I. Mystic Falls


CAPÍTULO UNO
MYSTIC FALLS

"You are home with me, right where you belong"


Aquella mañana la puerta principal de la mansión Salvatore es abierta por alguien aparentemente desconocido. Una joven, rubia, de conocidos ojos azules y mucha confianza, que no duda en adentrarse a la casa sin pedir permiso alguno. El sonido de sus tacones golpeando el suelo de madera llama la atención del mayor de los hermanos Salvatore, quien baja a velocidad vampirica para sujetarla del cuello.

—¿Arielle?—su ceño se frunce al reconocer a la chica frente a él. Ella sonríe mientras él deshace el agarre en su cuello—

—Hola hermano—le saluda—

—¿Qué haces aquí?—cuestiona, sorprendido—

—¿No puedo visitar a mis hermanos?—cuestiona confusa. Damon levanta una ceja—Oí que Katherine había vuelto al pueblo, así que vi mi oportunidad de matarla.

Aquella parecía una respuesta más lógica por su parte. El ojiazul suspira y se aleja de ella para agarrar un vaso y llenarlo de Burbon.

—¿No vas a ofrecerme un trago?—cuestiona su hermana pequeña. Damon tuerce sus labios, volviendo a mirarla—¿Donde está Stef?

Como si le hubiese invocado, sus oídos no tardan en percibir el sonido de unos pasos bajando por las escaleras situadas al final del pasillo.

—Damon—se oye la voz del rubio, quien frena sus pasos al reconocer la presencia de la recién llegada—¿Elle?

—Hola hermano—repite, mirándole con una sonrisa en sus labios—

—¿Qué haces aquí?

—Visitando el pueblo, y a mis hermanos—se encoge de hombros—¿Tanto os sorprende? También oí que teníais algunos problemas. Los rumores vuelan. Sobretodo si se trata de Katherine.

—Hablando de eso, ¿qué pasa?—Damon dirige su atención hacia el más pequeño de los hermanos—

—John Gilbert a vuelto al pueblo—le revela Stefan—

—¿Has traído a John Gilbert? ¿Ese es tu planazo para salvar a Elena?—cuestiona molesto—

Arielle no sabía de quien estaban hablando, pero reconocía a la perfección aquel apellido.

—Estaba buscando Isobel y le encontré a él. Dice que puede ayudarnos y estamos desesperados—se justifica Stefan—

—No tan desesperados, Stefan. Ese tío intentó freírme.

—Damon, el amiguito brujo de Bonnie trabaja con Elijah, lo que me hace pensar que no destruyo la piedra lunar—explica, acercándose a su hermano—Y Elena está totalmente convencida de que un trato que hizo con Elijah nos va a mantener a salvo. ¿Tú te fías de Elijah?—Damon suspira, dirigiendo su mirada hacia el suelo—Yo no, no se puede confiar en un Original. Y te recuerdo que no podemos matarle, porque, según parece, no puede morir.

—Sigo esperando la parte en que John es la solución—le insiste Damon con frustración—

—Antes de eso—interrumpe Arielle, provocando que sus hermanos la miren—¿Quién es Elena? ¿Quién es Elijah? El Original que aparentemente no puede morir, y ¿quién es John Gilbert?

—Elena es la réplica de Katherine, John es su tío, pero también su padre biológico, y Elijah... como hemos dicho, es un vampiro Original—le explica Stefan con tranquilidad antes de volver a mirar a Damon, esperando convencerle de su plan—John sabía lo del sacrificio. Se lo dijo Isobel. Dice que sabe cómo proteger a Elena.

—Espera—vuelve a interrumpirle la rubia—¿Elena es igual que Katherine?

—Es una larga historia—suspira Damon, dirigiendo su mirada hacia ella antes de volver a poner su atención en Stefan—¿Cómo lo hacemos?

—No quiere decirlo, al menos a mi, desde luego.

—Muy bien, Stefan. De lujo—comenta con sarcasmo—Como si no tuviera bastantes problemas. Sobretodo con ella de vuelta—señala a su hermana—

—Muy gracioso—murmura ella, rodando los ojos—

El pelinegro sonríe de lado y se dispone a irse.

—Siento lo de Rose—las palabras de Stefan le obligan a frenar sus pasos—

—Venga, pero si la conocí cinco minutos.

—Y te importaba después de solo cinco minutos—asegura Stefan—Yo creo que significa algo.

—Significa que sufro Stefan—declara—Significa que estoy cambiando. Y convirtiéndome en un hombre capaz de grandes proezas. Así que cuidado. Porque ya solo tengo que peinarme como un héroe y robarte el rayo.

—Creo que a querido decir que te va a robar a tu novia—comenta Arielle, una vez ella y Stefan se quedan solos—Quien asumo que esa tal Elena, porque por supuesto eres tan tonto como para enamorarte de dos chicas que son exactamente iguales físicamente. Y, aparentemente, Damon también.

Stefan suspira con frustración.

