I. Truth Or Wolfsbane
CAPÍTULO UNO
VERDAD O ACÓNITO
"Sometimes you tell the day by the bottle that you drink. And times when you're alone, well, all you do is think"
Arielle se mordía las uñas con nerviosismo. Tenía que esperar a que su hermano y Klaus interrogaran a unas chicas, pero el híbrido no lo había dicho nada más que "quédate en el coche y espéranos, no tardaremos", pero tardaban y eso la estaba poniendo nerviosa.
Sus ojos viajaban del reloj de su muñeca a la casa que tenía frente a ella. Su cuerpo se encontraba apoyado contra el coche de Klaus y su oído intentaba centrarse en la conversación que se producía en el interior de la vivienda.
Sin embargo, la silueta de Klaus saliendo de la casa provocó se que olvidará de aquello. Si Stefan se quedaba a solas con esas chicas solo podía significar una cosa, que estaban muertas. Y, sinceramente, no le apetecía oír como su hermano volvía a caer en el abismo del destripador. No quería oír como las mataba sin piedad.
—Quédate en el coche, espéranos, no tardaremos—se queja, repitiendo sus palabras al verle con claridad frente a ella—
—No te enfades, amor. Las chicas han sido testarudas y se negaban a contestar a mis preguntas—le responde, formando una sonrisa con sus labios antes de situarse a su lado y cruzarse de brazos—
La rubia bufa y rueda los ojos, intentando mantenerse tranquila, porque, si no, intentaría matarle, aún sabiendo que no podía.
Los gritos de las chicas llegaron a sus oídos, provocando que se estremeciera. Odiaba que su hermano fuera el que los provocaba. Si fuera ella, le daría igual, pero sus hermanos siempre la alejaban de la oscuridad y ella odiaba no poder hacer lo mismo por ellos.
—Podemos hablar, si eso te distrae de lo que está ocurriendo ahí dentro—las palabras que salen de su boca la sorprenden—
Le mira confusa y suspira.
—¿Cómo sabes lo de Carina?—le pregunta sin rodeos—
—¿Perdón?
—Carina—repite, mirándole—La mencionaste antes de irnos de Mystic Falls.
—Investigó a la gente con la que me alío—le responde—
Arielle asiente en silencio, volviendo su mirada a la casa, donde los gritos ya han cesado.
—Tambien sabes lo de Andrew—musita, sintiéndose algo nerviosa al pronunciar el nombre de su amigo—
Klaus la observa, sorprendido por qué sacase ese tema. Abre la boca para responder, pero, en ese momento, Stefan sale de la casa, llamado la atención de ambos.
Con la información que las chicas les habían dado, los tres se adentran en un bar a las afueras de Memphis, donde Klaus se acerca a un chico, el cual se encontraba sentado en la barra.
—¿Ray? ¿Ray Sutton?
—¿Quién lo pregunta?—cuestiona él, sin molestarse en mirarle—
—Te he buscado por todas partes—le informa Klaus sin responder a su pregunta—Empezamos en Florida, en Pensacola. Allí conocí a un chico que trabajó contigo antes de que te mudaras a Memphis. Él me llevo a dos jóvenes encantadoras que me trajeron aquí, hasta ti.
—Creo que me voy—dice, separándose de la barra—
—No tan deprisa—señala Arielle, colocándose frente a él para frenar sus pasos—Acabas de llegar.
—Los de tu especie sois difíciles de encontrar—habla Klaus, situándose al lado de la chica—
El chico se da la vuelta, dispuesto a irse, pero entonces se encuentra con Stefan, quien le agarra fuertemente de los hombros.
—Yo no lo haría—le advierte, antes de soltarle—
—Vampiros—se queja, mirándoles con asco—
—Eres rápido, Ray—admite Klaus con una sonrisa—Si, mis amigos son vampiros. Y han obligado a todo el bar. No te molestes en pedir ayuda. Yo, sin embargo... soy otra cosa. Otro tipo de monstruo. Tengo algo de vampiro y algo de lobo.
—¿Qué?—le observa con confusión—
—Un híbrido, Ray. Soy ambos—le explica—Verás, quiero crear a más como yo. Y ya que eres el primer hombre lobo que se me a cruzado más de una noche, ¿lo pillas, Ray?—Arielle rueda los ojos ante su broma—Necesito que me lleves hasta tu manada. Dime, ¿dónde puedo encontrarlos?
—No puedes obligarme. No funcionará.
—Dos Whiskys con hielo, por favor—Stefan se gira hacia el camarero—
—Muy bien, Ray—habla Arielle, atrayendo la atención del hombre lobo—Vamos a hacer un juegecito de bebidas. Uno que se llama: verdad o acónito.
Le sonríe, mostrándole la planta que llevaba guardada en su chaqueta.
