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Mi teléfono sigue loco, pero aquí andamos.
— Bien, dejando eso de lado, será mejor que te vayas a dormir.
— No estoy cansada. — él ya conocía las intenciones detrás de esa frase, pero su prioridad era clara y ella tenía que cuidar su salud sin depender de que él estuviera ahí.
— Estás enferma; no puedo dormir contigo.
— Yo dormí contigo cuando tú estabas enfermo. — usó el truco de “te hice un favor y ahora tú me debes uno que sea equivalente a eso”. Era algo que ella solía hacer muy seguido para obtener lo que quería.
— En primer lugar, ni siquiera deberías ir por ahí descalza si estás enferma, así que el hecho de que lo estés haciendo me dice lo poco que te importa tu salud. — la regañó porque sabía lo mucho que a ella no le gustaba ser regañada, y aunque con cualquier otra persona se enojaría, con él sus ánimos iban a bajar y eventualmente cedería a lo que le pidió. La vio mirar al suelo y gruñir por lo bajo, indicando que estaba algo molesta.
— Está bien... — el contrario se acercó a ella le dejó un pequeño beso en su mejilla con la intención de que no estuviera tan resentida luego.
— Iré en un rato contigo.
Matchi asintió antes de salir de la cocina, dejando a Kisaki con lo que estaba haciendo momentos atrás. La suerte era que sabía algo sobre cocinar, así que buscar lo que necesitaba y preparar sopa no fue muy difícil; una vez puso todo en una olla sólo tenía que vigilarla y esperar.
El hecho de que estuviera enferma cambió por completo los planes que tenía en un principio, pero era lo suficientemente capaz de utilizar ese percance a su favor y pensar en una manera de convertirlo en una ventaja. Fue ella misma quien se lo dijo; no le gusta quedarse sola cuando está enferma, e incluso si no fuera así, a él no le molestaría quedarse a cuidarla de todas formas.
Al terminar con lo que estaba haciendo, puso la sopa en un plato y se caminó en dirección a la habitación de la chica. Apenas cruzó la puerta vio que ella estaba completamente envuelta en las sábanas — señal de que tenía frío — y parecía estar sintiéndose mal a juzgar por su apariencia pálida y cansada. Sin embargo, al verlo entrar en la habitación, ella hizo lo que siempre hacía en esas situaciones: fingir que no estaba tan mal.
— Hola. — lo saludó. Su voz salió algo ronca y rasposa; juraría que empeoró durante el rato en que la dejó sola.
— ¿Tienes medicina aquí en tu casa? — cuestionó mientras se aproximaba y se sentaba en la cama; justo al lado de la fémina.
— Creo que sí... — tosió un poco. — Ahg, debe de estar en algún lado. — hizo el intento de levantarse para buscar las medicinas, pero él la detuvo de inmediato sujetando sus hombros y obligándola a sentarse.
— Yo me encargo; tú toma ésto. — le pasó con cuidado el plato de sopa que había preparado para ella. — Sólo que todavía está caliente porque la acabo de hacer, así que si necesitas-
— Oye, gracias, estaré bien. — se apresuró a interrumpirlo al notar su actitud protectora de forma repentina. — No soy una niña; no te preocupes por mí, ¿está bien?
— Estoy tratando de cuidarte ¿sí? — se levantó de donde estaba.
— Tienen que estar en el cajón del mueble en el baño; ahí tienen que haber varias cosas de medicinas y primeros auxilios.
— Ya regreso; tú trata de terminarte la sopa.
— Gracias de nuevo. — sopló el contenido del plato mientras él salía de la habitación antes de empezar a comerse lo que le trajeron.
Pensó en que él estaba siendo bastante atento — lo cual era extraño en él —, y le alegraba recibir tanta atención, aunque podría escucharse como algo egoísta; disfrutaba de tener a su novio todo el día en su casa y totalmente a su disposición con todas las intenciones de cuidarla y hacerla feliz. ¿Sonaba eso como algo mezquino? No le importaba en realidad, porque en ese momento tenía todo lo que quería y necesitaba para estar satisfecha.
Se alegró mientras comía la sopa que el chico le preparó momentos antes, sin preguntarse el porqué de su actitud tan cariñosa pero disfrutando de la sensación que le traía aquello.
— Ya volví; toma ésto. — con una de sus manos le quitó a ella el plato de sopa y lo dejó sobre la mesita de noche que tenía sobre la cama; con la otra mano le pasó un vaso de agua y un par de pastillas. — Encontré medicamentos para la fiebre; te mejorarás pronto si los tomas.
— Gracias. — metió la pastilla en su boca, manteniéndola sobre su lengua, y tomó un gran trago de agua para poder tragar la pastilla en el proceso.
— Ahora sí, termina ésto y luego descansa un poco. — quiso darle de nuevo el plato de sopa, pero ella lo rechazó con un ademán.
— Ya no quiero, pero gracias.
— ¿Por qué no? — estaba genuinamente confundido. Apenas hace unos minutos estaba feliz y ahora tenía una expresión de molestia.
— Sólo estoy llena. — se excusó.
— No es cierto; tú te sigues saltando las comidas aunque pienses que no lo sé, y apenas comiste un poco de ésto. — la miró con algo de enojo. — ¿Qué te sucede?
— No me siento con fuerzas para comer... — se dejó caer sobre su hombro con una mano sobre su frente de forma dramática; lo miró con sus ojos de súplica. Ya estaba claro lo que quería.
— ¿Quieres que yo te dé de comer? — ella asintió sin quitar su mirada de él, a lo que él soltó un suspiro pesado. — Está bien, pero sólo porque estás enferma; a veces eres muy mimada.
— ¿Y la culpa de quién es?
— Si las cosas van a ser así entonces dejaré de hacerlo.
— Noooo era broma. — lo abrazó de la cintura con la intención de evitar que se fuera.
— Siéntate bien; te daré ésto, pero me tienes que prometer que luego vas a descansar un poco. De todas maneras la pastilla te va a dar sueño.
— Lo prometo, luego dormiré.
🔮 Un anuncio antes de irme.
Como les he estado diciendo y ya deberían saber, he estado teniendo problemas con la batería de mi teléfono ya que me dura solamente 2 horas, lo cual es muy poco para la cantidad de cosas que tengo que hacer.
Mi otro teléfono, el que tenía antes que éste, tenía la batería que me duraba de 5 a 6 horas, lo cual era increíble porque hacía de todo. Por desgracias de la vida el puerto USB y no sé qué otras se dañaron, tardaba 6 horas en cargar, se pegaba y se quedaba así hasta apagarse y un día se apagó y no volvió a encender.
Muchas veces mi mamá me ha dicho que venda el teléfono que tengo ahora para poder reemplazarlo, y yo me he negado argumentando que está nuevo y funciona bien, pero evidentemente eso ya no es así, así que lo reconsideré y le dije a mi mamá que sí quería venderlo.
La idea es llevar mi antiguo teléfono a revisarlo para saber cuánto cuesta la reparación y usar el dinero que se gane vendiendo éste teléfono para reparar el otro, porque sí, vale la pena reparar un teléfono al que la batería le duraba 5 horas (esperando que eso se mantenga después de la reparación) o en su defecto, usaríamos el dinero ganado de la venta de éste teléfono para comprar otro mejor.
No sé si esto afecte las actualizaciones, pero en cuanto salga una persona que quiera comprar el teléfono tendré que eliminar todo aquí y esperar que salga bien y tener o mi antiguo teléfono o un teléfono nuevo pronto, y no sé qué tanto pueda tardar eso.
Y ya, eso era todo.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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