VII. The Man In The Suit


CAPÍTULO SIETE
EL HOMBRE DEL TRAJE

"As I turn up the collar on my favorite winter coat, this wind is blowing my mind"


Arielle y Elena observaban el cuerpo inerte de Elijah. Ya habían pasado varios minutos desde que le habían quitado la daga, pero estaba tardando más de lo que creían en despertar. Arielle empezada a desesperarse, lo que provocaba que caminara de un lado a otro de forma nerviosa. En sus manos sujetaba una bolsa de sangre, de la cual se estaba alimentando mientras Elena jugaba de forma distraída con la daga.

Fue entonces cuando Elijah respiro hondo al por fin recuperar la conciencia. Ambas corrieron a agacharse frente a él.

—Elijah—le llama Elena—Elijah.

—Katerina—murmura al verla frente a él mientras su piel recuperaba su color natural—

El Original vuelve a quedarse quieto durante unos segundos, hasta que, de repente, se mueve de forma brusca, asustando así a la castaña.

—No puedo... no puedo respirar—anuncia el hombre, intentando ponerse en pie. Sus ojos se encontraban con sus miradas, trasmitiéndoles clara confusión—¿Qué es lo que me pasa?

Elena no sabe que responderle y Arielle está tan confusa como él, quien intenta utilizar su velocidad vampirica para salir de allí. Aunque esto no le sale muy bien, pues acaba golpeándose de forma brusca contra una de la paredes.

—No puedo... no puedo estar en esta casa.

Elena se acerca a él, confusa, mientras Arielle corre hacia la nevera que escondían en el sótano para poder agarrar un par de bolsas de sangre.

—No estas invitado—Elena parece encontrar la razón a su problema—

—Sácame de aquí—le pide Elijah entonces—

Pero a Elena no le da tiempo a hacer nada cuando Elijah desparece del sótano, usando su velocidad vampírica de forma torpe hasta llegar fuera de la casa, justo en la puerta principal, donde Arielle llega segundos después, siendo seguida por Elena y su velocidad ridículamente humana.

Al verlas paradas delante de él, Elijah se dispone a entrar de nuevo, pero el bloqueo mágico le retiene.

—¿Qué a pasado?—les pregunta, confuso—

—Shh—le indica Elena, señalando el piso superior—

—Te lo contaremos, pero aquí no—le dice Arielle, observándole con detenimiento—

Su mirada castaña viaja hasta ella, devolviéndole la mirada de forma intensa.

—¿Podemos confiar en ti?—cuestiona Elena—

—¿Y yo en vosotras?—señala, volviendo a posar su mirada en ella—

Arielle suelta un suspiro antes de quitarle a Elena la daga, quien la mira confusa y molesta. Coloca el mango hacia Elijah y se lo extiende. Él la mira con confusión, pero finalmente la agarra como señal de confianza.


Elijah se bebía las bolsas de sangre que Arielle le había dado mientras Elena conducía y ella se distraía con el móvil en la parte trasera del coche.

—¿Estas mejor?—pregunta Elena, algo nerviosa, tras frenar el coche frente a la casa de los Lockwood—

—¿Quién te dio la daga?—cuestiona él, ignorando su pregunta—

—Te lo contaré todo, pero tenemos que trabajar juntos—le responde ella—Necesito tu palabra.

—Tus exigencias ya están más que agotadas.

—Sin exigencias—asegura ella—Te ofrezco mi ayuda. Y, a cambio, quiero la tuya.

—¿Y por qué debería aceptar?

—Por lo mismo por lo que no nos has matado—responde Arielle, asomando su rostro entre los dos asientos para meterse en su conversación—Nos necesitas para matar a Klaus. Y nosotros a ti.

Los ojos de Elijah se posan en ella con curiosidad.

En ese momento el teléfono de Elena suena, avisándola de una llamada por parte de Stefan. Con nerviosismo. contesta y le explica todo lo ocurrido, además de asegurarle su bien estar con la confianza de que no estaba sola y que su hermana estaba con ella.

