II. Wolfs Night


CAPÍTULO DOS
NOCHE DE LOBOS

"I've been down the darkest alleys, saw the dark side of the moon"


Aquella mañana, Arielle de encontraba sentada en uno de los sofás del salón principal de la casa. Los pasos de Damon y la reportera a la que había conocido en el Grill atrajeron su atención, obligándola a llevar su mirada hacia la puerta principal de la casa. Ambos acababan de bajar de las habitaciones y se estaban despidiendo.

—Llego tarde—se queja Andie, la reportera, frenando sus pasos para mirar a Damon—Tengo un día de locos. Voy a cubrir la recepción de la Sociedad Histórica.

—Uh, que nervios—comenta Damon, intentando mostrar genuina emoción, aunque su tono era claramente sarcástico, pero ella no parecía notarlo—

—Si. Viene un escritor que está trabajando en un libro sobre los pueblos de Virginia—le explica ella en el mismo momento en el que parece percatarse de la presencia de Arielle—Un rollazo.

—¿Un escritor? ¿Cómo se llama?—cuestiona Damon, atrayendo su atención de nuevo a él—

—Eh... Elijah Smith.

—Smith—repite, con tono de burla—¿Está usando Smith?

Sus manos colocan un pañuelo al rededor del cuello mordido de la chica antes de mirarla a los ojos. Arielle se pone en pie, apoyándose en el marco de la puerta para mirarles con atención.

—A ver, ¿tienes bien aprendida la historia?

—No puedo decir que me has mordido, ni que te has bebido mi sangre. Solo que me gustas mucho—responde Andie con tranquilidad—Pero eres adorable. Eres dulce, divertido, sincero...

—Y te estas colando por mi—añade, sujetando sus mejillas para mirarla a los ojos y usar sus poderes de compulsión—

—Puede ser mi hombre—murmura ella—

—Perfecto—sonríe, entregándole su bolso y abriéndole la puerta—Que tengas buen día.

Arielle aparta la mirada en el momento en el que sus labios de juntan y dirige su atención hacia el vaso lleno de sangre en su mano derecha, el cual dirige rápidamente hacia su boca. Entonces, sus ojos se posan en el hombre recién llegado, que se disponía a entrar en la casa. No fue difícil reconocerlo. Era el profesor de historia que salía con la tía de Elena.

—Mi nueva novia. Andie Starr. Noticias en acción—le explica Damon a su amigo—

—No se llama Noticias en acción.

—Ya, pero me gusta decirlo. Pasa.

El hombre se adentra en la casa y su mirada no tarda en posarse en Arielle con un claro brillo de confusión.

—Hola. Alaric Saltzman—se presenta, extiendo su mano derecha hacia ella—

—Arielle—se presenta ella, correspondiendo el gesto y fijándose en la mirada que él le daba al vaso entre sus manos—Salvatore.

—¿Salvatore?—repite, confuso—

—Es la mediana—le explica Damon al notar como su mirada había recaído en él en busca de alguna explicación—Hablemos de lo importante. John Gilbert me dio esto para matar a Elijah.

Se acerca a una de las mesas del salón y con delicadeza destapa una pequeña daga de plata.

—Hay que introducir la daga en las cenizas de un viejo árbol blanco que se remonta a los Originales. O eso me contó él.

—¿Crees que es una trampa?—cuestiona Alaric, sujetando la daga—

—Puede, ese tío es un hurón.

—Y tiene una voz muy irritante—añade Arielle, haciendo que ambos la miren—Yo no me fiaría—Alaric sonríe al ver el parecido entre ambos hermanos. Arielle parecía tener el humor que Damon—¿Que planes tiene para hoy Señor Saltzman?

—Jenna y yo pensábamos ir a la casa del lago de su familia, pero al final tenemos que ir a ese rollo de la Sociedad Histórica en casa de los Lockwood.

