– Lo lamento – dijo Paris en un tono suave, sentada en el piso de la esquina de la habitación mientras abrazaba sus -ahora- pequeñas piernas.

El joven, el cual se había identificado como Michael, no daba señales de estar espiritualmente allí. Había apoyado su espalda a la cama, y al igual que Paris, estaba sentado en el piso con sus piernas completamente estiradas y su mirada perdida.

Paris no sabía que decir, ni que pensar.

Lo último que recordaba era salir de su trabajo, cruzar la calle para así llegar a su tienda de postres favorita, y por último, una persona gritando.

Las cejas de la chica se fruncieron, al recordar ese vago momento en donde recuperó su conciencia por un pequeño momento. Recordó que en aquel momento se sentía ligera y frágil. Fue allí que se dio cuenta que para aquel momento, ya estaba en el cuerpo de esta chiquilla. Llevó sus manos hasta su cabello y empezó a jalar de este, para calmar su ansiedad e intentar entender que estaba pasando.

Nada tenía sentido. Al menos para ella nada lo tenía. El joven vagamente explicó como su hermana menor, Emma, la verdadera dueña del cuerpo en donde ahora Paris estaba, había muerto. Los padres de Michael en un intento de salvar a su hija, intentaron transmutar su cuerpo, para así traerla de vuelta a la vida. Pero según lo que explicó Michael, no lograron lo que ellos querían.

Paris aún nerviosa por estar cerca de alguien quien recientemente la había agredido, alzó su vista y la posó sobre el joven que llevaba minutos sin mover ni un músculo – ¿Y-y qué pasó con tus padres entonces? – preguntó temblorosa.

El chico, sin siquiera voltear a verla, y sin ningún tipo de emoción en su voz o expresión respondió a su pregunta – No puedes obtener nada si no sacrificas algo a cambio – dijo. – La ley del intercambio equivalente – empezó a mover sus orbes por al rededor del cuarto – Ellos ofrecieron sus vidas, física y espiritualmente, para que en cambio, Emma volviese a la vida – de golpe volteó a ver duramente a Paris, la cual dejó de respirar por la sorpresa – Pero... no funcionó – el chico suavizó su mirada – Es decir... la transmutación fue un éxito. Ellos lograron atar tu alma al cuerpo de mi hermana – se quedó viendo a Paris con notable dolor en sus ojos, mientras que lágrimas se empezaban a asomar por los ojos de ambos presentes en la habitación – La idea era que el alma de mi hermana volviese – la voz del joven se quebró mientras intentaba explicarle su situación a una joven confundida – Pero por su puesto, un alma que ya ha muerto, no puede volver a la vida de ninguna manera – el chico se llevó la mano a sus ojos para así intentar secar el torrente de lágrimas que ahora caían por sus mejillas. Paris sentía el dolor del chico a millas, pues ahora entendía la razón de su desesperación minutos antes.

Pero, allí Paris se dio cuenta de un detalle muy importante. Un alma muerta no puede regresar a la vida. Lo que significaba que...

Los ojos de la pequeña se abrieron de par en par – Eso significa, que en algún lugar del mundo, mi verdadero cuerpo sigue vivo. – concluyó la de cabellos blancos. El joven la miró con atención – Seguramente tuve un accidente, y muy probablemente terminé en un estado de coma – empezó a pensar Paris en voz alta – si tomo en consideración todo esto sobre las almas y transmutaciones... significa que mi alma estaba débilmente conectada a mi cuerpo, y por eso cuando tus padres intentaron colocar un alma en el cuerpo de Emma, la mía fue más bien atraída por este poder – concluyó.

– Pero, según lo que he escuchado, las almas se encuentran del otro lado de la puerta – comentó el chico, luciendo intrigado por lo que Paris acaba de relatar.

– ¿La puerta? – cuestionó Paris, ya que, ella aún no entendía muy bien como es que estas personas tenían el poder de si quiera intentar traer a alguien de vuelta a la vida.

– Si, las personas la llaman la puerta de la verdad, pero es un mito – respondió Michael.

Paris mantuvo el contacto visual con el chico por unos cuantos segundos, dudando si hacer la siguiente pregunta. – Perdona si esto es mucho pero... ¿podrías contarme más sobre eso? Es que, no tengo idea de lo que hablas ni porqué estoy aquí – habló con voz temblorosa, ya que lo único que quería hacer era echarse a llorar por lo asustada que está situación la tenía.

El joven de cabello ceniza se le quedó viendo fijamente por un minuto, sin decir absolutamente nada. Esto a Paris la incomodó un poco, pero tampoco quería presionarlo, así que simplemente se quedó callada hasta que el joven decidiera responder.

– Lo lamento si te incomodo – se disculpó el chico – es que... es tan raro ver a mi hermana con vida... pero en realidad no es con ella con quien estoy hablando – confesó, dejando un mar de vergüenza en la cabeza de la chica.

Ella no podía hacer nada para evitarlo, y tampoco era su culpa que estuviesen en esta situación. No tenía más opción.

El chico reaccionó y soltó un suspiro largo, para luego levantarse del suelo y empezar a limpiar sus pantalones. – Lo siento mucho por agredirte así antes – empezó a disculparse – perdí mi temperamento por saber si mis padres se santificaron en vano o no – explicó. Y Paris no pudo evitar sentirse tan mal, porque ella era el resultado de ese 'experimento' con tal terrible resultado – Pero de alguna extraña manera, me alegra que hayan sido capaces de salvar el alma de otra persona – añadió el chico, al darse cuenta de que Paris se estaba culpando a sí misma sobre los acontecimientos. – Ven, vamos, te contaré todo lo que sé sobre la alquimia.

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Weno, que talco?

La paris ya llegó al mundo con alquimia uwu

Denle una visita a la estrellita, que está solita y hace rato que nadie la visita, no sean así vale.