Cuando la llamada termina, Elijah estira sus manos hacia ellas. Ambas suspiran, entendiendo que lo que quiere son sus teléfonos, los cuales le entregan sin rechistar.

—Está aquí—informa Arielle mientras él guarda los teléfonos—

—¿Klaus está aquí?—pregunta, sorprendido—

—Ha poseído el cuerpo de Alaric.

—Pues claro. Uno de sus mejores trucos—suspira, mirándolas a ambas—

—¿Y qué otros trucos tiene?—cuestiona Elena, nerviosa—¿Qué será lo próximo? Eres el único que le conoce.

—Desde luego.

Acto seguido los tres salen del coche y se dirigen a la puerta principal de la casa de la alcaldesa, quien abre la puerta y les mira confusa.

—¿Qué hacéis aquí? ¿Qué a pasado?

—Un pequeño percance, Carol—responde el Original—¿Podrías ayudarme?

—Ahora mismo iba a una reunión, así que...

—Solo te robaremos un minuto—asegura, mirándola a los ojos para usar la compulsión—

—Por supuesto. Lo que necesites—le sonríe—

—Gracias.

Los tres entran en la casa y observan el recibidor.

—En primer lugar, necesito cambiarme de ropa.

—Puedes probarte un traje de mi marido. Todavía los... guardo en el armario.

—Perfecto—sonríe él mientras ella sube las escaleras—

—¿Cómo sabes que no toma vervena?—cuestiona Arielle, confusa—

—Porque se la quité yo mismo—responde con obviedad—Justo antes de que tus hermanos, Elena y tú me matarais. Dos veces. Si me disculpáis, no tardo nada.

Elijah sube detrás de la madre de Tyler, y Arielle se sienta en el salón para luego servirse una copa de bourbon que encuentra en uno de los armarios de la casa.

—¿En serio?—cuestiona Elena, observándola con incredulidad—

—Qué estemos de misión informativa no quita que tenga sed, Elena. También tengo hambre. Así que, es bourbon o tu sangre, tú decides—sonríe, llevándose el vaso lleno de alcohol hasta los labios—

Elena se cruza de brazos de forma protectora y aprieta sus labios con nerviosismo. No conocía a Arielle lo suficiente, y estaba segura de que los vampiros eran poco predecibles. Aunque Arielle sabía que ella les importaba a sus hermanos, hasta Damon y Stefan ya habían estado cerca de hacerle daño varias veces.

Decide mantenerse tranquila y se deja caer sentada a su lado. Arielle levanta su mirada para observar cómo Elijah se reunía con ellas, vestido con un nuevo e impoluto traje.

Tras servirse una copa de la misma botella que Arielle había encontrado, el Original se sienta frente a ellas.

—Intuyo que los brujos Martin ya no están con nosotros—habla con tranquilidad—

—No—responde Elena con arrepentimiento—Lo siento.

—¿Y Katerina?—cuestiona, mirándolas—Quedaría libre de mi orden tras mi muerte.

—Se la llevó Klaus—le informa Arielle—Seguramente esté muerta. Quería ser yo quien lo hiciera, pero bueno, es mejor que nada.

—Dudo que esté muerta—habla Elijah, mirándola con atención—No es el estilo de Klaus. La muerte sería un regalo después de lo que hizo.

—No lo entiendo—habla Elena, llamando su atención—Dices que quieres matar a Klaus, pero te vengaste de Katherine por haberle traicionado.

—Tengo mis propias razones para vengarme de Katerina—asegura él—Hubo un tiempo en que hubiera hecho lo que fuera por Klaus. Es lo que uno hace por la familia.

—Espera, ¿qué?—exclama Arielle, asombrada—

—Si. Klaus es mi hermano.

—Lo hemos oído—asegura Elena sin saber que responderle—Pero yo aún lo estoy procesando.

