I. Hello Love
CAPÍTULO UNO
HOLA AMOR
"Some things we don't talk about. Rather do without and just hold a smile, falling in and out of love"
Todo lo que había pasado aún se repetía en su mente como un bucle, torturándola a medida que caminaba por el bosque de Mystic Falls.
Y las cosas no mejoraban. Elena había muerto con la sangre de Damon en su sistema y ahora estaba en transición, pero como ser vampiro era lo más malo y horrible del mundo, Bonnie convenció a Marie para ayudarla a encontrar una forma para que Elena volviera a ser humana. Como si ninguna bruja lo hubiese intentando ya antes.
A pesar de saber que podrían morir en cualquier momento, Stefan y Damon no se separaban de Elena. Ni siquiera se molestaron en preguntarle a su hermana como se encontraba después de la muerte de James. Es decir, ya debía de estar acostumbrada después de ver morir a William, Andrew y Carina. Que importaban sus sentimientos comparados con los de Elena Gilbert.
No es como que pudiera quejarse, los tres habían cometido errores a lo largo de su vida vampirica. Ellos le hacían daño y ella se lo hacía a ellos.
Tampoco sabía nada de Thomas y Matt. Este último estaba en el coche con Elena cuando se ahogaron, pero Stefan le salvó a petición de la chica, por lo que debía de encontrarse en el hospital. Donde, Arielle supuso, también se encontrarían los hermanos Forbes. Aunque Caroline debía tener cuidado, pues como a Luna, los del consejo las perseguían después de haber averiguado lo que eran.
Y bueno, Rachel no ayudaba con sus múltiples llamadas y mensajes intentando localizarla. O Elijah, quien simplemente se había despedido de ella y de su hermana sin dar una respuesta a la supervivencia de los vampiros creados por el linaje de su hermano.
Algo si tenía claro. Arielle necesitaba estar sola, necesitaba aceptar la muerte de James para no tener que apagar su humanidad como casi hizo después de la muerte de Andrew. Claro que en ese momento Damon la había ayudado.
—¿Se puede saber que haces aquí?—la voz de Rachel la saca de sus pensamientos—
—Estoy despejando la mente.
—No has respondido a mis llamadas y ahora te presentas aquí. Desapareciste y ahora los del consejo tienen a Luna y a Caroline.
—Espera, ¿qué?—la respiración de Arielle se acelera—¿Y tú que estabas haciendo?
—¿Me vas a echar la culpa?—cuestiona, incrédula—Pues estaba con Thomas y Matt en el hospital. Y ahora me voy a ir de aquí. No voy a morir por culpa de ese entupido consejo.
Acto seguido, y dejando a Arielle con la palabra en la boca, desaparece del lugar a velocidad sobrehumana.
—Joder—se queja Arielle, golpeando una piedra con su pie—
—Arielle.
Esa voz. Imposible. La rubia se da la vuelta con rapidez y ahí está, alguien a quien creía muerto. Alguien al que creía que no volvería a ver. Pero estaba de pie, delante de ella, mirándola a los ojos.
—James—murmura, confusa—
Él no responde y en un abrir y cerrar de ojos ella ya se encuentra delante de él, sujetándole de las mejillas para asegurarse de que era real.
—Creía que no volvería a verte—murmura, besándole. Acción que le toma por sorpresa, pero que no duda en seguir—No lo entiendo. ¿Cómo es que estas vivo?
—Va a parecerte increíble, pero...
A pesar de querer saber la repuesta, Arielle le calla con un beso. Se había pasado la noche y la mañana creyendo que no volvería a verle y eso solo la había ayudado a saber que en verdad le necesitaba. Pero en ese instante lo único que quería era descargar la adrenalina de su cuerpo.
Él la sujeta de la cintura y utiliza su velocidad vampirica para acorralarla contra un árbol y quitarle la chaqueta de cuero. Ella se separa levemente de él y le quita la camiseta con rapidez antes de continuar besándole.
