XIX. Bloodline
CAPÍTULO DIECINUEVE
LÍNEA DE SANGRE
"We'll take turns to untangle the knots. Though our hands may be tied, It's all part of the plot"
—¿Te has comido la lengua por accidente?—cuestiona Klaus con burla—
Arielle le observa con irritación. Sus cejas se habían elevado a la vez que sus labios, los cuales le dedicaban una sonrisa divertida y arrogante.
—¿Vas a estar callada todo el rato, amor?—cuestiona volviendo a mirarla con seriedad—No fue nada personal lo que tuve que hacer. Ya sabes, daños colaterales para poder sobrevivir.
Ella le mantiene la mirada sin ningún miedo, a la vez que su mandíbula se tensa con seriedad y enfado. Expresión que no había cambiado desde que Klaus la había atado a una de las sillas de su habitación.
—Bien. Si no vas a hablar, lo haré yo—suspira el híbrido con pesadez y clara molestia por la actitud de la chica—Si es cierto que tus hermanos han matado a mi hermano Finn, supongo que no tardarán en averiguar que todos los vampiros creados por él morirán también. Y así hasta que no quede ninguno que provenga de la sangre de Finn—sus palabras hacen que Arielle suavice la mirada—Parece que he llamado tu atención. No lo sabíais, ¿no es así?
—Linaje—murmura ella, bajando la mirada—
—Así es—asiente él, sirviéndose una copa de bourbon—Sabía que eras lista desde el primer momento que te vi.
—¿Te refieres a cuando estabas en el cuerpo de Ric o en 1920?—pregunta con clara molestia—
—No te ofendas, amor. Pero en 1920 no eras así—le responde, agachándose frente a ella para estar a su altura—Siempre has sido preciosa, hermosa diría. Pero no llamabas mi atención. Ahora si.
—Si no llamaba tu atención, ¿por qué me regalaste una pulsera? ¿por qué me besaste? ¿por qué me pediste un baile?—señala ella—
—Me interesaba tu hermano y su extraordinaria forma de ser un destripador. Tú eras solo un método para llegar a él.
—Y ahora soy el seguro de que volverá con las estacas, ¿no?
—Ahora eres Arielle, solo eso. No me importa tu apellido, brillas por ti misma, amor. Has evolucionado, madurado, crecido.
—Si, eso hace la gente—suspira antes de volver a mirarle con dureza—No como otros, que se vuelven inmaduros, arrogantes y paranoicos sin la capacidad de sentir amor, ni por su propia familia.
Klaus la observa con sorpresa ante esa afirmación hacia él. Suspira con pesadez y se levanta para volver a dejar su copa en la mesa donde descansaban sus licores.
—¿Te has comido la lengua por accidente?—cuestiona Arielle al ver que a conseguido dejarle sin parabas—
Al oírla decir eso, se gira con dureza y se dispone a acercarse a ella, pero un ruido en la planta baja le hace suspirar con pesadez y salir de la habitación, dejando a Arielle a solas.
Arielle empezaba a cansarse de que Klaus la hubiese dejado sola en esa habitación. Sus manos quemaban a causa de la verbena en las cuerdas y el hambre empezaba a hacerse presente. Pero eso no era lo peor. Su mente no paraba de darle vueltas a lo que Klaus había dicho sobre el linaje.
Sus hermanos y ella habían sido convertidos por personas diferentes. Damon y Stefan se habían convertido en vampiros por la sangre de Katherine, pero ella lo había hecho por la sangre de William. Katherine había sido convertida por la sangre de Rose, una amiga de Damon. Y William había sido convertido por Klaus.
Si lo del linaje era cierto, ella pertenecía al de Klaus, al igual que Rachel, quien se había convertido con su sangre. Pero sus hermanos no sabían eso y si averiguaban que su linaje no era el de Klaus, no se lo pensarían y simplemente le matarían, a pesar de que Tyler y James murieran con él.
—Tu hermano es un inútil—se queja Klaus al volver a entrar a la habitación—
—¿Damon o Stefan?—cuestiona ella con confusión—
—Diría que ambos, pero ahora mismo me refiero a Stefan—le responde, vertiendo la sangre de una bolsa médica en un vaso—
El olor hace que los ojos de Arielle se vuelvan rojos y que las venas de su cara se oscurezcan a la vez que sus colmillos se hacen presentes en su mandíbula.
