➴ 38
Luego de haber gateado por el conducto, Paris encontró una ventanilla que había sido abierta, y supuso que por allí fue que Edward bajó. La chica bajó de un salto, procurando no hacer tanto ruido. Cayó y se balanceó con una rodilla en el suelo, empezando a ver a su alrededor. Notó que habían tenues luces en el piso del pasillo.
»Para ser un lugar abandonado pues sí que gastan energía aquí, eh...« pensó sarcásticamente. Empezó a caminar sin rumbo alguno, solo tenía que encontrar al enano e irse de allí cuanto antes. Se lo había prometido a Alphonse.
Escuchó los sonidos de unos pasos lejos de ella. Agudizó su audición y se dió cuenta de que en realidad aquellos pasos se estaban alejando de ella.
Apresuró su caminar guiándose por el sonido, hasta que a lo lejos vió una puerta doble que guiaba hacia una habitación la cual se veía realmente iluminada. Fue hasta ella y al asomarse un poco por la puerta que estaba abierta, logró ver la espalda del rubio agachado en medio de la habitación.
Sin pensarlo dos veces, la chica se acercó hasta Edward y se agachó al lado de el. El chico parecía haber notado su presencia, pero no reaccionó para nada.
– ¿Qué es eso? – preguntó Paris suavemente al ver lo que Edward analizaba con tanto cuidado.
– Creo que es el círculo de transmutación para la piedra filosofal. – explicó, tanteando el enorme círculo hecho en aquella amplía habitación. Estaba bien iluminada y tenía pilares de concreto sosteniendo el alto techo. Dicho círculo de transmutación también tenía algunas machas de sangre, confirmando la teoría de que seres vivientes eran parte de la receta de la piedra filosofal.
– No te equivocas, niño. – una voz ajena reinó en la habitación. Paris y Edward inmediatamente se levantaron de sus lugares ahora viendo a la dirección de donde aquella voz provenía. Desde las sombras en la otra esquina de la habitación, una figura robusta acechaba.
Edward frunció su entrecejo – ¿Quien eres? – preguntó demandante.
Mientras la figura se acercaba, más clara se iba tornando. Los jóvenes notaron que aquella figura era un hombre en una armadura espeluznante. Cargaba con una espada samurai y su armadura era estilo japonesa.
– Voy por el nombre de "número 48" por ahora. – habló ronco, su voz hacía eco en toda la habitación. – Y para su mala suerte, tengo órdenes de deshacerme de cualquier intruso que se atreva a venir aquí, mocosos. – paró su caminata en el medio del círculo de transmutación.
Edward y Paris se pusieron alertas. No podían hacer ningún movimiento brusco o tal vez una pelea se desataría... o eso era lo que pensaba Paris. Ya que el rubio tenía otra idea completamente distinta. Sin avisar nada, Edward transmutó su brazo de metal a una cuchilla, incitando a al tipo de la armadura a pelear.
Paris al notar esto casi le da un mini infarto. No entendía como alguien podía ser tan idiota y lanzado.
Sin previo aviso, la armadura se lanzó rápidamente hacia Edward, quien no tuvo tiempo de reaccionar o atacarlo, debido a que era extremadamente rápido. Aquel movimiento también había pasado desaparecido por Paris, quien al notar lo rápido que el tipo era, retrocedió rápidamente mientras se colocaba su guante derecho.
Edward retrocedió como pudo pero el de la armadura no le dejó tiempo ni de respirar, cuando se abalanzó hacia él de nuevo, pero esta vez Edward bloqueó su ataque y de un empujón lo mandó a volar.
Paris reaccionó y aprovecho ese instante para abalanzarse en contra del desconocido, creando una espada de hielo la cual dirigió en su contra, pero la armadura fue más rápida y bloqueó dicho ataque, cortando la espada que Paris había creado a la mitad. La castaña al ver esto rápidamente soltó el mango de su espada y tomó las muñecas del hombre, rodeándolas de hielo y dificultando su movimiento. Se agachó en una pierna y con la otra pateó el abdomen de la armadura, mandándolo a volar.
Pero aquella patada se sintió extraña. Algo estaba mal.
