IX. A Sacrifice Of Twelve


CAPÍTULO NUEVE
UN SACRIFICIO DE DOCE

"Take a look around you, nothing's what it seems. We're living in the broken home of hopes and dreams"


—Hola. Lo siento, llego tarde—habla Stefan al contestar a su llamada—

—¿No me digas? ¿Ahora dices cosas obvias?—inquiere Arielle con frustración—Llevo aguantando a Caroline demasiados días, necesito que vengas. ¿Dónde estas?

—En casa.

Un bufido sale de la boca de Arielle mientras camina entre la gente.

—¿Qué haces en casa? ¿No querías distanciarte de Elena y Damon?

—Bueno, Elena ya no vive aquí—le responde con tranquilidad—

—¿Cómo puede ser que sea mi casa y sea la última en enterarme?—murmura para si misma—

—Se fue esta mañana, ya te habías ido, Ari—le explica él—Damon a llevado a Jeremy a la casa del lago con Bonnie, y Elena vuelve a estar a salvo en su casa. Escucha, le he sonsacado a Klaus algo más de la espada del cazador.

—La de Italia, si ¿qué pasa con ella?

Caroline se sitúa a su lado para oír mejor la conversación entre ella y Stefan.

—El tatuaje de Jeremy oculta el mapa, y la espada lo descifra. Es la clave para encontrar la Cura.

—¿Te lo ha dicho Klaus?—pregunta Caroline—

—Si. ¿Por qué?

—Y por casualidad ¿no te habrá dado la espada para que se la guardes?

—Caroline, ¿qué pasa?—Arielle se gira hacia ella, confusa por sus preguntas—

—Tenemos que conseguir esa espada—les dice con nerviosismo—Hoy mismo. Tyler y sus híbridos van a deshacerse de Klaus esta noche.

—Espera, ¿qué?—los ojos de Arielle se abren de par en par ante esa revelación—

—Van a usar a una bruja para meterle en el cuerpo de Tyler y luego enterrarle en hormigón—les explica Caroline—

—Vale, iré a la casa de Klaus. La encontraré—asegura Stefan—

—Eso es una locura. Te pillara.

—No si Arielle le entretiene—responde con obviedad—

—¿Por qué debería hacer eso?—cuestiona incrédula—A mi no me importa la Cura. No quiero ser humana.

—Lo hacemos por Elena, Arielle—señala su hermano pequeño—

—Aquí todo se hace por Elena—se queja ella—¿Sabéis qué? Le entretendré, pero solo porque se que iras igualmente y eso hará que te maté. Y no voy a permitirlo.

Cuelga el teléfono y se aleja de Caroline, dejándoles a ambos con la palabra en la boca. Se adentra en el Grill y observa a la gente, hasta ver un cuadro. Era de él, estaba segura. Las mismas pinceladas que el que había hecho de Carina.

—¿Todo bien?—le pregunta Matt al verla—

—¿Va algo bien en este pueblo alguna vez?—cuestiona ella, elevando las cejas—

—Supongo que no. Pero el Festival Benéfico de Inverno está yendo bien—sonríe, sujetando la bandeja entre sus manos—

—Esperemos que siga así—suspira ella antes de alejarse para observar el cuadro más de cerca—

Entonces lo nota, observándola a ella con su típica sonrisa en la cara.

—¿Vienes en plan "Canción de Navidad"?

—Dickens era un hombre sombrío. Te habría caído bien—le asegura él, colocándose a su lado—

—Me gusta el copo de nieve—admite ella sin dejar de observar el cuadro—

—¿Tan literal resulta mi obra?—cuestiona con algo de frustración—

—Va en serio. Hay algo solitario en él.

—Me lo tomaré como un cumplido—responde seriamente—¿Puedo ofrecerte champagne?

—¿Por qué no?—suspira ella ante su propuesta—Es decir, necesito champagne para aguantar a Caroline y a mis hermanos y su estupida necesitada de salvar a Elena hasta de las moscas. Además, si quieres que nos llevemos bien, necesitaré esa copa.

La sonrisa vuelve a su rostro por su comentario.

—¿Así ves lo nuestro?

—Entre nosotros no hay nada.

Klaus la observa con diversión.

—Discúlpame—le pide antes de alejarse de ella para buscar las copas de champagne—

Al verle alejarse, Arielle saca su teléfono y le escribe un mensaje a su hermano pequeño.

