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No sé ni qué decirles, ustedes sólo lean.
En otro lugar.
— No es normal que quieras ensuciar tus propias manos, Kisaki.
— Sí... no puedo confiarle esto a nadie más. — con un bate en la mano, se subió a la moto con Hanma y ambos partieron en dirección al cementerio, el mismo al que estaba llegando Matchi.
Y hablando de ella, pudo llegar sin problemas a su destino, y se acercó a donde Emma estaba hablando con Takemichi alejados de todo lo demás. Dejó su moto estacionada justo a su lado, y los otros dos la miraron confundidos al verla apresurada.
— Bien, llegué a tiempo.
— ¿De qué hab-
— Emma, ponte esto. — la frase de la rubia fue interrumpida cuando la contraria le puso un casco, más concretamente el casco que usaba ella cuando conducía su moto y que era bastante resistente.
— ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan alterada? — le preguntó Takemichi, quien estaba igual o más confundido que Emma.
— No sé cuándo ni por dónde va a llegar; sólo sé que es hoy, la mañana del 22 de febrero. — le contestó, mirando a su alrededor en busca de señales de que alguien se estuviera acercando.
— ¿Quién va a llegar? — cuestionó esta vez Emma.
— Está bien, no tienes que preocuparte por eso mientras te mantengas con eso puesto; no te lo vayas a quitar por nada del mundo o si no-
— Calma, — la rubia puso sus manos sobre los hombros de la contraria. — estás muy alterada. Justo iba a preguntarle a Takemichi si quería algo de beber, quizás debas relajarte un poco un beber algo también. Es muy temprano, ¿siquiera desayunaste? — Matchi abrió la boca para negarlo, pero el sonido de su estómago exigiendo comida la delató. — Lo sabía, te traeré algo.
— Pero-
— No puedes descuidar tu alimentación así, yo insisto. No me quitaré el casco si eso te hace sentir mejor, aunque no sé por qué quieres que lo lleve puesto. Además estaré cerca, ahí hay unas máquinas expendedoras; vuelvo pronto.
Al mismo tiempo, Kisaki y Hanma iban llegando al lugar, y ya podían ver a las personas que estaban allí.
— Uy, mira. Ahí está por quien llorabas. — se burló el más alto al ver a su hermana pequeña en el lugar.
— Escucha, tú sabes bien que fue una vez-
— ¿Qué demonios estará haciendo ahí? — interrumpió el sermón que estaban a punto de darle.
— No lo sé... Mirai a veces me sorprende y termina estando un paso delante de mí, pero se ve diferente; parece que algo ha cambiado en ella desde la última vez que nos vimos.
— Me pregunto qué será... — por supuesto que sabía era, pero no estaba en posición de decirle a Kisaki que Mirai no era en realidad Mirai. — La chica trae puesto un casco. — le informó él. — ¿Qué vas a hacer?
— Plan B. — ya sabiendo lo que eso significaba, Hanma aceleró.
Takemichi escuchó el ruido a lo lejos y reconoció de inmediato a la persona que estaba allí.
— ¡¿Kisaki?! — Matchi se volteó para mirar en la misma dirección que él, pero apenas y había podido verlo porque pasó junto a ellos demasiado rápido justo cuando Emma había regresado.
Por supuesto que el plan original de Kisaki era matar a la rubia de un golpe en la cabeza, pero viendo que eso no iba a ser posible debido al casco que traía puesto, le dio un buen golpe en las costillas en su lugar y la hizo caer; con suerte le había roto algunos huesos y como mínimo terminaría en el hospital.
Paró en medio de la calle y vio a las dos personas que estaban de pie, primero a la chica y luego al chico.
— Este es el fin, Takemichi Hanagaki. — fue todo lo que dijo.
— Lo voy a matar. — iba a subirse a su moto e ir detrás de él con la única intención de golpearlo peor que cuando terminaron su relación en navidad, pero la voz de Takemichi la detuvo.
— ¡Emma, ¿estás bien?!
— M-Me duele r-respirar... creo que s-se me rompieron a-algunos huesos...
— Matchi, hay que llevarla a un hospital.
— Bien, — miró de reojo hacia atrás, notando que Kisaki ya había logrado escaparse. — la próxima vez vas a tener que escucharme. — habló como si él todavía estuviera ahí.
— ¿Emma? — la voz de Mikey los sorprendió.
— Lo siento, Mikey... — habló Takemichi. — yo...
— ¿Qué pasó?
— Una moto vino de la nada y golpeó a Emma.
— Fue Kisaki. — terminó de explicar Matchi. — Hay que llevarla al hospital a pie; tendré que-
— Súbanla aquí. — Mikey se agachó e indicó que la subieran a su espalda. — No sé cuál sea la forma más segura, pero definitivamente es todo lo que se me ocurre por ahora. Matchi, adelántate; llevarla en moto podría hacerle daño así que nos encontraremos en el hospital.
— ¿Seguro que estará bien?
— E-Estaré bien. — afirmó Emma. — Al final t-tenías razón; quien s-sabe que me h-hubiera pasado s-sin el casco...
— Sí... quien sabe. Será mejor que no hables o podrías empeorar.
— El hospital no queda muy lejos, — dijo Mikey. — iremos por allá, al más cercano.
— Entiendo.
Más tarde, en el hospital.
— Las costillas rotas son un problema grave, — informó el doctor que había atendido a Emma. — y desafortunadamente las lesiones son bastante difíciles de tratar.
— ¿Qué quiere decir? — le preguntó Mikey. — Ella está bien, ¿verdad?
— Las costillas dañadas fueron 4, y por lo tanto los riesgos son mucho mayores; algunos de los vasos sanguíneos, incluyendo la aorta, fueron dañados, pero por fortuna los órganos están intactos. Según las radiografías que realizamos, los pulmones estuvieron a punto de ser dañados también; ella tuvo mucha suerte.
— Emma... ¿ella se pondrá bien? — preguntó Matchi.
— Como mencioné antes, se corren muchos riesgos; tendremos que mantenerla bajo vigilancia médica, pues según los síntomas que ella nos informó y el dolor en su pecho que mencionan podría incluso significar que pueda sufrir un ataque cardíaco. Normalmente éstas lesiones se pueden curar en casa con algo de reposo en un mes o dos, pero me temo que en este caso sus heridas podrían ser mortales. Lo siento, pero no puedo prometer nada; sólo les aseguraré que haremos todo lo que esté en nuestras manos para ayudarla.
— Entiendo. — habló Mikey, quien lucía más desanimado que todos. — Muchas gracias, doctor.
— Para nada, es mi trabajo.
🔮 Bueno, no sé qué decirles sobre lo que acabo de escribir.
Mejor anímense y vean esta cosa que no me atrevo a publicar en los grupos de Facebook.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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