X. Let's Make A Deal
CAPÍTULO DIEZ
HAGAMOS UN TRATO
"I dedicate this verse to all that good pipe in the moonlight and the long nights where we did everything but talk it through"
Arielle observaba con cansancio todas las bebidas situadas en la barra delante de ella. Alaric y su hermano Damon se encontraban sentados a su lado. Él primero parecía entretenido corrigiendo exámenes, mientras que Damon bebía y ligaba con la camarera.
—Venga, elegid—les pide Damon—Bloody Mary o destornillador. El desayuno en botella.
Se traga un chupito para después beber un trago de zumo. Arielle le observa con una mueca de asco y apoya su cabeza en la barra, con la mirada posada en Alaric, quien también parecía algo decaído ese día.
—Venga, chicos. Yo no me puedo beber todo esto—insiste el ojiazul, intentado animarles—Bueno, si puedo, pero acabaría desnudando a alguien.
Ric continúa sin hacerle caso. Su atención estaba completamente puesta en su trabajo.
—¿Cómo me podéis dejar bebiendo solo?
—Tengo trabajo—le informa Ric—
—Es la víspera de Klausaggeddon y tú trabajando—se queja, llevándose otro chupito a la boca—Por no hablar de la aburrida de mi hermana y sus caras largas.
—Por mucho que te sorprenda no estoy aquí de colegueo contigo—Ric se gira hacia él, interrumpiendo las quejas del vampiro—He venido a estar con tu hermana, a quien casi matan, y a ver a Jeremy, que llega una hora tarde a su turno.
—Estos niños. No tienen valores.
Alaric asiente, enseñándole la nota del último trabajo de historia del hermano pequeño de Elena.
—Su trabajo del trimestre. Lo ha copiado descaradamente de internet.
—Uhh, le espera un buen castigo—comenta de forma sarcástica—
—¿Ha dicho que espera a Jeremy?—cuestiona la camarera, atrayendo su atención—¿A Jeremy Gilbert?
—Si—afirma Ric—
—Le echaron la semana pasada.
Arielle se incorpora, observando la cara desconcertada de Alaric.
—Creo que deberías dejar de preocuparte por mi—comenta, agarrando un chupito—
Damon sonríe al ver que su hermana se une a su fiesta de bebidas. Pero al percatarse de que Elena se despide de Bonnie, Damon decide ir tras ella, haciéndola frenar junto a la diana de dardos del Grill. Por otro lado, Alaric se despide de Arielle con la intención de ir en busca Jeremy.
Aburrida y algo abrumada por lo ocurrido la noche anterior, Arielle saca su pequeña libreta del bolsillo de su chaqueta y comienza a dibujar de forma distraída. Sin embrago, su oído sobrenatural no tarda en captar el característico acento inglés de Klaus. Cierra su libreta con rapidez y dirige su mirada hasta Damon y Elena, encontrándose a Klaus con ellos.
—Mi hermana ha desaparecido—se queja el hibrido, posando su mirada en ella al notar como caminaba hacia ellos—Tengo que arreglarlo.
—¿Guapa, rubia explosiva y psicópata?—inquiere Damon—No te costará encontrarla.
—Lo cierto es... que empieza a gustarme el pueblecito. No me importaría instalarme aquí—comenta, quitándole los dardos de las manos—Supongo que os preguntaréis en qué os va a afectar eso. Y la respuesta es que en nada. Mientras consiga lo que quiero y os comportéis, no voy a meterme en vuestras vidas. Os doy mi palabra.
Su mirada se posa en Elena, quien le observa asustada.
—Creía que esa era la frase de tu hermano—comenta Arielle, cruzándose de brazos—
Klaus lleva su mirada hasta ella y sonríe ante su comentario.