"Esta aquí. Adelante"


—¿Habéis conseguido la espada?—cuestiona Arielle al salir por la puerta trasera del Grill y encontrase a Caroline y a su hermano—

—No—le responde Stefan—

—¿Y ahora qué hacemos?—pregunta Caroline con preocupación—

—Klaus es el único que sabe llegar a la Cura. Le necesitamos. Tyler tendrá que dejarlo—le responde Stefan—

—Ya puedes olvidarte—responde el aludido apareciendo detrás de él—¿Se lo has contado?

Caroline le observa confusa y algo arrepentida por la situación en la que se encontraban.

—He hecho que doce híbridos juren mantenerlo en secreto un mes—le recuerda Tyler a su novia—Que Hayley y una bruja se jueguen la vida ¿y tú le sueltas mi plan?

—Oye, lo único que te pedimos es un poco de tiempo—le dice Stefan—

—¿Cuánto? ¿Una hora? ¿Un día?—cuestiona, cabreado—Porque cada minuto que posponemos esto, están en riesgo. Klaus y Arielle ya le entregaron un híbrido a Jeremy. Yo no os debo nada. Acabaré con él.

—No lo creo—habla Arielle—Me he cansado de esto. De Elena y de las luchas de poder. Voy a hablar con Klaus.

Se da la vuelta con rapidez, pero James la sujeta de los hombro.

—Lo siento, Arielle. No puedo dejar que lo hagas—le dice—

—Yo tampoco—asegura Stefan, colocándose delante de Tyler—

—Stefan... Arielle—les llama Caroline con preocupación—

Su llamado hace que ambos se den cuenta de que los híbridos les rodeaban. Todos apoyaban a Tyler y le seguían como a un alfa. No podían hacer nada.

—Lo siento—habla Tyler—No tenéis elección.

Sin poder hacer nada, los tres fueron llevados a la antigua propiedad Lockwood y encerrados por los híbridos. Tyler y James iban a dejarles a cargo de ellos mientras llevaban a cabo su plan.

—James—le llama Arielle al ver las cadenas que él y Tyler cogen y tiran al suelo—

—Que no salgan hasta que vayamos a por Klaus—les ordena Tyler a los híbridos—Usadlas si es necesario.

—Venga, Tyler, te estás dejando llevar. Para nosotros no es solo venganza—le dice Stefan—

—Sé muy bien por qué lo haces, Stefan—asegura, colocándose frente a él—Es por la Cura. ¿Sabes qué le pasa a un híbrido si le curan del vampirismo? Vuelve a ser hombre lobo y a convertirse cada luna llena. ¡Nos importa una mierda la Cura!

—Ya somos dos—habla Arielle, llamando su atención—Dejadme salir.

—No. Ya sabemos que no te importa la Cura—habla James entre dientes—A ti te importa él. Te importa Klaus.

Arielle se queda callada ante sus palabras. En verdad nunca pensó oír a James con tanto rencor en su voz.

—Y a ti Hayley, ¿no es cierto?—le recrimina ella—No teniais que ir a Miss Mystic Fall, y lo hicisteis.

Sus ojos se conectan en una lucha de miradas mientas Caroline mira a su novio con tristeza.

—Tyler, vamos.

—Necesitaba tu apoyo, Car. Solo quería eso—se queja, antes de abandonar del lugar junto a James—


—Esto es ridiculo—se queja Caroline, plantándole a cara a una de las híbridas—¡No somos rehenes!

—Si lo sois, cielo—le asegura la chica—

El teléfono de Stefan vibra, anunciado una llamada. Lo saca de su chaqueta y se dispone a responder.

—Tranquilos. Es solo nuestro hermano—les indica Arielle a los híbridos que se disponen a impedir que conteste—

—¿Qué pasa?—cuestiona Stefan al responder la llamada—

—No preguntes cómo ni por qué ni quién. Pero tengo la solución para vuestro problema.

—¿Es broma?—cuestiona—

Damon niega, explicándole todo lo que había descubierto. Stefan cuelga la llamada y se gira para mirar a su hermana y a Caroline.

—No necesitamos la espada.

Esa revelación les consiguió la libertad a los tres. Pues Arielle aseguró que no quería salvar a Klaus, aunque en verdad no era cierto.

Y ya de vuelta al Festival Benéfico de Invierno, Arielle rueda los ojos al ver a Hayley hablando con Klaus.

Está se separa de él, quien fija su mirada en ella.

—No le caigo muy bien—comenta sobre Hayley—

—Ella no me cae bien a mi—le responde Arielle, sacándole una sonrisa—

—¿Vas a decirme lo que pasa?—le pregunta—Sé que antes me estabas entreteniendo. Y luego has desaparecido. ¿Dónde estabas? Dímelo o tendré que obligarte.

