IX. Welcome To Your Funeral
CAPÍTULO NUEVE
BIENVENIDO A TU FUNERAL
"Now I can see you wavering as you try to decide. You've got a war in your head and it's tearing you up inside"
Tras encontrar a Mikael, Stefan y Damon habían decidido hacer un trato con él para poder matar a Klaus de una vez por todas. Por supuesto, Arielle se había unido a su plan, pues si salía mal todos acabarían muertos y ella no podía alejarse de aquello sabiendo que sus hermanos estaban en peligro. Por lo que en aquel momento, ella, sus hermanos y Elena se encontraban trazando un plan.
—Diremos que Mikael siguió a Elena hasta aquí y trató de llevársela para usarla como cebo—repasa Stefan, adentrándose en la biblioteca, siendo seguido por Elena, Arielle y Damon—
—Y luego le has dado verbena—añade Elena—
—Le hemos dado verbena—corrige Damon—Es un Original. Hay que darle realismo.
—Está bien—suspira Stefan—Le hemos dado verbena. Y hemos descubierto que llevaba encima una daga.
—Que pensaba usar con Rebekah, pero nosotros se la clavamos en el corazón—continúa Arielle, sentándose en uno de los sofás—
—¿Y qué hacemos si pide ver el cuerpo de Mikael?—cuestiona Elena—
—Buen punto—admite Damon—Tú, hermanito, estás obligado a obedecer a Klaus. Y si la idea es traerlo aquí y matarlo... no queremos que te engatuse y te vayas de la lengua.
—No me miréis a mi. Yo solo me encargo de hacer que vuelva—les recuerda Stefan—
—Klaus es listo. Si le dices que Mikael ha muerto, querrá una prueba—asegura Arielle, cruzándose de brazos—
—Pues estaré muero—declara el aludido, adentrándose en la sala—
Las miradas de los cuatro se posan en él con rapidez, observando como saca una pequeña daga del interior de su traje. Aquel gesto mostraba su claro parentesco con Elijah.
—¿Y si quiere verlo en persona?—le pregunta Arielle, mirándole a los ojos—
—Será que el plan esta funcionado—le responde, devolviéndole la mirada—Por supuesto que va a querer ver mi cuerpo. Le atraéis hasta aquí y yo le mato.
Damon observa con detenimiento las miradas que ambos se dedican, frunciendo el ceño ante la dureza que mostraban los ojos de su hermana. Claramente no confiaba en Mikael.
—¿Con qué?—cuestiona Stefan—Esas dagas no sirven con él.
—Tengo en mi poder una estaca hecha con la madera del antiguo roble blanco. El que dejó estas cenizas al quemarse—señala, abriendo un pequeño bote—
—¿Dónde está?—le pregunta Damon—
—Aquí no—asegura, hundiendo la daga en las cenizas para que está pudiera funcionar—Conocer su paradero es mi... póliza de seguro.
—¿Contra qué?—inquiere Stefan—
—Contra que me la dejéis clavada en el corazón—le responde antes de posar su mirada en Elena—Un vampiro moriría al clavarle la daga a un Original. Así que el honor es tuyo.
Extiende la daga hacia Elena, quien la agarra con duda.
—¿Quieres que te clave la daga?—pregunta, asustada—
Arielle rueda los ojos ante lo mojigata que es. Elena podía tener un buen corazón, pero la mayoría de las veces ese bueno corazón y esa inocencia humana hacían que la sangre de Arielle hirviera.
—Klaus no deja nada al azar—asegura Mikael—Y menos aún confiará en nadie.
Ella asiente levemente antes de hacer lo que le pide. El cuerpo del Original cae al suelo, muerto, dando paso a la siguiente parte del plan.
Stefan agarra su teléfono y marca el teléfono del Klaus, llamándole para informarle de la situación. Y, como era de esperar, el híbrido no confía en su palabra, obligando a Stefan a que le diga la verdad antes de pasarle el teléfono a su hermana.
Rebekah agarra el teléfono algo insegura. Su mirada se posa en Arielle, quien la observa de forma comprensiva.
—Es cierto. Está fuera de nuestras vidas para siempre—asegura la rubia, observando el cuerpo de su padre—Te echo de menos. Soy infeliz aquí.
—Volveré pronto—le asegura él—
—Bien. Hasta entonces, hermano.
Rebekah cuelga el teléfono.
—Se lo ha tragado—asegura, entregándole el teléfono a Stefan—Va a volver.
