Capítulo 6: My Memories


Corrió a toda prisa por la base, el tiempo se le estaba acabando, tenía que encontrarla. Si la información que le habían proporcionado era correcta ella debería de estar en el tercer nivel de esa vieja estructura, y a demás...

Inicio del Flash Back

–Hay mucho de que hablar mi querido amigo.

–¿De qué habla doctor?– preguntó el erizo negro confundido –¿Qué pasó aquí?

–Fue Mephiles, él me traicionó– dijo Eggman con pesar.

–¿Desde hace cuánto tiempo está...

–¿Aquí?– completó –Cuatro años creo yo– respondió anticipando su pregunta con una falsa sonrisa –Él me ayudó a construir este imperio, incluso a hacer varias copias de ti– explicó con un dejo de diversión –Después de que desapareciste y la peste de Sonic se desvaneció, ya sólo me hacía falta deshacerme de sus tontos amigos– rememoró –Pero no era una tarea fácil... al menos hasta que ese traidor llegó a mí– recordó con resentimiento –Él lo sabía todo, dónde encontrarlos, cómo hacerlos desaparecer para que no estorbaran en su camino, todo sobre nosotros– recordó adentrándose en aquellos recuerdos silenciando para que Shadow lo viera expectante –Fue un día como hoy ¿sabes?– dijo irónico para que Shadow lo viera extrañado –Un día como este apareció en este viejo edificio un año después de que Sonic se desvaneciera, y ahí nuestro destino fue sellado.

–Entonces, ¿todo este imperio es de Mephiles?– cuestionó Shadow.

–Así es– confirmó con pesado suspiro –Una vez obtuvo lo que quiso me metió aquí... y bueno... lo demás es historia– dijo exhausto para toser con fuerza.

No había rastro del hombre que Shadow alguna vez había respetado y admirado, ahora aquel anciano escuálido frente a él, no era más que su sombra. Con grilletes en sus muñecas que tenían un par de cadenas que lo pegaban a la pared de concreto en aquella celda fría, mantenían a su prisionero en una despreciable mazmorra. Tal vez Eggman nunca había sido su persona favorita, pero incluso eso era demasiado para un hombre como él. Shadow apretó sus puños con fuerza y corrió hacia él, lo liberaría de su prisión.

–¡Lo sacaré de aquí!– indicó el erizo para ver las cadenas que lo mantenían sujetó a aquella pared.

–No hay tiempo– habló Eggman sujetando sus manos para detenerlo –Mephiles tiene seis esmeraldas caos en su poder, eso significa que tú tienes la última, ¿no es cierto?

–Eh... sí– asintió el erizo negro, soltando lentamente las cadenas de metal.

–Él te ha estado esperando todo este tiempo para conseguirla– reveló Eggman –Tú eres la pieza clave del plan de Mephiles y a su vez el mayor obstáculo– indicó –Una vez consiga la última esmeralda se encargará de destruir todo lo que este a su paso.

–"Entonces trajo a Amy para atraerme aquí"– pensó el erizo negro –"¡Una trampa para mi!"

–Y aún hay más...

Fin del Flash Back

Corrió directo al tercer nivel para así, tal y como Eggman le había dicho, encontrar la única puerta con seguridad del piso en donde seguramente él la tendría prisionera en su espera. Shadow deambuló por los pasillos vagamente iluminados con luces parpadeantes, en donde las ventanas y cualquier entrada de luz simplemente había sido sellada. Shadow paró frente a la única habitación con una puerta de acero cerrada desde adentro.

¡Chaos Spears!– gritó logrando derribar la puerta y así lograr su acceso. –¡¿Amy?!– llamó con desespere para no ver más que un cuarto oscuro –Am...

Unos ojos verdes azulados brillantes relucieron en la oscuridad, y una silueta conocida se contorneó con la escasa luz que entraba a la recámara –¿Soni...– pero calló al percatarse de quién lo miraba con intensidad no era aquel erizo azul –¡Mephiles!– soltó al reconocer el rostro que Tails le había mostrado con anterioridad. Shadow frunció el ceño molesto para correr hacia él y dirigirse a su ataque cuando algo lo hizo parar en seco.

–Por fin nos vemos cara a cara Shadow the Hedgehog– habló el erizo sin boca provocando en él un escalofrío. Verse a sí mismo no era algo que pasaba todos los días. –¿Te ha gustado mi futuro?– preguntó Mephiles sin obtener respuesta del rival que lo miraba con desdén –Creo que encontraste algo que realmente llamó tu atención, ¿no es así?

