024
Casa de Mitsuya.
Después de pasar un rato bastante agradable con Hina, Mirai fue en dirección a su siguiente destino: la casa de Mitsuya. Tan sólo iba de paso a dejarle lo que le había pedido anteriormente, así que no iba a tardar mucho.
Mitsuya, por su lado, estaba muy feliz de que ella se hubiera acordado del favor que le pidió. Ella parecía no creerlo mucho, pero los postres que hacía eran realmente buenos.
— Es tan adorable que me da pena tener que comerlo. — dijo él al ver los pastelillos en forma de gatito que le habían traído.
— Jajaja no creo que sea para tanto.
— Sí lo es, a mis hermanas les va a encantar esto.
— Que bueno, porque los preparé pensando en ellas también; son unas niñas tan lindas.
— Créeme que les van a gustar, y van a emocionarse mucho más cuando les diga que los mandaste tú; ellas te aman más que a mí y yo soy su hermano.
— Es porque soy amable con ellas.
— Ahora que lo pienso, eres más amable con mis hermanas que con todos los demás.
— Es porque ellas son niñas; no las voy a tratar mal. Eso va en contra de mis principios.
— ¿Tus principios no te dejan tratar mal a los niños pero sí a todos los demás?
— Los niños son sensibles; cualquier cosa que les pase los va a marcar de por vida. Yo nunca, jamás haría algo para lastimar a un niño.
— Bueno, es noble de tu parte pensar así; no a todos les importan tanto los niños pequeños. De todas formas supongo que tienes tus razones.
— Ya me conoces bien, y eso sinceramente me asusta, pero no soporto la idea de que a un niño le pase algo malo por mi culpa; por eso trato de ser amable con tus hermanas. No es tanto por agradarles, pero no quiero que su visión de la vida se destruya al conocer a una persona agresiva.
Él sólo sonrió ante su amabilidad; no sabía exactamente qué tanto había pasado Mirai, pero no le hacía falta que se lo dijera. Sólo con sus acciones podía deducir que había sufrido mucho; la mirada en sus ojos lo decía todo y aunque a veces se veía verdaderamente feliz, aún notaba que Mirai era muy inexperta en sus relaciones sociales.
Quizás tenía algo que ver con su infancia, pero no iba a indagar en ese tema si ella no se sentía cómoda con eso.
— ¡Mirai, feliz navidad! — su querido amigo Chifuyu la abrazó apenas la vio pasar, casualmente donde él estaba junto a Baji.
— Feliz navidad. — dijo igualmente el chico azabache que acompañaba a Chifuyu.
— Feliz navidad chicos, les traje algo. — sacó las últimas dos cajas de la bolsa que traía, dándole una a cada uno de ellos.
— ¡Un regalo! ¿Son galletas? Por favor dime que son galletas. — le suplicó el rubio.
— Sí, el tuyo son galletas porque sé que te gustan.
— Espera, esto tiene algo sospechoso. — afirmó Baji.
— ¿De qué hablas?
— No te hagas la tonta, Mirai. Nosotros pasábamos por aquí y tú “caminabas” por aquí también y “traías un regalo para nosotros.” — hizo comillas con sus manos.
— No estoy segura de que así funcionen las comillas en el aire.
— Chifuyu, no abras la caja. Dime cuál es el truco, Mirai.
— No hay ningún truco; sólo son galletas y lo tuyo son brownies. ¿Feliz? Literalmente sólo quería hacerles un regalo; los busqué y no los encontré hasta que iba de regreso a mi casa.
— No te cre- ¡Chifuyu! ¿Qué fue lo que te dije? — el contrario sonrió nervioso mientras tragaba la galleta que recién se había metido a la boca.
— Dijiste que no abriera la caja.
— ¿Y qué fue lo que hiciste?
— Yo.... me comí las galletas; eso no me lo prohibiste.
— También abriste la caja- ¿sabes qué? Da igual; si Mirai hubiera hecho algo ya habría ocurrido una tragedia.
— ¿Por qué a todos les cuesta tanto creer que yo hago algo amable por mis amigos?
— Porque tú eres.... tú. — le respondió Baji con simpleza.