—Estoy un poco anticuado, pero creo que el término que estás buscando es OMG.

—Espera, entonces, ¿hay una familia de Originales?—cuestiona Arielle con confusión, observando como Elijah se pone en pie—

—Mi padre era un terrateniente adinerado del este de Europa—responde, colocándose la camisa delante de un espejo—Nuestra madre tuvo siete hijos.

—Entonces, ¿tus padres eran humanos?

—Toda la familia—responde, volviendo a posar su mirada en ella—Nuestro origen como vampiros es una larga historia. Somos los vampiros más antiguos del mundo. La familia Original, la raíz de todos los demás vampiros.

—Pero Klaus es tu hermano, ¿y le quieres muerto?—inquiere Elena, frunciendo el ceño de forma confusa—

—Necesito aire—anuncia sin responde a su pregunta—Aún me encuentro un poco... muerto. Vamos.

Arielle rueda los ojos ante su comentario.

—Yo debería irme con mis hermanos—habla llamando, la atención de Elijah—¿Puedes devolverme mi teléfono?

—¿Vas a dejarla a solas conmigo?—cuestiona, mirando a Elena de reojo—

—No soy su niñera—le responde—Además, creo que podemos confiar en ti.

Una pequeña sonrisa aparece en los labios de Elijah. Esa chica le gustaba, mucho más que sus hermanos. Tenía un carácter peculiar, le recordaba a él en cierto modo. Noble, protectora y, claramente, cansada de cumplir las exigencias de sus hermanos.

Saca su teléfono del bolsillo interior de su chaqueta y se lo entrega. La rubia le sonríe y sale de la casa, dejándoles a solas. Arielle mentiría si dijera que no le interesaba la historia sobre la familia Original y sobre Klaus, pero la cantidad de mensajes procedentes de sus hermanos le hizo saber que había hecho bien al irse de allí.

Stefan estaba en casa de Elena, enfrentándose a Alaric-Klaus, quien acechaba a Jenna. Y Damon iba al piso de Alaric a hablar con Katherine, quien seguía con vida, tal y como Elijah había previsto. Corrió a velocidad vampirica hasta el centro del pueblo y se adentro al edificio donde su hermano mayor la esperaba junto a Andie, su novia, delante de la puerta del piso de Alaric.

—Ya tardabas—comenta su hermano. Ella rueda los ojos, observando el interior del piso, desde donde Katherine les miraba con un brillo de confusión—

—¿Que hacéis aquí?—cuestiona la castaña—

—Hemos venido a rescatarte—le responde Andie, adentrándose en el piso—

—No, cielo. Hemos venido a ver si merece ser rescatada—corrige Damon con una sonrisa de lado—

—Cierto.

—Intuía que seguías dando guerra.

—Si. Elijah me a confirmado que Klaus no te mataría tan fácilmente—añade Arielle, apoyando uno de sus hombros en el umbral de la puerta—

—Por no hablar de que Alaric-Klaus se a integrado muy fácilmente. Estaba claro que alguien le daba clases particulares—continúa Damon, enseñándole un pequeño bote—

—¿Eso es...?

—Vervena—confirma él—Tu salvación.

—No deshará ninguna orden—asegura Katherine con molestia—

—Siempre hay un vacío legal—le asegura Damon—¿Te ha dicho que te quedes aquí hasta que te autorice salir?—Katherine intenta responderle, pero ninguna palabras sale de su boca—No puedes decirlo. ¿Te ha dicho que hagas todo lo que él te ordena hacer hasta el final de los tiempos?

—No.

—Ya tienes tu vacío legal—señala Arielle—

—Bébetela para impedir que te de nuevas órdenes—le indica Damon. Ella asiente y se acerca, dispuesta a agarrar el bote—

—Dámela—le pide, al ver que Damon lo aleja de ella—

—Primero contéstame—le pide—Nos traicionaste con Isobel, ¿por que?

