059

Nada que decir de la canción, ustedes sólo escuchen.

— ¿A Kazutora?

— Sí, a Kazutora, ¿tienes algún problema?

— La verdad sí, ¿por qué dices eso así tan de pronto? Además, ¿de qué supone que lo vas a salvar? ¿Y por qué?

— Muchas preguntas que no quiero responder; ¿por qué no sólo confías en mí?

— Tratándose de Kazutora, no puedo tomármelo a la ligera. ¿Estás segura de que quieres hacer eso? No va a terminar bien; él no es alguien con quien puedas razonar.

— Eso lo veré yo, y lo haré aunque me digas que no.

— Tú en serio no sigues órdenes, ¿eh?

— No.

— No me puedes culpar si eso termina mal.

— ¿Y quién dijo que va a terminar mal? Lo voy a salvar.

— Prometes demasiado... ¿estás segura de que puedes con eso?

— Yo sé cuando no puedo con algo.

— Como sea, si eso es lo que realmente quieres.... haz lo que quieras. También quería darte las gracias.

— ¿Por qué?

— A pesar de que te pedí una alianza, pocas veces te he pedido ayuda y tú sigues siendo muy comprensiva con eso; además no eres tan cruel como parecías cuando recién te conocí.

— ¿Esa idea tenías de mí?

— Emma también dijo que tenías una cara aterradora. — se rió.

— No te rías, ¿cuánta gente piensa así de mí sin conocerme...?

— No era para que te pusieras triste. — paró se reír. — Lo que quiero decir es que.... las apariencias engañan, y creo que tú eres la prueba viviente de ello. Supongo que es normal entonces que quieras darle una oportunidad a Kazutora.

— Ya te dije, haré todo lo que pueda por ayudarlo. Después de todo, la idea de los Phoenix es ayudar a las personas heridas que sufren en silencio; siento que es lo que pasa con Kazutora. — su teléfono vibró; ni siquiera se tomó la molestia de revisarlo porque ya sabía quien era.

— Eres muy intuitiva.

— ¿En serio? Yo no creo eso en lo absoluto. — su teléfono siguió vibrando.

— Lo digo en serio, y persuasiva también; sabes muy bien cómo convencer a los demás.

— Pues al parecer siempre tenemos cosas por descubrir de nosotros mismos.  — el aparato en su bolsillo vibró un par de veces más.

— ¿Quién te escribe desde hace rato que parece tan insistente?

— Ah, es sólo Kisaki; el otro día discutimos y me sigue pidiendo perdón.

— Parecen pareja. — se burló mientras la risa se le escapaba.

— ¿Qué se supone que significa eso?

— Tu reacción sólo lo hace más gracioso. — se siguió riendo un poco más. — ¿Estás segura de que no lo son?

— Sí, estoy segura.

— No te enojes, era broma. Mejor ve a tu casa.

— Sí, sí.... supongo que debo llegar pronto.

31 de octubre, año 2005.

Una vez en el lugar donde se iba a dar la pelea con Valhalla, Takemichi y Mirai permanecieron cerca para hablar por un momento.

— Takemicchi, ¿cuál es exactamente tu plan? — le habló Mirai en voz baja.

— No tengo uno en concreto, pero al menos sé que salvar a Baji es mi objetivo.

— Bien, entonces encárgate tú de eso.

— ¿Eh? ¿No me vas a ayudar?

— Tendrás el apoyo de Chifuyu, aunque él no sabe nada... pero hay otra cosa importante que quiero hacer; salvaré a Kazutora.

— Pero el objetivo de Kazutora es Mikey.

— En eso tienes razón... así será difícil acercarme a Kazutora.... haré esto; te ayudaré y buscaré el momento adecuado para poder hablar con él. Con suerte quizás pueda hacerlo entrar en razón por las buenas.

— ¿Por las buenas? ¿Todo tu plan se basa en.... hablar con él?

