X. The Last Drink
CAPÍTULO DIEZ
EL ÚLTIMO TRAGO
"If I was dying on my knees, you would be the one to rescue me"
Un par de horas después del funeral, Arielle llegó a su casa, encontrándose con lo que ella podía considerar una de sus pesadillas cobrando vida frente a ella. Damon se encontraba frente a una de la agrandes ventanas del salón, sus brazos extendidos y su anillo de día en el suelo, dejando que el sol le abrasara la piel.
Agradeció a un Dios en el que en realidad nunca había creído el haber hecho que llegara justo a tiempo para impedir que completara aquel acto de suicidio.
Uso su velocidad vampírica y se abalanzó contra él, alejándole de la ventana.
—Suéltame—se queja—
Arielle niega y vuelve a usar su velocidad para llevarle hasta uno de los oscuros pasillos de la casa, acorralándole contra una de las paredes.
—No vas a hacerlo—le asegura—
—Ya lo he hecho—le responde—Sabes cómo acaba esto, ya lo has visto antes.
—Me da igual—declara, antes de llevarle hasta la celda del sótano para encerrarle en ella—No vas a morir hoy.
—¿Y cuál es tú plan, Wonder Woman?—inquiere—
—Encontraremos una solución.
—Claro, una cura milagrosa. Que tengáis suerte.
—Stefan esta con Bonnie. Están buscando cualquier cosa, cualquier solución.
—Por supuesto. Superman y su superbruja—suspira, apoyando su cabeza contra la pared—Siempre tan heroicos.
—No voy a discutir contigo, Damon.
—Tarde—señala él—Mi obstinada y compasiva hermanita. Lo mejor de los dos mundos, ¿no, Lizzie?
Arielle aprieta su mandíbula al oír aquel apodo salir de su boca. Él siempre la llamaba así cuando eran pequeños, haciendo alusión a su segundo nombre.
—Despedíos de mi. Lo superareis—le insiste él antes de toser sangre—
—Descansa—le pide—No malgastes fuerzas.
—Bonnie a hablado con las brujas, y ellas le han respondido el nombre de Klaus. Así que, supongo que él tiene la respuesta—le explica Stefan caminando hacia el piso de Alaric, lugar donde residía Klaus—Se lo he dicho a Elena, irá a verle.
—¿Se lo has dicho a Elena a pesar de que él te pidió que no lo hicieras?—cuestiona Arielle, elevando las cejas. Stefan suspira y asiente—Bueno yo he impedido que se quemara bajo el sol y le he encerrado, así que supongo que ambos hemos ido en contra de sus deseos.
—¿Qué ha hecho qué?—la observa incrédulo—
—Es una larga historia. Pero esta bien. Bueno, con alucinaciones y apunto de morirse, pero bien.
—No va a morir—le asegura antes abrir la puerta del apartamento—
Ambos se adentran en el lugar gracias a que Alaric les había dado el permiso para hacerlo. Al fin y al cabo el piso seguía siendo de su propiedad y no de Klaus.
—Hola, Katherine—la saluda Stefan al verla sentada en el sofá—
—Llevo dos días esperando—se queja ella al verles—Ya debería estar libre de la orden de Klaus. ¿Por qué no está muerto?
—Han habido complicaciones—le responde Arielle, cruzándose de brazos—
—¿Complicaciones?—cuestiona incrédula—
—Eso no importa—habla Stefan, acercándose a ella—Tenemos que encontrarle. ¿Sabes dónde puede estar?
Katherine le mira fijamente y, de un segundo a otro, usa su velocidad vampírica para acorralarle contra una de las paredes. Lleva uno de sus dedos hacia su boca en señal de silencio mientras Arielle les observa con confusión.
La puerta se abre detrás de la rubia, quien corre para situarse al lado de su hermano.
—Klaus, has vuelto—saluda Katherine sin dejar de mirar al pequeño de los Salvatore—Mira quienes han venido a verte.
Los dos Salvatore se dan la vuelta, encontrándose de frente con Klaus y Elijah.
—Siempre llegas sin avisar, ¿no?—cuestiona Klaus, mirando a Stefan—
—Necesitamos tu ayuda—le explica él—
La mirada azulada de Klaus y la castaña de Elijah se posan en Arielle con curiosidad. La chica tenía los brazos cruzados y los miraba con un brillo de odio en los ojos.
—Para nuestro hermano.