Con su respiración un poco alterada se enderezó en su lugar – Edward... creo que este tipo...
– ¿Te diste cuenta...? La armadura está vacía – Edward le respondió en el mismo estado.
A lo lejos, el desconocido se levantó de su lugar y rompió el hielo en sus muñecas como si nada – Vaya... ¿ya se dieron cuenta de eso? ¿Como es posible? – preguntó irónicamente.
– Viajo con alguien que tiene ese mismo tipo de cuerpo – contestó Edward simplemente.
– Vaya... ¿hay gente como yo en el exterior? – preguntó ahora sonando realmente sorprendido.
Edward chasqueó su lengua – Y pensar que alguien venga y ate el alma de una persona a una armadura a propósito... – comentó irónicamente.
La armadura miró a los dos jóvenes fijamente, los cuales se veían decididos a seguir peleando – Bien. Déjenme presentarme de nuevo – esto desconcertó a los dos jóvenes – Número 48 es mi nombre de prisionero. Pero, cuando solía tener un cuerpo humano, era conocido como Slicer; un asesino serial. – Paris sintió una corriente eléctrica correr por su espina dorsal. Era terrorífico de solo pensar que un asesino serial estaba al frente de ella.
– Así que si eres un prisionero... – pensó el rubio en voz baja. – Dime una cosa. ¿Entonces aquí utilizaban a los prisioneros como materiales para crear piedras filosofales, verdad? – preguntó sin rodeos.
– Eso es un poco difícil de responder. Solo reconocieron mis habilidades, me dieron este cuerpo y me condenaron a ser el guardián de este lugar. – explicó tranquilamente.
– Eso significa que en algún lugar de tu cuerpo tienes un sello de sangre, ¿no es así? – preguntó el rubio. Paris se tensó inmediatamente al escuchar aquello. Sabía que no hablaba con ella pero, simplemente hablar del tema la ponía nerviosa.
– Así es. – la armadura se quitó un pedazo de tela que cubría la parte de la boca, revelando su sello de sangre en la parte trasera de su cabeza.
Paris ahora frunció su entrecejo – Es un poco amable de tu parte dejarnos ver tu punto débil, ¿no crees? – preguntó incrédula.
– Digamos que encuentro placer en una buena pelea con riesgos – respondió la armadura mientras se volvía a poner la tela al rededor del área de su boca.
– Sabes que ahora podemos destruirte, ¿verdad? – dijo Edward empezando a temblar un poco, la actitud de la armadura le estaba poniendo los pelos de punta.
– Como un asesino en serie, ¿crees que dejaré a mis presas escapar cuando las tengo justo al frente? – respondió con una pregunta retórica.
Sin aviso alguno, el tipo se volvió a abalanzar en contra de Paris, quien no tardó en reaccionar y tomar su cuchillo. Bloqueó el ataque directo pero no pudo bloquear la parada en su costado, la cual la mandó a volar.
Seguido fue Edward, quien con su brazo ahora transmutado a una cuchilla, le dió buena pelea a la armadura.
Paris quien se levantaba de su lugar con un poco de sangre saliendo de su boca, notó como Edward se veía preocupado, pero no era exactamente por la pelea. Algo le pasaba.
Paris actuó y creó un bloque de hielo a los pies de la armadura, sellando sus pies contra el piso y privándolo de movimiento. Seguido de esto, corrió hacia la armadura y le propinó una patada el el pecho que rompió el hielo a sus pies y lo hizo retroceder. Aprovechó ese segundo para voltear a ver a Edward quien sostenía el hombro de su prótesis.
– ¿Que mierda te pasa enano? Pensaba que eras mejor que eso – habló Paris devolviendo su vista a la armadura quien sacudía restos de hielos de sus pies.
– ¡¿A QUIEN LE DICES PULGA MICROSCÓPICA?! – vociferó molesto.
»Oops. Toqué una tecla delicada« pensó Paris mientras bloqueaba otro ataque de la espada de la armadura. Desvió la espada hacia un lado e intentó propinarle un golpe en toda la cara, pero Slicer fue más rápido y pudo hacerle un corte a Paris en su costado. Ella al sentir el toque del metal afilado retrocedió antes de que le causara una herida mortal.
