XIII. Blood Before Love
CAPÍTULO TRECE
LA SANGRE ANTES QUE EL AMOR
"It's your sad reality, it's your messed up family tree"
Arielle humedeció sus manos levemente, llevándolas a los ojos para poder despertarse. Sus ojos observaron su reflejo, el cual demostraba un claro cansancio. Apenas había conseguido dormir. Con frustración, cierra el grifo y sale del baño. Camina hasta su cama, recoge su chaqueta de cuero y se la coloca rápidamente. Tras ajustar el cuello de la prenda, Arielle se dispone a abandonar la habitación cuando...
—Buenos días.
—¡Joder, Elijah!—exclama al ver al Original detrás de ella—
Una pequeña sonrisa aparece en la cara del hombre trajeado ante la reacción de la chica.
—Siento haberte asustado—se disculpa, observándola con detenimiento—Acabo de hablar con tu hermano.
—Y estás aquí ¿por qué...?
—Hemos pensado en organizar una cena entre nuestra familias, para hablar—le explica, caminado por la habitación, observando cada cosa con curiosidad—
—Claro, porque a tu hermano se le da muy bien hacer eso, ¿no?—señala de forma sarcástica, cruzándose de brazos—
Elijah sonríe de lado, mirándola.
—¿Vendrás?—cuestiona entonces—
Arielle suspira, inclinado su cabeza hacia un lado, observándole con curiosidad. No podía mentir, se alegraba de volver a verle.
—Si van a ir mis hermanos, si. No quiero que Klaus les mate—le responde, dejando caer sus brazos a cada lado de su cuerpo—Oh, casi se me olvida...
Su cabello vuela al darse la vuelta para buscar algo en el cajon de la mesita de noche situada al lado de su cama. Elijah la observa con sorpresa al ver como le extiende la daga que su hermano Damon le había quitado la noche anterior para así poder despertarle.
—Si te soy sincera me hubiera gustado que fueras Rebekah—sonríe Arielle—
No era del todo cierto, pero si esperaba que Rebekah volviera a despertarse pronto. Elijah corresponde su sonrisa, agarrando la daga con delicadeza, para luego guardársela en el interior de la americana de su traje.
—Gracias—le agradece con sinceridad—
Arielle asiente levemente.
—Iré a la cena—le dice entonces—Pero espero que sea algo informal. No tengo ropa para algo elegante.
—Es solo una cena—le asegura él—Todos queremos paz.
—Todos hemos intentado matarnos entre nosotros. Klaus obligó a Stefan, no solo a hacer lo que le pudiera, si no también a apagar su humanidad. Y nos alejo de nuestros amigos y familia durante meses. Stefan le ha robado a su familia. ¿De verdad crees que puede haber paz?
—Creo que podemos llegar a un empate, una tregua.
—Espero que así sea—admite—Si por alguna casualidad Rebekah despierta, dile que lo siento.
Elijah asiente levemente antes de desaparecer de la habitación tan rápido como había llegado. Arielle suspira con pesadez y camina hasta la habitación de al lado, donde Jemes y Luna la esperan apoyados en el umbral de la puerta.
—¿Con quién hablabas?—cuestiona el chico, haciéndose a un lado para dejarla entrar en la habitación—
—Con Elijah. Es el hermano de Klaus.
Marie levanta la mirada de su grimorio para obsérvala con sorpresa.
—Bueno, eso nos acerca más a él y al anillo de Andrew—comenta James con una sonrisa de triunfo en su rostro—
—Exacto—le sonríe ella—Sobretodo esta noche. Iré a una cena en su casa. Necesito saber dónde está el anillo para robárselo.
—Yo me encargo—asegura Marie—
—Bien—suspira con alegría—Prepararos, hoy termina mi aventura con Klaus.
—Genial—sonríe Luna, sentándose al lado de Marie—
Arielle camina hasta la puerta para volver a su habitación, pero la mano de James rodea su muñeca con delicadeza, haciendo que frene al instante para mirarle con intriga.