—Pues sea lo que sea, va a tener que esperar—le responde el rubio—Veréis, tengo una obligación con mi hermano que requiere atención inmediata.
Camina hacia la habitación mientras Arielle observa a Elijah.
—Sabéis lo importante que es la familia, o no estaríais aquí—habla el trajeado, acercándose a ellos—Mi hermano me prometió que me reuniría con los míos.
—Y así será—habla Klaus apareciendo detrás de él para clavarle una daga en el pecho—
El cuerpo de Elijah cae al suelo, muerto. Stefan y Arielle miran al rubio con confusión, pero él hace un movimiento rápido y acorrala a Arielle contra una de las paredes. Stefan intenta acercarse, pero Katherine le sujeta del brazo para impedírselo.
—Y ahora, ¿qué voy a hacer con vosotros?—cuestiona, manteniendo la mirada a la chica—
—Suéltala—pide Stefan—
—Encantado—responde—
Le rompe el cuello a la chica y coge un trozo de madera para clavárselo a Stefan, quien se queja de dolor bajo la atenta mirada de Katherine.
—¿Lo notas? Está rozando tu corazón. Al mínimo movimiento, estás muerto.
—Solo quiere ayudar a su hermano—le defiende Katherine—
—Los brujos dicen que tienes una cura—musita Stefan con dolor—Hagamos un trato. Dame la cura y haré lo que tú quieras.
Klaus le mira a los ojos y le quita la estaca, dejando que caiga al suelo, retorcido de dolor.
—El problema es que no creo que puedas serme de ayuda tal y como estás ahora—le responde, sirviéndose un vaso de sangre—Así no tienes nada que ofrecerme.
Barcelona, España
27 de Marzo 1974
—Unos vampiros del centro dicen que hay un Original por la ciudad—le explica Andrew al entra al piso—¿Has conocido alguna vez a uno?
—No, pero no tengo interés—le responde ella mientras sus dedos acarician las teclas del piano—
—¿Por qué?—cuestiona confuso—
—Mi exnovio. Liam conoció a una, se llamaba Rebekah. Él me contó que ella le convirtió, pero no estaba del todo seguro—le explica, sin dejar de mirar el instrumento—Le abandonó meses después sin darle ninguna explicación. Él aseguraba que la chica le había dicho que no podía morir.
—¡Vaya!—exclama el chico, sentándose a su lado—¿Liam es quien te convirtió?
—Si, y el que me dio mi anillo de día. Y el tuyo.
Eso no era del todo cierto. Arielle había encontrado el anillo de Andrew entre las pertenencias de William, él no se lo había dado en persona, pero tampoco valía la pena explicarlo.
Mystic Fall, VA
Actualmente
Sus ojos se abren con confusion, encontradose con la mirada de Katherine puesta en ella.
—Buenos días, bella durmiente—la saluda la morena—
—Oh, estás despierta—exclama Klaus con entusiasmo, saliendo de la cocina para acercarse a ella—Perfecto. Ven aquí, amor.
Arielle se levanta de forma confusa y débil. Su mirada se posa en su hermano, quien no deja de observar a Klaus con detenimiento, listo para atacarle si le hacía daño a ella.
Camina con pasos decididos hasta él híbrido, intentando no mostrar ni una pizca de miedo, y se coloca a su lado. Él la agarra de la muñeca y se la lleva a la boca para mordérsela. Un quejido de dolor sale de sus labios mientras que Stefan se tensa nervioso y Katherine les observa con confusión e interés.
La mano de Klaus suelta su muñeca y se muerde la suya propia mientras ella observa el mordisco de híbrido que acabaría con su vida, tal y como el mordisco de lobo acabaría con la de Damon.
—Bebe—le pide extendiendo su muñeca hasta su boca—
La rubia le mira confusa, pero aún así le hace caso, pues el miedo a que le hiciera daño a Stefan era mayor que la desconfianza hacia él.
Una vez bebe, Klaus aparta su muñeca de ella y los tres observan como el mordisco de lobo se cura con rapidez.
—Tu sangre es la cura—murmura Arielle, asombrada—
—Nada como la madre naturaleza—murmura él—Bien. Charlemos los tres.
Klaus llena un pequeño bote con su sangre, bajo la mirada de los hermanos Salvatore.
—Aquí está—murmura, mirando el bote—¿Queréis salvar a vuestro hermano? ¿Qué tal 10 años de borrachera? Tengo grades planes para ti, Stefan, cuando salgamos del pueblo.