— Al menos yo tengo un plan; deja de subestimar mis métodos.

— Entiendo... — su mirada se desvió a la gente que había alrededor. — ¿Quiénes son esos?

— Vienen a ver el espectáculo. — le dijo Chifuyu, quien recién había llegado. — La ToMan contra Valhalla; quien gane estará un paso más cerca de dominar Tokio. Supongo que el hecho de que una pandilla nueva como la de Mirai también llama la atención, en especial considerando que su líder es una mujer. Los líderes de todas las pandillas de Tokio vendrán a vernos hoy.

— Sí, varios tipos se ven peligrosos... — dijo Takemichi.

— Por ejemplo, esos dos de allá. — los otros dos voltearon hacia donde Chifuyu tenía la vista. — Son los hermanos Haitani, son famosos en Roppongi y pueden reunir a un centenar con sólo ordenarlo.

— ¿Un centenar? — repitió Takemichi.

— Si lo pienso, no es nada a cuando Mirai reunió a la gente que hay en su pandilla; esos son 5 centenares y no te llevó más de dos o tres días, pero eso fue sólo el tiempo que pasó hasta que me lo dijiste. Seguro que en realidad tardaste mucho menos.

— Ya ni me acuerdo.

— Espera, cinco centenares........ — Takemichi contó con sus dedos. — Tú... ¿reuniste a quinientas personas así de rápido?

— Sí, no es tan difícil como parece ¿sabes?

— Y el gordo de allá encima del auto. — siguió explicando Chifuyu. — Le dicen el Flaco y controla Ueno; es tan fuerte como una bestia.

—¡Es hora de la fiesta! — llegó alguien más. — ToMan y Valhalla no valen nada. Yo seré quien supervise la pelea de hoy, soy Hansen de los Ikebukuru Criminal Black Members.

— Un pez gordo de la generación de 1988; va a supervisar la pelea. — mencionó Chifuyu.

— ¿Supervisar? — preguntó Takemichi.

—Algo así como un árbitro. Hansen, los hermanos Haitani y el Flaco observarán desde lejos hoy, pero normalmente siempre se están peleando con la ToMan.

— ¡¿Están listos?! ¡Que entren los contendientes! ¡La Tokyo Manji! — entraron por un lado. — ¡Valhalla! — ingresaron por el lado contrario.

— Vamos, chicos. — habló Chifuyu.

— Sí. —respondió Takemichi.

— Ya voy.

Mikey se puso al frente de la ToMan.

— Hansen, gracias por acceder a supervisar el combate de hoy.

— Si nos aburren, acabaremos con ambos bandos.

— ¡Representantes de ambos bandos, un paso al frente!

Draken y Kazutora se encontraron cara a cara.

— ¿Un cinco contra cinco con sus mejores hombres o un todos contra todos? ¿Qué van a hacer?

— Valhalla buscó pelea con nosotros, así que decide tú, Kazutora.

— ¿Qué?

— Sólo tenemos una condición.... que nos regresen a Keisuke Baji. Si gana la ToMan, nos llevaremos a Baji; así de simple.

— ¿Qué? Baji vino por cuenta propia; no hay nada que regresar.

— Nos llevaremos a Baji. — insistió. — Así de simple.

— Desgraciado.... ¿me estás provocando?

— Oye, aún no pueden empe-

Kazutora lo interrumpió dándole un par de golpes hasta dejarlo en el suelo.

— Debilucho. — habló el de mechas rubias. — ¿Supervisión? ¿Condiciones? ¿Creen que esto es un juego de niños? ¡Nosotros vinimos a matarlos a golpes!

— ¿Por qué no empezamos, Mikey? — habló Hanma.

— ¡Vamos, ToMan! — gritó Mikey.

🔮 Mi perrita Aika tiró donde tenía plantada la lavanda, es que me siento a llorar.
— exclamó la persona que obviamente sí lloró.

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top