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Luego de darse ese relajante baño, Paris esperó a que fuesen altas horas de la noche para escabullirse de la casa de Michael e ir a la biblioteca nacional. No podía permitirse que algún militar que la conozca la viese por la ciudad, porque correría el riesgo de que el Coronel Mustang se enterase que ella no estaba cumpliendo con su misión.

Se puso su típico outfit y ajustó los cinturones en sus muslos, con cuidado de que las tizas y su cuchillo de supervivencia no cayesen.

Caminó silenciosamente hasta la sala, la cual tenía una puerta de vidrio en el medio de un ventanal con vistas del jardín trasero. Esa fue su vía de escape. Con extremo cuidado abrió la puerta y la cerró detrás de ella. Caminó por el jardín para luego saltar la muralla que protegía aquella enorme casa.

Luego de sentirse como un ninja al escapar de la casa de Michael, partió hacia la biblioteca nacional. Caminó por las calles con sus manos metidas en sus bolsillos y titiritando de frío, sus piernas descubiertas y lo fina que era la tela de su franela no ayudaba con las corrientes frías de aire de la noche. Caminó por unos minutos más hasta que en su campo visual apareció la biblioteca, allí se puso más alerta. Dicha biblioteca guardaba información que solo gente de la milicia podía acceder, como archivos que ellos mismos han creado. Así que por su puesto tenía que tener algún tipo de seguridad.

Paris se asomó por la esquina del edificio de al lado, viendo si había muros en la costa. Al ver que no había nadie al rededor, avanzó. Se fue por la parte de atrás de la biblioteca, encontrando alguna ventana por la cual se pudiese asomar. Al encontrar una, se asomó cuidadosamente y vió que, de nuevo no había nadie.

Sacó una tiza de su pequeña bolsita amarrada a su muslo y con cuidado dibujó un círculo de transmutación debajo de la ventana. Colocó sus manos en dicho círculo, creando una pequeña puerta por la cual tenía que gatear para entrar. Abrió la puerta recién hecha y se adentró a lo que parecía ser un pasillo del edificio, no estaba en la zona en donde guardaban todos los libros, así que tendría que buscar su camino. Se enderezó y con sus pies cerró la pequeña puerta detrás de ella, pero no sellándola.

Con cuidado caminó por aquel pasillo oscuro, no se podía escuchar absolutamente nada en aquel lugar, llegaba a ser escalofriante. »¿Tendrán guardias vigilando este lugar? Porque no lo parece...« pensó confundida al no escuchar ni un solo ruido.

Al asomarse por una esquina, vió una figura borrosa en el piso. No pudo distinguir muy bien lo que era por la oscuridad. Se tensó inmediatamente y escondió su cabeza. Pero de nuevo, al no escuchar ni un sonido, aquello no podía ser nada que le trajera problemas. Volvió a asomar un poco su cabeza y esta vez avanzó hacia la figura lentamente. Mientras más se iba acercando, más la figura delante de ella se iba aclarando.

Pero para su sorpresa, aquella figura era el cuerpo inerte de un guardia. Tenía un pequeño hueco en el cuello que pasaba hasta el otro lado. Estaba repleto de sangre y seguía desangrándose.

El corazón de Paris dió un vuelco. El guardia había sido asesinado recientemente, tal vez hace minutos. Tragó duramente y con falsas esperanzas se arrodilló al lado del guardia y tomó su pulso.

... Nada.

Chasqueó su lengua y miró hacia el frente. Sea quien sea que hizo esto no podía estar muy lejos. Se enderezó y se colocó ambos guantes con cautela. Caminó con cuidado de no pisar ningún rastro de sangre ahora aún más que alerta. Hace unos segundos el silencio del lugar le extrañaba, pero ahora la aterraba. Volteando hacia todos los lugares posibles mientras avanzaba por los pasillos, buscaba algún rastro de algún ser viviente en el edificio. Pero para su disgusto, mientras más avanzaba, más cuerpos encontraba. Llevaba la cuenta de cinco guardias, todos asesinados de la misma manera.

Su corazón palpitaba con fuerza en su pecho, ¿quien le garantizaba que su destino era diferente al de aquellos hombres? Sus manos temblaban y el sudor empezaba a reinar en su frente. Decir que estaba nerviosa era poco.

Al seguir caminando por fin dió con su objetivo, la biblioteca. Era un espacio amplio con incontables estanterías todas repletas de libros y abarcaban dos pisos.

Paris se sintió al descubierto al caminar al centro de tan amplio espacio. Con cuidado sacó su cuchillo volteando hacia todos lados, buscando por algún ser viviente.

De la nada lo que parecía ser una vara puntiaguda se expandió en dirección a la nuca de Paris. Pero la castaña pudo sentirlo y lo esquivó rápidamente.

Llevó su mirada hacia donde provino aquella extraña arma y se encontró con una figura humana tapada por una túnica que no dejaba ver más nada que las manos. Se sorprendió cuando vió que los dedos de la persona eran increíblemente afilados y se podían estirar a merced de la persona.

Un segundo ataque fue en contra de Paris pero ella esta vez utilizo su cuchillo para bloquear el puntiagudo dedo.

– ¡¿Quien eres?! – preguntó la castaña con sus cejas fruncidas, mirando seriamente a la persona que la atacaba.

