temblorosa por el llanto, mientras me arrodillaba en el suelo, teniendo cuidado de no moverlo mucho, por su estado.

- ¿Eh? - Abrió los ojos lentamente, y formó una sonrisa muy débil - Oh, ¡qué agradable sorpresa! - Me dijo, y después cerró los ojos con fuerza como si algún dolor lo molestara al hablar.

- No te esfuerces en hablar, por favor - Le rogué - Vas a estar bien, pronto se enterarán de que el príncipe está aquí y se hará un alboroto - Reí, para tratar de ser agradable, pero sabía que eso no sería posible.

- Eso no pasará - Y él lo sabía también - Yo... ya no tengo mucho tiempo, sobreviví todo este rato porque algo en mí me decía que podría verte de nuevo, sabía que así sería - sonrió.

- Perdóname, por lo que te dije - Acaricié su cabello y lo miré con dulzura - Tú eres muy especial, eres lo mejor que ha podido sucederle a una persona como yo, no merecía tu cariño y tú me lo has dado; tus cuidados, tu preocupación, tu interés. No seré capaz de olvidar lo que hiciste por mí, y mucho menos podré olvidar cada detalle de tu persona, todo lo que conocí sobre ti en este tiempo, fue algo maravilloso - Puse mi rostro sobre sus piernas, y continué llorando - No puedes morir... ¡No puedes morir ahora!

- Gracias por eso - Levantó su mano con dificultad y la puso sobre mi cabello - Yo, donde quiera que esté luego, tampoco olvidaré nada de ti - Se detuvo un momento para respirar profundo y continuó - ¿Recuerdas cuando me preguntaste si esto estaba bien y yo te dije que no era la primera vez que lo escuchaba?; hay algo sobre eso que quiero decirte antes de irme.

- ¿Qué?, dime, ¿qué es? - Levanté mi cabeza sorprendido para poder escucharlo.

- Bueno... Hace varios años, cuando tenía sólo 17 años, era un joven malcriado y pedante, no soportaba las órdenes de mi padre, y me quejaba siempre de que mi madre hubiese muerto. Iré al grano, un día mi padre me dijo que yo debería prepararme para asumir su cargo, y me dijo que conociera todo el planeta por mí mismo; yo por supuesto, odié la idea, pero al final tuve que cumplirla. Me tardé varios días, incluso volando, pero al fin y al cabo me estaba entreteniendo, y cuando llegué al área de trabajo, me quedé impactado; yo no sabía que era posible ver ese tipo de paisajes en mi propio planeta, no podía entrar, está prohibido para casi todos entrar ahí; así que me conformé con observar todo desde la cerca que separaba el suelo rocoso de la tierra fértil. No pasó mucho tiempo para que alguien se acercara saltando hacia donde yo estaba, yo me asusté bastante, pero me tranquilicé al percatarme de que era sólo un niño; me vio desde lejos y me miró perplejo, como si fuese algo sorprendente para él, por el scouter, la capa y la armadura, quizás; yo me reí un poco de la situación, y él sólo atinó a sonreírme. Era un niño muy lindo, adorable, estaba lleno de energía y alegría; se subió a un árbol y sacó una fruta para comérsela, cuando terminó, me miró y por alguna razón empezó a correr hacia mí; su cabello y sus ojos eran de un negro profundo y estaba vestido con una ropa ligera que yo nunca había visto; me quedé fascinado imaginando cómo sería su vida, mientras él corría a toda velocidad a darme el encuentro; pero de tanto correr, cayó, y me sacó totalmente de mis pensamientos, él aún no se levantaba, pero estaba bien completamente; yo me di la vuelta riendo y regresé por donde había llegado. Hace un año, tuve la oportunidad de regresar, y desde el momento en que había visto a ese niño, mi mente había estado dándole vueltas al asunto sin descansar; por lo que deseé verlo de nuevo, y milagrosamente pude hacerlo. Él ya era un joven alto y bello pero lo reconocí por su cabello y su expresión, se veía fuerte a pesar de no tener el tipo de musculatura que tienen los guerreros; yo tenía 23 y estaba en una etapa mucho mejor de mi vida, por lo que me decidí a conversar con él, pero cuando llegó el momento de tenerlo frente a frente, yo bajé la cabeza mientras él me preguntaba amablemente si estaba ahí para recoger las provisiones que él llevaba consigo, a lo que yo asentí sin decir nada, me pidió mi identificación, pero yo no la tenía; él hizo un gesto de fastidio que rápidamente cambió a una sonrisa amable, mientras me entregaba una manzana para mí, yo la recibí asombrado y él empezó a caminar lejos despidiéndose con la mano que tenía libre. Desde aquel momento me enamoré de esa persona, y cuando se lo dije a mi padre, se puso furioso, y me habló de que eso era algo imposible, y muchas cosas más que recordé cuando tú me preguntaste eso en las duchas. También se lo comenté a algunas personas de confianza, pero casi todas me reprocharon la idea de igual manera, viví mucho tiempo bajo críticas diarias, pero eso no apagó mis sentimientos - Suspiró - Eso era.

- Esa persona, era yo... ¿no es así? - Le pregunté, aún conmovido e impactado por una confesión así a esas alturas.

- Sí. Kakarotto, querrás decir... - Rio, seguro imaginando lo que yo diría.

- No... Ahora no tomes en cuenta eso. Tú te enamoraste de ese chico y aún ahora me das ese cariño a mí; tal vez en serio puedes ver a Kakarotto en mí, aunque yo no pueda. Así que para ti, soy... Kakarotto - Le sonreí, y lo besé delicadamente en la frente.