Shadow la vio yacer de rodillas en el suelo con sus manos atadas sobre su espalda y un pañuelo sobre su boca amordazada para evitarle de hablar. Amy veía de reojo a su opresor con aquellos llenos de ira y sed de venganza que él conocía tan bien, pero había algo más en éstos; pequeñas lágrimas que sobresalían de los mismos indicándole que había algo más que Amy sentía en ese momento aparte de odio, aunque no descifraba qué.

–No tengo intenciones de pelear contra ti– habló Mephiles nuevamente, haciendo que mirada se dirigiera a él –Entrégame la última esmeralda caos y te daré a la eriza– negoció el erizo para estirar su mano.

Shadow lo observó extender su mano con una expresión arrogante. Desvió por un segundo la mirada a la eriza que yacía de rodillas para que las palabras que Eggman le había dicho con anterioridad empezaron a resonar con fuerza en su mente:

–"Y aún hay más, Mephiles planea usar todas las esmeraldas para invocar algo llamado el Iblis, algo que destruirá todo nuestro mundo para consumirlo en las llamas de una mente retorcida. Hagas lo que hagas Shadow, ¡No le entregues la última esmeralda caos!"– recordó . Shadow observó una vez más a Amy, quien con la mirada parecía suplicarle por algo. –Si lo hago...– habló al fin el erizo negro –¿Nos dejaras ir?– preguntó para suavizar su mirada.

Amy tensó su cuerpo al escuchar las palabras salir de su boca y verlo con incredulidad. En su rostro pudo notar que Shadow hablaba en serio, realmente creía que Mephiles los liberaría si le entregaba la última Esmeralda Caos, pero ella sabía que eso no pasaría. Avistó de reojo a Mephiles, quien a pesar de no tener boca, ella podría jurar que sonreía pretencioso. Amy no podía permitir que pasara, no soportaría perder a alguien más.

–Tienes mi palabra– indicó Mephiles con malicia para estirar su mano aún más.

–Bien– asintió el erizo negro para dejar ver la esmeralda que con tanto esmero había protegido. –To...

Amy se alzó del suelo para con toda su fuerza golpear a Mephiles con su cuerpo y así derribarlo, interrumpiendo la conversación entre ellos. Amy cayó tan rápido como se levantó del suelo pues unos grilletes en sus tobillos le prohibían poder dar un paso sin caer de bruces; la eriza rosa se volteó con cierto esfuerzo para ver sus pies encadenados, ya que Mephiles había hecho lo necesario para que ella no intentara correr lejos o hacer prácticamente nada al momento de sacarla de su celda, que no había sido una tarea fácil para él.

Amy fijó su vista nuevamente en el aturdido erizo sin expresión que yacía frente a ellos, temiendo lo peor, hasta que sintió como algo la abrazaba con fuerza sobre su pecho, haciéndola de distinguir de reojo al erizo negro que yacía sobre una rodilla en el suelo para estar a su nivel, acto seguido, un grito se escuchó resonar en la habitación–"¡Chaos Control!" y una luz blanca la segó por completo.

Así como la luz había iluminado todo a su alrededor poco a poco se desvaneció para percatarse que yacía en medio de uno de los pasillos de ese gran edificio. La mordaza en su boca se aflojó al igual que las ataduras de sus muñecas, siendo libre al fin. Por inercia acarició sus muñecas y movió con suavidad su mandíbula entumecida por la mordaza que la habían obligado a usar. Amy vio a Shadow caminar frente a ella y con fuerza romper las cadenas que le imposibilitaban mover sus piernas con libertad, dejando únicamente aquellos grilletes de acero sobre sus tobillos, pero la cadena entre ellos ahora yacía rota.

–¿Te encuentras bien?– le preguntó Shadow para verla con alivio una vez haberla liberado de todo aquello. –¿Am...- calló al sentir como se abalanzaba sobre él para abrazarlo con fuerza, dejándolo atónito. La única vez que ella le había hecho eso había sido por confundirlo con Sonic, y ahora, por primera vez, ella lo abrazaba por el hecho de ser él.

–¡Prometió matarte!– la escuchó exclamar con una voz temblorosa –Prometió que te vería morir ante mis ojos– susurró para aferrarse con más fuerza a él, escuchando su voz ahogarse por un nudo en su garganta. Ahora entendía el por qué de la mirada de ella.

–Yo no...

–¡No te lo perdonaré!– interrumpió Amy para verlo al fin con aquellas lágrimas contenidas –Si mueres... nunca te lo perdonaré...– musitó para derramar dos gotas saladas en silencio.