Klaus la observa con diversión y se acerca a ella con el vaso entre sus manos. Con su mano izquierda le acaricia la cara con delicadeza y aparta los mechones de pelo rubio para poder ver bien sus ojos.
Arielle se estremece al notar como el dedo pulgar del Original le acaricia la mejilla con delicadeza, como si ella estuviera hecha de cristal y él tuviera miedo de romperla.
Klaus la observa con algo de dulzura y acerca el vaso a los labios de la rubia. Ella no le aparta la mirada y simplemente bebe la sangre del vaso.
—Mi madre a muerto—anuncia él de repente—
—¿Lo siento?—murmura ella una vez a terminado de beber—
—Muy graciosa—sonríe, dejando el vaso en la mesa de al lado—
—Mi madre también era odiosa si te sirve de consuelo—comenta ella sin dejar de mirarle—
—¿Ahora quieres consolarme?—cuestiona, elevando las cejas con confusión y diversión—
—Solo quería ser amable, pero si quieres vuelvo a atacarte con mis palabras de chica lista—rueda los ojos, cansada y frustrada—
Klaus aparta su mano de su mejilla y vuelve a ponerse en pie, comenzando a caminar por su habitación bajo la atenta mirada de Arielle. Quien, a pesar de negarse a pensarlo, no paraba de recordar el día que se habían acostado. Inconscientemente se muerde el labio inferior mientras admira la espalda bien formada del híbrido.
Pero entonces lo recuerda. James, el chico al que había jurado proteger. Se lo había prometido a Luna. Ella y James nunca estarían en peligro. No a causa de Klaus al menos. Pero ella había sido una idiota, le había besado, y ahora Klaus le había convertido en híbrido por simple venganza. Recordó a Damon, atado a las trampas de animales en el salón de esa misma casa. Stefan, sin humanidad. Ric, quien se estaba volviendo un loco asesino. Elena, desangrada en el ritual para romper la maldición. Jenna, muerta. Jeremy, fuera del pueblo.
No podía pensar en Klaus de otra forma que no fuera con odio incluido. Pero su cabeza insistía en olvidar todo eso y simplemente pensaba en lo atractivo que era, en lo bueno que era en la cama y en las sensaciones que provocaba en ella con solo una mirada.
—Dejare que te vayas—Klaus es quien rompe el silencio—
—¿Qué?—cuestiona, confusa. No estaba segura de haberlo entendido—
—Voy a soltarte, Arielle—repite, acercándose a ella para quitarle las cuerdas de sus mano—
—¿Por qué?
—Porque mereces ser egoísta y dejar de ser la cómplice de tus hermanos. Te mereces vivir. Mañana hay un baile, inspirado en los años 20. Seguro que entrarás preciosa.
Los ojos azules de la rubia le siguen con confusión ante tal confesión. ¿En verdad Klaus se preocupaba por ella?
—Siento lo que voy a hacer ahora—susurra, sujetándola de las mejillas—
Arielle le mira confusa, pero de un segundo a otro todo se vuelve negro. Klaus le había roto el cuello, dejándola inconsciente.
Klaus se adentra en la casa de los Salvatore con sigilo. Ni siquiera Stefan, quien se encontraba en la biblioteca de la casa, se había enterado de su presencia.
Sujeta a Arielle entre sus brazos y se adentra en su habitación, donde Luna, Marie, James y Rachel le miran con miedo y confusión. Él no dice nada y simplemente deja el cuerpo de la chica sobre su cama.
La observa unos segundos y acaricia su mejilla. Apartando varios mechones de su pelo, los cuales coloca detrás de su oreja, para poder verla mejor.
—Veo que te han dado sangre de Elena—comenta, sin apartar la mirada de Arielle—
—Si, así es—responde James, observándole detenidamente—
—No hace falta que sigas mis órdenes, que seas mi esclavo.
