086
La letra de esta canción me gustó; creo que es la primera que pongo y está en español jsahajsja
Ropa de Mirai en la multimedia
— Bien, ¿no te sientes limpia y fresca? — le preguntó Emma a Mirai luego de que ella salió de darse una ducha.
— Creo.
— Eso es algo.
— Fue difícil encontrarle ropa considerando que aún estamos en invierno; — mencionó Mitsuya. — hace frío afuera y ella no iba a querer ponerse nada demasiado elaborado como normalmente.
— Ven, ahora que te cambiaste la ropa voy a arreglarte el cabello. — le habló Hina, la tomó de la mano y la hizo sentarse en su cama.
Ella se puso detrás y, con un cepillo que encontró en un cajón, empezó a arreglarle el cabello en una trenza y la acomodó en el costado de su hombro izquierdo. Luego Hina se dedicó a curar las heridas de su amiga, dejando unos cuantos apósitos en su cara.
Emma, mientras tanto, estaba cubriendo un poco las ojeras de Mirai con un maquillaje ligero; sólo por si acaso ella volvía a llorar tuvo que usar el que era a prueba de agua.
— Ya estás lista. — anunció Emma. — ¿Te sientes mejor luego de haberte arreglado?
— No realmente, sólo estoy más calmada.
— Es un comienzo. — dijo Mitsuya.
— Lo bueno es que aquí no hay nada que le pueda recordar a él. — afirmó Emma.
— Oh... Mirai, ¿aún conservas eso? — los demás voltearon hacia donde Hina estaba señalando; el libro que le regaló Kisaki a Mirai y que todavía tenía ahí. La de mechas rojas tomó el libro rápidamente y lo abrazó.
— Sí.
— ¿Qué tiene ese libro? — le preguntó Mitsuya.
— Se lo regaló Kis- el innombrable.
— Mirai, dame ese libro. — pidió Emma. Mirai negó con la cabeza.
— No tiene nada de malo que lo conserve.
— Te haces daño a ti misma; es mejor si te deshaces de eso. — le insistió la rubia.
— Pero es mío. — entre las otras dos chicas trataron de quitarle el libro de las manos, pero ella no quería dejarlo ir. — ¡No se los daré, lo van a tirar a la basura!
— Es lo mejor que podemos hacer. — afirmó Emma mientras lograba quitar el objeto de las manos de Mirai.
— ¡No! — se aferró a la cintura de la rubia para que no se moviera y trató de recuperar el libro, pero la contraria levantó el objeto lo más alto que pudo, impidiendo que ella lo pudiera alcanzar. — ¡El libro no me hizo nada!
— Es un libro, Mirai. — Emma siguió tratando de convencerla.
— Tiene valor emocional.
— En vez de tirarlo, — habló Hina mientras tomaba el libro en sus manos. — ¿por qué no lo guardamos y nos olvidamos de él un rato?
— Bueno, pero no lo tires. — la contraria le acarició la cabeza.
— Ya, está bien; lo entiendo. No mucha gente te ha dado regalos y este fue el primero que recibiste; por supuesto que tiene valor emocional. Sólo no quiero que te pongas a llorar cuando lo leas, por eso lo guardaré.
— ¿Y Mikey? — volvió a hablar Emma.
— Se supone que estaba lavando la almohada de Mirai, pero se está tardando mucho.
— Oigan chicos, ¿qué hago si está saliendo agua y burbujas de la lavadora y el piso quedó resbaloso? — preguntó Mikey de lo más tranquilo al entrar a la habitación.
— ¡Te pedí que no hicieras ningún desastre!
— Tu error fue dejarme ahí sin supervisión.
— Yo iré a limpiar. — dijo Emma. — Creo que es lo mínimo que puedo hacer.
— Nosotros trataremos de animar a Mirai mientras haces eso. — la rubia asintió a lo que dijo Hina y salió de la habitación. — Ven, vamos a la cocina; apuesto a que estarás más contenta luego de hacer tu cosa favorita en el mundo. — le habló a Mirai mientras la tomaba de mano y la guiaba hasta la cocina, seguidas de Mikey y Mitsuya.
— ¿Qué vamos a hacer exactamente? — preguntó Mirai cuando ya estuvieron ahí.
