016
Mirai caminó por las calles del vecindario donde vivía, sin un rumbo específico y aún llena de ira por lo que había ocurrido. Nunca le molestó tener todas las responsabilidades del hogar encima, pero al parecer ella también tenía un límite de paciencia y ya no podía aguantar nada más.
Sintió como sus pies comenzaron a doler por estar descalza con el suelo a tan bajas temperaturas debido a la época, pero poco le importó eso; ella sólo quería sacar toda su ira y no arrepentirse de lo que había dicho. Porque ella conocía bien a su hermano, ella sabía que él probablemente pensaba que ella iba a regresar llorando y pidiendo perdón por haber huido; y no le iba a dar el gusto.
Incluso cuando la alcanzó una ventisca helada que sintió que le había congelado hasta los huesos por no traer abrigo ni ropa cálida; ella se negaba rotundamente en su cabeza a volver.
— ¿Mirai? — escuchó una voz detrás de ella obligándola a voltearse.
— Kisaki.
— ¿Qué haces afuera descalza y... sin abrigo? Debes estarte congelando.
— Un poco, pero eso no es importante.
— ¿No deberías irte a tu casa?
— No quiero, por eso salí a caminar.
— Pero estamos como a 14°C; te puede dar hipotermia.
— Estaré bien, yo.... regresaré pronto. — mintió para que no siguiera insistiendo.
— ¿En serio?
— Sí sí, me voy a casa ahora. ¿Tú qué haces afuera?
— Me mandaron a la tienda, pero yo a diferencia de ti sí estoy abrigado.
— Bueno, ya... me voy. — se despidió con la mano antes de seguir caminando.
Agradecía que Kisaki jamás visitó su casa, porque entonces se habría dado cuenta de que no estaba yendo hacia allá, sino que se estaba alejando más.
Comenzó a sentirse todavía peor, pudiendo ver su aliento helado que exhalaba por la boca al estar tan agotada de caminar; quizás debió haberse escapado en verano.
Cuando pensaba que ya no podía encontrarse a nadie más, Hina apareció no muy lejos de ella. Trató de buscar un lugar donde esconderse y que ella no la viera, porque la conocía lo suficiente para saber que no era tan fácil de convencer como Kisaki y que ella insistiría en que volviera a su casa. De ser posible incluso la acompañaría hasta allí.
— ¡Mirai! — la nombrada se sobresaltó al ver que fue descubierta. — ¿Qué haces aquí afuera? ¡Estás temblando!
— N-No. — se maldijo a sí misma en su mente cuando la voz le tembló por el frío.
— Vamos a mi casa, es muy tarde y no sé dónde queda la tuya.
— H-Hina, no e-es n-necesario.
— ¡Sólo escúchate! Te vas a enfermar si te dejo aquí afuera; quédate en mi casa un rato hasta que puedas volver a la tuya.
La llevó a rastras hasta su casa, donde su madre estuvo de acuerdo con que Mirai estuviera ahí; sin embargo dijo que ya era demasiado tarde como para arriesgarse a dejar ir a una niña caminar sola hasta su casa, así que le ofrecieron quedarse ahí hasta la mañana siguiente. Hina le dio de su ropa para que estuviera más tibia; cosa que ella rechazó porque sabía que iba a irse.
— ¿Qué hacías afuera tan tarde?
— Le dije a mi hermano que iba a salir; era una.... caminata en invierno. Sin zapatos ni abrigo para... hacer conciencia sobre los niños que pasan el invierno sin casa ni abrigo.
— ¿En serio? Jamás había oído hablar de eso. — tuvo mucha suerte de que haya sido a Hina a quien le mintió. — Es bastante peligroso; pudiste haberte resfriado o peor.
— Como sea, gracias por dejarme estar aquí hasta mañana.
— No es nada, para eso están las amigas.
Así fue como Mirai terminó quedándose en casa de Hina, y se aseguró de al día siguiente estar despierta antes que el resto de las personas que vivían ahí para irse en silencio.
— Lo siento, Hina. — susurró delante de ella, quien seguía dormida. — Fuiste muy amable conmigo, pero no puedo arriesgar a quedarme más tiempo.
Sin hacer nada de ruido, Mirai se marchó de la casa de los Tachibana, volviendo a caminar por las calles sin nada que hacer realmente y tratando de ignorar el hambre que empezaba a sentir al ser de mañana.
Para su suerte, el clima no estaba tan frío durante el día, así que no tendría problemas con la temperatura estando afuera. Aunque el problema que seguía teniendo era que no podía abrigarse con nada, y era muy probable que empezaría a sentir frío otra vez muy pronto.
Se sintió decaída, no por el hambre o el frío, sino porque estaba agotada mentalmente de la situación, de su vida y de todo. Toda la mañana estuvo pensando en eso hasta que también se hartó de pensar y decidió detenerse en un parque; se acostó boca arriba en el suelo del lugar ignorando las miradas de la gente que pasaba cerca de ella.
No quería seguir viviendo así, no tenía sentido porque ni ella misma había podido encontrarle alguno. No tenía metas ni aspiraciones, y todo lo que hacía de vez en cuando era para matar el aburrimiento; eso la tenía exasperada. Todos los días se levantaba y buscaba algo que hacer, lo que sea con lo que pudiera matar el tiempo; tan sólo esperando y contando los segundos hasta el día de su muerte.
Para ella, su vida no tenía ningún sentido y mucho menos valía la pena seguir viviendo así. De algún modo le reconfortaba saber que la gente muere a todas las edades, y que el hecho de ser joven no quería decir que no fuera a morir pronto; quizás por eso le importaba poco estar afuera a temperaturas tan bajas y que pueda darle hipotermia.
Tal vez, si moría podría terminar con todo el estrés que su vida le provocaba y no tendría que preocuparse por nada más. Jamás tendría que volver a pensar en ir de compras, limpiar la casa, hacer las tareas del hogar, esforzarse en la escuela y soportar a su hermano al mismo tiempo.
No tendría que volver a escuchar excusas sobre el por qué ella no puede saber nada de su madre.
— ¿Y si me mato?
— ¿Por qué harías eso? — por tercera vez, alguien se apareció en su camino; estando agachado para poder mirarla a los ojos y con una mirada llena de comprensión y amabilidad.
🔮 Mirai modo depresión.
Como me cuesta escribir con claridad los sentimientos de Mirai, de alguna manera siento que la hace ver como si estuviera exagerando, pero no es lo que quiero expresar ahí. Como sea, espero que sí se note la enorme presión (y sufrimiento) emocional por la que Mirai ha tenido que pasar al no tener una madre que la quisiera y tener que encargarse de todo en la casa.
Todo este pequeño arco de la escapada de Mirai de su casa la tengo más planeada que mi propia vida, así que es probable que actualice otra vez.
Besitos en las manos, cuídense y tomen mucha agua.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top