039

— Ya llegamos; esta es mi casa.

— Quedaba más cerca de lo que pensé.

— Por esa razón voy a ese supermercado; queda más cerca.

— Ahora que lo pienso, jamás había visitado tu casa.

— No, supongo que no. ¿Quieres pasar? — le preguntó mientras abría la puerta.

— ¿Está bien eso?

— Sí, no encuentro ninguna razón para que no puedas entrar.

— Entonces bien.

Kisaki siguió a Mirai hasta adentro de su casa, observando con cuidado todo alrededor; notó que estaba todo muy limpio y ordenado.

— ¡Ya llegué! — habló alto en caso de que su hermano estuviera en el segundo piso, pero no hubo respuesta. — Al parecer no está; eso es inusual.

— ¿Tu hermano suele estar siempre en tu casa?

— No siempre, pero tampoco suele salir tan seguido; normalmente está aquí cuando llego. Siéntate por ahí.

Él se sentó en la sala principal mientras la chica acomodaba las compras en los estantes de la cocina; realmente no había mucho que hacer o decir y Kisaki seguía sin entender la actitud tan fría de Mirai. Usualmente, y desde que la conoció, era muy alegre y energética, pero ahora parecía todo lo contrario.

— Oye, tengo galletas guardadas, ¿quieres? — le preguntó Mirai.

— Ah, sí, está bien. — no sabía qué era lo que pasaba por la mente de su amiga y eso lo estresaba un poco; su idea al encontrarse con ella era, además de volver a darle su número, convencerla de hablarle sobre sus sueños.

Sin embargo, si ya era difícil que lo hiciera antes, lo sería aún más con la actitud que tenía ahora.

— Aquí están. — dejó un plato con las galletas encima de la pequeña mesa de centro. — Voy arriba un momento. — avisó antes de subir las escaleras hacia el segundo piso.

Ella entró a su habitación y entrecerró la puerta, obviamente dejando un espacio medio abierto para no estar encerrada, se sentó en su cama y respiró profundamente. Inmediatamente después sintió como sus mejillas se ponían rojas y el corazón le estaba latiendo más rápido de lo que a ella me gustaría.

Pasó sus manos por su cara.

— ¿Por qué lo invité a pasar? — se habló a sí misma en voz baja. La presencia de Kisaki la ponía tan nerviosa que apenas podía disimularlo, y aunque lucía calmada por fuera la realidad era que no podía parar de pensar en que Kisaki sí se veía bastante bien. Al menos era capaz de admitir que pensaba que él se había vuelto más apuesto. — Ya, Mirai, cálmate... — se dio una bofetada mental por pensar en esas cosas. — me tengo que controlar; no puedo estar pensando así de Kisaki. Debo estar muy enferma para que mi mente juegue así conmigo.

Y hablando de Kisaki, ya se había levantado de donde estaba al notar que Mirai había estado ya mucho tiempo allí; además sentía curiosidad por saber qué cosas habían en la casa de Mirai. Quizás podría descubrir algo útil.

Al menos en el primer piso no había nada, así que subió al segundo.

Vio la puerta entreabierta de lo que, supuso él, era la habitación de Mirai, así que decidió no acercarse porque aunque estuviera husmeando en su casa no quería invadir su privacidad de esa forma.

Se acercó en cambio a otra puerta, pero cuando trató de abrirla se dio cuenta de que estaba cerrada con llave. Se preguntó qué habría ahí dentro para que la tuviera cerrada, y pensar en que tal vez era algo muy personal de ella sólo lo intrigaba más y aumentaba su curiosidad.

— No toques eso. — se sobresaltó al oír la voz de Mirai junto a él.

— Ah.... no es lo que parece. — él trató de buscar una excusa creíble para justificar el hecho de que estaba ahí.

— ¿Entonces no estabas tratando de abrir la puerta?

— No, bueno.... yo... — ahí estaba de nuevo esa expresión neutral en su rostro; no tenía ni idea de lo que ella estaba pensando.

¿Estaba enojada? ¿Le dio igual? ¿Tal vez se decepcionó? No había manera en que pudiera saberlo.

— No la vas a poder abrir; está cerrada.