Shadow sonrió con disimuló para así abrazarla con fuerza, y colocar su mentón sobre su cabeza. Eso había sido encantador; no recordaba la última vez que alguien se había preocupado tanto por él, y ese pensamiento la hizo abrazarla con más fuerza. La sintió aferrarse a él para sentir su pecho mojarse con el llanto silencioso; él no moriría, porque ahora tenía una nueva misión. La protegería, la protegería hasta su último día de su vida.

–Soy la última forma de vida– susurró a su oído –Yo no moriré– completó.

Amy le abrazó con fuerza, hundiendo su rostro en su pecho sintiendo la calidez del contacto de otro ser, uno que ambos habían olvidado lo reconfortante que podría ser. Shadow la rodeó entre sus brazos para permanecer en silencio, disfrutando de ella hasta que una alarma sonó en el edificio, recordándole a él lo que hacía ahí. Amy tomó su distancia terminando con el cálido momento, para ver a los alrededores y escuchar pasos, cientos de ellos en diferentes direcciones.

–Demonios– masculló el erizo negro –¡Vamos!– ordenó para tomar de su muñeca y halarla del suelo y empezar a correr.

–¿A-A dónde vamos?– preguntó la eriza para intentar seguirle el paso.

–¡Debemos de arrebatarle las esmeraldas!– respondió para deambular confundido, pues no estaba seguro de dónde estaban. –"El doctor dijo que estarían en algún lado en este nivel" – pensó apresurado, sabiendo que el tiempo se estaba terminando. Había hecho un Control Caos en el octavo nivel, pues era el lugar que el doctor le había dicho que Mephiles tendría la esmeraldas, pero no le dijo exactamente dónde podría encontrarlas.

–Usa tu esmeralda– sugirió la eriza –Ésta ha de reaccionar con las otras, así las buscábamos antes ¿lo recuerdas?

Shadow asintió para sacar la esmeralda de color verde para verla titilar levemente –Están cerca– indicó para correr nuevamente y tomar así de su mano con fuerza. –Andado, antes que...– pero un ejercito de robots de color naranja se divisaron corriendo del lado opuesto de esa pasillo.

–¡Tenemos que irnos!– dijo Amy para halarlo al corredor vecino.

–¡No, las esmeraldas...

–¡Encontraremos otro camino!– interrumpió la eriza –¡Corre!

Shadow la siguió de mala gana para así mantener su mira fija en la esmeralda que empezaba a brillar con más fuerza, parecía que había sido acertado el desvió de Amy. Shadow vio el pasillo delante de él y pudo ver una trifurcación, con tres caminos diferentes a la distancia.

–¡¿Hacia dónde?!– preguntó la eriza rosa para ver como se aproximaban a la trifurcación. Shadow movió la Esmeralda Caos que yacía en su mano en diferentes direcciones en espera de encontrar una respuesta para la eriza, ya que sabía que no tenían tiempo que perder, pero ésta no parecía reaccionar. –¡Shadow!– apresuró

Shadow soltó su mano para adelantársele y así llegar al punto exacto donde debería de decidir qué ruta tomar. Paró en medio de la trifurcación y de nuevo se movió con la esmeralda en mano para buscar el camino correcto, y por fin ésta brilló con mayor intensidad en el pasillo yaciente en su mano izquierda, ese sería el camino.

–¡Lo encontré!– exclamó el erizo negro para verla de reojo llegar hacia él –¡Por aquí es...

–¡Cuidado!– advirtió Amy de pronto para voltear su cabeza y ver a otro ejercito de robots aproximarse a del pasillo adyacente.

Shadow vio cientos de rayos láser ser disparados al mismo tiempo para sentir como algo se abalanzaba sobre su cintura con fuerza obligándolo a caer al suelo, mientras los láser pasaban por todo su alrededor. Cayó en lo que le pareció cámara lenta, viendo así las líneas de luz iluminar el cielo mientras la larga cabellera rosa de Amy flotar en el aire siendo parcialmente alcanzado por los disparos, recortando un par de sus mechones; hasta caer pesadamente sobre el acero frío con ella sobre él. Observó a la eriza caer con un mohín inconfundible de dolor en su rostro.

–¿Estás...– acalló al escuchar los disparos nuevamente.

Las paredes empezaron a recibir los cientos de impactos que los robots disparaban sin descanso mientras humo y escombro empezaban a cubrirlos. Shadow vio a los robots naranjas, que alguna vez obedecieron a Eggman, acercarse a prisa, y como poco a poco empezaban a acorralarlos; si no se movían rápido pronto el pasillo que los llevaría a su la ubicación de las esmeraldas sería bloqueado por ellos.

