XII. Another One Bites The Dust
CAPÍTULO DOCE
OTRO QUE MUERDE EL POLVO
"There are plenty of ways that you can hurt a man and bring him to the ground. You can beat him, you can cheat him, you can treat him bad and leave him when he's down"
Elena y Caroline le habían suplicado que ayudar a Bonnie a preparar el baile de la década de aquella noche. Arielle no sabía porque había aceptado, pero lo había hecho. Su cabeza aún daba mil vueltas a esos sentimientos que sentía por Klaus mientras se hacía paso por los pasillos del instituto.
Sin embrago un fuerte golpe a pocos metros de ella llamó su atención, obligándola a usar su velocidad vampírica. Bonnie se encontraba atrapada entre las taquillas y un muy enfadado Kol.
—Nadie tendrá la Cura si tú no puedes encontrarla—señala el vampiro entre dientes—
Arielle se sitúa a su lado rápidamente para separarle de la bruja, pero en ese mismo momento Bonnie comienza a hacer un hechizo que les provoca un gran dolor de cabeza a ambos. Los globos rojos y blancos preparados para la fiesta comienzan a estallar y Arielle y Kol caen de rodillas al suelo.
Ambos miran a Bonnie con asombro. Arielle nunca había visto a una bruja con tanto poder como para romper varios de los huesos de un original, provocarle un aneurisma y a la vez frenar a otro vampiro de 150 años.
—Bonnie... sal de aquí—le ordena Arielle entre quejas de dolor—
La chica asiente de forma nerviosa antes de salir corriendo del instituto, dejándoles atrás y parando el hechizo en el proceso.
Una vez recuperado, Kol se pone en pie y sujeta a Arielle del cuello, acorralándola contra las taquillas, tal y como había hecho anteriormente con Bonnie.
—Arielle Salvatore, ¿cierto?—cuestiona entre dientes—
—Kol, te recomiendo que te largues del pueblo—le dice ella sin responder a su pregunta—
—Quieren la Cura y despertar a Silas, no puedo permitirlo—le responde, apretando aún más su agarren—Desatara el infierno en la tierra.
—Hazme caso, por favor. Vete—le costaba hablar debido al dolor—Te van a matar.
—El único arma que puede matarme la tengo yo—señala antes de desaparecer del lugar—
Arielle cae al suelo de forma brusca y lleva su mano hacia su dolorido cuello antes de empezar a toser con dificultad.
—Joder con los Mikaelson—se queja, poniéndose de nuevo en pie—
—Nada de esto habría pasado si hubieras hecho bien tu trabajo—asegura Klaus, caminado por la celda donde Damon se encontraba encerrado—Estaba dispuesto a dejarte entrenar a Jeremy.
—¡Venga ya! Si te presentaste allí al segundo día—se queja Damon sin dejar de jugar con uno de los viales de sangre ya vaciado—¿Sabes lo que cuesta conseguir que se concentren esos cerebros de Xbox?
—Y cuando convierto a un montón de borrachos en vampiros para que se los cargue, vas y dejas que los mate Kol—añade Klaus—
—Tu hermano es tu problema, no el mío.
—¿Y de quién fue la idea de despertar el sentimiento de culpa en Jeremy?
—No iba a dejar que le clavara una estaca a Elena mientras dormía, ¿vale?—le responde Damon con obviedad—
—Oh, si, por el amor de Elena—murmura con diversión—Y, dime, ¿cómo es que pasa por alto todas las cosas horribles que has hecho? ¿Se autoengaña? ¿O es algo más patológico?
—Algunas personas son más capaces de perdonar que otras—le responde Damon sin darle importancia—Seguro que tú eres un completo negado en ese campo.
—Vamos—insiste, sin dejar de sonreír—¿Dónde está el secreto? No puede ser solo el vínculo. ¿Qué es? ¿La obligas? ¿La manipulas?
Damon continúa jugando con el vial sin molestarse en prestarle demasiada atención. Klaus suspira levemente, frenado sus pasos.
—¿Qué es lo que le dices?—insiste, aunque esta vez su voz suena mucho más suave e incluso desesperada—
Damon atrapa el vial una vez más y le dedica una mirada confusa antes de incorporarse para sentarse.
—Yo diría que esto tiene algo que ver con mi hermanita—comenta con diversión—
Klaus baja la mirada al suelo ante su afirmación.
—Creo que mataste a James y antes de eso a Andrew, su mejor amigo. Y ahora te preocupa que Arielle no te lo perdone nunca, ¿verdad?
