Especial Halloween
Les dejo mi canción favorita de mi película favorita para poner el ambiente. Feliz octubre.
Esta va para los que me pidieron un especial de halloween.
No sé qué decirles del especial; tampoco sé mucho sobre halloween porque nunca lo he celebrado en realidad. Espero que lo que hice haya quedado bien.
Cabe aclarar que esto no está relacionado con la trama normal de la historia, es decir, no va ligado a eso; sólo son personajes conviviendo porque sí.
Acá las cosas entre Mirai y Kisaki están bien y son amigos como normalmente ¿ok? Ok
— ¡Gracias por venir! — dijo Mirai al abrir la puerta y encontrarse a sus amigos en la puerta.
— No hay problema, aunque no sabía que lo ibas a invitar también a él. — habló Chifuyu refiriéndose a Kisaki.
— Y yo no sabía que lo ibas a invitar a él. — siguió Kisaki refiriéndose a Takemichi.
— Y yo no sabía que ibas a invitar a.... tanta gente. — agregó Takemichi.
— No son tantos, son sólo ustedes y mi hermano, pero por razones obvias él está adentro. ¡Vamos, pasen! — se apartó de la puerta para dejarlos pasar.
— Luces muy emocionada. — le mencionó Chifuyu una vez estuvo adentro.
— Sí, hoy es halloween y es la primera vez que lo celebro; mamá siempre decía que éstas cosas eran una pérdida de tiempo. ¿Qué se hace normalmente hoy?
— Te diría que te disfrazas y sales a pedir dulces, pero creo que ya estás algo grande para eso. — dijo Kisaki.
— Pero no me digas lo que no puedo hacer. Como sea, quería mostrarles algo increíble que encontré con Shuji el otro día mientras limpiaba. — agitó sus brazos emocionada.
— ¿Y qué es? — preguntó Takemichi.
— Él ya debería traerlo, y mientras tanto, ¡hice galletas y pastelitos! ¿Quieren?
— Eso no se pregunta, obvio que sí.
— Yo también quiero.
— Y yo.
— Aquí está. — el mayor de los dos hermanos trajo el objeto que habían encontrado.
— ¿Un espejo? — preguntó Kisaki. — ¿Nos llamaste hasta aquí por un espejo?
— Pero no es cualquier espejo, Kisaki. — habló Mirai. — Mamá lo tenía escondido y tapado con una manta, ¿por qué crees que sea? Quizás está embrujado.
—No seas ridícula, no existe tal cosa como los espíritus malignos.
¿Y Takemichi? Él sólo veía todo mientras comía galletas.
— Eso es lo que tú crees. — dijo Shuji. — ¿Qué tal si en realidad hay algún fantasma atrapado ahí y se liberará cuando le quite la manta de encima al espejo? — en un movimiento rápido, hizo lo que dijo y quitó la manta de su lugar, pero no pasó nada. — Ah, demonios.
— Al menos sigue siendo un espejo viejo y escalofriante.
— Querrás decir viejo y polvoriento. — Kisaki respondió al comentario de Mirai.
— Oye, Mirai. — Chifuyu le habló mientras se comía un pastelito. — Te reto a decir “bloody Mary” tres veces frente al espejo.
— Acepto el reto.
— Espera, Mirai; no hagas nada imprudente.
— ¿Qué sucede, Kisaki? Pensé que dijiste que los espíritus malignos no existían. — se burló el más alto de todos mientras le tocaba la cara a Kisaki.
— ¿Tienes miedo de que aparezca un fantasma? — la menor imitó la acción de su hermano y tocó la mejilla de Kisaki con su dedo.
— Los fantasmas no existen. — se quitó ambas manos de la cara.
— Entonces, no habrá problema con que lo haga. — se acercó al espejo.
— Mirai, no te atrevas.
— Tranquilo, Kisaki. — le respondió ella. — En realidad no lo iba a hacer.... ¡bloody Mary! ¡Bloody Mary! ¡Bloody-
— ¡Mirai! — le tapó la boca antes de que pudiera terminar.
— Al final Kisaki sí tiene miedo. — dijo Chifuyu. — Hasta Takemichi estaba tranquilo con la tema del fantasma en el espejo.
— ¿Ah? Es que estaba concentrado en las galletas.
— Ya Kisaki, le quitas lo divertido a la vida. — le habló Mirai una vez quitó su mano de su cara. — Hay que hacer otra cosa, se me ocurrió algo genial.