- Es cierto, yo no veo que sean diferentes, sólo que tú has pasado por cosas muy duras, y has cambiado, pero nada que no podrá volver a la normalidad - Tomó mi mano, con su mano temblorosa - ¿Quién diría que pasaría los mejores momentos de mi vida en sólo dos días?

- ¿Dos... días?

- ¿No te has dado cuenta?, ya han pasado dos días - Rio - Bueno, tal vez un poco menos...

- No... al contrario. ¿Sólo dos días? - ¿En dos días había ocurrido todo aquello? - Es mucho menos de lo que imaginé - Estaba sumamente impactado por ese hecho.

- Bueno, no tomes en cuenta el tiempo. Sólo siente lo que sucedió en tu pecho y ese es el recuerdo que se quedará siempre - Tosió fuertemente y un poco de sangre salió de su boca. Eso... era muy malo - Ya me está llegando mi hora - me dijo - Me alegra que te lleves el regalo que te hice. Mi madre vive a través de él, cuídalo por favor.

- Eso haré - Comencé a llorar a mares de nuevo - Te voy a extrañar demasiado, Vegeta.

- Y yo a ti, Kakarotto. Por favor, no me recuerdes más de lo debido, quiero que vivas tu vida en tu hogar, que estés feliz de nuevo, que encuentres a alguien a quien ames y hagas todo lo que se antoje hacer - Algunas lágrimas cayeron de sus ojos entrecerrados, y yo las limpié inmediatamente - ¿Puedes darme un último beso?

- Lo que me pidas...

Puse mi mano en su mejilla y lo besé con nuestras bocas un poco abiertas, sin nada sexual, sin nada erótico, sólo quería transmitirle mi cariño de esa forma. Con mi otra mano acaricié su cabello, mientras él cada vez dejaba de besarme más y más. Me separé un poco de él y le di un último adiós, con una sonrisa entre lágrimas, y me prometió que nos veríamos en la siguiente vida, sea cual fuese y como fuese; yo asentí con la cabeza y le dije un "Te amo" antes de que cerrara los ojos, lo cual hizo que sonriera en sus últimos segundos. Pronto su cuerpo ya no se movió más, y yo empezaba a reflexionar en lo inevitable, en que él ya no estaba ahí, en que no volvería a hablar con él, en que no podría verlo moverse y sonreírme todo el tiempo. El arrepentimiento creció dentro de mí, "¿por qué no fui más cariñoso?", "¿por qué no fui capaz de decirle antes que lo quería?", "¿por qué no pude conocerlo antes?", y demás cosas. Grité de dolor y algunos soldados se acercaron a ver qué me sucedía.

- ¿Qué pasó?, ¿te hicieron algo? - Me dijo uno de ellos.

- ¿Por qué tuvo que morir?, ¿por qué lo mataron? - Les pregunté en voz débil.

- Así es esto, muchacho. No nos gusta, pero si no los derrotamos, nos derrotan; siempre es un juego de vivir o morir - Me contestó.

- Oye, ¿tú no fuiste apresado por ellos, ¿no eres de nuestro bando? - Uno más joven entró a la conversación - ¿Por qué lloras la muerte de un enemigo con tanta pasión?

- ¡Él no es sólo un enemigo! - Ellos me miraron asombrados, como si algo dentro de ellos empezara a preguntarse si quizás yo tenía "aquel" tipo de relación con Vegeta - Él era importante para mí, el único que me ayudó cuando yo deseaba morir por mi horrible suerte de haber caído en ese calabozo. Yo no sé qué implique que sea el príncipe, sólo sé que no era malo, y que no merecía morir - Más lágrimas cayeron de mis ojos son que yo pueda controlarlas.

- Espera, espera... - Uno se acercaba un poco más a mí - ¿Dijiste... príncipe? - Me preguntó, mirando a los otros dos con incertidumbre; mientras yo asentía y me secaba las lágrimas inútilmente.

- ¡¿Dices que es el príncipe Vegeta?!, ¡no bromees de ese modo! - Me gritó el más joven.

- Oigan... - Les llamó la atención el primero que me habló, mientras observaba el cuerpo fallecido de mi... amigo - Creo que este efectivamente... es el príncipe - comentó aterrado.

- No... ¡No puede ser! - Exclamó desesperado uno que recién llegaba.

- Estamos perdidos... - Dijo el más joven.

Los demás siguieron observando al cuerpo de Vegeta tratando de cerciorarse de que se trataba de él, algunos simplemente hablaban sobre lo jodidos que estaban; y es que, según dijo uno de ellos, la furia de su padre, el rey, caería sobre todas las tropas rebeldes que encontrara, sería su trabajo noche y día acabar con todo grupo rebelde que pudiese; la muerte de su hijo no quedaría impune. Me recomendaron irme rápido de ahí, antes de que me encontraran y me relacionaran con su muerte; yo hice caso, el cuerpo de Vegeta no me importaba, ese no era él, aún tenía la caja de música de su madre, donde ahora también habitaba su recuerdo, y eso era todo lo que yo quería tener. Aun así rápidamente acaricié su cabello y su rostro frío por la falta de vida; ciertamente ya no era la persona con la que había pasado todo ese tiempo, sólo era su envoltorio físico.

Continué caminando por el desesperanzador paisaje, viendo caras conocidas, otras no; y así seguí por un buen rato, hasta que vi algo que nunca me esperé encontrar. Ese rostro frío y sádico, sobre el suelo, me hacía recordar una época que ya había terminado. Es extraño tener la oportunidad de poder ver a tu violador desde esa perspectiva, a mis pies, recostado sobre la que será su tumba, definitivamente era un momento que no podría desperdiciar.
- Tu nombre... - Le dije acercándome lo suficiente a él, tal y como lo había hecho conmigo.