— No te ofendas Mirai, sabes que te queremos, pero tienes que admitir que no eres el tipo de persona más cariñosa y tierna del mundo.
— ¿Disculpa?
— ¡Y eso está bien! No tienes que cambiar nada de ti, pero nos sorprendió ver tu cambio de actitud tan repentino; estamos acostumbrados a otra versión de ti misma. — siguió hablando Chifuyu.
— Chifuyu, la navidad me pone de buen humor y por eso soy amable, pero el buen humor no me va a durar mucho más si ustedes dos siguen así.
— En ese caso te pedimos perdón; gracias por tomarte el tiempo de darnos ésto. — le agradeció Baji.
— Como sea, ya me arruinaron el día.
— Ya ya, no era nuestra intención. — Chifuyu trató de calmarla.
— Me voy a mi casa.
31 de diciembre, con Mirai.
La chica se encontraba camino a verse con sus amigos por estar en año nuevo; Miari estaba emocionada por pasar esa fecha junto a tantas personas, y agradeció un momento el haber conocido amigos tan buenos en ese año. Y todo, en parte, fue gracias a que conoció a Kisaki, porque después de él llegaron Hina, Chifuyu, Baji, Mitsuya y toda la gente de la pandilla que había formado.
¿Qué sería de Mirai si no hubiera conocido a Kisaki?
Eran cosas que ella jamás podría saber, pero le alegraba haber hablado con él en primer lugar; era un buen amigo y una buena persona, al menos para ella.
Al llegar al punto de encuentro con sus amigos, se confundió al ver un par de caras que no conocía; miró hacia los demás esperando una explicación y Mitsuya fue el primero en hablar.
— Mirai, estos son Mikey y Draken. Y la de aquí es la hermana de Mikey, Emma.
— Una chica bonita. — susurró para sí misma, entrando un poco en pánico al haberse bloqueado y no saber qué hablar con una chica linda como lo era ella.
— Soy Manjiro Sano, pero me puedes decir Mikey. — se presentó uno de ellos, a pesar de que ya lo habían presentado.
— Ken Ryuguji, pero Draken está bien. — el del tatuaje en la sien imitó la acción del más bajo al presentarse, más que nada para que la chica supiera que “Draken” no era su nombre sino un apodo y que luego no se sorprendiera.
— Es un gusto conocerte, Mirai. Mi nombre sí es Emma. — rió un poco ante su propio comentario
— También tiene un nombre hermoso. Ay no, eso lo dije muy alto. — el rubor en su cara se expandió hasta sus orejas al ver que todos la habían escuchado.
— Eso no sonó muy hetero de tu parte. — le dijo Baji.
— ¿Quién te dijo que soy hetero? — de nuevo no midió sus palabras y se arrepintió de ser tan expresiva frente a gente que acababa de conocer.
Deseó desaparecer en ese mismo instante mientras el resto de su cara se tornaba de un color rojo fuerte y ella intentaba ocultarlo de manera fallida tapándose con sus manos.
— Bueno, gracias por el cumplido. — Emma le frotó el hombro suavemente en forma de consuelo. — Es lindo escuchar que a alguien le gusta mi nombre de vez en cuando.
Luego de meditarlo unos segundos, Mirai se dio cuenta de algo y su cara regresó a su estado natural.... parcialmente.
— Oh, un momento; ya los había visto antes. A ti y a él. — la señaló a ella y a Draken.
🔮 Primero que nada, la historia tiene ya como 4k lecturas, gracias por eso aunque no haya tantos comentarios. Claro que me pongo más feliz cuando comentan porque así me puedo reír de lo que dicen o saber sus opiniones y pensamientos respecto al libro, pero igual me alegra ver que votan.
Luego, una pregunta que no tiene nada que ver pero me lo he preguntado. ¿Ustedes tienen un tipo? O sea, algún rasgo físico que se les haga especialmente atractivo.
A mí, por ejemplo se me hacen muy muy atractivas las pecas. Es que son pecas, en fin, ✨pecas✨me vuelven loca.
Eso y los ojos azules, y el cabello rojo; soy fan de los pelirrojos y más si tienen ojos azules, eso último también me vuelve loca.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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