—¿Se puede saber qué más quieres?—inquiere Elena, volviendo a atraer la atención del hibrido—
—Para empezar, que me digas dónde encontrar a Stefan—le responde, acercándose a ella—
—Se piró del pueblo después de salvarte el culo—Damon contesta por ella, colocándose frente a Klaus—
—Pues es una lástima—señala, lanzando el dardo al centro de la diana—Vuestro hermano me ha robado. Necesito encontrarle para recuperar lo que es mío.
—Eso es un problema entre vosotros dos—señala Arielle—
Klaus aprieta su mandíbula, acercándose a ella con la intención de intimidarla, pero ella le mantiene la mirada sin miedo antes de que Damon se coloque en medio de ambos en forma de protección. Klaus sonríe al ver la reacción del mayor de los hermanos, pero no tarda en volver a mirar a la chica.
—Siempre es bueno compartir las penas, amor.
Arielle sonríe al ver los intentos fallidos de Thomas de tocar el piano. Decir que era malo era ser demasiado bueno con él.
—No deberías ni mirar el piano—se burla de él—
—¡Vaya! Eso si es una crítica—sonríe con diversión. Él ya sabía que era malo—Podrías enseñarme.
—No creo que nadie pueda enseñarte. Eres horrible—le asegura con una sonrisa—
Thomas se la devuelve y se sienta a su lado para observar el dibujo que se encontraba haciendo en su cuaderno.
—¿Debería sentirme alagado porque me dibujes?—cuestiona con una sonrisa—
—Por supuesto, soy toda una artista y pocos tienen el privilegio de acabar en este cuaderno.
La sonrisa se borra de sus labios al oír la voz de Klaus en la biblioteca de su casa.
—¿Qué pasa?—Thomas la observa confuso—
—Quédate aquí—le indica, soltando el cuaderno y levantándose de la cama—No hagas ruido.
Arielle se coloca sus zapatos y baja las escaleras hasta la biblioteca de la casa, donde Damon y Klaus se encontraban en medio de una conversación.
—Cuesta pensar que te traicionará tu propio hermano—comenta el híbrido mientras se acerca a Damon—
—Pues yo estaba en primera fila cuando tu hermana te mintió—responde Arielle, llamando la atención de ambos—
La mirada azulada del rubio la recorre de arriba a abajo antes de contestarle con seriedad.
—Si, ella es impredecible.
Damon sonríe y bebe su copa de bourbon de un trago.
—¿Y decís que no tenéis ni idea de dónde está?—inquiere, refiriéndose a Stefan—
—Típico de los hermanos pequeños. Nunca sabes lo que van a hacer—comenta Damon con una sonrisa—
Arielle le observa y sonríe orgullosa.
—¿Qué puedo decir? Es un don.
—Hermanita, ¿por qué no dejas esto a los mayores y te vas a dar una vuelta?
—No tengo 5 años—le recuerda, molesta—Pero, tranquilo, me iré. No tengo el deseo de quedarme a escuchar las negociaciones de mi hermano el sarcástico y el híbrido inmortal que me saca de quicio.
Les dedica una sonrisa falsa y se da la vuelta para salir de la biblioteca. Klaus la observa con detenimiento hasta verla desaparecer por el pasillo. Odiaba admitir que la chica Salvatore le atraía más de lo que le gustaría.
Thomas baja de la habitación y se reúne con Arielle al final de las escaleras. La rubia agarra su muñeca con fuerza y tira de él hacia la salida.
—¿A dónde vamos?—cuestiona el rubio al ver como la chica se adentra en el bosque—
—A buscar a una amiga mía—le responde, colocándose su chaqueta de cuero—
—Luna—asume Thomas—
Arielle inclina la cabeza confusa.
—En la noche de las bromas ella te pregunto por su hermano—le recuerda el rubio—Además, llegó al pueblo antes que Klaus y tú. La conozco.
—¿Sabes dónde puede estar?—le pregunta, interesada—
—¿Quieres mi ayuda?—cuestiona, elevando una ceja—
—Tom...
