XI. With A Single Glance


CAPÍTULO ONCE
CON UNA SOLA MIRADA

"Weep not for roads untraveled, weep not for paths left alone. Cause beyond every bend is a long blinding end. Its the worst kind of pain I've known"


Arielle caminaba por el bosque, en dirección a la casa del lago de la familia Gilbert, cuando un vampiro novato decidió atacarla. Sin pensarlo mucho y sin apenas usar mucha fuerza, ella le sujeta del cuello y le arranca el corazón.

—¿Qué demonios está pasando aquí?—cuestiona al ver a su hermano aparecer frente a ella—

—Klaus—responde él, observando al vampiro que ella acaba de matar—Ve a la casa de los Gilbert, que te inviten a entrar. Voy ahora.

—¡Joder!—se queja ella, soltando el corazón del vampiro antes de usar su velocidad sobrenatural—

Al verla llegar, Elena abre la puerta de la casa para dejarla pasar, pero al parecer aún no se daba cuenta de que la casa ya no era suya, pues estaba técnicamente muerta y la propiedad estaba a nombre de otra persona.

—Jeremy—le recuerda Arielle al sentir la barrera que le impedía entrar—

Elena asiente, aún aturdida por todo lo que estaba pasando, y corre en busca de su hermano pequeño.

—Pasa—le dice Jeremy a Arielle, quien no lo piensa ni un segundo antes de entrar y cerrar la puerta tras ella—

—Que alguien me explique qué demonios está pasando—pide, mirando a un herido Matt sentarse en el sofá—

Elena suspira con pesadez cuando Damon hace acto de presencia en la casa. Arielle continúa insistiendo en una explicación, que a regañadientes termina dándole su hermano mayor, acompañada de algún que otro comentario de molestia por parte del cazador y del rubio.


—Ha salido el sol—comenta Jeremy, mirando por una de las ventanas—Ya se han ido.

Arielle asiente y continúa bebiendo de su copa de bourbon. Ni un solo día en Mystic Falls era mínimamente normal y eso estaba empezando a molestarla.

—¿En qué estabas pensado?—se queja Elena, mirando a Damon con molestia mientras curaba las heridas de Matt—Tan solo te pedí que le enseñaras a pelear.

—No es el mejor alumno del mundo—se defiende Damon, sirviéndose una copa—

—Venga, ¿ahora es culpa mía?—se queja Jeremy—

—Por favor, cállate—le pide Damon con irritación—Oye, sé que estas cabreada. Pero esta era la manera más fácil, más rápida y más segura de completar la marca y conseguirte la Cura.

—No la quiero a toda costa, Damon—asegura Elena—No si supone poner en peligro a la gente que quiero.

—Eh, no suponía ningún peligro de no haberse puesto en plan blandengue—señala a Jeremy—

Arielle suspira con pesadez y se deja caer sentada en el sofá, al lado de Matt.

—Ha matado antes. Pero no a inocentes sin más.

—La marca a crecido, ¿no?

Elena suspira con frustración.

—Oye, necesitamos un plan. Ahí fuera hay un grupo de vampiros obligados. En cuanto se ponga el sol, van a venir a por Matt. Debemos protegerle de algún modo.

—Es cierto. Pero esto se solucionará cuando Súper Jeremy y yo vayamos de caza—responde Damon, colocándose al lado del chico—Elena, sé que es trágico. Lo entiendo. Pero sabemos que tiene que matarlos. Y ahora tenemos incentivos. Es decir, vosotras dos os lleváis a casa al jugador lesionado y Jeremy y yo acabamos con esto.

—¿Me estás diciendo que deje a Jeremy aquí contigo?—cuestiona, incrédula—

—Confía en mi. Me encargaré de que no le pase nada. ¿Vale?

—Como si pudiera decirte que no—se queja Arielle, recibiendo una mala mirada por parte de su hermano—Yo por mi parte estaré encantada de alejarme de este sitio y de los vampiros novatos. No estoy de humor para una caza.

—Bien, estamos de acuerdo en algo, hermanita—sonríe—

—Si, pero como le pase algo a Jeremy, Elena no será la única en matarte y yo soy más inteligente a la hora de crear torturas—le sonríe, cruzándose de brazos—


—¿En serio crees que han vuelto al bar?—cuestiona Jeremy al bajarse del coche—

—¿Adónde van a ir si no?—señala Damon, abriendo su maletero—Aquí solo hay cabañas, no pueden entrar en ningún sitio.