- C... Cumber - Contestó casi sin pensarlo - ¿Quién...?

- ¿No me recuerdas, Cumber? - Le dirigí una sonrisa malvada al bastardo.

- ¡Tú!, eh... ¿Cómo?, ¿por qué estás...? - Se notaba asustado, y eso era perfecto para mí.

- Aah... ¿Sabes que lo que me hiciste aún está fresco en mi memoria?, hace poco pude recordarlo como si estuviese ahí de nuevo - Rodeé su cuerpo caminando, mientras él sólo me miraba con sus últimas energías de vida - ¿No es gracioso?, que tú casi me hayas olvidado y yo tenga este recuerdo para siempre tatuado en todo mi ser, algo que me marcó tanto, que cambié radicalmente... Es irónico.

- ¡Lo lamento!, ¡lo lamento en verdad!, me arrepi...

- ¡Basta!, no puedes ni persistir en tu posición por honor; eres despreciable, no te perdonaré por más cosas que digas.

- Eh... ¡No digas eso! - Intentó reír, pero ya estaba débil - Tú eres una buena persona, ¿no?, sé que puedes perdonarme - Sonrió nervioso.

- Dudo mucho que puedas confiar en la bondad que tú mismo me quitaste - Le dije serio - Ahora atente a las consecuencias de tus actos.

- Ya veo... - Su rostro mostraba furia y un terrible miedo - Entonces te diré, antes de morir, que disfrute mucho de ti. Poder tenerte a mi control total fue lo mejor, y tú chillabas como un animal. A pesar de que te dejé totalmente destrozado con los golpes que te di; aún pude ver la cara de dolor que tenías cuando te lo hacía. Al menos me iré al infierno, sabiendo que obtuve lo que quise, y que nadie podrá borrar eso de ti - Rio como un loco, y yo también me reía por dentro de él.

- Ah... así me gusta, es la primera vez que oigo que seas sincero... - Sonreí - No voy a torturarte, sólo tomaré el control de tu vida y te mataré a mi antojo.

- ¿Tú? - Se volvió a reír a carcajadas - ¿Cómo podrías tú matarme a mí aunque esté moribundo?

- Con esto - Contesté, formando alrededor de mi dedo, una luz llamada ki, que sólo sabían usar los guerreros.

- ¡Imposible!, ¿c... cómo rayos aprendiste eso?

- Alguien me enseñó - Y era por eso que no podía creer que habían sido sólo dos días. Además de conversar, él me había enseñado nociones básicas para enfrentarme a alguien de ser necesario. Es increíble pensar que todo eso pasó en tan poco tiempo - Ahora, daré un pequeño toque en tu vientre - Con mi dedo medio encendido en ki, golpeé rápidamente esa área, y él gritó de dolor.

- ¡Maldito!, ¡eres una asquerosa basura!, ¡todos te hemos follado aquí!, ¡nunca te librarás de eso! - Me dijo con todo su odio, conociendo quizás que su fin estaba en mis manos, y queriendo que terminara con su vida de una vez, pobre miserable.

- Está bien, acabaré ahora con tu dolor - Toqué su corazón y su cerebro rápidamente, acabando con sus funciones vitales enviándolo de una vez a un lugar donde los vivos ya podrían estar tranquilos sin él.

Me sentí más relajado en ese momento, pero de ninguna forma compensaba el hecho de que mi primer amor muriese frente a mis ojos; aún me invadía el dolor. No estaba tranquilo por haberme vengado, sino porque, como dije, así libraba al mundo de su presencia peligrosa, de su mente enferma y llena de basura; esa era mi razón.

Después de mucho tiempo vi el atardecer, la noche y todo lo que continuaba; no dormí, el dolor por la pérdida de una persona tan especial para mí era casi insoportable, y no podría dormir con él dentro. Caminé largas distancias hasta encontrar algo conocido, la base más cercana a nuestra área, parecía desmantelada pero aún era reconocible; todo ese tiempo había estado más cerca de mi hogar de lo que creí, eso me hacía un poco feliz. Continué caminando durante lo que restaba del día, y ya llevaba dos anocheceres sin probar bocado; no era un gran problema, encerrado había pasado más tiempo sin comer que eso. No me preocupaba realmente mi estado, era irónico pensar que por fin tenía la libertad que tanto anhelaba y sin embargo me la habían otorgado en el preciso momento en el que ya no era mi principal sueño. Mi sueño en aquel momento era que la muerte de Vegeta fuese sólo una pesadilla, que aún continuase peleando en algún lugar y llegase a vivir una larga vida como rey, para que yo pudiera admirarlo desde donde esté sin que él lo supiese; quería que él estuviese vivo con todo mi ser. Pero, por más que lo deseaba y le rogaba a todo el universo que así fuese, él simplemente no volvía; y no volvería nunca; me costó mucho tiempo aceptar su muerte, mucho más que el tiempo que lo disfruté vivo; ¿quién diría que alguien como yo se enamoraría en dos días y no pudiera superarlo nunca? Es que la vida es así de cruel y disparatada a veces, sin embargo sólo lo sentimos de esa forma porque también es bella y maravillosa, y esa es la dualidad que existe en todas las cosas de este universo, siempre hay fuerzas opuestas luchando por mantener el equilibrio, siempre hay creación y destrucción, amor y odio, gozo y dolor, vida y muerte y todas esas cosas que, sin saberlo, forman parte de nuestras historias, agregándole colorido a nuestros lienzos en blanco, trazando el camino de nuestro futuro.