—Despacio, amor. Quiero disfrutar por completo de ti—le dice él, mirándola a los ojos—
—Es un milagro que estes vivo. Está asegurado en buen sexo híbrido-vampiro—le responde ella antes de volver a besarle y llevarle hasta otro árbol con su velocidad—
Se separa de él con una sonrisa y se quita la camiseta para quedar con solo su sujetador antes de continuar con los besos.
—¿Me has llamado "amor"?—cuestiona entonces, mirándole con confusión—
—No lo sé, amor. ¿Lo he hecho?—cuestiona con una sonrisa—
—Klaus—murmura, separándose de él—¿Qué le has hecho a James?
—¿Te he dicho alguna vez lo mucho que me gusta que seas tan inteligente?
—¡Dios! Eres asqueroso—se queja ella—¿Ibas a dejar que mi primera vez con James no fuera verdaderamente con él?
—No soy de compartir, amor. Y besas de escándalo.
Arielle inclina la cabeza y sin pensarlo mucho le de una bofetada.
—Oye, me he arriesgado a exponerme para salvar a tus queridas amigas Luna y Caroline.
—¿Qué?—cuestiona mientras agarra su camiseta y se la vuelve a poner—
—Están a salvo, las saque de esa furgoneta donde las llevaban—le explica él—Me merecía la muestra de agradecimiento.
—¿Agradecimiento?—cuestiona, incrédula—¿Te he dicho ya que eres asqueroso?
—Tú te has abalanzado sobre mi. He sido una pobre víctima.
—Libera a James—le exige ella, ignorando sus palabras—
—Encantando. Y a lo mejor me planteo tu oferta de buen sexo híbrido—eleva las cejas con una sonrisa en la cara—Es decir, la última vez no estuvo tan mal, ¿no?
Arielle suelta un bufido y recoge su chaqueta de cuero negro.
Tras un largo paseo por el bosque, Arielle y Klaus se adentran en la casa de las brujas. Lugar donde, según Jeremy, se encontraban él y Bonnie.
—¿Dónde está Marie?—cuestiona Arielle al ver al chico Gilbert junto a la bruja—
—Con Tyler y Caroline, ¿por qué? ¿qué pasa?—cuestiona Jeremy, posando su mirada en James—¿Tú no estaba muerto?
—Es una larga historia.
—No es James, es Klaus—explica Arielle acercándose a Bonnie—¿Verdad, Bon-Bon?
—Ari, lo siento. Debía hacerlo para salvaros la vida, a ti, a tus hermanos, a Caroline y a Tyler, a mi madre.
—Lo entiendo, pero ¿por qué James?—cuestiona, cruzándose de brazos—
—El se ofreció voluntario. Tyler no quería hacerlo—le explica—
—Bien, ahora que estamos al día—habla Klaus, llamando su atención—Devuélveme a mi cuerpo.
—No... no puedo... no soy lo bastante fuerte. Acabo de hacer un hechizo complicado.
—¡Qué me devuelvas a mi cuerpo, bruja!—le insiste Klaus—
—Dice que no es lo bastante fuerte—interviene Jeremy, protegiéndola—
—Si lo fuiste para meterme aquí, también lo serás para sacarme.
—He enfadado a los espíritus por Elena. No puedo usar esa magia otra vez. Es peligroso—explica ella con nerviosismo—
—¡Bonnie, haz el maldito hechizo!
—Te ha dicho que no puede—señala Arielle, molesta—Esperaremos unos días hasta que sea fuerte para hacerlo con magia tradicional, o simplemente esperaremos a que Marie venga.
Klaus la mira enfadado y de un segundo a otro rompe la camiseta que lleva puesta para dejar al aire el lado derecho del pecho de James. Extiende la mano y deja salir las garras de lobo.
Jeremy y Bonnie fruncen el ceño, confusos, al ver que se las clava en el pecho, mientras que Arielle se acerca a él, asustada.
—¿Qué haces?