–¡Andando!– ordenó el erizo negro para ponerse en pie semi encorvado en un intento de no ser lastimado por los disparos detrás de ellos y así estirar su mano –¡Amy!– llamó al verla aún aturdida en el suelo.

–¡S-Sí!– asintió para tomar su mano y ponerse en pie con torpeza.

–¡Necesitamos recuperar las esmeraldas!– indicó e iniciar su carrera lejos de sus atacantes –Es nuestra única oportunidad.

Amy asintió con la cabeza para correr tan rápido como pudo detrás de él por aquel pasillo que parecía no llevar a ningún lado, únicamente sintiendo la presencia a sus espaldas de sus persecutores, quienes no tardarían en alcanzarlos. Parecía ser un camino si salida, o eso creyó hasta que la esmeralda verde brilló con tal intensidad que iluminó todo el lúgubre pasillo, haciéndolos parar. Shadow soltó su mano para así acercarse al lugar indicado por la esmeralda, pero no miraba más que concreto, una simple pared desgastada.

–¿Pero dónde está?– musitó el erizo negro para tocar la misma, sin sentir nada diferente.

–Golpéala con fuerza– habló la eriza, quien se miraba exhausta por la carrera intentando recuperar el aliento –Mephiles ha encubierto la locación de las esmeraldas de nosotros– habló fatigada –¡Hazlo!

Eso parecía tener bastante lógica, y no tenía tiempo para pensar en nada mejor. Shadow saltó en el aire para así juntar sus piernas y hacer un Spin Dash golpeando aquella pared con fuerza. Chispas salieron de la misma para dejar ver al fin una puerta encubierta por un holograma muy bien diseñado; a la par de la pesada puerta de acero pudo ver un pequeño panel en donde asumía debería de escribir algún tipo de clave de acceso. Sin pensarlo dos veces Shadow golpeó con fuerza dicho panel, y así, éste les dio entrada. –¡Vamos!– ordenó el erizo para tomarla su muñeca, apresurando su entrada y acto seguido a esto cerrar la puerta por completo nuevamente, bloqueándola. No pasaría mucho antes de que Mephiles llegara y lograra entrar.

Shadow suspiró aliviado, sabiendo que había ganado un poco de tiempo antes de que los soldados de Mephiles llegaran hasta ellos. Shadow se volteó para ver las seis esmeraldas caos a sus espaldas en los mismo pilares que las había visto la última vez cinco años atrás, y en medio de éstas, la Master Emerald. Realmente lo que había dicho el Doctor parecía ser cierto, Mephiles planeaba usar la energía de las esmeraldas para desatar el caos por todo el planeta. Caminó con lentitud a la máquina frente a él, notando que había un pilar vació donde asumía debía de ir su esmeralda; un perfecto invento para invocar al Iblis, algo que destruiría todo a su paso, o eso le explicó. Debía de encargarse de destruir todo y salir de ahí antes de que Mephiles pudiera llevar a cabo de plan.

–Bien– dijo Shadow al fin –Toma las esmeraldas y yo...– pero calló al no ver a Amy junto a él. Shadow la buscó con la mirada para verla recostada sobre una de las paredes –¿Amy?

–Encontraste las esmeraldas– dijo la eriza con una sonrisa forzada –Es hora de ponerle fin a esto– murmuró con un claro mohín de dolor en su rostro.

–¡¿Qué sucede?!– exclamó para correr hacia ella y verla perder poco a poco el color de sus mejillas. –¡Am...- guardó silencio al notar algo extraño debajo de ella; un pequeño charco de sangre empezaba a formarse. Shadow la tomó con delicadeza para separarla de aquella pared y ver en su espalda una herida profunda justo en medio de espalda, una herida de laser.

–Aquí termina mi viaje– susurró ella moribunda.

Shadow la observó con temor para ver sus ojos irse apagando poco a poco y así recordar cómo ella había salvado su vida de los disparos furtivos momentos atrás.

–Esto pasó cuando tú me advertiste de los robots, en la trifurcación– rememoró–¡¿Por qué no me dijiste nada?!– reclamó con una falsa molestia.

–Esto... era más importante...– logró decir sin aliento – ¿Lo olvidaste?– inquirió forzando su sonrisa –Yo no soy impor...– calló para desvanecerse sobre él provocando que Shadow la tomará antes de caer al suelo.