—Donde Elijah es el invitado de honor—señala Damon—

—Dime que no vais a matarle en la recepción.

—A mi no me meta—le pide Arielle, dejando su vaso sobre la mesa más cercana—

—No. Además sería una estupidez—asegura Damon, riéndose, lo cual no era buena señal—Quiero averiguar que trama antes de matarlo. Pero ya es hora de que Elijah y yo nos conozcamos.

—Supongo que habrá alguna condición para mi—suspira la rubia, atrayendo su atención—

—Elijah no puede saber que eres vampiro—le responde su hermano—Eres una ventaja. Así que serás... la acompañante de Ric.

—Yo voy con Jenna—le recuerda el aludido—

—Eh... cierto. Bueno, serás mi acompañante.

—¿Y qué hay de Andie?—señala ella, cruzándose de brazos y elevando sus cejas—

—Si vas a seguir buscándole fallos a mi plan... Invéntate algo. La cuestión es que estaría muy bien que nos acompañaras. Por si las cosas se salen de control—Alaric le dedica una mirada de advertencia—Que no lo harán.

—¿Así que me estáis utilizando?—comenta, inclinado su cabeza—

—Viniste aquí para ayudarnos a Stefan y a mi, ¿no?—señala, dedicándole una sonrisa arrogante—Bien, pues así lo harás.

—Eres un idiota, Damon.


Entrar a la casa Lockwood no había sido tan difícil. Carol, la madre de Tyler, no dudó en invitarla a entrar cuando se presentó allí con Damon y Alaric. Sin embrago, Arielle debía mantenerse alejada de Damon y Elijah. Por lo que tenía que estar con Alaric todo el rato.

—Así que, eres familia de Damon y Stefan—Jenna la observaba con sorpresa—

—Familia lejana—comenta, restándole importancia—

—De igual forma. En un placer conocerte—le sonríe—

—Igualmente. He oído muchas cosas buenas sobre Elena y su familia—sonríe con amabilidad—¿Me disculpas un segundo?

Jenna asiente, devolviéndole la sonrisa.

Arielle se separa de ella y camina hacia a Alaric, pues John Gilbert se encontraba a su lado y eso no le gustaba para nada.

—¿Conoce Jenna tus actividades extraescolares?—la pregunta del hombre hace que Arielle ruede los ojos—Deberías contárselo. No puede estar eternamente en la inopia.

—Eres un cerdo—le responde Alaric, recibiendo una sonrisa arrogante como respuesta—

—Perdón por mi interrupción—habla Arielle, colocándose al lado del profesor—John Gilbert, ¿no?—el hombre asiente con confusión—Arielle. Salvatore. Un placer.

Arielle sabía que aquella revelación le había sorprendido, por mucho que intentara ocultarlo. Tanta había sido su sorpresa, que John no pareció encontrar las palabras para enfrentarse a ella en aquel momento, así que volvió a dirigir su mirada hacia Alaric.

—Ese anillo que te dio Isobel. Es mío. Quiero que me lo devuelvas.

Alaric asiente, dedicándole una sonrisa arrogante. John le observa con seriedad, intentando mantener su postura, antes de alejarse de ellos.

—¿El anillo Gilbert con propiedades de resurrección?—murmura Arielle. Alaric asiente, girándose para colocarse frente a ella—No se lo des. Así podré matarle.

Ric ríe levemente ante su comentario y le echa una mirada divertida a la chica. Ella suspira y dirige uno de sus dedos hacia su oído, para indicarle que iba a concentrarse en escuchar una conversación que se estaba produciendo en otra habitación. Una conversación entre Damon y Elijah.

—¿Que puedo hace por ti, Damon?

La voz de Elijah fue lo primero que llegó a sus oídos. Era tranquila, incluso elegante, sobretodo por el marcado acento inglés que la acompañaba.