Les dedica una última mirada a ellos y a su padre antes de abandonar la sala.
—¿Qué? ¿Estaba chupado o no?—sonríe Damon—
—Acabemos ya con esto—pide Elena, agachándose junto a Mikael para arrancar la daga del pecho—
Arielle sabía en que consistía el plan, pero no estaba al tanto de que Rebekah acabaría con una daga clavada en su espalda. Por supuesto, muchas cosas podían ir mal, y su lealtad a Klaus era una de ellas, pero eso no le daba a Elena derecho a matarla. Ese hecho había desencadenado en un gran enfado por parte de la joven Salvatore, pues era una parte del plan que ninguno de sus hermanos se había molestado en comentarle.
Arielle había escuchado toda su conversación. Había oído como Elena era amable y buena con ella antes de apuñalarla por la espalda, literal y figuradamente. Rebekah era su amiga, y había tenido que oír como Elena le mentía a la cara. Por eso, en ese momento, la odiaba. Incluso más que a Katherine.
—¿Estas bien?—cuestiona Thomas a su lado—
—Cabreada—le responde, observado la fiesta que Tyler había organizado tras el incidente ocurrido en el instituto—
—¿Puedo saber por qué?
—Sinceramente, es mejor que no.
—¡Buenas noches a todos!—la voz de Klaus suena a través de los altavoces, haciendo que Arielle y Thomas lleven sus miradas hasta el escenario, encontrándose con el hibrido frente al micrófono—Gracias a todos por estar aquí conmigo de celebración. Llevábamos mucho esperando.
—¿De qué va esto?—cuestiona Thomas—
—No lo sé—admite—Y siento tener que dejarte plantado para averiguarlo. Busca a tu hermana. Tengo que encontrar a Stefan.
—Vale, tranquila. Tú... ten cuidado—le sonríe—
Arielle le devuelve la sonrisa levemente antes de comenzar a caminar entre la multitud, alejándose de él para buscar a su hermano pequeño. Sin embargo, una mano agarrando su brazo la hizo frenar de forma brusca y darse la vuelta hasta chocar contra el pecho del culpable.
—Hola, amor—la saluda Klaus, formando una sonrisa con sus labios—
—Klaus—murmura al verle delante de ella—Has vuelto.
—Una fiesta de primera—comenta Stefan llegando a su lado para interrumpir su encuentro—
Aún con su humanidad apagada, Stefan sentía la necesidad de proteger a su hermana. Klaus suelta de forma instantánea la mano de la rubia, quien se separa de él con rapidez.
—Llevo mil años planeando el funeral de mi padre—le explican, posando su mirada azulada en él—En ninguna version estaba toda esta gente, pero se ajusta a la idea.
—¿Y ahora qué? ¿Dejarás de huir?
—Ahora reuniré a mi familia.
—Tu familia—repite Stefan—¿Esas personas que transportas en ataúdes?
—Nada de eso importa ya. Mikael a muerto. El pasado es pasado—su mirada se posa en unas chicas que pasan caminado por su lado—Veo que la reina del baile aún camina entre los vivos, lo que me hace pensar que Rebekah no está aquí. ¿Dónde está?
—No tengo ni idea. Creía que venía con Matt.
Ante aquella duda, las miradas de ambos hombres se posan en Arielle. Ella no sabía que Stefan no estaba al tanto de lo que le había ocurrido a la Original, pero ahora todo tenía sentido. El plan de dejar a Rebekah fuera de combate era un plan de Elena y Damon, un plan que Stefan no podía conocer por su vínculo y obligación para con Klaus.
—No la he visto—les asegura rápidamente—Salí de casa antes que ella.
—Dime la verdad, Arielle—le pide Klaus, dando un paso hacia ella, sin romper su conexión de miradas—¿Dónde está mi hermana?
—Te he dicho que no lo sé—repite con firmeza—
La mirada amenazante de Klaus la hace tragar con dureza, pero, aún así, Arielle no se rinde y se la devuelve con aún más fuerza.
—¿Quieres que te lleve hasta tu padre?—Stefan interrumpe su guerra de miradas—
Para sorpresa de ambos hermanos, las palabras de Stefan hacen que sea Klaus el primero en apartar la mirada.
—No sería una fiesta sin el invitado de honor—sonríe, llevando su mirada hasta el más joven de los Salvatore—Tráemelo aquí.