—Veo que no quieres hablar del tema. Genial por mi. No he vuelto al pueblo por vuestros líos amorosos.

—¿Y por qué has vuelto?

—Porque soy vuestra hermana, y, a pesar de todo, os quiero. Así que si oigo rumores de que habéis vuelto a Mystic Falls y Katherine también, tengo que estar aquí. Para evitar otra catástrofe. No te enfades, hermanito, te sienta mal—camina, pasando por su lado y posando una mano sobre su hombro en señal de apoyo. Él sonríe de lado con cansancio, bajando la mirada al suelo—Iré a dar un paseo por el pueblo para recordar viejos tiempos. Llámame si me necesitas.

—Gracias—murmura, volviendo a mirarla—

—Por supuesto, ¿para qué están las hermanas mayores si no?—sonríe, antes de salir de la casa—


Para desgracia de Arielle, el pueblo se encontraba bastante tranquilo y aburrido. Había una especie de velatorio para unos campistas que habían muerto por el ataque de un animal. Lo que seguramente sería el encubrimiento de una muerte sobrenatural. El Consejo seguía tapando y escondiendo a los monstruos de la noche como antaño.

Sin ver otra opción o algo mejor que hacer, se adentro en el Mystic Gill y se acercó a la barra para pedir un vaso de Burbon. Si, los gustos eran cosa de familia. Como se aburría se concentró en escuchar las conversaciones ajenas, gracias a su oído vampirico.

La más interesante era una sobre la que deducía era la novia de su hermano pequeño, Elena Gilbert, entre su tía y un profesor de historia que había estado casado con la madre de la réplica. No podía ser inventado, eso estaba claro. Poco después se les añadió otra persona a la conversación, a quien Arielle reconoció como John Gilbert, y, segundos después, Damon y la chica idéntica a Katherine se adentraron en el lugar.

—John, amigo—saluda su hermano con falsedad—¿Cómo estas?

—Muy bien, Damon. Me alegro de verte—le responde él, con una voz que a Arielle no le pudo parecer más cargante—

Tras una pequeña charla trivial, ambos se alejan de la tía de Elena, la cual no parecía saber nada sobre el mundo sobrenatural, a diferencia del profesor de historia con el que salía.

—Veras, John, se rumorea que sabes mucho y no dices nada.

—¿Cómo sé que puedo confiar en ti?—le pregunta a Damon tras encender una vela del pequeño altar que habían colocado por los campistas muertos—Un Original puede controlar a un vampiro y, según Stefan, por eso Katherine sigue en la tumba. Porque un Original la ha obligado a quedarse.

Sus palabras llaman la atención de Arielle, quien se lleva su vaso a los labios con disimulo.

—Porque no quedaba vervena en su organismo, pero Stefan y yo estamos empachados.

—¿Estáis bebiendo vervena?—le pregunta, sorprendió—

—Es un hábito adquirido.

Y era cierto, Arielle llevaba años haciéndolo, porque un amiga suya se lo había recomendado. Por aquel entonces Arielle no hizo muchas preguntas, su mente no estaba muy centrada y confiaba en ella.

—No veo el anillo mágico en tu dedo cosido. Así que si sabes algo de Klaus, empieza a largar o te mataré mientras duermes—la amenaza de su hermano provoca que ruede los ojos. Los anillos Gilbert no eran algo nuevo para ella. Había visto como uno revivía a Jonathan Gilbert después de que ella misma lo matara. Pero si se sorprendió al saber que seguían existiendo y que se encontraban en Mystic Falls de nuevo—

—¿Esta es tu forma de convencerme de que estamos en el mismo bando?—le pregunta incrédulo—Cuando sepa que puedo confiar en ti, Damon, que puedo contar contigo... Entonces, hablaremos.

Sin nada más que decir, John Gilbert se da la vuelta y se aleja de él. Y, no muchos segundos después, Arielle pudo notar la presencia de su hermano sentándose a su lado, con clara frustración en su rostro.

—Parece que te a ido bien—le sonríe, divertida—¿Quién es Klaus?

—El malo malísimo de los Originales—le responde, indicándole al camarero que le ponga lo mismo que a ella—Quiere matar a Elena en una especie de sacrificio para romper una maldición.

—¿La del sol y la luna?

—Esa misma—suspira, agarrando el vaso de Burbon—

—Mi amiga quiere conocerte—la tía de Elena llega a su lado, llamando su atención—Damon Salvatore, esta es...

—Te reconozco—asegura él, llevando su mirada hacia ellas—La reportera.

Arielle suspira y se aleja de ellos con cansancio. No estaba de humor para oír a su hermano ligar con una chica.

Con pesadez, mira su teléfono, pues llevaba unos minutos vibrando con la llegada de nuevos mensajes. Stefan tenía problemas y la necesitaba a ella y a Damon. Cansada de estar en aquel bar, salió del lugar y se dirigió al bosque, justo donde Stefan le había indicado.