—Esperaba que pudiéramos hablar—le responde Damon—

—¿Dónde está Elena?—exige saber el Original—

—A salvo, con Stefan. Se han quitado de en medio. Problemillas con los hombres lobo.

—Si. Ya me he enterado.

—Estaba claro porque fue tu brujo el que nos salvó.

—No hay de qué.

—Y eso me hace dudar de la razón por la que estás aquí—admite Damon—

—Tú solo céntrate en mantener a Elena a salvo y déjame el resto a mi—le pide de forma firme—

—No me convence.

Un fuerte estruendo hizo que Arielle confirmara que aquella conversación en efecto no iba a ser del todo cordial.

—Vampiros jóvenes. Qué arrogantes—comenta Elijah con cansancio—¿Cómo te atreves a venir a retarme?

—No puedes matarme. No forma parte del trato—le recuerda Damon. Su voz sonaba débil, como si alguien le estuviera sujetando del cuello—

Aquello era suficiente razón para que Arielle ignorara el plan principal que tenía su hermano de mantenerla como un arma secreta. No iba a dejar que le hicieran daño.

—Silencio—ordena Elijah, antes de calvarle un lápiz en el cuello

En ese instante, Arielle se adentra en el habitación, usando su velocidad y fuerza para separar a Elijah de Damon, sujetándole del cuello. El Original la observa con confusión, mientras que Damon aprovecha la distracción para recuperar el aliento y arrancarse el lápiz de madera que Elijah le había clavado en el cuello.

—Tú eres nueva—la intimidante mirada de Elijah hizo que la fuerza de su agarre disminuyera levemente—

Aunque, de igual forma, él era mucho más fuerte. Y no tardó en demostrarlo, agarrando su muñeca para retorcer su brazo y obligarla a soltarle.

Arielle se queja de dolor, alejándose de él.

—Soy un Original—les recuerda, sacando un pañuelo del bolsillo superior de su americana—Me merezco un respeto.

Se limpia la sangre en sus manos con elegancia antes de que Damon se lo quite de las manos para tapar la herida en su cuello.

—En cuanto dejes de serme útil, estas muerto—le informa a Damon—Así que... haz todo lo que te diga. Protege a Elena.

—No matarás a mi hermano—le asegura Arielle, colocándose frente a él, impidiendo así que salga de la habitación—

—Otra Salvatore—suspira Elijah, observándola con atención—Supongo que tendré que dejarte vivir mientras mi trato siga en pie. Un placer.

Sin nada más que decir, y sabiendo que no podía hacer nada contra él, Arielle le observa pasar por su lado.

—Buen plan, Damon—comenta, una vez se quedan ellos dos a solas—

—Si no hubieras entrado a lo mejor tendríamos ventaja—le recrimina él—

—¿La culpa es mía?—cuestiona, incrédula—Muy bien, la próxima vez te dejaré morir. ¿Qué te parece ese plan?


—Menudo bestia—se queja Damon, dejándose caer sentado sobre uno de los sillones de la biblioteca de la casa Salvatore—

—Si—suspira Alaric—¿Y tu garganta?

—Dolorida.

—Ese Elijah acojona mucho—admite Ric, mirando el vaso vacío que sujetaba entre sus manos—Pero tiene el pelo bonito.

Arielle eleva las cejas, recordando el Original. Mierda, Ric tenía razón. Por no hablar de que estaba bueno.

—¿Te apetece otra?—cuestiona Ric, levantándose del sofá—

—Va a ser difícil matarlo—murmura Damon tras entregarle su vaso—

—Si. Yo me lo pensaría antes de confiar en que esa daga y las cenizas funcionen. Sobretodo teniendo en cuenta que la información viene de ese imbécil de John Gilbert—comenta Arielle, sentándose en el sillón situado junto al de su hermano—

—Tiene razón. Necesitas más información—señala Ric—

—No me quedan fuentes—se queja Damon—

—¿Qué tienes con esa reportera?—Ric decide cambiar de tema, entregándole otro vaso lleno de Burbon—

—Uff, la tia es lanzada, ¿eh?