–¡Amy!– llamó con preocupación. Sus bellas y largas púas rosas se habían teñido del rojo carmesí de su sangre, y su mirada intensa y brillante empezaba a apagarse. –Esto no puede estar pasando...– masculló para ver la herida en su espalda, la cual yacía manchada de su sangre, viendo como ésta no parecía querer parar –¡Amy!– exclamó nuevamente para acunarla en sus brazos y verla abrir los ojos con pesadez y así empezar a toser con fuerza, mientras un hilo de sangre recorría de su boca. Él lo sabía, ella no duraría mucho.

Shadow la abrazó gentilmente contra él sintiendo como un nudo en su garganta empezaba a formarse. No podía perderla a ella también, no por lo mismo que alguna vez perdió a María. Se sentía impotente, pues mientras su brazos la rodeaban sentía como su vida se le iba de entre los dedos, mientras su cuerpo cada vez se ponía más frío.

Tenía que haber una manera de salvarla, tenía que poder hacer algo para evitar ese destino, y entonces, sintió de nuevo el resplandor de las esmeraldas a sus espaldas para verlas de reojo.

–No hay nada más por hacer Shadow– la escuchó murmurar moribunda, captando su atención nuevamente.

–... Aún hay algo– musitó recostándola con suavidad en el suelo y ponerse en pie.

Caminó hacia el pilar vacío que yacía en aquel extraño altar, y ahí, colocó la última esmeralda caos. Shadow desvió su vista para ver el panel de controles que yacía del otro extremo de la habitación; si provocaba una sobrecarga como hace cinco años su plan podría funcionar.

–¡E-Espera!– exclamó Amy y así arrastrarse con fuerza hacia donde él estaba, dejando una mancha de sangre a su paso –¡¿Qué piensas hacer?!– preguntó para toser un poco de sangre en el transcurso y su respiración empezar agitarse nuevamente.

Shadow la vio intentar tomar energías para así poder intentar sentarse adolorida. No podía salvarla, sabía que no podría hacer nada para ayudarla... nada en esta realidad.

–Regresar– respondió al fin sin entusiasmo para de nuevo visualizar la esmeralda de verde intenso frente a él.

Amy abrió los ojos de golpe ante el plan que planeaba perpetuar –Pero si lo haces...– murmuró para desviar su mirada a su regazo, sintiendo sus ojos humedecer –Tú y yo...– empezó mordiendo su labio sin saber cómo expresar lo que su corazón le gritaba –Es decir, nosotros...– intentó explicarse para intentar ponerse en pie.

–Jamás hubo nada– espetó Shadow con frialdad, para dirigir su mirada al panel de control, sabiendo que no podría sostenérsela.

–¡MENTIRA!– vociferó Amy con todas sus fuerzas, obligándolo a verla de nuevo y así caminar con desahucié hacia él.

–¡E-Espera!– advirtió el erizo con preocupación para correr hacia ella y sujetarla en brazos, evitando que cayera nuevamente, sintiendo como su cuerpo, antes cálido como el sol, empezarse a enfriar como el mismo invierno –¡Esto es...

Los labios de ella se posaron sobre los de él haciéndolo callar. El jugoso néctar de sus labios fueron saboreados como el más prohibido de los pecados jamás cometidos. Un beso vetado por el destino, un beso que jamás tuvo que darse, y aún así, estaba pasando. Shadow la acercó con delicadeza hacia él para así cerrar sus ojos con pesadez, sabiendo que aquel beso sólo haría su misión más difícil de lo que ya era; dejándose envolver en la calidez que sólo ella podía proporcionarle.

Amy se separó de él para sonreírle con dulzura, mientras él miraba la vida de ella irse en cada suspiro que daba.

–Ahora hay algo– insistió la eriza –Si te vas... yo jamás sabré de esto– habló borrando aquella sonrisa para que una expresión de tristeza tomara su lugar.

–Y si me quedó yo te perderé para siempre– respondió él para sentir sus ojos llenarse de aquel líquido salado que pensó que ya no era posible para él de generar.

–Pero...

Escucharon la puerta azotarse con fuerza, Mephiles ya había llegado.

Ambos se vieron a los ojos sabiendo que el tiempo se había acabado. Shadow la abrazó nuevamente, intentando no quebrarse ante la situación, pero sus manos bañadas en sangre le hacían saber qué era lo correcto por hacer. Amy le devolvió el abrazó con unas manos temblorosas para así hundir su rostro en el pecho de él y sollozar en silencio; ella sabía que significaba eso.

Shadow la separó de él lentamente, observando aquellos ojos opacos que lo miraban con lágrimas contenidas.