Su hermano pequeño la esperaba junto a un chico, el cual la miró con confusión. Caminaron unos metros en silencio y se encontraron con una caravana y una chica rubia.

—¿Donde está Caroline?—le pregunta Stefan, sujetando al chico que se encontraba a su lado—

—Encerrada—responde la mujer, cruzándose de brazos—

—Suéltala y nosotros soltaremos a Tyler—le asegura, bajo la confusa mirada de su hermana mayor—No tenemos por qué complicarlo aún más. No soy tu enemigo.

—Es un poco tarde para hondear la bandera blanca.

—Oye, rubia que va de dura, danos a la chica o él muere, ¿qué te parece esa bandera blanca?—interviene Arielle, señalando al chico situado junto a su hermano—

Stefan le dedica una mirada de advertencia.

—Vete del pueblo—interviene, de forma más tranquila y diplomática—Y nadie más saldrá herido.

—No pienso irme sin Tyler—se niega la mujer—

—Tyler decidirá lo que quiere. Siempre que sueltes a Caroline.

—Mi hermano el pacifista—la repentina llegada de Damon hace que todas las miradas caigan sobre él—Ya que ha llegado primero, le dejaré intentarlo a su forma antes de recurrir a la mía, que es algo más sangrienta. Venga, danos a Caroline.

—Soltad a Tyler.

—Danos a Caroline—le insiste Damon—Sin luna llena no va a ser una pelea justa. Te machacaremos.

—Oh, hombres lobo—murmura Arielle con asombro, atrayendo la atención de la mujer—¿Sabes? Tengo una amiga como tú, pero eso no me impedirá matarte.

La mirada azulada del mayor de los hermanos se posa en ella con una sonrisa orgullosa.

—No estoy tan segura de eso, chicos duros—les advierte ella antes de silbar para llamar a su manada, quienes no tardan en rodearles con armas en sus manos—Probaré otra vez. Dadnos a Tyler.

Damon hace una mueca y mira al chico.

—Venga, andando—le susurra—Ve con ella.

Stefan suelta la chico, quien se acerca a la rubia mientras Arielle observa a la manada para preparar una estrategia de ataque. Sabía que no iban a salir de ahí sin antes pelear.

—¿Cuál de los tres mató a Mason?—cuestiona uno de los lobos—

—Eh, me buscas a mi—sonríe Damon—

—Chicos, quiero que ese sufra—le señala—

Stefan y Arielle comparten una mirada.

—Podemos con ellos—les asegura Damon en un susurro—

—No lo tengo claro—responde Stefan—

—Yo si. Estoy con Damon—señala Arielle—

—Estupendo—sonríe el ojiazul antes de lanzarse contra la mujer—

Mientras tanto, Arielle y Stefan se encargan de los otros lobos, los cuales poseían estacas y pistolas de fuego, armas muy letales para los vampiros.

Luchar no era algo nuevo para ninguno de ellos, mucho menos para Arielle. Pero cuando uno de los lobos consiguió clavar una estaca en la espalda al menor de los hermanos, las cosas se complicaron. Arielle corrió hacia ellos y no dudó en romperle el cuello al lobo, pero, entonces, otro comenzó a dispararle balas de madera. Aquello hizo que cayera al suelo, dolorida.

Damon no tardó en hacer lo mismo cuando la loba le disparó en el hombro. Estaban perdiendo.

—¡Damon!—exclama Arielle al ver como el lobo que previamente le había amenazado estaba apunto de clavarle una estaca en el corazón—

Sin embrago, antes de que ella pudiera hacer nada, los lobos que quedaban en pie comenzaron a retorcerse de dolor, agarrando sus cabezas con molestia y un brujo apareció de entre los árboles.

—¿Qué está pasando?—inquiere una chica de cabello rubio, quien Arielle supuso que se trataba de Caroline—

No le fue muy difícil saber que era como sus hermanos y ella, un vampiro. Por eso ellos estaban tan empeñados en salvarla.

—¿Qué es lo que pasa?—murmura Tyler a su lado, observando como los lobos caen al suelo entre quejidos de dolor—

—Brujos—les responde Arielle, llamando su atención—

Una mueca de dolor apareció en su rostro al sacarse la bala de madera del hombro, para luego arrastrarse hacia su hermano pequeño y ayudarle a deshacerse de la estaca en su espalda.

—Estoy bien—asegura Stefan, aceptando su ayuda para ponerse en pie mientras observa al recién llegado—

—Elijah le hizo una promesa a Elena. Estoy aquí para que se cumpla—les informa el brujo—Tenéis que iros.

No era el momento para hacer más preguntas, así que ninguno de ellos dudo en hacerle caso. Ninguno, excepto Tyler.

—Marchaos de aquí. Ahora—les insiste—

La mano de Damon agarra la muñeca de su hermana, obligándola a seguir los pasos de Caroline y Stefan para alejarse de aquel lugar lleno de lobos.



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