—Tú has hecho cosas peores—asegura—
—Es discutible. Pero a mi no me importa ser el malo. Porque a veces hay que serlo para que pasen cosas. Tú haces maldades sin motivo. Te portas como un cretino.
—Es discutible—repite sus palabras—
Damon se encoge de hombros.
—Si vas a ser malo, sé malo por algo. Si no, no te mereces el perdón—le responde antes de volver a tumbarse y seguir jugando con el vial—Pero, oye, lo entiendo. No eres ciego y mi hermanan no es para nada invisible.
Klaus aprieta su mandíbula antes de volver a mirarle.
—Odio la actitud Mikaelson—se queja Arielle, haciendo acto de presencia en el sótano—Primero Rebekah, quien no contesta a mis llamadas. Luego Elijah, quien es un estirado, Kol, quien intenta matarme a mi y a Bonnie y luego Klaus, que...
Sus palabras quedan en el aire al ver al híbrido en el interior de la celda, junto a su hermano mayor.
—Oh, Lizzie, termina la frase, quería oírla—pide Damon con diversión—Y estoy seguro de que él también.
Arielle rueda los ojos y posa su mirada en Klaus.
—¿Qué haces aquí?—cuestiona con confusión—
—Hago de niñera mientras Stefan encuentra la daga de mi hermana—le responde él—¿Qué haces tú aquí?
—Vivo aquí—le recuerda, entrando a la celda—
—¿Estas bien?—cuestiona con un extraño tono de preocupación, lo cual hace que Damon le mire con una mueca—
—¿Por qué no iba a estarlo?
—Acabas de decir que mi hermano a intentando mataros a ti y a la brujita—le recuerda—
—Si, pero Arielle sabe cuidarse sola, ¿verdad, hermanita?—comenta Damon con una sonrisa. Arielle rueda los ojos—
Klaus asiente y suspira, sacando el teléfono de su chaqueta mientras ella se sienta junto a su hermano.
—¿Estas bien?—cuestiona ella, colocando una mano en su hombro—
—Tengo hambre—se encoge de hombros—Y me duele la cabeza, pero eso es culpa suya y su constante parloteo sobre el perdón.
—¿Qué?—murmura con confusión—
—Me exaspera lo poco comunicativo que es vuestro hermano—se queja Klaus entonces—
—Es un rasgo típico en él—admite Damon—Como la melancólica y su pelazo.
—No entiendo por qué tardan tanto—continúa quejándose—¿Tanto cuesta robar una daga?
—Si a la vampiro se la han clavando tantas veces como a tu hermana, supongo que es difícil—señala Arielle con obviedad—
Klaus suspira frustrado y saca un vial de sangre de su chaqueta antes de tirarlo al suelo, justo a los pies de Damon.
—Chachi—celebra él, cogiéndolo del suelo—
—Me has decepcionado, Damon—le dice el rubio—No estás poniendo mucho empeño en salir. Esperaba más del artista de la fuga a toda costa. Eres un vago.
—Bueno, ya me han obligado a matar a Jeremy. Me ha parecido más sensato quedarme a charlar contigo en vez de intentar escapar en plan Hulk—señala—
—¿Qué dirá Elena, cómo crees que se lo tomará? ¿Cómo vera que seas incapaz de oponerte a la orden de Kol, ni por un instante, aunque suponga matar a la persona que más quiere en el mundo?
—¿Es necesaria tanta pregunta?—se queja Arielle con molestia—
Klaus posa sus ojos en ella.
—Me conoce de sobra—asegura Damon, atrayendo la atención de ambos de nuevo hacia él—Sabe que controlar mis impulsos no es mi punto fuerte.
—Aún así—insiste Klaus, recibiendo una mala mirada por parte de la chica—¿Podrá evitar compararte con Stefan? Recuerdo que cuando le obligué a alimentarse de Elena. Se opuso y consiguió controlarse. Eso si es amor.
—¿Qué sabras tú de amor?—cuestiona Arielle con incredulidad—
—Sé que Damon está enamorado de Elena y que le da miedo lo que pueda pasar cuando encontremos la Cura donde acaba el arcoíris. La verdad, no veo un final de cuento para ti, Damon. Solo veo a Stefan y a Elena. Y creo que tú ves lo mismo.
—¿Si? ¿Pues sabes lo que veo yo?—cuestiona Arielle, poniéndose en pie para enfrentarle—Te veo solo, porque no eres capaz de abrirte a nadie. Porque te da miedo el amor y lo que eso pueda provocar en ti. Te da miedo sentir.