El chico suspira y sonríe.
—Hay una pequeña cabaña a las afueras del bosque, creo que no estamos muy lejos—le explica, adelantándose—
Arielle le observa caminar con determinación y suelta un suspiro, observando el bosque a su alrededor antes de finalmente seguir sus pasos.
Thomas no mentía al decir que la cabaña era pequeña. Pero a Arielle no le extraño. Luna llevaba toda la vida viviendo en el bosque, sabía arreglárselas con poco.
El claro en el que se encontraba era tranquilo, casi aislado de cualquier ruido y molestia por parte del pueblo. Estaba escondido y lejos de llamar la atención. Arielle se encontraba distraída, observando cada detalle del lugar, hasta que el sonido de una flecha volando hacia ella la hizo girarse con rapidez para atraparla en su mano antes de que esta impactará contra su cuerpo. Sus ojos observan las flecha, confusa, antes de posarse en el tirador.
—No a sido un buen tiro—le asegura, poniendo toda su atención en el chico—
—¿Quiénes sois?—cuestiona, sin dejar de apuntarles—
—¡Arielle!
La voz de Luna llamándola desde la distancia atrae la atención de los tres. El chico frunce el ceño, confuso, antes de bajar la ballesta.
—Luna—la llama, haciendo que la chica pose su mirada en él—¿Quiénes son?
—Oh, James, ellos son Thomas Forbes y Arielle Salvatore—le responde, formando una sonrisa con sus labios—
—James—repite Arielle mirando al chico—¿Es tu hermano?
—Si, llegó ayer al pueblo. Se enteró de que Klaus volvía a Mystic Falls y que yo estaba aquí, estaba preocupado.
—El hechizo no a funcionado—se queja el moreno, mirado detrás de su hermana—
—Lo siento, estoy en ello—se disculpa una chica, llegando a su lado—
—¿Marie?—cuestiona Thomas al verla—
—Tom—sonríe ella—
—Esperar—pide Arielle, confusa—¿Marie tu ex novia de Washington?
Thomas no le responde y simplemente abraza a la rubia.
—Si, puede que debiera haberte dicho que es bruja—murmura al separase de ella—
—Puede—suspira—¿Qué hechizo no a funcionado?
—Uno de ocultación—le responde James, acercándose a ella y a su hermana—No queremos que Klaus nos convierta en híbridos. Tu debes ser la chica que ayudo a mi hermana los primeros meses de transformación, la vampiro.
—Esa soy yo—sonríe, metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta—Y tú el hermano que se fugó de casa.
Una sonrisa aparece en los labios de James ante su comentario. Se dispone a responderle, pero el sonido del móvil de Arielle le hace callarse.
La rubia agarra el teléfono con frustración, leyendo rápidamente el mensaje que acababa de recibir.
—Tengo que irme—les informa—Problemas familiares.
—¿Necesitabas algo?—le pregunta Luna antes de que se vaya—
—Solo saber que estabas bien. Y veo que si. Así que...
—Nos mantendremos lejos de Klaus—le asegura James—
—Bien—sonríe de lado—Thomas...
—Volveré yo solo a casa, tranquila—le asegura él—
Arielle asiente y se aleja de ellos con su velocidad vampirica. Su cuerpo frena al llegar a una mansión en plena construcción. Damon le había mandado un mensaje para hacerle saber que Elena había hecho un trato con Klaus y le había entregado a Rebekah. Era por eso que Arielle se encontraba allí, necesitaba hablar con la rubia, necesitaba decirle que ella no había estado al tanto del plan de la daga y necesitaba saber todo sobre el anillo de día de Andrew, aquel que Klaus le había quitado antes de irse del pueblo, aquel por el que le mato.
Sin embrago, al entrar en la casa, se encuentra con una escena que no esperaba ver. Klaus se encontraba frente al cuerpo de su hermana, aún inconsciente, volviendo a clavarle la daga en el pecho.