—Creía que no teníais ninguna opción contra Klaus. Tenía que pensar en mi misma.

—Cómo siempre—suspira Arielle—¿Y qué has conseguido?

Ella le sonríe con falsedad y vuelve a mirar a Damon.

—Toma—le entrega la vervena—Y ten cuidado. Si descubre que la tienes, no saldrás de aquí. Me debes una. Y te la pienso cobrar. Vamos.

Arielle suspira y baja las escaleras siendo rápidamente seguida por Damon y Andie.


Al llegar de nuevo a su casa, Arielle y Damon se sorprendieron al encontrarse con Elena.

—¿Adónde crees que vas?—cuestiona Damon, poniéndose delante de ella—

—Vuelvo con Elijah—responde ella con obviedad—

—No.

—Déjame pasar, Damon—le pide, pero él la sujeta de los hombros—

—Yo en tu lugar no intentaría poner un pie fuera de esta casa.

—Damon, para—le pide Andie—

—No te metas, Andie—se queja, molesto—

—Elijah no le hará nada, me he asegurado de eso—habla Arielle entonces, recibiendo una mirada llena de agradecimiento por parte de Elena—

—Déjala—insiste Stefan al ver como Damon no suelta a su novia—

—¿Qué dices? Acaba de volver—señala el ojiazul sin apartar su mirada de la castaña—

Al ver que no la va a soltar, Stefan le sujeta un brazo con fuerza y le mira a los ojos, cabreado.

—Ya me has oído. He dicho que la dejes.

—Es la segunda vez que me plantas cara hoy. Que no haya una tercera.

—¿O qué, Damon?—cuestiona Arielle, separando a sus dos hermanos y colocándose frente a él—¿Qué vas a hacer? Yo te lo diré, nada. Porque si tocas a Stefan te las verás conmigo.

Damon forma una sonrisa arrogante, observándola con detenimiento.

—Esto no es una discusión o una pelea. Elena decide por su vida. Confía en Elijah y yo también.

—Estáis todos equivocados. Elijah no es de fiar—se queja, molesto—

—Puede. Pero no es tu decisión.


La noche había caído sobre Mystic Falls cuando unos golpes provenientes de la biblioteca alertaron a Arielle. Su velocidad vampírica la lleva hasta allí en segundos, haciendo que se encuentren con sus dos hermanos en medio de una pelea.

—¡Parad!—les pide Elena entrando en la sala junto a Elijah—

Ambos se separan rápidamente, posando sus miradas en ella.

—¿Le has invitado a pasar?—cuestiona Damon, observando al Original con molestia—

—Hemos renovado los términos de nuestro acuerdo—le explica—

—¿En serio?

—No sufriréis ningún daño por mi parte—asegura Elijah mirándoles a los tres—Solo he pedido una cosa a cambio.

—¿Cuál?—cuestiona Stefan—

—Una disculpa.

—¿Una qué?—cuestiona Damon, incrédulo—

—Lo siento—murmura Arielle, llamando así la atención de todos—

—Oh, tú no estabas incluida—le asegura Elijah, mirándola—Pero gracias.

—Te pido disculpas por haber participado en tu muerte—habla Stefan, acercándose a él—Lo hice para proteger a Elena. Siempre protegeré a Elena.

—Lo entiendo.

Las miradas de todos se posan en Damon, quien niega en desacuerdo.

—El sacrificio tendrá lugar, Damon—le informa Elena—Bonnie podrá matar a Klaus sin sufrir daños y Elijah sabe cómo salvarme la vida. Te dije que encontraría otra forma. Y lo he hecho.

—¿Es cierto?

—Así es—asegura Elijah—

—¿Y confiáis en él?

—Si—responden Elena y Arielle a la vez—

—Iros al infierno—les responde, enfadado, antes de salir de la biblioteca—

—Está furioso conmigo ahora mismo. Pero entrará en razón—explica Stefan, observando a Elijah—

—Es posible—responde él—




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