Le entrega una pistola de balas de madera y una ballesta.

—Bien. Acabemos con esto—suspira el joven Gilbert, preparando la ballesta—

—Recuerda, mátalos de uno en uno. Dispara al corazón. Sobre todo, no dudes y no falles.

—Ahórrate el numerito. Ni Elena ni Arielle están aquí—se queja, agarrando la flecha que le entrega—No hace falta que finjas que te importo.

—Intentó mantenerte con vida—se defiende Damon—Vamos.

Jeremy agarra el resto de flechas y le sigue los pasos hasta el bar. Estaba listo para cualquier situación, excepto para la que se encontró. El bar estaba vacío y lleno de sangre. Aquel rastro les llevó hasta la cocina, donde se encontraron con todos los vampiros completamente muertos.

—Vamos a tener que buscarnos otros vampiros—observa Damon, formando una mueca en su rostro—Qué desperdició.

—¿Qué ha pasado?—inquiere Jeremy, confuso—

—Lo confieso. He sido yo—anuncia Kol, adentrándose en la cocina—

Jeremy levanta el arma, apuntándole al corazón.

—¿Kol?

—Jeremy, me alegro de verte—sonríe el Original—Perdonad este estropicio. Es que... el bar estaba lleno cuando llegue y prefiero las veladas más íntimas. Tengo que charlar con vosotros dos.

Sonríe antes de llevarse una botella de bourbon a la boca.

—¿Os apetece un trago?—inquiere entonces—

—Él es menor y a mi no me caes bien—le responde Damon, colocándose entre él y Jeremy—O sea que al grano.

—Mi hermano alardeó de su plan para completar la marca de Jeremy. Y no me costo mucho rastrearlos—señala a los vampiros—Estaban agazapados en la penumbra. Matar a los vampiros jóvenes es fácil. Y a los viejos, ya que estamos.

—¿Por qué? ¿Por qué te metes en esto?—inquiere Damon, ignorando su amenaza—

—En vuestro intento de dar con la cura, os arriesgáis a despertar a alguien muy peligroso.

—Ah. Te estás refiriendo a Silas.

—¿Qué sabes de él?—cuestiona con seriedad—

—Nada. Ni quiero. No es nuestro problema.

—¿Ah, no?—eleva sus cejas. Damon niega—Hace unos siglos, coincidí con un grupo que adoraba a Silas. Sus seguidores me dijeron que él resurgiría y desencadenaría el fin de los tiempos. Lo que no me hace ninguna gracia, pudiendo vivir eternamente. Una amiga y yo los matamos a todos.

—¿Una amiga?—Damon le mira con curiosidad—

—Una bruja—le aclara Kol—Pero ahora, vosotros, os estáis arriesgando a despertarle con tal de encontrar la cura. Así que no esperéis que me quede de brazos cruzados.

—No dejaremos de buscarla porque te llenarán la cabeza de cuentos para no dormir, idiota.

—Jeremy, fuimos amigos en Colorado—señala Kol, empujado a Damon lejos de él—Eres un tío listo. Deja esta chorrada de la búsqueda del tesoro.

—No voy a dejar nada, "amigo"—le responde el joven Gilbert—

—Podría matarte. Pero tendría que cargar con la maldición del cazador—señala, depositando la botella de bourbon sobre una mesa—Y no me apetece sentirme acosado los próximos 100 años.

Jeremy le observa detenidamente sin dejar de apuntarle con la ballesta.

—Tengo una idea—sonríe Kol—Te arrancaré los brazos.

Damon no lo duda ni un segundo antes de atacarle.

—¡Jeremy, corre!


Elena abre la puerta de su casa, dejando que Matt y Arielle entren primero.

—Lo siento mucho—se disculpa con Matt, cerrando la puerta tras ella—Oye, cuando te pedí que te quedarás con Jeremy no esperaba que...

—¿Y qué esperabas, Elena?—cuestiona el chico—Es Damon.

—No quería que nadie saliera herido.

—Pues entonces no haberle dejado a su cargo—le recrimina, enfado—

—¿Tengo que recordaros que es mi hermano?—inquiere Arielle, cruzándose de brazos—

—Lo siento—se disculpa Matt con ella—Solo creo que tú, Arielle, eres una mejor opción para esto. Y sé que lo de James a sido duro y que tú, Elena, no tenías elección, por lo del vínculo.

