021
— ¿Cómo que las islas no flotan? — Mirai miró incrédula a Kisaki, quien le había dicho eso durante el recreo en su escuela.
— Por supuesto que no flotan, ¿en serio pensabas eso?
— ¡Sí! He vivido toda mi vida engañada. ¿Qué sigue? ¿Los cheetos azules son los normales y yo he vivido de forma incorrecta?
— Pero los cheetos naranjas llegaron primero; es imposible que los normales sean los azules.
— Gracias a Dios; bueno ahora tengo antojo de cheetos. Me iré a comprar unos de camino a casa.
— Oye.... ¿no has tenido más de tus sueños? — sintió algo de miedo al preguntar eso sabiendo como se puso ella la última vez que hablaron sobre sus sueños, pero para su sorpresa estaba muy tranquila.
— Sí, ahora los tengo casi a diario.
— ¿Has.... has visto algo interesante?
— Muchas peleas y un par de muertes, pero nada de lo que tenga que preocuparme. — él enseguida se dio cuenta de lo que ella le quiso decir. Básicamente fue un “deja de joder con eso” de forma indirecta; decidió no indagar más en el tema por el momento.
— Por cierto, ¿ya decidiste a qué secundaria vas a ir? — trató de cambiar el tema.
— Hmmm no sé, ¿tú a dónde irás?
— Probablemente a una privada.
— Entonces, iré a donde vaya Hina.
— ¿Y qué sentido tuvo preguntarme eso?
— Si hubieras ido a una escuela normal tal vez hubiera ido contigo, pero como no es el caso iré con Hina. El caso es que no quiero quedarme sola. — se le salió ese último comentario sin darse cuenta. Era la verdad, pero no era algo que tenía planeado admitir frente a nadie. — ¿Lo dije en voz alta?
— Sí, pero está bien. — palmeó su hombro.
Las calles del vecindario el fin de semana, con Mirai y Chifuyu.
— ¿A dónde iremos? — cuestionó él.
— Directo a mi peor pesadilla.
— ¿El centro comercial?
— Exactamente.
— ¿Por qué vamos allá si es tu peor pesadilla?
— Porque estuve ahorrando y quiero zapatos nuevos, y la única tienda cerca está en el centro comercial. Allá también hay un supermercado, así que aprovecharé para comprar la comida de la semana.
— Oh, ahora entiendo. ¿Y qué zapatos vas a comprar?
— Unos tacones para verme más alta porque al parecer mi hermano se llevó todos esos genes. No soy muy intimidante con esta estatura, así que buscaré unos tacones que de alguna manera puedan ser cómodos.
— ¿No será difícil para ti pelear usando tacones?
— Ya me las arreglaré. Bien, estamos aquí.... trataré de no morir. — ambos entraron al centro comercial en busca de la tienda, afortunadamente sin accidentes, y no tardaron mucho en encontrarla.
— Oye, ¿te molesta si entras tú sola un momento? — le dijo Chifuyu.
— ¿Para qué te invité, entonces?
— Lo siento, es que allá hay un puesto de helados.
— Podemos ir después.
— Voy yo ahora, me das el dinero y consigo para los dos.
— Que insistente... — sacó su cartera y le dio apenas lo suficiente. — para que no gastes de más.
— ¡Gracias! — caminó hasta el puesto de helados mientras Mirai fue en la dirección contraria para entrar en la tienda.
Llegó hasta la sección donde estaban los tacones y buscó con mucha paciencia unos que fueran con su estilo, que no fueran demasiado altos y que parecieran cómodos.
Y cuando finalmente encontró el par de zapatos perfectos y estuvo a punto de tomarlos, se dio cuenta cuenta de que alguien más había tratado de hacerlo cuando casi chocan sus manos.
Era un chico, pero eso poco le importaba y mucho menos se iba a tomar el tiempo de juzgarlo; ella sólo quería sus tacones.
— Míos, yo los vi primero. — dijo antes de tomarlos e irse rápidamente hasta la caja para pagar. El chico sólo se quedó viendo como se iba con una expresión algo confusa en el rostro.
Una vez salió de la tienda, Chifuyu ya se encontraba afuera esperándola con el helado, y una vez la vio salir se lo entregó.
— No sabía qué sabor te gustaba, perdón.
— Prefiero el de menta, pero el de limón tampoco está mal. Ahora tenemos que ir al supermercado así que hay que terminar esto rápido o no nos van a dejar entrar.
— Claro, ¿pudiste comprar los zapatos?
— Por poco alguien los quiso tomar, pero yo fui más rápida.
— ¿Segura que te sientes bien al estar entre tanta gente? Luego de lo que pasó la última vez que estuvimos aquí, no puedo evitar pensar en vas a desmayarte de nuevo.
— Ah, no te preocupes; eso sólo sucede en ocasiones. Más que nada es por todo el ruido que hace la gente, pero estaré bien si nos vamos rápido.
— En ese caso hay que apresurarnos. — empezó a comer su helado más rápido, pero pronto le dolieron los dientes por la temperatura baja de éste. — ¡Ah, mi boca! — sacó su lengua.
— A la próxima no comas tan rápido; te dije que nos debíamos apurar, pero no quería te te tragaras esa cosa así.
— Tú no podrías.
— ¿Qué? Por supuesto que sí puedo. Es más, voy a comerme todo lo que queda de un bocado. — expresó aún sabiendo que le quedaba más de la mitad.
— Hazlo entonces; te reto. — la chica metió todo el helado en su boca de golpe, y en un momento se lo comió como si nada. Aunque bueno, tosió un poco al final y casi se congela el cerebro.
— ¿Viste? Sí podía. — y poco le importó casi ahogarse con tal de demostrar que tenía razón.
— Por lo menos todo ésto nos sirvió para terminar de comer antes de llegar al supermercado. Ahora pregunta seria que tengo y que quería hacerte... ¿cheetos naranjas o azules?
— Los naranjas, obviamente. Pero no me hables de cheetos porque me da hambre y no pienso gastar más dinero del que tengo planeado.
— Jajaja tienes el asunto del dinero muy resuelto y calculado.
— Por supuesto que sí, ¿qué sería de nosotros sin dinero?
— Aunque no puede solucionar tus problemas.
— Seguro el que sea que haya dicho eso no tenía suficiente.
— ¿Y qué hay de la felicidad? ¿Puedes comprar felicidad?
— Pues sí, ¿con qué crees que pago los postres y mangas?
🔮 Desventajas de no tener cardias: no puedo engordar ni aunque quiera.
Gente es en serio, peso como 46kg y no sé qué comer para poder subir un poco más de peso; puedo ver mis huesos. El problema es que si intento comer más vomito muy fácilmente.
Perdón por contarles mis problemas personales 😔🖐️
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
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