—Ya veras que divertido, Ray—comenta Klaus con una sonrisa—
Milán, Italia
1985
La sangre salía del cuerpo del chico a medida que Arielle clavaba sus colmillos con más fuerza en su cuello. El cuerpo sin vida calló al suelo y los ojos de Arielle se encontraron con los asustados ojos castaños de Carina, quien la miraba desde el otro lado del callejón.
—¿Beth?—murmura, confusa y asustada—
El miedo que desprendía su voz hizo que el corazón de Arielle diera un vuelco.
—Carina... yo...
—¿Qué eres?—pregunta, sin dejar de mirarla—¿Qué eres?
—Lo siento mucho—solloza antes de desaparecer de aquel lugar, dejando a la persona más importante de su vida, sola y confundida—
Memphis, TN
Actualidad
Ray se retorcía de dolor e intentaba soltarse de las cadenas que le mantenían atado a una pared delante de la diana de dardos del bar. La música sonaba de fondo mientras la gente no hacía nada por ayudar a Ray, tal y como Arielle y Stefan les habían indicado al usar sus poderes de compulsión.
Klaus les observaba desde la barra, tomándose una copa de bourbon mientras Stefan empapaba un dardo con acónito para después lanzarlo hacia el cuello de Ray, donde ya tenía varios más clavados.
—Ray, puedes acabar con esto ya.—le asegura Stefan—Dime dónde se reúne tu manada en luna llena.
—No puedo—responde con dolor—
—Ya, Ray, lo sabemos. Tenéis un código y todo eso.—habla Arielle, acercándose a ellos—Pero verás, él no nos va a dejar parar hasta que hables.
Señala a Klaus con la mirada.
—Y nosotros hacemos todo lo que nos dice. Así funcionamos—añade Stefan—
Arielle arranca varios de los dardos, lo que hace que Ray se queje aún más de dolor. Mientras tanto, una chica se acerca a Klaus, atrayendo su atención. Sus ojos observan los dardos ser hundidos en el vaso de aconito mientras que sus oídos intentan concentrarse en la conversación que Klaus mantenía con esa chica.
Su mirada se encuentra con la de su hermano, quien también parecía estar atento a esa conversación. Al oír el nombre de Damon ser mencionado, sus ojos vuelven a encontrarse. Al parecer, su hermano mayor había estado en la casa donde ellos habían estado la noche anterior.
Cuando la chica se aleja de Klaus, ambos Salvatore se acercan a él.
—¿Nuestro hermano aún nos sigue?—cuestiona Stefan—
—Cada vez más cerca—contesta el híbrido, mirándoles con atención—Tendré que ocuparme de él.
—No, no—niega Stefan, sujetándole del brazo para impedir que se vaya—Déjanoslo a nosotros.
—¿Y dejar que os vayáis?—inquiere, confuso—
—Sabes que volveremos—asegura Arielle, cruzándose de brazos—
—¿De verdad?
—Le salvaste la vida a nuestro hermano—recuerda Stefan—Estamos a tu servicio.
—Tanta lealtad resulta tediosa—se queja, sujetando a Arielle del brazo—Iras tú solo—le dice a Stefan—Y volverás, porque la tengo a ella.
La mirada de Stefan viaja hasta su hermana, quien asiente levemente, dándole a entender que estaría bien en su ausencia.
—Me asegurare de que mi hermano no nos moleste más—suspira Stefan, aceptando el trato—
Entonces se aleja de ellos y se dirige hacia la puerta del bar. Al verle desaparecer, Arielle se zafa del agarre de Klaus, dedicándole una mirada llena de odio.
—¿No te diviertes ni un poquito?—le pregunta, señalando a Ray—
—Es como estar en un parque de atracciones continuó—le contesta con sarcasmo—
Klaus sonríe y la observa alejarse de él para volver acercarse a Ray. Le dedica una sonrisa arrogante al lobo mientras agarra uno de los dardos bañados en acónito y se lo lanza directo al cuello.
Tras encontrarse con Stefan y ver morir a Andie, Damon vuelve a su casa, encontrándose con que la fiesta de cumpleaños de Elena aún seguía en pie. Él solía disfrutar de las fiestas de instituto, de la bebida y de la música, pero en ese momento solo quería estar solo.
Sin embrago, Elena le esperaba en su habitación. Su rostro lleno de enfado mientras sujetaba varios de los recortes que él mismo había recopilado, intentando seguir el rastro de Klaus y sus hermanos.
—¿Qué? ¿Qué haces aquí?—se queja—
—¿Por qué no me lo has dicho? ¿Por qué les has seguido en secreto?—cuestiona, molesta—
—¿Podemos hablarlo en otro momento? Tengo una noche horrible.
—Cada vez que he acudido a ti con una pista me has hecho sentir como una tonta por tener esperanza.