—Me alegra oír eso—murmura antes de soltarla y acercarse a su hermana—
Arielle le observa sorprendida antes de seguir su camino hacia su habitación. Sin embargo, cambia de opinión al oír a Damon caminar hacia la de Stefan. Necesitaba distraerse de todo, así que decidió ir tras él.
—Vístete. Vamos a salir—informa Damon, adentrándose en la habitación de su hermano con dos camisas en sus manos—
—Paso. No me interesa—le responde Stefan, saliendo del baño con solo los pantalones puestos—
—No te he preguntado. Elijah y yo hemos montado una cena a la antigua usanza contigo y con Klaus—baja la mirada hacia las camisas—Te sugiero el negro. Te da un toque villano.
—Yo también estoy invitada—anuncia Arielle, llamando la atención de sus hermanos—En persona, además. Y estoy de acuerdo con lo del negro.
Damon le dedica sonrisa al comprobar que estaba de su parte.
—Klaus no negociará—les asegura Stefan, ignorando el tema de la ropa—
—No hace falta—le responde el ojiazul, soltando las camisas—Solo quiero ganar tiempo para que las "brujas pirujas" abran el ataúd con su varita.
—Ese es tu plan, ¿no? Entretener a Klaus.
—Si no hubieras linchado a sus híbridos tendría más opciones.
—Y has liberado a un Original para que le ayude.
—Quitarle la daga Elijah es un filón—asegura Arielle, defendiendo a su hermano mayor—¿No lo ves? Con lo que le hizo Klaus, esta en modo venganza. Es perfecto.
—Eso lo dices porque les tienes un cariño especial a los Originales, ¿no es así, hermanita?—cuestiona, mirándola con burla—No es nada astuto confiar en Elijah. Prometió ayudarnos a matar a Klaus y nos la jugó. Tú estabas allí, deberías recordarlo.
Arielle rueda los ojos, cruzándose de brazos.
—Pues con lo rarito que estás, me fío de él tanto como de ti—señala Damon—
—Bueno, supongo que la confianza es mutua—contesta, mirado a sus dos hermanos mayores—
—Ah, ya. Esto es porque besé a Elena—asume Damon—Recuerda que de no ser por Klaus, no te habrías vuelto tan capullo y no nos habríamos besado. O sea que vístete y pon tu mejor cara. Vamos a negociar una tregua falsa. Y no quiero que la cagues.
—Sinceramente, lo que más me sorprende es como Elena siempre acaba en todas las conversaciones que ocurren en esta casa—suspira Arielle, interrumpiendo su discusión. Damon posa su mirada en ella, recibiendo un una mala mirada por parte de su hermana—
Sin nada más que decir, Arielle abandona la habitación, siendo rápidamente seguida por el mayor de los hermanos.
—¿Estás bien?—pregunta Damon, al notar la mirada perdida en su cara—
—¿La verdad? No—admite, bajando las escaleras—
Damon suspira y se acerca a ella para envolver su cuerpo entre sus brazos. Ella suspira agradecida por tal acto y le corresponde el abrazo. En verdad lo necesitaba.
La puerta de la casa de los Mikaelson es abierta por Elijah. Su mirada se posa rápidamente en Damon y Stefan, quienes le dedican una sonrisa falsa. Entonces, sus ojos viajan hasta Arielle, cuya leve sonrisa es mucho más sincera.
—Niklaus, han llegado nuestros invitados—anuncia, dejándoles entran en la casa—
—Damon. Stefan.—saluda Klaus al verles entran en el salón de la casa—Elijah me dijo que queríais verme. Muy audaces. Aunque sí que me sorprende verte a ti aquí, amor.
Damon y Stefan fruncen el ceño ante el apodo que el híbrido le había puesto a su hermana.
—Soy parte de la familia Salvatore, así que soy parte de esta conversación—le responde ella, dedicándole una sonrisa falsa—
Klaus la observa con detenimiento antes de devolverle al sonrisa.
—Discutamos los términos de nuestro acuerdo como gente civilizada—señala la mesa y a las chicas que vestidas de dorado—
Damon y Arielle observan a Elijah con confusión.