—Arrancarle el corazón a James—le responde, mirándola a los ojos—Utilizaré otro cuerpo. Quizá el tuyo.
Su mirada se dirige a Jeremy, quien le observa nervioso.
—¡Dios mío!—murmura Bonnie—
—¡Para, ya! ¡Para!—le pide Arielle con desesperación—
—Es un farol, necesita a un brujo—asegura Jeremy—
—¿Cómo sabes que no tengo uno? ¿O diez? ¡Elige, Bonnie! ¡Tú o James!
—Vas a matarle—se queja Arielle—
—Bien, lo haré—interrumpe Bonnie—¡Pero para!
Klaus la observa detenidamente sacando la mano del pecho de James.
—Bien. Comencemos.
—Fesmatos tribun, nax esviras rabenus um, fesmatos exodus
—Es magia negra—señala Jeremy, observando a Bonnie, quien se encontraba con los ojos cerraos mientras sujetaba la cabeza de James—No debería hacer esto.
—Restutum exumvirum valtus, raverus um, fesmatos exodus. Restutum exumvirum valtus, raverus um, fesmatos exodus. Restutum exumvirum valtus, raverus um, fesmatos exodus.
James abre los ojos de par en par, posando su mirada en Arielle.
—James—murmura Arielle al ver el brillo característico de sus ojos—
—Arielle—murmura él, separándose de Bonnie—
Arielle sonríe, acercándose a él, pero entonces el chico se desmaya, lo que la obliga a corre a su lado con confusión y preocupación.
—Bonnie, ¿qué haces?—cuestiona Jeremy al ver que continuaba pronunciando el hechizo—Bonnie, funciona. Para.
—¿Qué pasa?—cuestiona ella al abrir los ojos—¡Suéltame! ¡Suéltame!
—Bonnie, ¿qué pasa?—cuestiona Arielle al ver que nadie la estaba sujetando—
—No puedo soltarla—explica, nerviosa, sin dejar de mirarse las manos—
—Bonnie, detén el hechizo—le pide Jeremy, acercándose a ella—
—¡Perdóname, abuela!—dice ella, mirando hacia la nada—¡No pueden hacerte esto! ¡Por favor! ¡No le hagáis esto!
—¡Bonnie, para!—le pide Arielle, acercándose a ella—
—¡No! ¡No! ¡No!—solloza—¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?
—Tranquila. Tranquila—murmura Jeremy, sujetándola de las mejillas—
—¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?
A pesar de que Arielle quería quedarse a ayudar a Bonnie, Jeremy le pidió que se fuera con James, pues la chica necesitaba estar sola. Arielle lo entendía, Jeremy la conocía más y ella también era de esas personas a las que le gustaba estar sola después de un día duro o algún trauma.
Al llegar a la cabaña, Luna y James se reencontraron y él no tardo en explicarles a ella, Marie y a Thomas lo que había pasado con Klaus. Marie se disculpó mil veces por no haber podido ayudar a Bonnie, pues había pasado el iba ayudando a Damon a salvar a Elena, Stefan y Rebekah de los miembros del consejo.
Volvió a regañarse a sí misma al verse entrando en la casa de los Mikaelson, la cual se encontraba en un extraño y confuso silencio. Ella creía que Klaus aún no se habría ido, pero se equivocaba. O eso creía, hasta que vio el cuerpo de Rebekah en el suelo de una de las habitaciones, junto a varias bolsas de sangre vacías y esparcidas por el lugar.
—Bex—se agacha junto a ella, preocupada—Bex, ¿qué a pasado? ¡Bex!
La rubia no despertaba. Alguien le había roto el cuello, y lo más seguro es que hubiese sido su propio hermano. Klaus.
Sus ojos se cerraron con fuerza. Le fastidiaba que su cabeza estuviera en una constante lucha por perdonar a Klaus por todas las cosas malas que hacía. Pero se estaba pasando de la raya. Primero James y luego Rebekah. Si Arielle no tenía cuidado, todo esto acabaría muy mal.
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