Edward al ver esto decidió dejar de pensar en su brazo y se abalanzó al ataque. Paris notó que ambos estaban al mismo nivel por como propinaban ataques y esquivaban. Ninguno cedía.
Pero hubo cierto ataque en donde la espada de Slicer alcanzó el hombro izquierdo del muchacho, manchándola de sangre. Edward del susto retrocedió y cayó al suelo. El tipo no le dió descanso ni por un segundo y volvió a lanzar otro ataque, el cual Edward logró bloquear muy difícilmente. El rubio se estaba quedando sin energías y ahora estaba herido, era solo cuestión de tiempo que las cosas empezarían a ir realmente mal.
Paris sostenía la herida en su costado. No era tan profunda como para ser letal, pero si la pelea se extendía un poco más, empezaría a ser una molestia.
De la nada, Slicer se empezó a reír cínicamente. Edward y Paris cruzaron miradas confundidos. – ¡Me gusta pelear con ustedes! Son las presas más decentes que he tenido en años... pero lamentablemente el final de esta pelea ya está escrito. Pronto ambos se quedarán sin energías, y mi compañero ya habrá acabado con el que está afuera.
– Al... – dijo Paris inconscientemente. Su preocupación ahora creció 10 veces más.
Pero, Edward se veía realmente tranquilo – ¿...Y tú compañero es fuerte?
– Lo es. Pero no tan fuerte como yo – respondió orgulloso Slicer.
Esto provocó una sonrisa socarrona en el rostro de Edward, quien difícilmente se empezó a levantar en su lugar – Me alegra saberlo... porque he estado peleando con el desde hace años... y nunca le he ganado.
•••
Afuera del laboratorio abandonado;
– Oye, ya puedes dejar de intentar.
– ¡YO SOY BARRY! ¡Y TE MATARÉ! – se lanzó por un ataque directo hacia Alphonse, quien aburrido, lo esquivó con gracia y metió un pie en el camino de Barry, haciéndolo caer y deslizarse por la tierra.
– En serio... me das un poco de pena... – comentó Alphonse empezando a sentirse mal por el contrario.
•••
– Oh~ ya veo... ¿tu hermano es así de bueno? Entonces me tendré que apresurar con ustedes e ir a rescatar al idiota de mi compañero – dijo, preparándose para atacar de nuevo.
Slicer se lanzó de nuevo en contra de Edward quien se propuso a distraerlo, mientras Paris se le acercó por atrás y saltó en su espalda, enrollando sus piernas al rededor de su cuello, la luego impulsarse hacia atrás y apoyar sus manos en el piso. Le hizo una llave a Slicer, provocando que diera toda una vuelta y su cabeza se diera fuertemente contra el piso, haciendo que se separara del resto de su cuerpo.
Paris se levantó de su posición con la respiración agitada. Su herida le estaba empezando a doler.
Edward al ver el la armadura en el piso, transmutó su brazo de vuelta a la normalidad y se acercó a la cabeza de Slicer, tomándola como si nada.
– ¿Que pasa? Esta pelea aún no termina si no hasta que destruyas mi sello de sangre. – habló la cabeza de la armadura, demasiado tranquilo.
– No necesito hacer eso luego de que he separado tu sello de tu cuerpo, no vale la pena. – explicó Edward. Paris caminó hasta quedar al lado de Edward y observó cuidadosamente la cabeza de la armadura. Era tan extraño ver que aún seguía hablando como si nada sin tener cuerpo. – Hay algo que necesito preguntarte.
– ¿Sobre la piedra filosofal?
Edward asintió victorioso – ¿Por qué no me dices todo lo que sabes de ella y este lugar?
– No.
A Edward le salió una vena en su frente, le frustraba ver cómo Slicer seguía con su actitud orgullosa a pesar de ya haber perdido. – Oye... perros muertos como tú no tienen el derecho de negarse – habló frustrado.
– Aún no he perdido.
De la nada, el cuerpo "inerte" de la armadura se mostró detrás de ellos, lanzándole un ataque directo a Edward el cual no pudo evitar. Un corte limpio en el costado del chico. Retrocedió y cayó por el impacto soltando la cabeza de Slicer. Paris por suerte pudo retroceder antes de que a la armadura se le ocurriese atacarla a ella.