—Es mejor complacerle—les explica el noble, colocándose junto a su hermano—
—Creo que voy a vomitar—murmura Arielle, observando a las humanas a las que Klaus había obligado—
—No he venido a comer, Klaus—habla Stefan entonces, ignorando el comentario de su hermana—De hecho, lo cierto es que yo no quería venir. Pero me han dicho que accediera porque nos escucharías.
—Podemos sentarnos a comer o puedo sacaros las tripas por la garganta—le responde el hibrido, sentándose en una de las sillas con una sonrisa arrogante en su rostro—Como queráis.
Damon y Arielle comparten una mirada ante su comentario. Y, sin pensarlo mucho, deciden sentarse en la mesa. Incluso Stefan decide hacerle caso.
Las chicas se acercan y les empiezan a servir vino mientras ellos comienzan a comer. Arielle suspira con inconformidad y observa como Klaus se lleva un trozo de filete a la boca.
—Habéis perdido el apetito—comenta Klaus, observado como ni ella ni Stefan comían nada—
—Veras, estoy en desacuerdo con toda esta situación—comenta Arielle, señalando a las chicas—¿No sabes servirte tu mismo el vino que tienes que obligar a unas chicas?
—No están aquí solo por eso, amor.
—Claro. Son el postre, ¿no?—suspira, molesta—
—No sé por qué tanta agresividad y molestia. También eres un vampiro.
—Si, pero...
—Come—Damon interrumpe su discusión, posando su mirada en su hermana pequeña—Has visto cosas peores a lo largo de tu vida. Y tú, Stefan, has dicho que dejarías en casa al Stefan gruñon.
Stefan se limita a observar a Klaus con detenimiento, sin hacer caso a las órdenes de su hermano. Elijah hace lo mismo, observando a cada uno de los presentes en la mesa, pero en especial a Arielle y a su hermano. Es entonces cuando Stefan decide probar la comida, sacándole una sonrisa satisfecha a su hermano mayor.
—Esa es la actitud—celebra Klaus—¿A qué es agradable? Los cinco cenando juntos. Una delicia. ¿Esto buscabas cuando el quitaste la daga a mi hermano?
—Sabía lo que sentía por ti. Y pensé, ¡cuantos más mejor!—sonríe Damon, guiñándole un ojo al Original—
—Elijah y yo hemos tenido nuestras diferencias, pero siempre las solventamos.
—Igual que con Rebekah, ¿verdad?—cuestiona Stefan—Por cierto, ¿dónde está?
—Si. La última vez que la vi tenía la daga clavada porque temías plantarle cara—recuerda Arielle, provocando que Klaus la mire con dureza—
—Si te refieres a que sabe que maté a nuestra madre, ya me he sincerado con Elijah—le asegura Klaus, posando su mirada en su hermano—
—Stef, ¿recuerdas cuando mataste a papá?—comenta Damon—Vamos a dejar el juicio para el postre.
—Hemos venido ha hacer un trato. No tenemos que besarle el culo toda la cena—se defiende él—
—Solo digo que aún queda mucha noche. Tranquilitos. Los dos.
Arielle rueda los ojos, soltando un suspiro. En ese momento su teléfono vuelve a vibrar, anunciando un mensaje. Cansada de sentir como había vibrado durante toda la noche, finalmente decide contestar.
—Vuelvo ahora—se disculpa, levantándose de la mesa y alejándose de ellos—
Abandona la habitación, alejándose lo más posible del comedor y se recarga contra una de las paredes para poder leer los mensajes con tranquilidad. Se trataba de Thomas, quien le informaba de que su padre había muerto con sangre de vampiro en su organismo, pero que sin embrago no iba a completar la transición. Arielle estaba segura de que podía sentir su dolor incluso en la distancia, solo por la forma en la que había escrito los mensajes.
Sus ojos se alejan del teléfono, elevándose para observar la sala en la que se encontraba. Frente a ella pudo divisar cuatro ataúdes. Uno de ellos estaba abierto y vacío, pero el resto estaban completamente cerrados. Tres de madera, uno de metal. Debían de tratarse de los ataúdes de los tres hermanos restantes de Klaus y Elijah. Dudo en abrirlos, en despertarles a todos para que ellos lidiaran con su hermano. Pero no era una decisión inteligente.