—Tomó verbena—le recuerda con seriedad—Y te entretenía para que no mataras a mi hermano. Fue a tu casa en busca de la espada del cazador.

—¿Por qué?

—Por que no confía en ti, Nik.

—Le enseñe la espada. Le expliqué el valor que tenía—recuerda con frustración—He estado de su lado todo este tiempo. ¿Qué más quiere de mi? ¿Un juramento de hermandad secreta?

—No la encontró. Solo unas cartas. Supongo que de toda la vida social que has tenido a lo largo de los siglos.

—Bueno, guardar cartas de mis víctimas no es muy distinto a lo que hacía él cuando era destripador y escribía sus nombres en una pared.

Su sonrisa se amplía mientras se aleja unos pasos de ella. Entonces su mirada viaja a algún punto en su espalda, a pesar de eso Arielle le mantiene la mirada. Él suspira y camina por su lado antes de frenar para mirarla por última vez.

—La soledad, Arielle—le dice, haciendo que ella frunza el ceño, confusa—Por eso guardamos recuerdos de nuestras víctimas. Durante un brevísimo momento antes de matarlas, tenemos su vida en nuestras manos. Después se la arrebatamos. Y no nos queda nada. Conservar cartas o escribir nombres en la pared no es más que un recordatorio de que, al final, solo nos queda una infinita y tremenda soledad.

Ambos se miran fijamente a los ojos durante unos segundos antes de que él se de la vuelta y se aleje con uno de sus híbridos.

—Arielle—la voz de James llamándola llega a sus oídos. Ella se gira, para encontrárselo a su lado—A Klaus le va a pasar nada.

—¿De qué estás hablando?—cuestiona, dándose la vuelta para encararle—

—Lo acabó de saber. Hayley hizo un trato, le necesitaba para un sacrificio de doce híbridos.

—Va a matarles a todos—asume al oír su explicación—Por eso ella hablaba con él.

—Arielle, yo no sabía que esto iba a pasar—su voz se entrecorta al acercarse a ella—Creí que si nos lo quitábamos de medio podríamos estar juntos. Siempre me has gustado, Arielle...

—James, te va a matar.

—Lo hice por ti. Porque quería que fuéramos felices. Lo siento mucho, me equivoqué. No lo vi.

—¿Qué es lo que no viste?—cuestiona ella con confusión—

—Que nunca podrías ser feliz conmigo—responde con lágrimas en los ojos—Que es él a quien quieres.

Su respiración se hace difícil al oír esas palabras y darse cuanta de lo que iba a pasar esa noche. De lo que iba a perder.

—Va a matarte—murmura—

—Lo hará—asiente, acercándose a ella para sujetarle una mano y acariciarle el dorso con su pulgar—Te quiero, Arielle. Dile a Luna que lo siento, por ser egoísta.

—James—solloza al sentir como separa sus manos—Yo...

—Lo sé—la interrumpe—Todo irá bien. Vas a ser feliz.

Las lágrimas salen de sus ojos mientras le observa desparecer entre la multitud. En pocos minutos, James Gómez se uniría a la lista de personas que había perdido a lo largo de su vida.

Sin saber cuando, los brazos de su hermano se aferran a ella en un abrazo y sus labios le dejan suaves besos en su cabeza. El olor de Stefan la inunda y la tranquiliza, dejándola desahogarse entre sus brazos.


Aferra sus manos a la taza llena de té caliente, mientras su hermano coloca una manta en sus hombros y se sienta a su lado. Pasa su brazo por su espalda y ella no duda en apoyarse en su hombro con delicadeza.

—Matt no encuentra a April. Y no localizo a Tyler—se queja Caroline al entrar al salón—Esto es un desastre.

Stefan la observa sentarse en el sillón, a diferencia de Arielle quien tiene la mirada perdida en el fuego de la chimenea.

—¿Así te pones en las crisis?—cuestiona Caroline con incredulidad, mirado al castaño—Mantienes el tipo mejor que yo.

—Creía que me alegraría más al ver a Klaus acercarse a su sentencia de muerte. Pero ahora no puedo evitar sentirme... culpable—explica Stefan, sin dejar de acariciar la espalda de su hermana—

—Solo recuerda las cosas horribles que ha echo y ya está—le responde Caroline—

—Todos hemos hecho cosas horribles—interviene Arielle, incorporándose en el sofá—Y la pregunta es ¿qué nos hace ser mejores? Y la repuesta es tan simple como que tenemos una familia en la que confiar. Amigos a los que acudir. Alguien que simplemente te ayude a sentir algo distinto al odio.





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