La cabeza de Slicer, ahora en el piso, empezó a hablar – Por cierto... olvide mencionar que Slicer, el asesino en serie...
– En realidad eran un par de hermanos. – continuó una voz nueva en la habitación, la cual provino del cuerpo de la armadura.
– ¿Dos almas en una misma armadura? ¡Eso es jugar sucio! – se quejó el rubio volviendo a levantarse difícilmente, sosteniendo su nueva herida, la cual si había llegado a ser un poco profunda, no paraba de sangrar.
Sin esperar más, la armadura sin cabeza se le abalanzó a Edward, quien no tuvo cómo protegerse y obtuvo otro corte en el mismo lugar anterior. Esta vez el rubio cayó sin casi fuerzas apoyando su espalda a uno de los pilares.
Paris al ver esto sintió terror puro en su ser. No fue consiente de sus acciones siguientes.
– ¡EDWARD! ¡AGÁCHATE! – gritó, y luego creó una lanza afilada que se expandió hasta darle justo en el abdomen bajo a la armadura. Dicha lanza atravesó por completo a la armadura y el pilar en donde Edward se apoyaba, a tan solo centímetros arriba de su cabeza.
La grieta en la armadura causó que ésta se rompiera en dos, separando las piernas del torso.
Paris corrió a asistir a Edward, quien se empezaba a ver pálido. – O-oye... me pudieses haber matado con esa lanza – habló el rubio horrorizado. Paris simplemente se encogió de hombros con una mueca en su cara, como diciendo 'lo siento' silenciosamente. Paris lo ayudo a levantarse difícilmente, pero notó que perdía sangre muy rápido.
– Espera. – dijo la chica, acercando su mano derecha a la herida de Edward, para luego congelar la sangre que salía disparada del cuerpo del muchacho. – es solo una capa, no he bloqueado ninguna vena o arteria... pero eso solo significa que pronto podrías tener una hemorragia interna. Hay que irnos cuanto antes, Edward.
El rubio se apoyó en el hombro de la muchacha, quien con gusto lo ayudó a balancearse – Espera... hay que terminar por lo que vinimos aquí. – explicó con su respiración pesada. Debía estar pasando por un dolor infernal ahora mismo.
Ambos voltearon hacia donde la armadura se había roto en dos, y Edward se acercó hasta la dicha, tanteándola con sus pies – No me vas a decir ahora que en realidad eran tres hermanos, ¿verdad? – preguntó refiriéndose a las piernas de la armadura.
– No, no, solo somos dos – respondieron la cabeza y el torso al mismo tiempo.
– Ahora, apresúrense y destruyan nuestros sellos. Hemos perdido – dijo la cabeza, aceptando una muerte honorífica.
– No somos unos asesinos – dijo Edward, frunciendo su ceño.
– Con cuerpos como estos... ¿podemos ser considerados personas? – respondió la cabeza, a lo que Edward lo miró muy seriamente.
– Si no te considero a ti una persona... seria hacer lo mismo con mi hermano. El es humano, por lo cual ustedes son humanos también. No los mataré, no me pidan convertirme en un asesino. – explicó con un tono de culpabilidad.
Paris solo veía a Edward desde unos pasos atrás con cierta admiración. El simple hecho de poder seguir levantándose a pesar de estar gravemente herido era admirable. Pero estaba realmente preocupada por su estado, y tampoco podía dejar de pensar en Alphonse afuera. No se iba a quedar quieta hasta saber que ambos estaban bien.
De la nada, la cabeza empezó a reírse con gracia genuina, a lo cual los presentes lo miraron confundidos – Mi hermano y yo hemos cometido incontables crímenes. Hemos robado, matado y engañado... y justo ahora que recibimos estos cuerpos.. ¿es la primera vez que nos tratan como humanos? – se volvió a carcajear – ¡Es simplemente gracioso! – luego de que su ataque de risa pasó, empezó a hacer una propuesta – Les contaré todo lo que sé. Quienes hicieron la piedra filosofal, y quienes me ordenaron vigilar este lugar.