—Eres un cerdo—se queja su hermana, formando una mueca de asco—

Si algo odiaba Arielle era utilizar a los humanos de esa forma. Ella usaba la compulsión para obtener información sincera o para no asustar a aquellos de los que iba a alimentarse, pero nunca para aprovecharse de ellos de aquella forma.

—No la mates por favor—le pide Alaric—

—Si lo hiciera. ¿Quién cubriría su muerte?—cuestiona el pelinegro—

—Tú... no lo hagas, ¿vale?—insiste el profesor—Es amiga de Jenna y ya me siento bastante mal por mentirle sobre el resto. Yo... odio las mentiras—observa el reloj en su muñeca derecha—Oh, tengo que irme. Tengo que recoger a Jenna—se queja, para luego mirar a ambos hermanos—No os levantéis, sé dónde está la puerta.

—Suerte—le dice Damon, mientras Arielle recorre con su mirada al profesor. No le importaría una clase particular—Deja de mirarle.

Un bufido sale de su boca y le golpea en el brazo con molestia. Sin embargo, un fuerte estruendo en el pasillo hace que ambos se pongan en pie, confusos y preocupados. De forma lenta, ambos siguen los pasos de Alaric, encontrándoselo frente a la puerta principal de la casa, quejándose de dolor.

Los ojos de Arielle no tardaron en ver que tenía un cuchillo clavado en el abdomen, pero no le dio tiempo a actuar, pues dos hombres lobo aparecieron en ese momento, lanzándose contra ella y contra Damon. Llevaban unas jeringuillas con verbena, por lo que en el momento en que consiguieron clavárselas, sus cuerpos perdieron fuerza. Aún así, ninguno iba a rendirse tan fácilmente.

Damon uso su velocidad para golpear al lobo que le sujetaba por la espalda, mientras que Arielle se decidió por pegarle un puñetazo al que la estaba atacando a ella. Uso toda la fuerza que quedaba en su cuerpo, así que, tras aquello, cayó al suelo medio inconsciente.

—Uh. Sois fuertes—comenta el único de los dos hombres lobo que aún quedaba en pie—Ha hecho falta toda la jeringa.

La puerta de la casa se abre, obligando a Arielle a abrir los ojos. Un gruñido de molestia sale de su boca al reconocer a la mujer lobo que había secuestrado a Caroline, y a varios miembros más de su manada.

—Olvidaos de ese. Esta muerto—les informa el lobo, dejando caer la jeringa vacía al suelo—

La mirada de Arielle recae de forma preocupada en Alaric.

—Hola, Damon—saluda la chica—Me alegro de verte.


Cuando Arielle por fin abrió los ojos, el dolor en su cuerpo no había disminuido. Se encontraba atada a una silla, su hermano frente a ella y el cuerpo inmóvil de Ric a sus pies. La sujetaban unas cadenas. En condiciones normales podría soltarse con facilidad, pero la verbena en su organismo se lo impedía. Su cabeza dolía, pero lo que más le dolía era el cuello.

—Buenos días, cielo—el hombre lobo que les había atacado se coloca frente a ella, con una sonrisa en sus labios—Vi esto en una película. Era una peli porno de tortura. Tenían este artilugio con forma de collar tan chulo. Así que lo modifiqué un poco con unas astillas de madera y así cuando tiro...

Varias astillas de madera se clavan en su cuello cuando el estira las cadenas que sujetaban el collar. Su quejido de dolor fue suficiente para que Damon se despertara. La ira creció en él al ver la posición en la que se encontraba su hermana, con sangre cayendo por su cuello. Él no se encontraba mucho mejor, pero a él no le habían colocado aquel horrible collar de tortura.

—He oído que tienes la piedra lunar—Jules, la mujer lobo, entra en la biblioteca, atrayendo la atención del pelinegro—

Una sonrisa burlona aparece en sus labios.