—Dejé de beber hace tiempo—le responde él—
—Es una lástima. Podíamos habernos divertido—le responde, vaciando poco a poco el bote en el fregadero—
—Espera—le pide Arielle, a lo que él deja de verter la sangre y la mira a los ojos—Yo lo haré. Haré lo que quieras, pero deja a Stefan.
Sus palabras parecen sorprender a Klaus, quien sonríe de forma arrogante.
—Eso está mejor.
—No. No te dejare—Stefan observa a su hermana—
—Soy mayor que tú—le recuerda ella—
Arielle sabía que Stefan no era bueno controlando su sed de sangre. Ella sabía todo lo que había pasado después de los años 20, su etapa como destripador y lo que Lexi había tenido que hacer por él. No iba a dejarle volver a caer en eso.
—No importa. Soy yo el que decide—les recuerda Klaus, interrumpiendo su conversación y entregándole a Stefan una bolsa llena de sangre—Tomate un trago conmigo. Y acábatela. Entera.
Stefan le observa dudoso.
—Haréis lo que yo os diga y salvaré a vuestro hermano. Ese es el trato.
Arielle le observa con enfado mientras que su hermano abre la bolsa y se la bebe bajo la atenta mirada de Klaus y Katherine. Una vez termina, Klaus sonríe y le entrega otra bolsa.
—Y para ti, mi quería Arielle, el premio gordo—habla, mirándola a los ojos—Tráeme el anillo de día de tu querido y difunto amigo Andrew.
—¿Qué? ¿Por qué?—cuestiona, confusa—
—Porque le pertenece a otra persona. A una persona que yo apreciaba y quería
—No. Le pertenecía a mi mejor amigo. A quien tú mataste a sangre fría.
—Tráemelo o no le daré la cura a tu hermano.
Los ojos azules de la chica se posan en Stefan, quien bebe las bolsas de sangre sin poder parar. Un suspiro lleno de frustración sale de sus labios. Klaus estaba jugando con ellos, torturadoles. Pero daba igual, porque llegados a ese punto ella haría lo que fuera por salvar a Damon, así que le hizo caso y se fue del piso con su velocidad vampírica.
Al volver, las miradas de Klaus y Stefan se posan en ella, expectantes.
—Katherine hizo lo que le pediste. Le llevó la cura a Damon—les informa, mirando específicamente a su hermano, quien suspira aliviado—No le he visto. No podía.
—El anillo—le pide Klaus, extendiendo su brazo hacia ella—
La chica le mira cabreada antes de depositarlo sobre la palma de su mano.
Minutos después, los tres bajan a un almacén donde Klaus tiene un camión lleno con los ataúdes de sus hermanos.
—Sabes que no volverás a verla nunca más, ¿no?—le pregunta Arielle—
—Si te refieres a Katerina, ya lo sé, porque tomo verbena—responde, mirándola a los ojos—Llevo aquí mucho tiempo, amor. No se me engaña fácilmente. Además, no irá muy lejos. Os lo puedo asegurar.
—Dime qué es lo que quieres de nosotros—le pide Stefan, mirándole a la cara—
—Os lo explicaré en su momento—le responde, apoyando su mano en uno de sus hombros—En cuanto salgamos de este pueblo.
—¿Hemos terminado aquí?—cuestiona, confuso—¿Podemos irnos?
—Aún no—le responde—Tengo un regalito para ambos.
Dos chicas aparecen allí y se acercan a ellos ante el gesto de Klaus.
—Quiero estar seguro de que cumplís el trato. De que me vais a ser útiles—les explica antes de morder los cuellos de las chicas—Podría haberlas obligado a comportarse, pero un buen destripador y una buena cazadora disfrutan de la persecución.
Las suelta a ambas y las deja correr. Stefan y Arielle le miran sabiendo lo que quiere que hagan y, en segundos, se colocan delante de las chicas para acabar con sus vidas, desangrándolas de un solo mordisco.
—Es bueno saber que no te has retirado del todo—comenta Klaus, observando como Arielle deja caer el cuerpo de la chica al suelo—Creía que después de Carina ya no matabas a nadie.
—No lo hacía—le responde—Pero por mi hermano haré lo que sea.
—Bien—le sonríe—Podemos irnos.
La chica le mira antes de pasar su mano por su boca para limpiar la sangre. Sus ojos se posan en sus dedos y observan el líquido rojo en ellos. Suspira cerrando los ojos y la imagen de Carina sonriendo hace que se mantenga tranquila.
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