De la nada, dos pequeñas varas puntiagudas atravesaron el sello de sangre de la cabeza, matándolo al instante. Paris y Edward saltaron del susto.
De las sombras al otro lado de la habitación, se acercaban dos figuras – Vaya... eso estuvo bastante cerca... – habló una mujer de cabello azabache ondulado y largo, vestía con un vestido vino tinto oscuro ceñido a su voluptuosa figura y un lápiz labial rojo pasión. Al lado de ella, venía un chico de cabellos verdes puntiagudos y largos con una sonrisa cínica. Vestía una bandana en su cabeza para que su cabello no le fuese una molesta, con lo que parecía ser un top ceñido y unos shorts hasta sus rodillas, también ceñidos.
– ¡Ah! ¡¿Que hace el enano de Fullmetal aquí?! – preguntó el de cabello verde sorprendido. Paris y Edward estaban más que confundidos. ¿Quienes eran aquellos sujetos? Pero Paris se había dado cuenta de algo, y es que aquella mujer, había sido la misma que había enfrentado en la biblioteca. Era la misma técnica. – No eres más que una molestia... ¿como encontraste este lugar? – su mirada se reparó en la muchacha con parche justo al lado del rubio – ¿Y esa de allí quien es? ¿Es importante, Lust? ¿La puedo matar?
Paris se congeló al escuchar aquello. No entendía nada de lo que estaba pasando.
– ¡HERMANO! ¡HERMANO RESPONDE! – El torso de la armadura gritaba por su hermano, pero por su puesto no obtenía respuesta.
En un abrir y cerrar de ojos, el de cabellos verdes corrió hasta en donde estaba el torso de la armadura, tomó su espada y con ésta empezó a rayar su sello de sangre. – ¡Tu! ¡¿Estas loco?! ¡Estabas apunto de matar a uno de nuestros más preciados sacrificios! – el tipo seguía y seguía rayando el sello de sangre de la armadura, la cual sufría en silencio. – ¡¿Entiendes lo que podrías haber hecho?! ¡¿Que ibas a hacer si echabas a perder el plan?! ¡¿EH?! – sin piedad alguna y encontrando placer en su acción, terminó de matar lenta y dolorosamente a la armadura, la cual no volvió a responder. Su sello había sido roto. Paris inconscientemente llevó su mano a su pecho. Su sello era especial, pero aún así aquello la aterraba. El de cabellos verdes tenía una mirada perforadora y cínica, era escalofriante tan solo mirar su expresión mientras asesinaba a aquel hombre.
Luego de eso, tomó la espada y apoyó el lado no filoso en su hombro, para luego avanzar hacia donde Paris y Edward estaban.
La castaña involuntariamente tomó el hombro de Edward y lo puso detrás de ella. El ahora no estaba en condiciones de pelear, había perdido demasiada sangre. Ella estaba en una posición similar, pero no tan grave como el rubio.
– ¡¿Quienes son ustedes?! ¡¿A que plan se refieren?! ¡¿A que te refieres con sacrificios?! – vociferó Edward, demandando respuestas. A pesar de estar herido, su espíritu luchador no se había apagado en ningún sentido.
La recién llamada, Lust, también se acercó hasta ellos y se posicionó al lado del de cabellos verdes. Los orbes rojos de la mujer se posicionaron en el orbe marrón de Paris, sonriendo un poco – ¿Como es que sobreviviste en la biblioteca, eh? – preguntó en un tono juguetón.
Paris tragó seco al escuchar aquella pregunta. Eso confirmaba sus sospechas de que ella la había conocido antes – Tengo mis maneras – respondió la castaña devolviéndole la misma sonrisa socarrona, pero aún así no podía controlar el temblor en sus piernas, sabía que estaban en grandes problemas.
Lust le dió un ultimo vistazo la castaña, antes de darle una cachetada que la mandó a volar al otro extremo de la habitación, chocando en contra de la pared. Tosió sangre junto con el impacto y cayó al suelo inerte. Aquello probablemente había roto más de un hueso.