—El vínculo no funciona así—le asegura la castaña—

—Lo único que sé es que antes nunca habrías dejado a Jeremy con Damon. Y menos después de lo que pasó anoche.

Elena le observa detenidamente, algo confusa. No estaba segura de si lo que decía Matt era cierto.

Arielle agradeció que su teléfono sonara, dándole una excusa para separarse de ellos.

—¿Jeremy?—contesta, frunciendo el ceño tras leer el nombre en su pantalla—

—Arielle. Arielle, tenemos problemas—le responde de forma nerviosa—

—¿Qué dices? ¿Qué pasa? Cálmate—le pide—¿Dónde está Damon?

Elena y Matt la miran confusos y preocupados.

—Escúchame. Kol nos a atacado—le explica desde el otro lado de la línea—Yo me he escapado por los pelos, pero tiene a Damon.

—Vale, sal de ahí. Ven a casa. Yo me encargo—le asegura antes de colgar el teléfono—¡Joder!

—¿Qué pasa?—cuestiona Matt—

—Que te lo explique ella—señala a Elena—Habrá oído toda la conversación. Voy a solucionar esto.

Acto seguido Arielle sale de la casa de los Gilbert, dejando a un confuso Matt y a una preocupada Elena en su interior. Usando su velocidad sobrenatural, Arielle llega rápidamente a la mansión de Klaus.

—Me sorprende que hayas venido a verme—habla el híbrido al verla entrar en su salón—

—No lo haría si no fuera una situación de vida o muerte—le asegura, cruzándose de brazos—

—¿No lo son siempre?—pregunta con diversión—

Arielle bufa frustrada y observa como se sienta en uno de los sillones.

—Necesito tu ayuda.

—¿Sabes, Arielle? Es bastante irónico que vengas a pedirme ayuda. ¿No eran tus amigos los que querían sepultarme en cemento?

—Tyler Lockwood no es mi amigo—le asegura, sentándose en otro sillón, frente a él—Y quien me importaba ya ha pagado por eso. Además, te recuerdo que esto es culpa tuya. Si tú no hubieras forzado a Jeremy a matar a esos vampiros...

—Ya claro, mi hermanito tenía que ir para echarlo todo a perder—se queja—Nunca le ha gustado Damon. Y supongo que esperas que haga algo, ¿verdad?

—¿Te has vuelto tonto o algo, Klaus? No estaría aquí si no necesitara tu ayuda, ya te lo he dicho—se queja, mirándole a los ojos—Párale los pies.

—No estás en posición de exigirme nada, amor—le responde con seriedad—Oye, me gustaría curar a Elena para hacer más híbridos. Pero si ansío encontrar la cura es por otra razón. Quiero destruirla para que no podáis usarla contra mi.

—Yo nunca haría eso—le asegura ella—Y a pesar de nuestras diferencias, queremos lo mismo. Por favor, Nik, te lo suplico.

Arielle odiaba esas tres palabras, pero era su hermano Damon el que estaba en peligro. Haría lo que fuera necesario por él.

Los ojos del híbrido la observaron con diversión y algo de sorpresa tras oírla decir aquellas palabras. Aún así, sin decir nada más y sintiéndose extraño ante la mirada de súplica de la rubia, cogió su teléfono y marcó el número de su hermano.

—Hermanito—saluda con una sonrisa—Solo llevas dos días por aquí y ya me han dicho que has armado una buena.

—Venga, Nik. Solo me he divertido un poco—le responde el chico al otro lado del teléfono—

—Esos vampiros eran para mi cazador.

—Pues convierte a más—le contesta—No será por falta de gente.

—¿Dónde está Damon Salvatore?—pregunta, ignorando la respuesta de su hermano—

—Le he dado una buena paliza, por los viejos tiempos.

Una mueca aparece en la cara de Arielle al escucharle.

—Ya. Bien, pues ya te has divertido. Ahora suéltale y vuelve a casa—le pide Klaus—No te busques más problemas o te envío de vuelta a tu ataúd.

—Eh, no seas cruel, tan poco hace falta.

—Al contrario. La crueldad es muy necesaria cuando mis hermanos intentan sabotearme—le contesta—Escúcheme, Kol. No te acerques al chico Gilbert. ¿Queda claro?

—Bien—suspira—No le tocaré. Te doy mi palabra.

Klaus cuelga el teléfono sin dejar de mirar a Arielle.