–Te prometo que cuidaré de ti siempre– le susurró con una voz temblorosa.

–No, no...– lloró ella ante sus palabras para así dejarse caer sin poder mantenerse de pie ni un segundo más, para que él la sostuviera en brazos y se arrodillara junto a ella –No te vayas por favor– suplicó aferrándose a su pecho mientras las lágrimas brotaban con libertad –No quiero olvidarte... no quiero olvidarnos.

Shadow la sujetó con fuerza, mordiendo su labio interior ante la lucha de emociones que se batallaba en su corazón, sabiendo que si se marchaba, Amy jamás podría entender o siquiera corresponder a sus sentimientos, pero que si se quedaba debería de vivir con su muerte.

Shadow sintió como su agarre empezaba a perder fuerza para ver sus ojos apagarse y así caer lentamente sobre él. Mordió su labio inferior intentando contener el las gotas saladas que pretendían exhibirse. La acomodó con delicadeza sobre el suelo, cual flor marchita en invierno, para verla empezar a perder el brillo en sus ojos y estos empezarse a cerrar lentamente.

–No me dejes– le susurró Amy a penas audible. Y así lo haría.

Shadow se quedó sujetando su mano, obviando los ruidos ensordecedores de su alrededor, para enfocarse en uno sólo, en el corazón de ella que palpitaba con lentitud... hasta que éste se detuvo por completo provocando que ella cerrar los ojos para siempre. Una lágrima fugitiva recorrió su mejilla apretando su mano con fuerza, intentando soportar la tristeza que ahora lo invadía.

–Lo prometo...– musitó con una voz quebrantada para soltar su mano y dejarla descansar.

Shadow corrió de nuevo hacia la esmeralda que había viajado junto con él, y esperó con todo su ser que funcionara lo que pensaba hacer, o de lo contrario, todo estaría perdido. Escuchó la puerta de metal pesado explotar y detrás de ésta ver al erizo con su misma apariencia.

–¡Esto es todo, Shadow the Hedgehog!– condenó Mephiles.

–Lo será– espetó para ver una vez el panel de control –¡Chaos Spear!– gritó para hacer que la máquina explotara, y como había predicho generara una sobre carga sobre todas las esmeraldas –¡Chaos Control!– gritó para que una intensa luz lo absorbiera en un manto brillante.

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Abrió sus ojos confundido, la luz se desvanecía poco a poco y la claridad dejó a sus ojos enfocar correctamente. De nuevo aquella sensación de mareo y nausea lo acompañó como había pasado en el momento que había viajado al futuro. ¿Lo habría conseguido?

–Hmph, ¿Y qué podría ser?– escuchó a alguien hablarle, llamando su atención. Shadow buscó con la mirada para ver a Sonic parado frente a él viéndolo con molestia, en espera de una respuesta a una situación que no tenía idea cuál era.

–¿Sonic?– murmuró Shadow para verlo con asombro. Era él, era el fastidioso erizo azul que lo exasperada hasta la médula.

–¿Uh?– exclamó Sonic para verlo confundido –¿Qué pasa contigo ahora?– inquirió para alzar una ceja –¿Desde cuando me llamas por mi nombre?

Shadow observó a los alrededores con rapidez, y así notó rápidamente dónde se encontraba. Había regresado al punto exacto donde intentaba recuperar las esmeraldas caos en el laboratorio de Eggman, antes de que fuese enviado al futuro por error. Frente a él, aquella puerta de metal con varias abolladuras, donde sabía que detrás de la misma se encontraba la trampa de que Eggman había preparado para Sonic.

–¡Sonic!– escuchó la voz de Tails para ver de nuevo al erizo azul; parecía que aquel extraño aparato que llevaba en su oreja era una especie de comunicador –¡No hay tiempo que perder, Amy está en peligro!– advirtió el zorro –¡Sí, lo sé!– indicó el erizo azul para fijar su vista en la puerta frente a él –¡Arreglaremos esto después!– le indicó para restarle importancia a la pelea que asumió que tenían.

Sonic pateó la puerta con fuerza para que ésta cediera al fin y cayera al suelo. Ambos vieron dentro de la oscura habitación tanto como la luz del exterior se los permitía, lo cual era unos escasos pasos de la entrada. Todo regresaba a él, Shadow sabía qué pasaría a continuación.

–¡Sonic!– clamó desde las profundidades; era ella.

–¡Amy!– dijo Sonic alarmado para entrar sin esperar más tiempo.

–"¡La trampa!"– recordó al instante –¡No, Sonic, esper...