Edward no pudo evitar sentirse invadido por una sensación molesta; y era culpa. Ella intentó detenerlos de venir aquí, y ahora por su debilidad la habían herido gravemente. Al ver lo que le habían hecho a Paris, inútilmente lanzó una patada hacia el chico de cabello verde al frente de él, quien la esquivó sin esfuerzo.
– Ya... tranquilo. No me gusta pelear, duele cuando sales herido, ¿sabes? – comentó de lo más relajado del mundo, haciendo enfurecer aún más al rubio.
– ¡Pues son ustedes los que buscan pelea! – Edward juntó sus palmas para hacer una transmutación y empezar otra batalla más, pero algo falló en su prótesis, haciendo que ésta cayera inerte a su lado.
Lust y el chico se le quedaron viendo confundidos, mientras que Edward gritaba un montón de maldiciones a su prótesis que no se movía para nada.
El de cabello verde sonrió ampliamente y se acercó a Edward, propinándole un rodillazo en su estómago y rompiendo el hielo que Paris había creado en su costado. – ¡Estoy de suerte! – exclamó feliz, dejando al rubio inconsciente. Antes de que cayera al piso, lo tomó de la trenza de su cabello. – Y tu también eres suertudo de que tu brazo se rompió, así podrás salir de ésta sin ser tan seriamente herido – luego de esto, soltó el cabello del rubio y lo dejó caer sin cuidado al piso.
– Recuerda esto Fullmetal, se te está permitiendo vivir. – dijo Lust cruzada de brazos y disfrutando de la pequeña escena. Pero Edward no los podía escuchar, estaba inconsciente. – Envy, es hora de destruir este lugar. No podemos arriesgarnos a que ellos vuelvan a aparecer por aquí.
•••
Afuera del edificio, se encontraba Alphonse ahora teniendo dificultades para pelear en contra de Barry.
– ¡¿Que pasa?! ¡¿Te duele el hecho de que solo seas una marioneta creada por tu supuesto hermano?! – lanzó un ataque el cual Alphonse apenas pudo bloquear.
– ¡N-no! ¡Lo que dices es mentira! – su voz sonaba quebrada, dolido hasta más no poder.
De la nada, todo al rededor del edificio empezó a temblar. El edificio empezó a agrietarse y escombros empezaron a caer. Se derrumbaría en cuestión de segundos.
Barry al ver esto, empezó a correr como un cobarde y se perdió de la vista de Alphonse.
– ¡Alphonse! – gritó una mujer de cabello corto y un lunar debajo de su ojo izquierdo – ¡Tenemos que irnos de aquí es muy peligroso! – dijo corriendo hacia la armadura y lo empezó a jalar para alejarse del peligro.
– ¡P-pero nii-san y Paris-san siguen allí adentro! – exclamó Alphonse rehusando a moverse.
La militar lo miró asustada, pero no podía hacer nada ahora. El laboratorio se derrumbaría pronto y tenían que moverse.
– ¡Hay que irnos Alphonse! – ahora habló un chico de cabello rubio oscuro largo hasta sus hombros.
– ¡Pero— el grito de la armadura fue interrumpido por el sonido de la pared al frente de ellos rompiéndose, formando un enorme hueco. Detrás del polvo se reveló la figura de Envy cargando en su hombro a Edward. Caminó hasta dejarlo tirado en el pasto y luego se enderezó.
– No está en una condición letal, pero si ha perdido mucha sangre. ¡Recomiendo que lo lleven a un hospital lo más pronto posible! – habló felizmente, como si no hubiese un caos al rededor ahora mismo.
Alphonse se agachó para tomar a su hermano en brazos, pero luego se volteó hacia Envy, quien había empezado a caminar de vuelta al edificio a punto de derrumbarse – ¡Espera! ¡¿Y Paris-san?! – gritó al no saber de la locación de la chica.
Envy miró por sobre su hombro antes de desaparecer en la cortina de polvo que se estaba formando – Ah~ ¿La chica que estaba con el enano? – preguntó retóricamente, haciendo memoria – Esta muerta.
El laboratorio por fin cedió. Derrumbándose por completo.
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Hoy me la he pasado viendo toda la última temporada de How to get away with murder HE LLORADO COMO LOCA 😭😭😭
Denle amor a la sepsi estrellita que no muerde ❤️
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