— Sí, lo noté... lo siento. Pero, ¿por qué hay una habitación cerrada?

— Es un armario.

— Entiendo... — hizo un intento fallido por tratar de leer sus expresiones. — ¿y tiene algo adentro o....?

— Tan sólo es un armario.

— Claro... ¿por qué está cerrado con llave?

— Nosotros no abrimos ese armario.

— ¿Por qué no? — en vez de responder, Mirai pasó junto a él ignorando su pregunta y volviendo a bajar las escaleras.

Él quedó desconcertado durante un momento, pero terminó por seguir a Mirai y regresó al primer piso de la casa.

— ¿Te vas a quedar mucho rato más?

— Fuiste tú la que me invitó a pasar.

— Ajá, pero ya es bastante tarde.

Kisaki no entendía nada, para él ella parecía estar molesta, pero lo que decía no concordaba con su expresión.

— ¿Te molesta que me quede un rato más? De hecho quería hablar contigo.

— ¿Sobre qué?

— Sobre.... — se sintió algo intimidado al notar la mirada de Mirai fija en él, así que trató de centrar su atención en otra cosa. — ¿qué traes puesto? — le preguntó al notar una prenda inusual. — ¿Es el uniforme de una pandilla? ¿Te uniste a una?

— Yo la fundé.

— ¡¿Fundaste una pandilla?! — si antes estaba confundido ahora lo estaba más. — ¿De qué tanto me perdí?

— De mucho; ¿era sólo eso lo que me querías preguntar?

— Ah.... — decidió que quizás no era el mejor momento para preguntar sobre los sueños que solía tener ella. — sí, eso era todo.

— No es por echarte ni nada, pero si mi hermano llega no sé cómo se vaya a tomar el hecho de que esté aquí a solas contigo.

— Sí, supongo que tienes razón; la situación se puede malinterpretar.

— ¿De qué hablas? Yo me refería a que mi hermano no suele ver que traigo a nadie a casa; podría sorprenderse mucho.

— S-Sí, de eso hablaba yo también.

— Pero si tú no sabías eso.

— ¿Sabes qué? Creo que tenías razón cuando dijiste que era muy tarde; mejor regreso a mi casa ya. — se dirigió a la puerta de la casa. — Hablamos otro día. — se despidió justo antes de salir corriendo.

— Gracias a Dios ya se fue; no sabía qué más decirle. Hmmm... aunque ya no me siento mal; parece que lo que sea que tenía era pasajero. Por un momento realmente pensé en que estaba enferma.

🔮 Ojo, es bastante importante que lean todo.

Primero que nada, es de mi agrado informarles que con el comienzo del mes de septiembre se vienen varias celebraciones en mi casa.

Mis padres cumplen 19 años de matrimonio, pues se casaron el viernes 13 de septiembre del 2002

Obviamente también vienen las fiestas patrias, no sólo de México sino también de Costa Rica y montón de países más.

El 18 de septiembre viene mi cumpleaños, y para mi desgracia ese día tengo clases y probablemente no haya dinero para comprarme ni un pastel, pero podría ser peor.

Creo que ese mismo día es el día de la independencia en Chile, perdonen si me equivoco.

Por último el 30 de septiembre es el cumpleaños de mi perrita preciosa Aika, quien ya cumple cuatro años.

Y dirán, ¿y eso a mi qué chingados me importa? Pues era para ver si sí me estaban prestando atención, ahora viene lo importante.

A mi mamá, quien nos comparte el internet, se le apagó su teléfono y ya no le quiso encender más, así que puso su chip en el mío para estar en contacto con todos. Por lo tanto estoy un poco ajetreada ayudando a mi mamá con ésto, pero es algo momentáneo porque va a ver si puede llevar su teléfono a reparar, además de que una amiga de ella le va a dar una computadora el viernes.

Si no actualizo ya saben por qué es.

Como último punto, les informo que si no sabían ya está publicada la historia de Kazutora. Espero le den apoyo porque fueron varias las personas que dijeron que sí la querían.

Y ahora algo para que se rían.

Kisaki: No entiendo en qué estará pensando Mirai.

La mente de Mirai:

Mi bebé no sabe qué es el amor porque nunca se lo dieron xdn't

Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.

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