Un suspiro de frustración salió de sus labios mientras volvía a guardar el teléfono para poder volver al comedor.
—Stefan, ¿dónde está la adorable Elena?—cuestiona Elijah, observando como la rubia volvía a sentarse frente a él—
—No sé, pregúntale a Damon.
Elijah extiende sus manos con confusión, viendo como su hermano suelta una carcajada.
—Te has perdido muchas cosas—explica Klaus, mirando a su hermano—Problemas en el paraíso.
—Una palabra más de Elena, y se acabó la cena.
Arielle rueda los ojos al darse cuenta de que Elena volvía a ser el centro de las conversaciones.
—Si, va a ser mejor dejar a Elena en el montón de temas a evitar—comenta Damon—Además a Arielle no le gusta hablar de ella.
La aludida le dedica una sonrisa falsa antes de beber de su copa da vino.
—Es que la atracción de la réplica Petrova sigue siendo muy fuerte—continúa Klaus a pesar del comentario de Damon—¿Qué dices, hermano? ¿Les hablamos de Tatia?
—¿Por qué sacar asuntos zanjados hace tanto tiempo?—cuestiona Elijah con clara incomodidad—
—Dado su afecto común por Elena y Katerina, nuestros invitados tendrán curiosidad por saber del creador del linaje Petrova.
—Pues, la verdad, no—declara Arielle—
—No vamos a movernos de aquí, Elijah. Por favor. Contad—les anima Damon. Arielle le observa con molestia, recibiendo una sonrisa como respuesta. Damon adoraba molestarla—
—Cuando nuestra familia llegó aquí, había una chica, Tatia. De una belleza exquisita. Todos aspiraban a pretenderla. Pese a que había tenido un hijo con otro hombre. Y ninguno la amaba más que Niklaus.
—Yo diría que había otro que la amaba casi tanto como yo—comenta el aludido, mirado a su hermano—
—Un momento, esperad—pide Stefan, interesado—¿Los dos amabais a la misma chica?
—No sé de que te sorprendes, hermano. Una Petrova que separa a dos hermanos desde tiempos inmemorables—comenta Arielle con amargura—
Elijah la observa un segundo antes de continuar con la historia.
—Nuestra madre era una bruja poderosa. Trató de poner fin a nuestra enemistad por Tatia y se la llevó. Más tarde supimos que fue la sangre de Tatia la que consumimos en el vino la noche en que madre hizo el hechizo que nos convirtió en vampiros. Tatia no pudo decidirse entre los dos, así que por un tiempo, Niklaus y yo nos distanciamos. Intercambiamos insultos y llegamos a las manos, ¿verdad, hermano?
—Pero al final, reconocimos el vínculo sagrado de la familia—asegura Klaus—
—La familia ante todo.
—Si, ya—suspira Arielle, llamando la atención de todos los presentes—La sangre antes que él amor, blah, blah, blah. Eso no es algo que se comparta en nuestra familia.
Damon y Stefan la observan con incomodidad antes de que ella continúe hablando.
—Hoy, por primera vez, seré yo quien lo demuestre—anuncia, levantándose de la mesa—Tengo que irme.
Al ver a Arielle acercarse a su casa, Thomas se levanta del porche de su casa, limpia las lágrimas de su rostro con rapidez e intenta aguantar las ganas de llorar mientras ella llega a su lado. Sin embargo, le es imposible retener las lagrimas al sentir como la chica le rodea el cuerpo en un abrazo. Las lágrimas cayeron por sus mejillas mientras la abrazaba con fuerza. Necesitaba es abrazo.
En ese momento, la puerta de la casa fue abierta por Caroline, quien les observó con tristeza antes de correr hacia ellos. Arielle abrió más sus brazos, dejando que la joven vampiro se uniera a su abrazo, cosa que Caroline hizo sin dudar.
—Todo irá a mejor—les susurra—Estaréis bien, pero nunca os separéis, ¿vale? Sois hermanos. Eso es lo más importante.
—Gracias por estar aquí, Ari—murmura Caroline entre lágrimas—
—Siempre. Ahora somos familia.
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