Y como tenía que ser, un día llegué a casa. Polvoriento, cansado y demacrado fui recibido por varias personas que encontraron en mí una esperanza. Mi familia... era agradable volver a verlos, aunque sólo podían llorar en aquel momento, mientras yo los observaba perplejo por imaginar el tiempo que habían pasado conteniendo esos sentimientos. Me llevaron a nuestro hogar, abrazándome y besándome todo lo que podían; y un tumulto de personas conocidas nos seguían, observando y comentando acerca de mi regreso, algunos lloraron también, otros celebraron, otros me saludaban mientras yo les contestaba vagamente y ellos no podían creer que hubiese cambiado tanto en todo aspecto. Cené con mi familia después de mucho tiempo, me dieron ropa nueva, me dejaron descansar en mi cuarto todo el tiempo que quisiese, y de vez en cuando entraban a preguntarme si necesitaba algo. Sabía que ellos querían verme, hablar conmigo; sin embargo tuve que pasar por lo menos una semana en mi habitación solamente yo; pensé mucho, grité mucho, lloré mucho y sonreí mucho, mientras aquella música triste pero hermosa rodeaba mi pequeño espacio, me sentí en otro mundo donde nada existía donde nadie nacía ni moría, y todos éramos un solo yo.

Al fin, después de varios días, me atreví a salir de mi cuarto a comer junto con mi familia. Mi hermano corrió a avisarle a mi madre en cuanto me vio salir y mi padre, que estaba ahí cuando abrí la puerta, no podía creerlo. Mi mamá sirvió la comida con la mayor rapidez posible y todos se acomodaron para darme espacio en la mesa. Me senté y comimos, nadie pronunció una sola palabra, pero sí sentía sus miradas todo el tiempo; tal vez me tenían miedo, mi nueva expresión no era agradable, y yo no hacía nada por mejorarla.

- Lo lamento - Sonreí.

- ¿De qué hablas, Kakarotto? - Me preguntó al instante mi hermano mayor, Raditz. Ah... Kakarotto, extrañaba un poco eso.

- Yo... no quisiera haber regresado en este estado, no quería arruinar el recuerdo que tenían de mí, no quiero que ahora se sientan mal porque yo actúe de esta forma.

- ¡No seas tonto! - Gritó mi padre furioso, y mi madre se levantó para abrazarme con fuerza. Mi hermano, que se encontraba sentado a lado mío, me miraba algo triste de que yo hubiese dicho eso. El tono de voz de mi padre bajó mucho y empezó a hablar más dulcemente - No sabes cuánto te hemos extrañado, cuántas noches y días hemos pensado sólo en ti, cómo hemos contado las horas que no estabas... ¡Eres nuestro hijo... y hermano! - Dijo esto último mirando a su hijo mayor - Nadie puede reemplazarte ni quitarte de nuestros corazones, seas como seas. Que hayas vuelto ha sido lo mejor que nos ha podido ocurrir - Bajó la cabeza - No sabemos qué te sucedió en estos meses, pero tampoco pensamos que sea buena idea preguntar...

- Quizás así sea mejor - Sonreí, tomando la mano de mi madre - No tiene caso recordar cosas desagradables cuando ya terminaron.

- Espero que esta guerra acabe pronto - Raditz comentó después de una pausa, mientras miraba por la ventana - Me preguntó cuántos jóvenes no corrieron con tu misma suerte y murieron en la batalla...

- ¿Quién dice que ellos no fueron los afortunados? - Todos voltearon a mirarme asustados mientras yo me levantaba de la mesa - Iré a dar un paseo.

Las calles del pueblo eran tal y como yo las tenía en mi mente; eso me hacía feliz, ver que a pesar de todo, ahí la gente seguían viviendo en paz, que gracias a nuestro sacrificio los demás no sentirían los estruendos de la guerra. Frente a mis ojos pasaban todas aquellas personas que yo solía ver habitualmente, ellas aún me observaban al andar, aún murmuraban cosas que yo no podía escuchar. Los pastos verdes y las áreas de cosecha se veían sumamente hermosos para mí, luminosos y frescos a comparación de la que había sido mi casa los pasados seis meses. Corrí por los negocios y los huertos, corrí hasta llegar a la separación entre nuestro espacio y el de los guerreros. Estaba cansado, aún no recuperaba mi fuerza, ni mi agilidad normales; me acerqué a la cerca mientras observaba los enormes árboles, aquellos que parecían eternos, como padres protegiéndonos del peligro y dándonos alimento. Me apoyé en la separación de los terrenos y observé el inmenso espacio rocoso que se extendía frente a mí, me preguntaba cómo habría sido la vida de Vegeta en ese ambiente, viviendo en el palacio, luchando, pensando en mí como había dicho. De pronto se acercó a lo lejos una figura de un saiyajin; su traje era también de clase alta, pero no tanto como el de Vegeta; tenía muy poco cabello en su cabeza y era mucho más alto y fornido que el príncipe. Cuando estuvo casi frente a mí, lo miré detenidamente tratando de analizar sus intenciones, su rostro no parecía el de alguien cruel, sólo era muy serio y orgulloso.

- ¿Tú eres Kakarotto? - Me preguntó sin más rodeos.

- ¿Quién quiere saber? - Le dije sin muchos ánimos.

- Perdóname, tengo que presentarme, me imagino que no tienes confianza en los de mi clase. Soy Nappa, guerrero de clase alta, muy cercano al rey y aun más cercano al príncipe, a quien llamaba Vegeta - Me dijo seriamente y yo me sorprendí. ¿Cercano a Vegeta?, ¿qué quería este sujeto?, ¿quién era?, quizás él y Vegeta habrían sido...

- Ya veo. Soy Kakarotto. Entiendo que me estás buscando - Saqué mi brazos de encima de la cerca y me paré derecho mirando hacia él - ¿Qué quieres conmigo?