— ¿Qué cosa? — preguntó Takemichi.
— Hay que invocar un fantasma; si el espejo está embrujado entonces algo aparecerá.
— ¡Buena idea! Igual y nos quiere matar. — agregó su hermano.
— No hagamos eso. — dijo Kisaki.
— ¿Tienes miedo? — se burló Mirai. — No te preocupes, tú dijiste que los fantasmas no existen; ¿o acaso estabas mintiendo para ocultar tu miedo?
— ¡Eso no es cierto! Agh, está bien; de todas formas no pasará nada porque los fantasmas no existen.
— ¡Bien dicho! Voy por algunas cosas; ustedes quédense aquí un rato ¿sí? — volvió a hablar Mirai, a lo que los demás asintieron.
Un rato después, ya estaba todo listo. Apagaron las luces y se sentaron formando un círculo alrededor del espejo, siendo iluminados sólo por un algunas velas; éstas también posicionadas en forma de círculo.
— ¿Tenías que apagar las luces? — preguntó Kisaki; no quería admitir que sí tenía algo de miedo.
— Es para darle ambiente al momento. — contestó el más alto. — ¿Cómo se supone que invocamos al fantasma?
— Bueno, si hay un fantasma aquí... debería ser capaz de darnos alguna señal de que lo está; tratemos de hablar con él.
— No puedes comunicarte con los muertos a menos que seas una médium, Mirai. — le habló Kisaki.
— Creo que alguno de nuestros antepasados lo era.
— Cierto, creo que era la bisabuela. — la apoyó el mayor. — Es cosa pasa de generación en generación; si no lo tienes tú lo tengo yo.
— Trataré yo primero.
— No estoy seguro de ésto...
— Calma, Kisaki. Dame la mano, creo que estas cosas funcionan así; Chifuyu también. — extendió ambas manos a los chicos que estaban junto a ella, quienes a su vez tomaron las manos de quienes estaban a su lado.
Chifuyu tomando la mano de Mirai y la de Takemichi, quien a su vez tomaba la mano de Hanma, quien tenía la otra mano de Kisaki.
— ¿Nos podemos arrepentir ahora? — le preguntó Takemichi a Mirai. — Tengo algo de miedo, no voy a mentir.
— Tranquilo, lo peor que puede hacer es matarte.
— Tu comentario no ayuda, Shuji.
— Quizás sea un espíritu bueno. — dijo Chifuyu.
— ¿Un espíritu bueno atrapado dentro de un espejo? No lo creo. — siguió Kisaki.
— Bien, voy a empezar. — avisó Mirai. — Eh... ¿cómo se hace esto? ¿Hola? ¿Hay algún fantasma atrapado en el espejo? Si es así, por favor danos una señal.
El silencio inundó la habitación oscura durante algunos segundos, llenando de tensión el ambiente.
— Al parecer no fun-
Chifuyu fue interrumpido cuando el espejo fue roto en pedazos de forma repentina.
— Ustedes también lo vieron, ¿verdad? — preguntó Takemichi.
— Lamentablemente sí. — le contestó Kisaki.
— ¿Y ahora qué? — siguió el mayor.
— Ehm... ¡Fantasma! ¿Podrías darnos otra señal? — papeles y objetos comenzaron a caerse y a volar por toda la habitación, mientras las luces se encendían y apagaban. — ¡Ya entendí, muchas gracias!
— ¡Mirai, haz algo! — pidió Kisaki.
— ¡Sólo puedo hablar con él, no controlarlo!
— ¡Pues trata de razonar! — le volvió a decir.
— Quizás sea un fantasma amigable. — Takemichi mencionó, manteniendo la esperanza.
— ¿Eres un fantasma amigable? — preguntó Mirai, como si le estuviera hablando al aire.
Las luces se quedaron apagadas, y el bullicio causado por las cosas que caían se había detenido.
— Menos mal que ya ter-
La frase de Chifuyu fue interrumpida cuando las velas se apagaron, dejándolos completamente a oscuras.
— ¿Entonces no eres amigable? — volvió a preguntar Mirai.
— Creo que ya ha quedado bastante claro que no. — dijo Kisaki.
— Este debe ser mi karma por fingir ser un fantasma y asustar a las personas a las tres de la madrugada.
— ¿Vamos a morir? — preguntó Takemichi mientras comenzaba a llorar. — ¡No quiero ser asesinado por un fantasma!
— Deja de lloriquear. — lo regañó Kisaki. — Ustedes querían hacer esto.