—¿Vas a quedarte ahí parada?—cuestiona, sin mirarla—
Arielle eleva su mirada hacia él y deja caer sus brazos a cada lado de su cuerpo.
—No esperan que tu hermana estuviera así todavía—comenta—Quería disculparme por el hecho de que Elena le pusiera la daga de nuevo.
—Tendrás que esperar.
Sus ojos azules se posan en ella y la observan con intriga.
—Entonces creo que es mejor que me vaya—suspira, dándose la vuelta—
Sin embargo, Klaus aparece delante de ella, impidiendo así que salga de la casa. Arielle frunce el ceño, confusa. La mirada de Klaus sobre ella tenía un tono distinto al habitual. Pero esa confusión no era nada comparada con la que sintió a continuación, cuando Klaus dio un paso más cerca de ella, acorralándola contra la pared.
Su mirada bajo a los labios del híbrido por unos segundos antes de volver a conectarla con sus ojos azules. Entonces, de un momento a otro, el rubio la sujeta por las mejillas y une sus labios a los de ella.
Arielle se sorprende ante el tacto, pero no duda en seguirle el movimiento. El beso no era dulce, ni mucho menos, era rudo, rápido y salvaje. Las manos de la chica viajaron por sus brazos hasta su nuca y enredó sus dedos en los cabellos rubios y rizados del Original, quien bajo las suyas hasta su cintura antes de hacer que sus piernas rodearan su cadera.
Con su velocidad sobrenatural la llevó hasta una de las mesas que había y la sentó en ella sin dejar de besarla. Un gemido salió de los labios de ella al sentir como sus labios bajaban por su cuello, dejándole pequeños besos. Inclinó la cabeza para dejarle más sitio y, sin pensarlo mucho, dirigió sus manos hasta su cinturón para poder desabrochárselo. Su chaqueta de cuero calló al suelo siendo seguida por su camiseta.
Los labios de Klaus volvieron a unirse a los suyos antes de separarse para quitarse su camiseta, dejándo así su pecho desnudo. Arielle le observó con excitación y le acarició el pecho. Sus miradas volvieron a conectarse hasta que el sujetador de la chica fue desabrochado ágilmente por él. Esté callo al suelo, y la mirada de Klaus bajo a sus pechos. Los masajeo con delicadeza y, sin previo aviso, se llevó uno a la boca. Lo beso, lo mordió y lo lamió antes de cambiar de pecho. Arielle soltaba gemidos ante cada pequeño toque. Juraría que podía darle un orgasmo con sólo sentir los dedos del chico en su mejilla, como la noche anterior cuando le quito la estaca del pecho.
Su respiración se aceleró más al sentir como Klaus le bajaba la bragueta de sus vaqueros para luego bajar los suyos. La sujeto de la cintura y se introdujo en ella, provocando que un gemido saliera de sus labios antes de besarle con fuerza mientras él entraba y salía de ella con fuerza.
Se abrazó a él con sus piernas y sus brazos y disfrutó de cada embestida que él le dio, hasta que llegó al orgasmo y pudo respirar con más tranquilidad. Klaus continuó introduciéndose en ella, hasta que él también llego. Entonces se mantuvo dentro de ella mientras su respiraciones de regulaban.
Salió de ella y se tumbó sobre la mesa, a su lado. Arielle suspiro con asombro mientras miraba el techo de la casa. El sueño no tardó en en apoderarse de ella. Se acomodó junto al cuerpo desnudo del híbrido y cerró los ojos sin sentir la mirada que él le dedicaba. Una mirada que nunca nadie había visto en él. Una de ternura. Pues, aparte de sentirse atraído por ella, o incluso intrigado y asombrado por su actitud, Arielle le causaba ternura, sobretodo en ese momento, cuando arrugó la nariz mientas apoyaba su cabeza sobre su pecho.
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