— Como dijo Emma, tu cosa favorita en el mundo. — tomó un libro de un estante. — Vamos a hornear y de paso puedes comer algo.
— No estoy de humor para eso ahora.
— ¡Vamos, no es difícil! — afirmó Mikey mientras abría el libro y pasaba algunas hojas. — ¿Qué tal si hacemos esto? Galletas con chispas de chocolate.
— ¿No suena bien? — habló Emma.
— Normalmente sí, pero, como dije, no me siento de ánimos para hacerlo bien.
— Saldrá bien, estoy segura. — le dijo Emma.
— ¡Mikey te dije que tenías que vigilar el horno! — lo regañó Emma.
— ¿Ah? — Mikey volteó hacia el horno, dándose cuenta de que estaba echando humo. — Lo estoy viendo ahora; se ve muy mal.
Hina corrió a apagarlo y sacar con cuidado lo que había dentro, obviamente usando sus guantes, y las galletas quedaron quemadas.
— Esto no se puede comer. — aseguró ella mientras tiraba el intento de galletas al cesto de la basura.
— Recuérdenme nunca volver a cocinar con Mikey. — dijo Emma.
— ¿Qué demonios sucedió aquí? — preguntó Mitsuya al llegar a la cocina.
— Mikey. — respondieron las tres al unísono.
— ¡Pero no te preocupes, Mirai! — habló el mencionado. — Te compramos algunos dulces de camino por si esto sucedía; aunque puede que me haya comido algunos en el camino.
— ¡Te comiste todos! — Emma lo volvió a regañar luego de haber revisado la bolsa donde se supone que estaban los dulces.
— ¿En serio? — lamió un par de restos de los dulces de su boca.
— Mejor vamos a salir. — sugirió Mitsuya. — Mirai seguramente necesita aire fresco, y sol... luces bastante pálida.
Los cinco salieron de la casa, Mirai con las botas que le habían comprado. Al estar afuera, Mirai se tapó la cara al sentir el sol darle directamente.
— No eres un vampiro; estarás bien. — afirmó Emma.
— ¿Dices que Mirai es un vampiro? — le preguntó Mikey. — Eso explica mucho.
— Dije que NO es un vampiro.
— Me preocupa que Mirai conduzca en este estado, así que iremos a pie. — dijo Mitsuya mientras empezaban a caminar.
La llevaron hasta una pastelería con la esperanza de que comiera algo, y ella, al tener un pastel en frente, en realidad no sintió hambre; sin embargo no soportaba las caras preocupadas de sus amigos, así que decidió darle un bocado a su comida.
— ¿Te gustó? — le preguntó Hina. — El pastel de fresas con crema es tu favorito, ¿no? — ella asintió.
— ¿No sientes que se te abre más el apetito? — preguntó esta vez Emma. Mirai se encogió de hombros.
— No has comido en semanas, Mirai. — habló Mitsuya. — Vas a necesitar más que sólo un bocado para que dejemos de preocuparnos.
— Escuchen, aprecio mucho que se hayan tomado el tiempo para venir a verme y tratar de animarme, y me hace feliz saber que tengo amigos como ustedes que quieren que esté bien, — dijo Mirai mientras ponía el tenedor en la pequeña mesa. — pero simplemente no estoy de humor para nada. Sé que ya me desaparecí dos semanas, pero hacer todo esto no me ayudará; necesito mi tiempo a solas para poder sentirme mejor.
— Mirai... — habló Hina.
— Ya sé que no he comido bien y he dormido peor; ni siquiera he dormido y creo que he estado alucinando un poco por el sueño, pero eso no tiene nada que ver con Kisaki. He estado estresada por otra cosa, y aunque es cierto que lo de Kisaki me tiene bastante deprimida, no es toda la razón por la cual me siento mal. Lo que quiero decir es... gracias por preocuparse, pero en serio, en serio... estaré bien.
— ¿Estás segura de eso? — le preguntó Mikey.
— Sí, escuchen... no me iré a casa de inmediato. Iré a un lugar, estaré un rato ahí y luego regresaré ¿bien?
🔮 Hoy no tengo nada que contarles, ¿cómo están ustedes?
¿Qué les pareció el capítulo?
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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