El desconocido bajó de un salto del segundo piso y no le respondió a la castaña, la cual no dudó en volver a cuestionar.

– ¡Te hice una pregunta! – exclamó ahora sacando de su bolsillo trasero el arma que casualmente llevaba consigo. Apuntó hacia el desconocido quien de nuevo no le respondió. – ¡Quedas arrestado por múltiples asesinatos! ¡Ríndete ahora o me veré obligada a— su discurso fue interrumpido por uno de los dedos del desconocido perforando su hombro. Había sido tan rápido que no tuvo tiempo ni de darse cuenta. Del dolor soltó el arma y rápidamente chasqueó su mano, congelando el dedo del desconocido, el cual se encogió de nuevo.

Esto hizo que Paris gritase de dolor. Su brazo izquierdo estaba completamente incapacitado, seguramente aquel ataque había roto todos los nervios de su brazo. Al alzar la vista vió que más ataques venían en su dirección, pero los bloqueo con un muro de hielo denso.

Aprovechó dicha oportunidad para correr a esconderse detrás de una estantería. Tomó su hombro el cual sangraba como el demonio. Se dió cuenta que había dejado un trayecto de sangre y que pronto el desconocido sabría en donde ella estaba.

»Mierda mierda mierda...« pensó en pánico. No tenía idea de que hacer, ya que no estaba en ninguna condición de ganar aquella pelea.

Fue sacada de sus pensamientos al ver que múltiples dedos perforaban la estantería en la cual ella se escondía , pero afortunadamente ninguno le dió. Empezó a correr y a alejarse de ese lugar esquivando todos los ataques que el desconocido le lanzaba. A veces los dedos llegaban a atinarle pero Paris era ágil y lograba esquivarlas solo por poco.

El dolor en su hombro le estaba dificultando su movimientos. Se hartó de eso y con un chasqueo de sus dedos creó un bloqueo de hielo por el agujero que tenía su hombro. Le volvería a doler debido al frío, pero le quitaría el dolor por unos minutos por lo menos.

Decidió que sería mejor jugar a la ofensiva y mandó a la mierda la biblioteca nacional. Chasqueó sus dedos creando cristales puntiagudos en el aire los cuales cayeron rápidamente arriba del desconocido, el cual se cubrió solo con sus brazos.

Paris vió que le atinó unas cuantas agujas y sonrió. Rápidamente creó una lanza y la lanzó en dirección al desconocido, el cual la esquivó y devolvió el ataque estirando sus dedos en dirección a Paris, la cual ágilmente los esquivó mientras avanzaba corriendo.

Con su cuchillo en la mano desvió los dedos restantes que el desconocido enviaba en su contra, ya que después de todo, solo tenía un límite de diez, y tomaba tiempo encogerlos.

Al estar lo suficientemente cerca, rápidamente le hizo un corte en el abdomen al desconocido quien retrocedió del impacto, sostenía su ahora sangrante abdomen.

Con la respiración agitada, Paris se enderezó en su lugar, apretó el agarre de su cuchillo y se acercó lentamente al desconocido quien no había dicho ni una sola palabra, y ahora agonizaba del dolor arrodillado.

Iba a alcanzar la capucha del desconocido para así desenmascararlo, pero paró ella acción cuando sintió algo puntiagudo perforar su abdomen.

El desconocido ahora se reía cínicamente, levantándose de su lugar como si nada le hubiese pasado, mientras Paris ahora se arrodillaba con una grave herida en su abdomen. Era una risa femenina.

El dolor era agonizante, combinado con el de su hombro. Tosió un poco de sangre, indicándole que nada bueno estaba apunto de pasar.

La encapuchada simplemente se alejó de allí, dejando a Paris en su lugar para desangrarse.

La castaña seguía arrodillada en su lugar, sintiendo nada más que dolor. Como pudo, hizo con la herida de su abdomen lo mismo que con la de su hombro, y dolorosamente se levantó de su lugar.

No estaba en condiciones de moverse, pero tampoco podía permitirse simplemente quedarse allí para desangrarse hasta morir.

No había rastros de la desconocida, así que Paris inútilmente salió de la biblioteca por la puerta principal, caminando torpemente por donde había venido.

Su visión se empezaba a hacer borrosa y el dolor nublaba sus pensamientos. Pero no se iba a permitir caer inconsciente antes de llegar a Michael. El era el único que la iba a poder salvar ahora.

– Michael... – susurró débilmente, no tenia ni las fuerzas para hablar.

A la lejanía, pudo visualizar la casa del nombrado. Siguió avanzando lentamente hasta que sus piernas le fallaron, y cayó inerte en el piso. Su respiración era increíblemente pesada y el sabor a sangre en su boca era demasiado familiar. Había perdido mucha sangre y el dolor estaba acabando con ella.

Con su ultima gota de conciencia, chasqueó sus dedos y creó un pilar de hielo con una punta puntiaguda, el cual estiró hasta que se estrellase con uno de los ventanales de la casa de Michael, rompiéndola.

Luego de esto, la castaña perdió por completo la conciencia.

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Oof man. Just oof. Me dolía a mi mientras escribía lol

El libro cumplió un mes de ser publicado hace tres días, pero se me olvidó decirlo ffs ;;-;;

Anyways chingus, denle amor a la sepsi estrellita que no muerde ❤️

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