—Has sido una tonta—le asegura, mirándola a los ojos—Lo hemos sido los dos.
—Cuéntame qué sabes, Damon.
—Sé que tienes que volver a tu fiesta, Elena.
—Estamos juntos en esto—se queja ella—¿Por qué no me has dicho que has seguido a las víctimas de Klaus?
—¡Porque no son víctimas de Klaus, Elena! ¡Son de Stefan!—exclama con frustración—
—¿Qué?—la expresión en el rostro de Elena cambia radicalmente—
—Ha dejado un rastro de cuerpos descuartizados por toda la costa.
—No—niega, sintiendo como los nervios la invaden—Te equivocas.
—Ya lo he visto otras veces. Se ha desatado. Es un destripador—le asegura, quitándole los recortes de periódico de las manos—Y ni tú, ni yo, ni Arielle podemos hacer nada. Dios sabe si ella aún sigue viva.
—¿Qué dices?—Elena frunce el ceño, notando como aquella situación estaba afectando a Damon más de lo habitual—
—Si, porque si Arielle esta con él y no ha podido impedir que acabe siendo un destripador significa que o Klaus les a amenazado o se ha desecho de ella y Stefan no cree que valgan la pena seguir luchando.
—Para, Damon—le suplica—
—¡No, para tú, Elena!—exclama, frustrado—Deja de buscarle. Deja de esperar que vuelva. ¡Déjalo! Stefan y Arielle se han ido y no van a volver. No mientras vivas al menos.
Aquellas palabras parecían ir dirigidas hacia si mismo más que hacia la chica Gilbert. Era como si Damon quisiera convencerse a si mismo de que ya no había nada que pudiera hacer por ellos. Era él mismo castigándose y culpándose por la situación en la que sus dos hermanos pequeños habían acabado. Todo por salvarle la vida a él.
Tras un par de horas más de tortura, Ray por fin decide rendirse y accede a decirles dónde se reúne su manada.
Klaus sonríe, victorioso, antes de atarle a la mesa de billar.
—Muy bien, es un proceso de tres pasos—le explica el híbrido, caminando al rededor de la mesa—Paso uno: quiero que bebas de mi muñeca.
—Ya os he dicho dónde está la manada—recuerda con dolor—¿Qué más queréis de mi?
—¿Es que no has escuchado lo que te hemos dicho, Ray?—cuestiona con cansancio—Tengo grandes planes para ti.
Agarra un cuchillo y se hace un corte en la muñeca para llevarla hasta la boca de Ray y obligarle a beber de su sangre.
—¡Ya me dará las gracias!—asegura Klaus, regalándole una sonrisa a una cansada Arielle—¡Venga, este es mi chico!
Stefan entra de nuevo al bar, lo que provoca que Klaus suelte a Ray y que Arielle se gire para mirarlo con atención. Ella no esperaba que volviera. Deseaba que no lo hiciera.
—¿Qué vas a hacer ahora?—cuestiona Ray—
—Ahora toca el paso dos, Ray—le contesta, rompiéndole el cuello para luego volver a mirar a Stefan—Has vuelto.
—¿Lo dudabas?
—Ni por un segundo. Nadie dejaría a chica tan hermosa sola. Sabia que pasarías la prueba.
—La chica hermosa sabe defenderse sola, gracias—interrumpe Arielle, cruzándose de brazos—
—Aún os preocupa vuestro hermano, vuestra antigua vida—señala Klaus, ignorando su comentario—
—A mi ya no me importa nada—asegura Stefan—
Arielle le observa con detenimiento.
—Ha sido convincente. Stefan. Casi te he creído. Por su bien, espero que vuestro hermano lo haya hecho—señala Klaus, colocándose junto a Stefan—Nunca dejará de importarte tu familia, ¿verdad? Pero con cada trago, la sangre hace más fácil olvidarlos.
—Si quieres que me olvide de ellos, dime, ¿qué hace ella aún aquí?—cuestiona, señalando a su hermana—No es una destripadora, ¿para qué la quieres?
—Buena observación—admite el rubio, dándose la vuelta—Tengo asuntos pendientes con tu hermana, Stefan. Yo sé donde podrá encontrar lo que busca.
—¿Y qué es eso exactamente?
—Carina—murmura Arielle, llamando la atención de ambos—Sabes donde está. Lo que le paso.
—¿No te he dicho que eres muy lista, amor?—le sonríe, para luego ver la expresión de confusión en el rostro Stefan—Oh, ¿no sabes quién es Carina?
—Katherine dijo que era su novia.
—Oh, es más que eso. ¿No es así Elle?
La mirada azulada de la chica baja al suelo al recordar a la humana. Klaus sonríe y Stefan suspira con pesadez antes de salir a tomar el aire para intentar olvidarse de lo que había tenido que hacer aquella noche.
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