— ¡Tú también accediste! — le reclamó Chifuyu.
— No veo nada. — mencionó el mayor de los hermanos de la nada.
— ¡Ya paren! — Mirai los hizo callar. — Lo importante es... que no puede pasarnos nada si nos mantenemos juntos, aunque suene a cliché. Estamos tomados de las manos, así que a pesar de que no podemos ver, todo debería estar bien; siempre y cuando no hagamos enojar al fantasma.
— ¿Y qué cosas hacen enojar a un fantasma? — se preguntó Takemichi.
— Depende del fantasma, supongo. — contestó Kisaki.
— Lo importante es que tenemos que estar tomados de las manos o quedaremos vulnera- ¡¿eso es una moneda en el suelo?!
Mirai soltó sus dos manos para poder encontrar el objeto que vio brillar en el suelo.
— ¡Mirai, acabas de decir que no nos soltemos de las manos y fue lo primero que hiciste! — ella no respondió al haber sido regañada por Kisaki. — ¿Mirai? — movió la mano que ahora tenía libre en el aire, tratando de tocar a la chica que estaba a su lado. — ¡No está!
— ¡¿Qué?! ¡Es imposible! ¡Ella estaba aquí hace sólo un momento! — Chifuyu imitó la acción de Kisaki, pero tampoco pudo encontrarla.
— ¡Noooo! ¡El fantasma se llevó a Mirai! — gritó Takemichi.
— ¿Significa eso que el fantasma prefiere a las chicas? — se preguntó Chifuyu.
— Si eso fuera así, debería significar que nosotros estamos a salvo. — dijo Kisaki. — No creo que sea tan sencillo; supongo que ahora nosotros tendremos que darnos la mano. — habló refiriéndose a Chifuyu.
— Bien, pero haré como que esto nunca sucedió. — estiró su mano hasta alcanzar la de Kisaki.
— ¿Qué se supone que hacemos ahora? — preguntó Hanma.
— Cierto, Mirai era la que podía hablar con el fantasma, entonces... — Kisaki empezó a analizar la situación. — estamos muertos. No podemos vencer a un fantasma sin saber lo que quiere o poder comunicarnos con él.
— O ella. — aclaró Takemichi.
— Eso no es lo importante. — le dijo Kisaki.
— Sí es importante; hay que respetar su género. — le insistió él.
— O su identidad, ¿y si el fantasma técnicamente es un chico y se identifica como una chica?
— ¡Un fantasma seguramente no sabe sobre esas cosas! — exclamó Kisaki. — ¿Hace cuánto crees que murió?
— Quién sabe.
— Escucha, me da igual si el fantasma se identifica como una chica, un dragón o un cactus.
— Kisaki, el... o la fantasma se va a enojar contigo si te escucha decir eso. — le dijo Hanma.
— Vamos a suponer que es un él y problema resuelto.
— No puedes suponer una cosa como esa; — lo regañó Chifuyu. — hay que respetar a él, ella, o como se identifique.
— Dios mío, ¿qué es lo que estoy pagando?
— ¿Qué es eso de allá? — preguntó Takemichi.
— ¿Dónde? — le preguntó de vuelta Hanma.
— Allí. — soltó la mano del más alto para señalar.
— ¡¿Qué fue lo que hiciste, Takemicchi?! — Chifuyu lo regañó. — ¡Se supone que no debemos soltarnos!
— ¡Ah, perdón! ¿Y ahora qué ha-
— ¿Vieron? Por esto no se puede confiar en él para ningún asunto serio. — habló Kisaki.
— Él no tiene la culpa de nada.
— Tú lo dices porque eres su amigo.
— Cállate.
— ¡Cállate tú, es su culpa! — lo señaló. — Y... yo también solté la mano de Hanma. Por favor díganme que él ya la había tomado de nuevo.
— No lo hice, pero fue porque estaba tratando de preguntarles qué hacer.
— ¡Sólo tenías una cosa para hacer y era no soltar la mano de nadie!
— Tú también la soltaste, no tienes derecho a reclamar nada. — le dijo Chifuyu. — En primer lugar, ¿Hanma sí desapareció?
— No ha hablado. — mencionó Takemichi.
— Tampoco puedo sentirlo donde estaba antes. — siguió Kisaki.
— Bien, ya saben lo que eso significa. Hay que acercarnos más para que ustedes se tomen de las manos.
— ¿Tomar la mano de Hanagaki? Prefiero soltarme y que me lleve el fantasma.