—Tu hermano no me ha sonado muy convincente—se queja ella, poniéndose en pie—

—He hecho lo que me has pedido—suspira, acercándose a ella—¿Estamos en paz?

—Mataste a Andrew y ahora a James—le recuerda—No creo que nunca podamos estarlo. Pero si no tocas a mis hermanos la posibilidad puede seguir ahí.

—Yo no les tocaré si ellos no intentan nada contra mi—le asegura, sin dejar de observarla—Siento lo de James. Pero lo que vivirá Tyler será mucho peor.

—¿Me estás diciendo que le has hecho un favor?

—Puede que aún no lo veas así, amor. Pero está en el Otro Lado, velando por ti sin que nadie pueda dañarle. No puedes verle ni hablar con él, pero no creo que sea un castigo tan horrible.

—Es una forma retorcida de ver las cosas—suspira, apartando la mirada de él unos segundos—

—Te hizo daño—le recuerda, apretando su mandíbula—Por simplemente eso le habría torturado unos mil años. Pero por ti, solo le maté.

—Sé cuidarme sola. No necesito que me protejan.

—Lo sé. Simplemente quiero hacerlo.

Su respuesta la deja sin aliento. Sus ojos reflejaban verdad, cariño y preocupación. Tres cosas que eran más que raras en Klaus.

—Nik...—murmura, bajando la mirada—

Sin dejarla hablar, sus manos se colocan en sus mejillas con delicadeza y la acerca a su cuerpo para unir sus labios en un delicado beso.

Era muy distinto a los que habían tenido antes. Este era delicado, suave y dulce. Nadie la había besado así antes. Y Klaus nunca había besado a alguien de esa forma, nunca en sus mil años de vida. Pues solo Arielle Salvatore conseguía sacar la parte dulce y delicada que tenía, la parte a la que le estaba dejando entrar con ese beso.

La falta de aire les hizo sepárese. Klaus la observo con delicadeza mientras ella mantenía sus ojos cerrados. Apoyo su frente a la suya y acarició sus mejillas con suavidad hasta que ella abrió los ojos para conectar sus azuladas miradas.

Bajo sus manos a las de ella y acarició el dorso de estas con sus pulgares. Pero entonces ella comenzó a separarse de él.

Y, entonces, sin dejar de mirarle a los ojos, Arielle desapareció de la casa, dejándole de nuevo solo.


Cuando Elena la llamo revelándole que Kol había obligado a Damon a matar a Jermey por él, Arielle se sintió como una idiota. Sabía, al oír la conversión entre Klaus y su hermano, que Kol no iba en serio. Había encontrado un vacío legal en su promesa a Klaus.

Decidida a ayudar al joven chico Gilbert, Arielle se adentró en el bosque, lugar hasta el que Elena había rastreado a Damon, quien seguía sus pasos muy de cerca.

Jeremy estaba herido, desangrandose, así que no le fue difícil encontrarle gracias al olor de su sangre.

—Jeremy. Dispara, ahora—le pide Damon al encontrarle agazapado contra un árbol—

Mal herido y sabiendo que si no iba a morir, Jeremy hizo lo que lo pidió. Disparó la pistola de balas de madera, pero antes de un está impactará contra el corazón de Damon, Arielle le apartó de su trayectoria.

—Hola, hermano. Mucho tiempo sin vernos—comenta antes de romperle el cuello—

Elena aparece frente a ella, mirándola con sorpresa.

—De nada—suspira Arielle, bajando la mirada hasta su inconsciente hermano mayor—

Tras asegurarse de que los hermanos Gilbert estarían bien, Arielle llevo el cuerpo de su hermano hasta el sótano de su casa. Debían mantenerle encerrado hasta que la compulsión de Kol desapareciera, lo cual solo pasaría si alguien le mataba o le colocaba una daga en el corazón.

Tras poner a Stefan al tanto de todo, y dejarle a cargo de Damon, Arielle por fin pudo adentrarse en su habitación. El silencio de esta resulto confortante mientras se dejaba caer sentada en el suelo, su espalda apoyada en la puerta.

Sus dedos jugaban con los anillos de sus manos mientras su mirada se perdía en el cuadro que Klaus había hecho de Carina.

Sus sentimientos estaban evolucionado y la confundían como nunca nada lo había hecho. Klaus había hecho cosas horribles y aún así ella sentía empatía, cariño y diría que incluso algo más hacia él. La estaba consumiendo de una manera aterradora. De una manera que extrañamente le gustaba.




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