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¿Cómo están? Yo ayer otra vez le cociné a mi familia, pero aparte de eso no me ha pasado nada interesante.

— Bien, entonces... dime qué opinas. — habló Kisaki.

— Es difícil opinar sobre éstas cosas; sólo puedo decir que es muy grande. — le contestó Matchi. — ¿Por qué dibujas algo tan grande? ¿No basta algo más pequeño?

— No, Matchi, no estás entendiendo el punto. El dibujo arquitectónico es para representar de forma gráfica la forma de un establecimiento para que luego se pueda construir en el mundo real; es por eso que es tan grande, y no funcionaría si fuera más pequeño.

— Pero es un lindo diseño, y se ve que tienes mucho talento; podrías estudiar y dedicarte a ésto.

— No lo sé... no he pensado mucho en lo que quiero estudiar; yo sólo pensé que quería quedarme contigo. Podríamos trabajar juntos en lo que sea que hagas.

— Eso es adorable, pero no sé si una pastelería nos dé los recursos suficientes para vivir.

— Pero es tu sueño, ¿no? Quiero acompañarte en eso también.

— Y no me molesta en lo absoluto; por supuesto que puedes hacerlo, pero la estabilidad económica no se puede basar en algo tan inestable como una tienda. ¿Qué pasa si un día no hay clientes y no ganamos nada? Es lo que quiero decir; es bueno tener un segundo ingreso económico para poder dividir el dinero en los gastos básicos y luego calcular las ganancias después de pagar esos recursos. De esa forma podríamos llevar un registro sobre las ganancias y pérdidas que tengamos cada día para saber qué debemos mejorar y qué está funcionando más. También debemos tomar un porcentaje del dinero ganado para poder invertir en el negocio, y luego el dinero que sobre hay que aprovecharlo de la mejor forma posible; probablemente ahorrando para que en un futuro cuando estemos en una crisis económica tengamos algo de dinero, o mejor aún, jamás estemos en una crisis económica y podamos usar nuestros ahorros para cualquier cosa que queramos.

— A veces me asustas; ¿cómo fue que aprendiste todo eso?

— Creo que fue la influencia de haberme juntado con Kokonoi.

— Bueno, tiene sentido, los dos aman el dinero; la diferencia es que tú no sabes tanto como él. La mayoría de las cosas que dijiste son ciertas... y ¿qué pasaría si tuviéramos hijos?

— ¿Por qué mencionas eso de pronto? — se puso nerviosa.

— Es una posibilidad, no digo que vayamos a tener hijos sí o sí, pero creo que es algo que podríamos considerar y también es relevante mencionarlo por lo que estábamos hablando hace un segundo. Quiero decir, criar a un hijo no debe ser nada barato; ¿y si tuviéramos más de uno?

— Wow, ve más despacio; ni siquiera sé si quiero tener hijos. ¿Por qué siquiera estamos pensando en ésto ahora? Apenas voy a cumplir 15.

— Lo siento, a veces no puedo evitar pensar muy a futuro; yo sé que tú quieres concentrarte en el presente. No voy a obligarte a que suceda, pero sólo por curiosidad, ¿por qué no quieres tener hijos?

— No creo que pueda ser una buena madre; no sabría cómo se supone que se cuida un niño. Más que nada, creo que es el miedo a convertirme en mi mamá, aunque estoy segura de que si tuviera hijos no los trataría como ella me trató, pero no puedo dejar de pensar en que podría pasar y yo podría ser una madre terrible.

— Eso no pasará, tú eres muy buena persona aunque a veces sea difícil notarlo; estoy seguro de que no te convertirás en tu madre. Pero como te dije, tampoco te voy a forzar a tener hijos sólo porque yo quiero.

— ¿Cómo fue que terminamos hablando de ésto si sólo me mostraste un dibujo?

— No lo sé... nuestras conversaciones suelen desviarse mucho. — se escuchó el timbre de la casa.

— Que raro, Shuji dijo que iba a llegar hasta tarde; me pregunto quién vino. Ya regreso, voy a abrir. — caminó hacia la puerta y, al abrirla, se encontró con su amiga. — ¡Hina! Es raro que vengas a mi casa; la última vez fue hace casi un año. ¿Qué te trae por aquí?

— Quería visitarte y hablarte de algo. — le contestó con una sonrisa. — ¿Puedo pasar?

— Claro, ah... — recordó que Kisaki estaba dentro. — ¿te molesta que Kisaki también esté aquí?

— Para nada, pero la pregunta en realidad es... ¿a ti te molesta que yo esté aquí?

— ¿De qué hablas? ¿Por qué iba a  molestarme?

— Digo que se notan mucho tus celos; estás agarrando muy fuerte la puerta y pareciera que se va a romper. — le mencionó mientras reía.

— Ah... no, ¿por qué debería estar celosa? No tendría sentido porque... tú tienes tu novio y yo tengo el mío; no hay razón para sentir celos de nadie porque no es como que me lo vayas a quitar jaja y tú eres de mis mejores amigas, por lo cual jamás pensaría así de ti.

— Matchi, creo que sí estás un poquito celosa; puedo volver más tarde, cuando Kisaki ya no esté.

— Hina, te lo juro por lo que más quieras; estaré bien. Además, Kisaki casi vive aquí y no se va hasta muy tarde; pasa tranquila. — se apartó para que pudiera pasar. — Oye Kisaki, Hina vino a hablar conmigo sobre algo; — le avisó. — si quieres quédate ahí y... haz tus cosas, o también puedes irte, lo que te parezca mejor.

— ¿Me estás echando...?

— No, dije que lo que te parezca mejor.

— ¿Te sientes bien?

— Estoy perfecta.

— ¿Estás segu-

— Vámanos Hina. — la tomó del brazo y subió las escaleras corriendo.

— ¿Segura que está bien, Matchi? — le preguntó la contraria.

— Por supuesto. — abrió la puerta de su habitación y se metió junto con ella ahí, entrecerrando la puerta. — ¿Qué te parece si nos quedamos aquí y me dices lo que me tienes que decir?

— Oh, quería darte esto. — le dio una caja con galletas. — No son como las que tú haces, pero quería agradecerte por todo lo que has hecho por mí.

— Me haces sentir mal; admito que no estoy del todo bien.

— ¿Qué es exactamente lo que te preocupa?

— No sé si me corresponda decirte... pero luego lo hablaré con Kisaki. De todas formas, gracias por ésto.

— ¿Me vas a dejar quedarme un rato más o me vas a sacar de tu casa? — bromeó.

— No lo digas así, claro que te puedes quedar.

🔮 Nos habían quitado el Internet, pero aquí estamos de vuelta.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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