—Muy bien, pero quiero una cosa a cambio—le pide, provocando que Arielle funda el ceño, confusa—Mi libertad de tus órdenes.
—¿Quieres tu libertad?—cuestiona, sorprendido—En cuanto esté muerto y su arma destruida, tendrás tu libertad. Será todo un placer devolvértela.
Stefan sonríe satisfecho antes de alejarse de ellos para volver a su casa. Klaus observa a la multitud, evitando así el contacto visual con la chica situada a su lado.
—Te he traído algo de beber—habla Thomas, llegando a su lado con dos vasos de plástico rojo—
Klaus posa su mirada en él con confusión y aprieta la mandíbula al observar la mirada que esté le dedicaba a la chica Salvatore, quien se había limitado a sonreírle con amabilidad.
—Gracias, Tom—agarra la bebida que le entrega antes de llevar su otra mano hacia su muñeca para obligarle a caminar y alejarse del híbrido—Vámonos.
Klaus les observa en silencio, siguiéndoles con la mirada hasta que estos desaparecen entre la multitud.
La noche parecía estar siendo tranquila. Como Damon le había asegurado, Arielle no estaba involucrada en el plan, dejándola al cuidado y protección de Bonnie, Thomas, Matt y Caroline mientras él y Elena se encargaban de matar a Klaus con la ayuda de Mikael. Tras las advertencias de Tyler, quien insistía en que Klaus les mataría a todos si intentaban algo contra él, Arielle se dispuso a acompañar a Thomas a su casa. Pero, en su trayecto hacia el coche del chico, un vampiro la tomó por sorpresa, golpeando la cabeza de Thomas para dejarle inconsciente.
—¿Mikael?—Arielle le observa con confusión—
—Tú vienes conmigo—declara, agarrándola del brazo—
La rubia observa el cuerpo de Thomas en el suelo, mientras intenta zafarse del agarre del Original. Pero Mikael era mucho mas mayor y fuerte que ella, lo que hacía imposible que consiguiera soltarse. Sus ojos se encontraron con la mirada de Matt Donovan situado a varios metros de ella junto a una inconsciente Caroline. La mirada que ella le dedica hace que Matt se de cuenta del estado del hermano mayor de su amiga y asiente dándole a entender que él se encargaría de llevarles a ambos a casa.
Arielle aparta la mirada y se da cuenta de que Mikael la está arrastrando hasta la puerta principal de la casa de los Lockwood. Donde una chica híbrido, a la que había debido de obligar, la sujeta del brazo junto a Elena, de tal forma que no puedan ver el interior de la casa.
—Hola, Niklaus—saluda Mikael, haciéndole saber a Arielle que el híbrido se encontraba delante de él, en el interior de la casa—
—Hola, Mikael—le responde él—¿No entras? Oh, olvidaba que no puedes.
—O puedes salir, si quieres.
—O ver a mis híbrido desgárrate miembro a miembro.
Arielle observa como los nuevos híbridos de Klaus se colocan en el jardín, justo detrás de Mikael.
—No pueden matarme—le recuerda—
—Cierto, pero el espectáculo animará la fiesta. Solo tengo que chasquear los dedos y se lanzarán sobre ti.
—El gran lobo malo—comenta Mikael con burla—No has cambiado. Escondiéndote tras tus juguetes como un cobarde. Pero no lo olvides. Aunque seas su amo, siguen siendo en parte vampiros. Y pueden ser obligados por mi.
La chica que las sujetaba a ella y a Elena de los brazos, le clava a Arielle una jeringuilla de vervena antes de colocarse junto a Mikael. El Original agarra a Elena y a Arielle con cada brazo, colocándolas frente a la puerta principal de la casa, para mostrarle a Klaus su ventaja.
La mirada de Klaus se posa Arielle, pero rápidamente viaja hasta Elena.
—Sal y enfréntate a mi, Niklaus—le ofrece Mikael—O morirán.
Arielle sabía que Klaus no se preocuparía por ella, así que ya estaba muerta. Pero, sin embargo, le sorprendió la respuesta que le dio a su padre en referencia a su amenaza contra Elena.
—Adelante. Mátalas. Mátala.
—No. Klaus. Lo hará—le asegura Elena, asustada—
—Si ella muere estas serán tus últimas abominaciones—le recuerda Mikael, señalando a los híbridos—
—No los necesito. Solo quiero deshacerme de ti.
—¿Con qué fin, Niklaus? ¿Para vivir eternamente sin nadie a tu lado?