Sus miradas luchan entre sí cuando el teléfono del híbrido suena, devolviéndoles al mundo.
—¡Vaya! Pero si es el maniaco homicida—Klaus responde la llamada, alejándose de Arielle—
—¿Sabias que tu antiguo banco de sangre y su hermano están intentando matarme?—pregunta Kol al otro lado de la línea—
—¿Qué?
—Le dije que se fuera—murmura Arielle por lo bajo, pero Klaus consigue escucharla—
—No finjas que no sabes nada—recrimina Kol—Tu obsesión por encontrar la Cura supera cualquier lealtad hacia tus hermanos.
—No sé de qué estás hablando—le asegura Klaus—
—Voy a arrancarle el brazo a Jeremy y a matar a Elena, solo por placer. Y luego iré a por ti.
Klaus cuelga el teléfono, enfadado, y se acerca a Damon, sujetándole del cuello contra una de las paredes de la celda.
—¿Qué está pasando?—le pregunta, mirándole a los ojos—
—No lo sé.
—Klaus, suéltale—le pide Arielle—
—¿Qué están tramando Stefan y Elena?—continúa, ignorando a la chica—
—No lo sé. Estoy contigo en esta celda de castigo desde ayer—le responde Damon con dificultad—Stefan no me habla y Elena no viene a verme. O sea que quizá tengas razón y me hayan hecho la cruz.
—Dime lo que sabes—insiste, usando la compulsión—
—Yo no sé nada de ningún plan—le asegura—
—Quédate aquí hasta que vuelva—le pide, usando de nuevo la compulsión—
Le suelta, dejando que Damon caiga al suelo, y abandona la celda. Arielle observa a su hermano, asegurándose de que se encontraba bien antes de seguir a Klaus.
—Klaus, espera—le pide, llagando a su lado—
—¿Tú sabías algo?—inquiere, girándose hacia ella para mirarla a los ojos—
—No, te lo juro. Pero tenía mis sospechas y, cuando vi a tu hermano, le pedí que se fuera. No me ha hecho caso y no sé que va pasar. No sé cuál es su plan.
—Está bien, Arielle. Quédate con tu hermano—le pide antes de desaparecer de la casa—
Hacia un rato que Stefan habían vuelto a casa junto a Bonnie, Elena y Jeremy y que Damon había salido de la celda. Todos se encontraban en el salón, esperando que el tatuaje del cazador se completara. Y una vez fue así, Arielle no pudo evitar bajar al piso principal para enfrentarse a ellos.
—Enhorabuena—habla, llamado la atención de los presentes—Ya tenéis lo que queríais. El mapa para la Cura.
—Arielle...—murmura Damon al ver su expresión llena de enfado—
—Dime, Elena, ¿a merecido la pena?—cuestiona, ignorando a su hermano y colocándose delante de ella—Porque no has matado solo a un chico algo psicopata. Has matado a todo un linaje, a un montón de vampiros del mundo, que tenían amigos, familia, gente que les importaba. Pero claro, como no los conoces ¿qué importa?
—Arielle...—esta vez es Stefan—
—¡No Stefan! No intentes justificarlo diciendo que es por una buena causa, porque no lo es. Recuperar a tu novia humana no es una buena causa. Si Elena está enamorada de Damon lo seguirá estando sin el vínculo y sin ser vampiro. Pero la pobre Elena no soporta ser vampiro, ¿no? Iros al infierno.
—Kol no era una buena persona, Arielle.
—¿Y matarle os hace mejores?—cuestiona, incrédula—Le habéis arrebatado un hermano a Rebekah, Elijah y Klaus. Y el dolor de perder a un hermano es igual de duro para todos. Incluso para Klaus.
—¿Te pones de su parte?—cuestiona Elena con incredulidad—
—No me pongo de la parte de nadie, Elenita. Lo único que sé es que siempre, y a pesar de todo, apoyare y defenderé a mis hermanos, por muy estupidos que sean—responde, posando su mirada en ellos—Porque no quiero saber cómo es el dolor de perder a un hermano. No quiero sentir lo que Klaus y Rebekah están sintiendo hoy.
Sin decir nada más, Arielle utiliza su velocidad vampirica para volver a su habitación y encerrarse en ella. No pensaba irse a buscar la Cura, y no quería volver a ver las caras de Elena, Bonnie y Jeremy por un largo tiempo.
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