Pero como la última vez, el erizo azul no escuchó sus palabras. Las luces de la inmensa habitación se encendieron dejándolo ver los interiores una vez más, y ahí, atrapada en una celda de metal sobre aquella fosa de acido yacía Amy, la joven Amy rose. –¡No te preocupes Amy!– escuchó al erizo azul gritar y acto seguido verlo volar por la habitación y chocar con la pared opuesta, como había pasado la primera vez al tocar el suelo electrificado.

Shadow se adentró con cuidado, y su vista se fijó en la eriza rosa que yacía con su vista en su héroe caído, provocando que su belleza cautivara su mirada una vez más, olvidando su alrededor. Ella estaba viva y era la único que le importaba.

¡Ni lo intentes Shadow!– escuchó a Eggman por el altavoz, sobresaltándose –Si intentas llevarte mis esmeraldas será todo para la pobre noviecita de Sonic– lo escuchó decir haciéndolo fruncir el ceño. –Pueden rescatar a Amy, pero si lo hacen mi máquina se activara y con la ayuda de las esmeraldas ¡me encargaré de tener el cañón más poderoso jamás creado!– río con maldad

Shadow bufó molesto, para dirigir su mirada nuevamente a la eriza quien tenía una mirada de suplica en sus ojos, aquellos ojos color esmeralda que no guardaban resentimiento o duelo, sino inocencia y miedo a un futuro incierto.

–Entiendo– musitó para correr hacia donde la eriza y las esmeraldas se encontraban.

–¡No, Shadow!– gritó Sonic al verlo correr con decisión.

Sin ser afectado por la trampa eléctrica del suelo corrió hacia ella y con un Chaos Spear a distancia rompió la cerradura de aquella jaula colgante que encerraba a su prisionera con recelo. Shadow paró en el borde del mismo pozo que se había llevado la vida de Sonic en el futuro distante al cual el había viajado, sin poder evitar ver de reojo el ácido que yacía bajo sus pies por un instante, y luego elevar la mirada hacia donde la temerosa eriza yacía.

–¡Amy, salta!– le ordenó para estirar sus brazos al aire –No permitiré que nada malo te pase– murmuró con un mohín de amabilidad.

Amy lo vio con sorpresa al escucharlo hablar, anonadada por lo que acaba de escuchar. Desvió velozmente su mirada al erizo azul que yacía aún adolorido del otro lado de la habitación, y de nuevo lo vio a él, quien la observaba con expectativa desde el suelo. Amy asintió la cabeza con algo de timidez y así cerró sus ojos con fuerza para dejarse llevar saltando al vacío y confiando ciegamente en las palabras de un erizo que jamás había mostrado empatía alguna por ella. Amy sintió como la tomaba con delicadeza para así abrir sus ojos con lentitud y reconocer aquellos ojos color carmín, y a su vez, una pequeña sonrisa que parecía estar dedicada a su persona.

–Emm...– murmuró Amy al sentir el seguro agarre del erizo negro –Ya puedes bajarme– musitó la eriza para sonrojarse al ver la comprometedora situación. Olvidando por completo la trampa a sus pies.

Una explosión se escuchó a sus espaldas, obligándolo a voltear y ver al erizo azul salir entre el humo y escombros caminar con presunción; parecía que la trampa de Eggman había sido deshabilitada, pues el suelo había dejando de brillar tenuemente.

–¡Sonic!– la escuchó gritar para soltarse de su agarre con rapidez y correr hacia el erizo azul –¡Oh Sonic, estaba tan angustiada!– dijo Amy para abalanzarse sobre sus brazos.

Shadow la vio abrazarlo con fuerza para verla con aquella dulce e inocente sonrisa adornando su rostro; Amy no tendría que sufrir el cruel futuro que él había visto, esa Amy jamás existiría, y aquello que alguna vez vivió con ella quedaría guardado únicamente en sus recuerdos. Suspiró derrotado y su atención se volcó nuevamente hacia las esmeraldas que yacían frente a él. Caminó directo a la esmeralda de color verde que parecía brillar con más fuerza que las demás y así quitarla de su lugar.

–... ¿Shadow?– la escuchó llamarlo para voltearse, y verla parada con una dulce sonrisa detrás de él –Gracias por haberme ayudado antes.

–No permitiré que mueras– le susurró para desviarle la mirada.

–¿Eh?– exclamó la eriza sin entender sus palabras.