— Auch.
— Como quieras. — Chifuyu lo soltó.
— ¡Espera, ¿qué hiciste?! — sintió que algo lo agarró desde el torso y gritó. — ¡Ahhh!
Su pánico paró al escuchar una risa por parte de lo que lo estaba sosteniendo; una risa que él conocía muy bien, y luego sintió un peso en su hombro. Después se oyó otra risa, pero un poco más lejos, y las luces se encendieron.
— ¡¿Mirai?! — ella era quien estaba riéndose apoyada en el hombro de Kisaki, todavía sosteniéndolo al no aguantar la risa.
— ¡¿Y tú también, Hanma?! — exclamó Chifuyu. El mayor de los dos hermanos estaba junto al interruptor de la luz que pertenecía a la habitación.
— ¿Fueron ustedes todo éste tiempo? — siguió Takemichi.
— Lo siento, pero tenían que haber visto sus caras. — se burló Mirai mientras soltaba a Kisaki. — Queríamos jugarles una pequeña broma.
— ¿Pequeña? ¿Qué parte de esto fue pequeño? — le preguntó Kisaki.
— Por favor, los trucos que usamos fueron muy baratos y básicos. — habló el más alto.
— ¿Qué hay de las cosas volando? — preguntó Takemichi.
— Un par de ventiladores escondidos; tengo el botón de encendido aquí. — Hanma mostró el objeto en sus manos.
— Y como es pequeño, ni siquiera me di cuenta cuando estábamos tomados de la mano. — intuyó Kisaki.
— Me sorprende que no lo hayan escuchado. — agregó Mirai.
— ¿Qué pasó con las luces? — se preguntó esta vez Chifuyu.
— Lo mismo, pero el botón lo tenía yo. — respondió Mirai.
— ¿Y las velas? — cuestionó Kisaki. — Se apagaron solas.
— Literalmente sólo les soplé. — contestó Hanma.
— No se dieron cuenta porque Takemicchi estaba muy asustado, Chifuyu estaba muy concentrado en el espejo y-
— Y Kisaki nada más estaba viendo a Mirai. — terminó de decir su hermano. — Fue bastante fácil engañarlos.
— No vuelvo a pasar halloween con ustedes; son unos insensibles. — comentó Kisaki.
— Piensa que estábamos tratando de darles una lección. — se excusó Mirai. — Si hubiera sido un fantasma real, ustedes estarían muy muertos sólo porque no podían llevarse bien.
— Les enseñamos a valorar sus vidas; de nada. — agregó el mayor.
— No se hagan, ustedes nada más querían vernos sufrir. — dijo Chifuyu.
— La única lección que aprendí es que no es buena idea pasar halloween ustedes dos. — siguió Kisaki.
— ¡Miren cómo dejaron al pobre Takemicchi! — señaló a su amigo, quien tenía una mano en su pecho y se encontraba temblando.
— El próximo año hay que pedir dulces. — sugirió Takemichi, a lo que los demás asintieron.
— ¿Me puedo disfrazar de un fantasma y asustar a los demás con mi cicatriz?
— Mejor busca otra opción. — le habló Kisaki.
— Bien, me disfrazaré de zombie y voy a morder a cada persona que vea. ¡Y conseguiré muchos dulces!
— Sólo Mirai puede pasar de ser escalofriante a ser tierna. — dijo Kisaki.
— Por cierto, ¿cómo fue que se rompió el espejo? — preguntó Takemichi. — Eso fue realmente raro.
— Yo no lo hice.
— Yo tampoco. — todo se quedó en silencio durante algunos segundos. — Shuji, ¿dónde fue que conseguiste el espejo?
— Ah, me lo vendieron en un callejón oscuro a mitad de la noche, ¿por qué?
— Bueno, ¿quién diría? Vinimos a pasar una noche tranquila y ahora están exorcizando la casa de Mirai. — mencionó Kisaki. Ahora estaban todos afuera mientras veían a las personas hacer su trabajo.
— Me pregunto por qué no nos hizo nada además de romper el espejo. — preguntó Chifuyu.
— Quizás sí era un fantasma amigable.
— O una fantasma.
— ¿Vamos a empezar con esto otra vez?
— Fue el mejor primer halloween de la vida.
🔮 Espero que haya quedado bien.
Mañana tengo clases y las cosas van a estar complicadas porque las presenciales empezaron y como no son obligatorias me quedaré en línea, no sé cómo vaya a funcionar eso pero 👍
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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