—Si supieras lo irónico que es este momento—comenta, soltando una pequeña y débil carcajada—Déjame decirte lo que va a pasar. Me torturareis, no hablare y alguien perderá el corazón. La última vez fue tu amigo Mason.

—Bueno, esta vez no vas a ser tú—le responde, confundiéndole—Será ella.

Damon dirige su mirada hacia donde su brazo señala, encontrándose con los ojos cristalizados de dolor de su hermana pequeña.

—¿Sabes lo bueno de los perdigones, Damon? Se dispersan por el cuerpo y dañan al máximo—le informa, antes de apuntar a Arielle con una escopeta—Así qué, antes de que ella sufra por tus errores. Dime, ¿dónde está la piedra?

—Asúmelo, cielo. Nunca la conseguirás—le responde Damon—

—¿Buscáis esto?—la voz de Elijah atrae la atención de todos los presentes—

Arielle respira levemente más tranquila al ver que aquella sesión de tortura había sido interrumpida. El hombre se encontraba apoyado contra una de las columnas de madera de la biblioteca, sujetando en su mano aquella piedra tan famosa.

Da varios pasos al frente, depositándola sobre una mesa.

—Venga. Cogedla—les invita—

Un lobo corre hacia él, dispuesto a agarrar la piedra, pero Elijah le sujeta, arrancándole el corazón. Otros dos lobos deciden ser igual de estupidos, y ambos acaban de la misma forma, cayendo al suelo completamente muertos. Jules desaparece, mientras que Elijah se acerca al lobo que les había atacado en un primer lugar.

—¿Y tú que, valiente?—le obliga a ponerse en pie—¿Tú también quieres? ¿No? ¿Si? ¿No? ¿Y la chica?

—Ni idea—Damon se encoge de hombros—

—Tampoco me importa—comenta, antes de golpear el lobo con la fuerza suficiente como para dejarle inconsciente—

Camina hacia Arielle y arranca las cadenas que la mantienen atada a aquella silla.

—¿Te das cuenta de que es la tercera vez que te salvo la vida?—señala entonces, acercándose a Damon para soltarle también de las cadenas—

El ojiazul no le responde, observando como Elijah agarra la Piedra Lunar y sale de la casa de la misma forma que había entrado segundos antes.

Arielle toma una bocanada de aire y se deja caer en el suelo, agachándose junto a Ric.

—Tranquila, lleva el anillo—le informa su hermano, señalando la mano del profesor—

Arielle respira aliviada, arrancando el cuchillo del cuerpo de Alaric antes de ponerse en pie y bajar al sótano para agarrar una bolsa de sangre. Su cuerpo dolía, estaba especialmente débil y ambienta, y eso sin mencionar la ira que tenia contra esos hombres lobo.

—¿Planeaba matarla desde el principio?—oye a Damon hablar por su teléfono mientras regresa el salón—Entendido. Alto y claro.

Sus ojos azules se posan en su hermana, quien se agacha de nuevo junto a cuerpo de Alaric.

—Por fin—comenta Damon al ver como su amigo abre los ojos—Te has perdido la fiesta.

—¿Estas bien?—le pregunta Arielle con preocupación, ayudándole a incorporarse—

—Si—asegura, observándola con confusión—¿Y tú?

Sus ojos recaen sobre la sangre que caía por su cuello.

—Estaré bien—le asegura, dedicándole una leve sonrisa tranquilizadora—

Ric se la corresponde, quejándose de dolor mientras se pone en pie.

—Tengo que llamar a Jenna—comenta, al ver la hora que marcaba el reloj de su muñeca—

Ella asiente, poniéndose en pie para alejarse de ellos y subir a su habitación. Necesitaba una ducha y pensar con claridad. Nunca pensó que volver a Mystic Fall le traería problemas con hombres lobo y vampiros Originales.




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