—¿Qué... qué significa eso?—cuestiona, sin dejar de observar con confusión la forma en la que trataba a Arielle—
—Estoy rompiendo tu vínculo conmigo—le explica Klaus—Solo te pido que cuides de ella.
—Sabe cuidarse sola.
—Lo sé—asegura Klaus, apartando la mirada de la chica—Despertará, solo le he roto el cuello.
—¿Por qué la dejas volver?—cuestiona Rachel con confusión—
—Porque no merece ser un cebo, o un incentivo. Merece ser feliz—le responde, sorprendiéndola—James, hazme un favor y llévala al baile de la década de mañana. Ama los años 20.
Sin nada más que decir, Klaus abandona la casa de los Salvatore tal y como había llegado, con su velocidad sobrenatural y sin ser notado.
Luna, Marie, James y Rachel comparten miradas confusas. Y es en ese momento cuando la puerta de la habitación de Arielle vuelve a ser abierta, revelando esta vez a Stefan y a Thomas, quienes les miran con confusión antes de posar sus miradas en el cuerpo de la chica.
—¿Cómo?—cuestiona Stefan, acercándose a ella—
—Klaus—responde Luna, sorprendiéndole—Klaus la trajo. Le dejo ahí y se fue. No sabemos por qué.
Stefan frunce el ceño con confusión antes de acariciar al brazo de su hermana, quien respira con profundidad al despertarse con confusión.
—Klaus—murmura al despertarse. Pero entonces se da cuenta de que ya no se encontraba con él si no en su casa. En su habitación, con sus amigos y con su hermano—¿Qué... qué a pasado?
—Estas en casa—le responde Stefan, abrazándola—
La noche ya había caído en Mystic Falls cuando Arielle salió del baño de su habitación con su pijama puesto. Jugaba con los anillos de sus manos mientras caminaba de nuevo a su cama, pero una extraña necesidad envolvió su cuerpo.
Se sienta en el suelo y levanta el tablón de madera para sacar su caja de recuerdos. La abre con cuidado y observa el interior. Con delicadeza, agarra el dibujo que Klaus le había hecho y la invitación del baile de los Mikaelson y los guarda en la caja junto al resto de cosas.
Entonces su ojos se posan en su muñeca donde se encontraba la pulsera que Klaus le regalo en los años 20. Se la quita con cuidado y la deja junto a la invitación y el dibujo antes de coger entre sus manos el único diario que ella había escrito en su vida.
Sin querer ver el interior de este, simplemente lo abre en la página que se encontraba marcada por una pequeña cuerda roja.
18 de Noviembre 1989
Hoy he tenido una sensación entraña, como si mi corazón se rompiera en pedazos. Y, si, sé que suena cursi, pero es lo que he sentido. Tengo miedo de que le haya pasado algo a Carina, pero tampoco puedo volver a Milán. Porque sé que si lo hago querré quedarme, y simplemente no puedo. Acabaré haciéndole daño a alguien y ella acabará odiándome. Además, ¿de qué sirve si no podemos tener una vida juntas?
Últimamente me he sentido sola, me he aislado del mundo y mantengo las distancias, pero hecho de menos a mis hermanos.
He pensado en lo que Carina me escribió en esa carta, en lo de ser egoísta, pero simplemente no creo que sea posible que alguna vez lo sea. Estoy a las afueras de una ciudad llamada Nueva Orleans, algo me llama a entrar en ella, pero no quiero volver a sufrir como lo hice con ella, no quiero volver a enamorarme, aunque tampoco creo que pueda. Ella era el amor de mi vida. La vida es más fácil si no te enamoras. Y una vida eterna es mejor vivirla de forma tranquila, pues sino te perseguirá para siempre, como el fantasma de mi amor por Carina.
Pero algo tengo claro, si alguna vez encuentro el amor de nuevo, no lo dejare marchar, seré egoísta, como ella me dijo que hiciera. Luchare por ello, pero hasta entonces aprenderé a amarme a mi misma. Aprenderé a ser libre.
Arielle suspira con pesadez y deja el diario de nuevo en la caja. Se resigna a dejar la pulsera dentro y simplemente la deja encima de su mesilla de noche. Guarda la caja y se tumba en la cama con cansancio.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top