- No te preocupes, no he venido a molestarte, al contrario, creo que tengo algo que te pertenece - Sacó un cuadernillo de su traje y me lo entregó.

- ¿Qué es eso? - Lo recibí y observé su exterior.

- Son las memorias de Vegeta - Mi corazón latió fuertemente, saber que tenía algo así en mis manos, ¿sería cierto? - Yo... podría decir que éramos muy buenos amigos, quizá los mejores; él me contó de ti, hace tiempo, y cuando te encontró hace unas semanas en la prisión, me envió un mensaje acerca de eso. Yo nunca creí que su amor hacia otro hombre de clase baja y que era un trabajador estuviese bien de ninguna forma, pero siempre le dije que debía ser feliz, y eso es lo que él eligió para su felicidad, amarte y buscarte sin descanso. Siempre dijo que quería que tú supieras todo sobre él, así que yo pensé que debería entregarte esto, no estoy seguro de que él lo quisiese así, pero tengo mucha confianza en que hago lo correcto.

- Nappa... gracias - Le dije, haciéndole una pequeña reverencia de agradecimiento - Esto es más grande para mí que cualquier otra cosa material.

- Por eso te lo entrego, de otro modo caería en manos de alguien que no lo cuidaría como tú. Gracias a ti - Me hizo la misma reverencia que yo había hecho - Por cuidar de un buen amigo en sus últimos días. Veo que eres tal y como te describió. Debo irme, espero que puedas continuar tu vida a pesar de todo, él querría eso.

Y así, se marchó, mientras yo le agradecía de todo corazón su gesto. Me subí a un árbol con las pocas fuerzas que tenía y me senté ahí a leer el tesoro que tenía entre mis manos.

"Día 1: Hoy mi padre me mandó a recorrer el mundo. A veces no entiendo sus políticas de viejo. Si soy un príncipe, yo no debería hacer nada que no quisiese, y aun así tengo que ir por todo este monótono planeta sólo porque él lo dice. Mañana debo empezar, quiero terminar cuanto antes..."

"Día 5: Hoy conocí a un niño hermoso en un lugar extraño. ¿Habrá más gente ahí? No lo sé, tendré que preguntárselo a alguien. No puedo olvidar su rostro, tenía una expresión tan pura, era maravilloso..."

"Día 9: Hoy terminé con mi labor y regresé a casa para descansar por varios días de hacer tareas estúpidas. La verdad al final encontré algunas cosas interesantes. Le pregunté a Nappa acerca de ese lugar tan hermoso que visité, donde estaba el niño, él me dijo que era un lugar especial de nuestro planeta, un lugar donde hay muchos saiyajin que no luchan, su labor es abastecer de alimentos a toda la población del planeta; me dijo también que era un lugar al que se supone que nadie debe entrar y que para recibir los cargamentos de alimentos, los demás saiyajin tenían que contar con una identificación, y estos repartían las provisiones por todas las casas. Me parece un lugar muy raro, pero hermoso, es una pena que nunca podré entrar a verlo, quizás lo hacen porque nosotros somos peligrosos y ellos, al parecer, son muy pacíficos; no sé si soy afortunado por haber nacido siendo un guerrero..."

"Día 2178: Hoy vi de nuevo a ese niño de hace tiempo. Ahora ya es muy grande, casi no lo reconocí, no era como yo lo veía en mis sueños, imaginaba que crecería de otra forma. Sin embargo, al final resultó ser más bello de lo que yo pudiese imaginar. Lo vi con otro chico recogiendo frutas de los árboles, el otro tenía el cabello largo y frondoso como una melena, se veían felices y entretenidos; yo también quisiera estar ahí con ellos. La próxima vez definitivamente hablaré con él..."

"Día 2194: Hoy pude escuchar su voz, dirigida hacia mí, fue como vivir dentro de uno de mis sueños. Él llevaba un cargamento de alimentos y me preguntó si debía entregármelos a mí pero no tenía identificación para eso; fue una conversación un poco tonta, si embargo él me regaló una fruta y cuando lo hizo me pareció aun más hermoso de todas las formas posibles; siento que fue uno de los momentos más especiales de mi vida..."

"Día 2301: Después de haber pensado en él por tanto tiempo y de haberlo observado por más tiempo aún, creo que empiezo a darme cuenta de que tal vez... sólo tal vez... me gusté. Es tan extraño ponerlo así. Se lo dije a mi padre hace unos días (No había querido escribirlo hasta hoy), y él sólo me miró con una cara de total decepción e indignación; no puedo decir que no me lo esperaba, después de que ha tratado de llevarme mujeres desde siempre para que yo decidiera con quién quiero tener hijos, casarme, tener una relación o lo que sea, no imaginaba que le agradaría la idea de que yo me sintiese atraído por otro hombre. Nappa lo sabe desde hace mucho, pero él sólo escucha; yo se que a él tampoco le agrada eso, pero no quiere juzgarme, él quiere que yo elija mi camino y eso es lo que yo aprecio de él como amigo. Las personas del palacio siempre han hablado acerca de mi poca relación romántica con las mujeres, y ellos creen que yo no me entero de eso, pero sí lo hago, todo el tiempo, simplemente no me importa, la gente habla de cualquier cosa. Mi principal prometida, Bulma, ¿Qué pensará de mí cuando sepa esto? Quizás me odie, yo no quiero eso, ella es muy linda, me cae muy bien y es muy inteligente, no es buena guerrera, a pesar de ser de la élite de nuestra raza, pero no me gustaría que sintiera rencor contra mí. Lamentablemente alguien siempre sufre en las historias..."