Arielle observa con claridad como aquellas palabras afectan al rubio. Sus ojos azules se humedecen mientras que ella no puede evitar sentir empatía hacia él. La relación de Mikael y Klaus reflejaba la relación que ella misma había tenido con su madre.
—¡Tú ya no le importas a nadie, muchacho!
Arielle observa a Klaus con detenimiento, sintiendo como su corazón deja de latir durante un segundo al notar como éste sufre con las palabras de su padre.
—¿A quién tienes aparte de aquellos cuya lealtad has forzado? A nadie.
La mirada cristalizada de Klaus se posa en Arielle por unos segundos.
—A nadie—repite con odio—
—Demuestra tu farol, padre—le pide, lleno de impotencia—Mátalas. Mátala.
—Sal aquí y enfrente te a mi, cobarde—le insiste Mikael—Y no tenderé que hacerlo.
—Toda mi vida me has subestimado. Si la matas, pierdes tu ventaja—le asegura—Adelanté. Venga, mátala. Vamos, viejo. Mátala. ¡Mátala!
Mikael le observa con diversión, soltando una pequeña risa.
—Tus impulsos, Niklaus, han sido y siempre serán lo único que te impide llegar a ser un grande de verdad.
Arielle observa como una lágrima resbala por las mejillas Klaus. Pero, entonces, su atención viaja a Elena, quien cae al suelo después de ser apuñalada en la espalda por Mikael. Klaus y ella le observan con sorpresa. Para Arielle era imposible pensar que Damon hubiera dejado a Elena exponerse así.
Pero Mikael no termina ahí. Pues, aunque ya había soltado a Arielle, su cuerpo se encontraba débil por la verbena, lo que le proporciona otra ventaja a Mikael, quien saca una estaca del interior de su traje para apuñalarla. Su cuerpo cae al suelo de forma brusca. Y, mientras ella se retuerce de dolor, Damon aparece detrás de Klaus listo para clavarle la estaca de roble blanco.
—Katherine—murmura Mikael al ver a la que creía que era Elena ponerse de nuevo en pie—
Ella le sonríe y se da la vuelta, sacando dos granadas de verbena y aconito del interior de su chaqueta.
—Ka-Bom—sonríe, lanzándoselas a los híbridos de Klaus—
Stefan aleja a Damon de Klaus, impidiendo así que lo mate, y es entonces cuando Arielle observa como Klaus sale de la casa con la estaca de roble blanco en su mano. Sin pensarlo un instante, el hibrido se lanza contra su padre, clavándosela en el pecho. El cuerpo del original se paraliza antes de que las llamas le consuman, reduciéndole a cenizas.
Al darse la vuelta con la intención de entrar de nuevo a la casa, sus ojos observan a Arielle en el suelo. Se agacha junto a ella y le atracan la estaca de madera.
—Estarás bien, amor—le asegura, acariciando su mejilla con delicadeza—
Arielle le observa confusa y suspira con alivio al verle entrar a la casa de nuevo. Sus ojos se cierran con fuerza antes de caer completamente inconsciente.
Unas delicadas caricias en su mejilla hacen que se remueva levemente. Su cabeza y cuerpo dolían, se sentía débil y agotada. Tan agotada que el abrir sus ojos le costó más de lo habitual. Su mirada azulada se encuentra rápidamente con unos ojos cafés.
—¿Carina?—murmura, confusa y aturdida—
—Despierta—susurra ella—
El aire entra en sus pulmones de forma brusca, obligándola a abrir los ojos de par en par. El estado de alerta en el que se encontraba hace que su cuerpo se eleve hasta quedar sentada en lo que rápidamente reconoce como su cama.
—¿Estas bien?
Su mirada se viaja hasta el origen de la voz. Alaric se encontraba sentado en el pequeño sofá de la habitación con un vaso de bourbon entre sus manos.
—Si—murmura con alivio—
—Damon me a pedido que me quedé contigo—le informa él—Deberías descansar. Él está agobiado por lo mal que ha ido el plan.
—Stefan...
—No sé donde está.
—¿Thomas?—cuestiona, preocupada—
—Matt asegura que él y Caroline están bien.
Una pequeña mueca de alivio se hace presente en su rostro al dejarse caer tumbada sobre la cama. Se apoya en su hombro derecho y observa a Alaric beber de su vaso, notando como sus ojos comienza a cerrarse con pesadez hasta llevarla a un profundo sueño.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top