Observó nuevamente aquellos ojos irradiantes de luz y mirada dulce. Vestía aquel mismo vestido y botas rojas y llevaba su pelo corto, como siempre. No había rastros de las fascinante mujer que sabía que algún día se convertiría; ella viviría únicamente en su memoria.

–Hmph– bufó encubriendo sus verdaderos sentimientos con una mascara de frialdad –Sólo te demuestro lo que ese Faker no es capaz de hacer– explicó para ver al erizo azul burlesco –¡Y tú!– exclamó para verlo con molestia –Piensa las estupideces que haces, no siempre estaré aquí para salvar tu trasero– dijo Shadow con desdén y así tomar dirección hacia la salida.

–¡Yo nunca te pedí que...

–No sabes cómo podría afectar tu perdida a aquellos que les importas– interrumpió el alegato del erizo azul.

–¿Eh?– exclamó Sonic confundido.

–Cuídate...– murmuró apenas audible para seguir su camino.

–¡Espera, Shadow!– gritó la eriza obligándolo a detenerse. La vio correr tras de él y parar frente a su presencia. Amy le sonrió una vez más con aquella típica dulzura que sólo ella podía tener, y con un rápido movimiento, sin él verlo venir, besó su mejilla provocando en ella un intenso sonroje por su atrevida acción –Gracias por llamarme Amy– le susurró, apenada.

En aquella expresión de timidez y detrás de esa dulce sonrisa logró, por un instante, ver a su Amy, haciéndolo sonrojar nuevamente. Sin decirle nada más, Amy le dio la espalda viéndola correr de regreso a la par del erizo de sus sueños, un erizo que él jamás podría ser.

–Vamos Amy– habló Sonic para tomar de su mano –Tenemos que detener a Eggman– indicó –Además de hablar de tus imprudentes decisiones– regañó el erizo azul y verla hacer un pequeño puchero ante la reprimenda.

–"Todo regresó a la normalidad"– pensó el erizo negro para ver a la esmeralda que yacía en su mano, y verla una última vez antes de invocar el Chaos Control.

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–¿Puedes repetirme qué hacemos aquí?– preguntó la murciélago irritada mientras lo miraba descansar con sus ojos cerrados –¡Shadow!– le gritó impaciente con aquella mirada iracunda.

–Esperar– respondió sin más.

–¡¿Y para qué demonios me pediste traer esta cosa?!– cuestionó Rouge irritada.

Shadow abrió sus ojos para verla de reojo, y ver como en su mano yacía aquel cetro que prevendría que aquel oscuro futuro se hiciera realidad. Un año había pasado desde su regreso y sabía que era su responsabilidad evitar a toda costa que los sucesos volvieran a repetirse. Las palabras de Eggman aún resonaban en su cabeza, advirtiéndole el destino.

"Mephiles viajó a través del tiempo con el único propósito de evitar ser capturado y así destruir toda la vida del planeta. Exactamente el 28 de junio de hace cuatro años llegó a este mismo edificio sólo para contactarse conmigo... Si no lo hubiese escuchado nada de esto hubiera pasado"– recordó.

–Bien, no me digas– habló Rouge resignada para sentarse sobre un viejo archivero de aquella habitación –En vez de eso, cuéntame un poco de ¿por qué ahora te encuentras tan pendiente de Amy Rose?– preguntó con una pícara expresión –Cada vez que me encuentro contigo veo que la observas a la distancia o bien que hablas con ella fingiendo desinterés– recalcó –¿Es que acaso te gus...

–Sólo me cercioro que crezca como debe de ser– interrumpió antes de que ella completara su pregunta.

–¿Qué crezca como debe de ser?– repitió confundida.

–Es una promesa que hice mucho tiempo atrás...– murmuró para recordar a aquella eriza rosa moribunda –A alguien que me importaba mucho- respondió con nostalgia.

–¿Y quién...

Una intensa luz captó la atención de ambos para acallar la conversación. Un portal oscuro se abrió en medio de la habitación. Él había llegado al fin. Shadow se puso a pie de prisa y arrebató de sus manos aquel cetro que le había costado meses de búsqueda conseguir.

–Es hora de terminar lo que dejamos inconcluso cinco años en el futuro– habló el erizo para sí. –Mephiles...

Fin

Esta pareja es uno de mis ships favoritos aunque tengo muy pocas historias escritas sobre ellos. Esta fue mi primera historia larga y en base a esta por primera vez estoy escribiendo mi primer long fic de esta pareja <3 Si eres fan del Shadamy te invito a leer Bloody Rose, mi más reciente Shadamy basada en un AU vampírico . Bien sin más publicidad engañosa, su autora se despide. Kat fuera. 

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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