"Día 2679: Escuché algunos rumores extraños, acerca de un hombre que es nuestro prisionero en la base E-67. Me dieron su descripción física y me contaron cosas que no quisiera creer, lo que más temo es que... es demasiado probable que sea él. Tendré que ir a verlo, de todas maneras, me parece horrible que alguien tenga esa vida, y que nosotros seamos los causantes; trataré de ayudarlo de alguna forma..."

"Día 2680: Hoy hablé con mi padre, y juro que a veces me gustaría salir de este palacio y desentenderme de todo. Me dijo que nosotros no podíamos hacer nada con los prisioneros de guerra. ¿Entonces de qué me sirve tener este título?, ¿de qué me sirve ser hijo del rey?; y aún no he podido ir a confirmar mis sospechas a ese lugar, tengo que llegar antes de que pase algo peor, debo salir de mis dudas de una vez..."

"Día 2683: Es de tarde ya, y hoy por fin podré conocer a ese hombre. Cada vez me temo más que sea él, no puede haber caído en este lugar lleno de ratas; no él. En unos minutos tres soldados de aquí me llevarán con él, ellos también son parte de los abusadores, pero no puedo tratarlos como se merecen ahora, primero quiero que me den la información que necesito. Quizás esto sea un error... llevarlo hasta este extremo, pero debo hacerlo, mi mente no piensa en nada más..."

"Día 2684: Finalmente ayer pude verlo de nuevo. Era él, Kakarotto, como él dice que solía llamarse. Al principio no pude ni hablar por lo impactado y nervioso que estaba. Él ha cambiado, ya no es como cuando lo veía en su hogar, ya no parece ser un chico puro y feliz, ahora tiene un aura oscura e irónica; sin embargo aún sigue siendo la misma persona, hay algo en él que nunca cambia y nunca cambiará, su esencia. No sé cómo... pero yo capto muy bien esa esencia suya, lo hice hace tiempo, y ahora es la misma. Yo... después de haberlo conocido al fin, no puedo negarme a mí mismo que siento algo muy fuerte por él, no importa cuanto cambie, ni cuanto haya ocurrido en su vida, a mí aún me produce el mismo sentimiento y eso es maravilloso. Pude hablar con él y dormir con él, quizás ya podría morir en paz, espero que él no sufra por mi culpa, espero no causarle dolor; es gracioso, quizás estoy dándome demasiada importancia a mí mismo..."

No sé cuántas horas pasé sentado ahí leyendo todo lo que pude, pero sé que perdí totalmente la noción del tiempo. Era increíble poder penetrar en la mente de Vegeta, saber sus pensamientos y sus acciones; su entorno y sus deseos. Podía conocer incluso cómo le gustaba la comida, o las veces que pensaba en su madre y se ponía nostálgico; era maravilloso conocer lo que no pude saber de él, por el corto tiempo. Sin embargo, todo eso no estaba haciendo más que empeorar mi dolor, me hacía pensar en todo lo que pude compartir con él, escuchando historias de su vida, contándole yo la mía, quizás enseñándole de alguna forma mi hogar. Lo extrañaba aun más por eso.

Regresé a mi casa cuando el cielo estaba más oscuro de lo habitual, mi familia había estado preocupada pero yo no le di mucha importancia, no estaba listo para eso todavía. Los días pasaban y yo me preguntaba cómo superar mi dolor, cómo mantener su recuerdo como lo que era, como seguir mi vida. Decidí contárselo a mi familia...

Ellos intentaron no decir nada que pudiera sonar ofensivo hacia mí. Hablaban de la forma más delicada posible, tratando de hacerme entender que para ellos era algo muy extraño una relación entre dos hombres; me abrazaron y me apoyaron por mi dolor, pero en el fondo de sus instintos, quizás se alegraban de que ya no pudiera estar con Vegeta más, y no por eso empecé a verlos como malas personas, traté de entender su forma de pensar simplemente, ellos no concebían algo así. Mis padres se fueron a dormir y yo estaba a punto de irme también, pero mi hermano me pidió que me quedara con él un momento. Desde mi llegada, mi relación con Raditz no había sido muy abierta; antes de irme, nosotros éramos muy buenos amigos y la pasábamos muy bien; pero desde que había regresado a casa, no habíamos hablado realmente, y quizás él lo había notado tanto como yo.

- Kakarotto, quiero decirte algo con respecto a lo que nos contaste - Puso una mano en mi hombro.

- No tienes que hacerlo. Sé que probablemente tú pienses lo mismo que papá y mamá, y no me molesta...

- No, más bien es eso. Yo pienso que no hiciste algo malo. No te diré que me parezca lo normal que dos hombres sean pareja, porque nuestros instintos no nos dicen eso, en la naturaleza es clara la forma en que estamos hechos para tener relaciones. Sin embargo, yo creo que si hay ciertos casos donde no pueden evitar que suceda, no hay motivo para reprimirse, lo cual sería peor. Me alegro de que hayas podido encontrar a alguien... - hizo una pausa y puso su mano en su frente como si le costase imaginarme a mí en esa situación - ...que te ayude a salir de tu soledad en esa prisión, y que te haya hecho feliz. Pero creo que el siguiente paso es superar su muerte, no quiero ser frío; pero él tendrá que seguir existiendo, o no, de la forma en la que sucede cuando mueres, tal vez también tendrá que superar su propia partida, pero tú estás vivo y si desperdicias tu vida en tristeza sería un crimen hasta contra el mismo Vegeta. En algún momento de tu vida, cuando estés listo, espero que elijas a otra persona a la que quieras; y espero que puedas tener familia con esa persona - Rio, como haciéndome una broma y yo reí también.

- Gracias, Raditz. Probablemente yo mismo elegiré una mujer la próxima vez, los hombres han dejado marcas demasiado grandes en mí - Dije suspirando.

- ¿"Los"? - Preguntó asustado.

- ¡Eh, no es nada! - Había olvidado que ellos no sabían nada de lo que me había sucedido dentro de la prisión - No puedo decírtelo, pero créeme que no es como lo de Vegeta. No tiene, en realidad, nada que ver conmigo.

- Te creo - Aun así me miró algo desconfiado - Bueno. Quizás ya quieras ir a dormir, si necesitas algo, dímelo, yo estoy dispuesto siempre, y no hago tanto alboroto como nuestros padres - Rio.

- De acuerdo. Gracias por ofrecerte - Le sonreí - Hasta mañana.

---

Poco a poco los días siguieron pasando. Pasaron semanas y meses. Mi corazón aún latía al pensar en él, y mis tesoros aún eran su diario y la caja de música. Eventualmente, mi hermano se fue de la casa y se mudó a una no muy lejana con su esposa, era muy bella y graciosa, pero algo ruda a veces, tal y como era Raditz, pero ella sabía ser suave cuando era necesario y ambos se cuidaban mutuamente. Mamá y papá empezaron a entrenarse para la batalla, sólo por diversión y me ayudaron a mí a hacerlo, yo ya no quería ser débil o indefenso. Yo empecé a ser un poco más parecido a como era antes en mi carácter, y mi aspecto volvió a la normalidad rápidamente después de buena comida y ejercicio. Decidí salir de vez en cuando con algunos conocidos, dejarlos hablar conmigo, tratarlos bien. En algún momento conocí a Chi-Chi, una chica que sabía pelear muy bien, a pesar de no ser luchadora; ella vivía sola, porque su padre sí era de clase guerrera y no podía quedarse en el área de trabajo. De alguna forma nos convertimos en muy buenos amigos.

Los meses siguieron pasando, yo ya tenía 23 años, y estaba cerca de los 24; había pasado 4 años desde mi encierro y aproximadamente 3 años y medio desde que Vegeta murió. Ya tenía casi su misma edad, su recuerdo aún era doloroso, pero mi vida había seguido adelante. Me casé con Chi-Chi y me mudé de igual forma a una casa no muy lejana de la de mis padres. Yo la quería muchísimo, pero aún no estaba seguro de amarla, quizás ella tampoco, pero estábamos felices siendo esposos; y probablemente eso era más importante, yo no quería una relación tormentosa con amor y pasión, prefería una relación pacífica y feliz aunque mis sentimientos no estuviesen claros.

Chi-Chi y yo tuvimos un hijo un año después, y le puse Bardock, como mi padre. Él siempre fue mi mentor, me apoyó desde que era niño, siempre velando por mantenerme feliz y seguro, y por enseñarme a vivir; ahora pienso que debió haber sufrido mucho cuando me vio regresar hace años tan cambiado, al ser él quien más se había desvivido por mantenerme en un ambiente lleno de felicidad. Gracias, padre, no creas que fallaste, quizás simplemente fue un error querer evitarme sufrimiento; yo eventualmente crecería y en búsqueda del camino pasaría muchas veces por el dolor, pero yo mismo puedo manejarlo, yo mismo debo encontrar la anestesia y finalmente la respuesta a mis males. Pero después de todo, es el hombre que más admiro, y ese legado es el que quiero que tenga mi hijo. Cuando mi padre se enteró del nombre que le pondría, se sintió muy orgulloso; y mi madre se alegró por él, casi estuvieron a punto de hacer una comida para celebrarlo, pero no me pareció buena idea, Chi-chi aún debía descansar estando con el embarazo tan avanzado.

Quisiera agradecer también a mi madre, Gine, quizás ella me haya cuidado aún más que mi padre, pero entendía que debía dejarme descubrir el mundo a mí solo, y que ella sólo podía ayudarme a comprenderlo. Siempre me daba más cariño del que yo esperaba, y fue como un ángel para mí en mi niñez, su voz era hermosa (y aún lo es), cuando cantaba me hacía ver todo de forma especial, su risa era contagiosa y dulce, sus palabras siempre fueron correctas. Tal vez lo único que puedo reprocharle es que siempre tenía expectativas de un cierto futuro para mí, a pesar de que luchaba para no causarme problemas por ello. Y a mi hermano, también, le debo demasiado, fue y es el compañero de mis alegrías y mis tristezas, cuando éramos niños, pasé los momentos más divertidos con él; y aunque no puedo evitar recordar nuestras peleas, que con la edad se hacen cada vez más serias, siempre pesa más, en mí, la alegría de nuestra reconciliación; él entiende mis problemas mejor que nadie en mi familia, y siempre es comprensivo y sincero (aunque su sinceridad duela, de vez en cuando); admiro su valentía y su fuerza, sus ganas de siempre ser mejor; su esposa, Nion, y él son una gran pareja de esposos, espero que se mantengan juntos; por favor, Nion, cuida de mi hermano, no dejes que se haga daño por ser tan testarudo, yo sé que les irá bien si siguen unidos.

Por último, a Chi-Chi, mi esposa, gracias por los años que hemos pasado juntos, no podría imaginarme sin ti, eres quien me da ánimos cuando caigo en depresión, y la que me acompaña en todo momento desinteresadamente. Te quiero, y eso nunca cambiará, no importa lo mucho que cambies o lo mucho que yo decaiga en mi ánimo, tu sonrisa y tus ojos siempre me recordarán que aún tengo mucho por que luchar y por que vivir, y así será hasta que se agote mi último aliento de vida. A mi hijo, sólo quiero decirle que lo adoro, que nunca pensé poder sentir esto por una persona, verte sonreír todo el tiempo, ver como te haces más fuerte, ver cuando lloras y te contentas en un segundo, ver todos los aspectos de tu corta vida; eso, para mí, es una experiencia mágica, y eso tengo que agradecérselo también a tu madre, gracias a ella ambos podemos estar a tu lado y verte crecer, darte todo lo que podemos dar, y más, para ti; hijo, nunca olvides que seremos tu apoyo en todo momento, no importa cómo, cuándo, ni por qué, ahí estaremos.

Al final, pude volver a sentirme yo, pero no volví a ser el mismo, ya no puedo sonreírle a todos como si fuera lo más fácil del mundo, pero tampoco seguí siendo un ser oscuro y magullado por la tristeza; simplemente me dediqué a buscar la felicidad cada día, y a lucha por no caer en un abismo de pensamientos y recuerdos dolorosos que de vez en cuando quieren volver a mí.

Vegeta, tú marcaste un antes y un después en mi vida, y aún hoy, no puedo olvidar lo feliz que fui de conocerte. Mi vida ha sido complicada, pero si hay algo de lo que no puedo dudar es de que te amé, y probablemente aún te ame, pero ya sabes, pensar en eso ahora sólo me haría más daño; espero que estés en alguna parte, feliz, o por lo menos, que estés en paz; quizás cuando muera nos encontremos de nuevo; ¿crees que llegaré al mismo lugar que tú?, ¿o si por lo menos seré capaz de verte?, estaría muy feliz si así fuese, pero sólo podré averiguarlo al morir. ¿Sabes? Aún sueño contigo, de vez en cuando, mi mente no me deja olvidarte, es como si ese dolor que siento al saber que ya no estás fuese mi castigo por algún mal que hice, aunque no sepa cuál es. Leí tu diario de principio a fin, muchas veces; me sorprendió saber que tenías un hijo con Bulma, Trunks, que será el próximo rey del planeta ¿fue por eso que ella se convirtió en tu prometida?, ya me contestarás eso algún día; quisiera conocerlo, seguramente es como tú a su edad, un chico malcriado y orgulloso, pero bueno en el fondo, él también tendrá que enmendar su camino por su propia cuenta. Te extraño, y anhelo las cosas que nunca podremos hacer, quisiera verte cuidar a tu hijo, y que tú me veas cuidar al mío; quisiera que conocieras a Chi-Chi, ella quedaría encantada contigo seguramente, eres educado y encantador; quisiera escuchar de ti, escuchar que eres el rey y que haces muy bien tu trabajo, que siendo el rey tengas una familia feliz, y que te hubieras olvidado de mí para poder vivir en paz. Lamento que por ir a buscarme a mí, hayas encontrado tu muerte, no sabes cuánto lo lamento y cuántas noches he gritado del dolor que me produce el hecho de que ya no estés y que, de cierta forma, sea mi culpa.

Yo... ya no me queda mucho tiempo. Mi vida quizás acabe después de sólo 30 años. Mi corazón cada vez presiona más mi pecho, y cada vez se le hace más difícil funcionar. No le temo a la muerte, sólo me atormenta saber que no podré criar más a mi hijo y que mi esposa quedará sola; yo sé que mi familia la apoyará, pero no será lo mismo. Lo siento, hijo mío, Chi-Chi, madre, padre, hermano; los quiero a todos, no sufran cuando yo ya no esté, quizás yo estaré mejor muerto, ya que ahora estoy sintiendo no solo el dolor interno que siempre tuve sino también el dolor físico que me produce esta enfermedad. A los amigos que alguna vez tuve y a los pocos que tengo ahora, gracias por su compañía. A mi familia, que estuvo conmigo en mis últimos momentos, les debo todo, y lamento no poder pagárselo. Sepan que fui feliz hasta mi último momento de vida; porque aunque no lo crean, al final comprendí que mi sufrimiento, mis traumas, mis recuerdos, y todo aquello que me atormenta, seguirá ahí para siempre, pero yo elegí ser feliz a pesar de todo, y así es como acabaré mi vida. Seré feliz también esté donde esté; y quiero que ustedes vivan dichosos y me recuerden con amor y no con tristeza.

Cuídense todos. No falta mucho para nuestra despedida, y yo me voy tranquilo. Quiero irme y no llevarme nada, y es por eso que dejo todos mis recuerdos aquí. Con esto pueden saber mucho de mí, pero quizás les decepcione, no me importa; recordar a los muertos como santos nunca me pareció bueno. Mis sentimientos están plasmados aquí, y no hay forma mejor de conocerme; hagan con esto lo que mejor les parezca, lo que les haga felices. Yo trataré de saber de ustedes en el más allá, y espero que ustedes traten de superar el dolor, así como yo lo hice, ese es el mejor consejo que puedo darles.

Quizás, en poco tiempo, me encuentre contigo, Vegeta. Y te diga lo que no he podio decirte en todos estos años, dejaré de extrañarte y podré revivir mis recuerdos de aquellos dos días que pasamos juntos; aquellos dos días que nunca se fueron. Me pregunto si aún seguirás viéndote igual; probablemente, no, pero yo te reconoceré si llego a encontrarte. Gracias, Vegeta, ¡quién diría que por sólo conocerte dos días ya no sería capaz de olvidarte nunca!










Notas finales:
Bueno, para explicar un poco, las últimas partes son el final de un recuento de memorias que escribió Kakarotto para liberarse de sus emociones, antes de que su enfermedad del corazón acabara con él.

El hijo de Goku no se llama Gohan, porque no tendría muchosentido, en mi opinión, porque aquí nunca conoció al abuelo Gohan así que no tiene cómo conocer ese nombre.

*se va a un rincon a llorar 😭😭😭😭*









Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top