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Información que les interesa al final de este capítulo. But on the mean time, enjoy! uwu
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Una escena un tanto graciosa se había formado.
Los hermanos Elric habían sido víctimas de los golpes de Winry. La muchacha se había enojado con ellos por el estado en el que estaban. Edward sin brazo y Alphonse con su cuerpo roto. La rubia los regañaba y les decía que debían ser mucho más cuidadosos. Sorprendentemente, ninguno de los dos replicó. Pensaban que se merecían ese regaño por parte de su amiga de la infancia.
Por otro lado, Paris y Armstrong estaban sentados junto con Pinako en el comedor tomando una taza de té, presenciando el "hermoso" reencuentro.
Luego de eso, la rubia dio media vuelta y se dirigió a la mesa. – Un placer, mi nombre es Winry Rockbell – se presentó sonriendo inocentemente, como si no le hubiese dejado contusiones cerebrales a los hermanos detrás de ella – Me disculpo si los dos idiotas detrás mío les dan problemas. Aún así, les agradezco que cuiden de ellos – hizo una pequeñísima reverencia enfatizando su punto.
Como maquinas coordinadas, Armstrong y Paris se levantaron de sus asientos e hicieron una reverencia de 90° agradeciendo la amabilidad de la chica y negando sus preocupaciones. Se volvieron a sentar.
– No se preocupe señorita, los hermanos Elric no son nada que no podamos controlar. – habló Armstrong con brillitos en su cara, típico de el.
»Eso ya lo veremos...« pensó Edward intentando no reírse.
– Un gusto Winry – sonrió Paris, intentando sonar de lo más natural posible – Yo soy Paris y este de aquí es el Mayor Armstrong, solo vinimos a escoltar a los hermanos.
La rubia enarcó una ceja – ¿Escoltar? – repitió confundida. Dio media vuelta ahora con un aura sombría – ¿Muchachos...? – los hermanos empezaron a temblar aterrados – ¿Por qué necesitan escoltas...? – preguntó mientras lentamente sacaba una llave inglesa del bolsillo trasero de su overall.
– N-no es lo q-que crees Winry... – Alphonse se rió nervioso.
– S-si... no es que estemos en peligro o a-algo por el estilo – tembloroso, Edward le siguió el juego a su hermano.
Pero por su puesto la rubia no se lo creyó ni por poco.
Lo próximo que se vió en aquella escena fue un lanzamiento digno de un profesional. Winry lanzó la llave inglesa a la cabeza de Alphonse, rebotó, y golpeó la cabeza de Edward.
– ¡¿COMO QUE EN PELIGRO?!
– ¡AH! ¡ROMPERÁS MI ARMADURA WINRY!
– ¡QUE EDWARD LA REPARE!
– ¡YA VAN DOS MALDITAS LLAVES INGLESAS EN SOLO MEDIA HORA QUE TE VEO! ¡¿ESTAS PLANEANDO MATARME?!
Los tres jóvenes empezaron a discutir cosas sin sentido. Por otro lado, los que tenían asiento en primera fila de aquel encuentro seguían tomando tranquilamente su té, como si la escena al frente de ellos pasase todos los días.
– Vaya... sí que son energéticos – comentó Paris, analizando el trato de la rubia hacia los hermanos. Era diferente a lo que ella conocía, pero definitivamente con las mismas intenciones. Solo se preocupaba por ellos.
– Han sido así desde que se conocen... – respondió Pinako dándole otra calada a su pipa. Los gritos y golpes empezaron a ser ruidosos a los oídos de la anciana. Carraspeó su garganta y se dirigió a los jóvenes – Muy bien, suficiente. – Esto bastó para que todos volteasen hacia Pinako y detuviesen sus acciones. Todos se quedaron estáticos y viendo a la anciana. Era como una foto. Winry tiraba del cabello de Edward con una mano y con la otra tenía la cabeza de la armadura de Alphonse, con la cual anteriormente le estaba dando golpes al rubio. – pasemos de esto y hablemos de lo importante. ¿Que necesitan?
Winry soltó a ambos hermanos y devolvió la cabeza de Alphonse a su lugar. Edward se acomodó en el mueble en el que estaba anteriormente sentado y suspiró. – Necesito que arreglen mi brazo lo antes posible. Tengo un asunto urgente en Central. – habló Edward seriamente. El ambiente dió una vuelta de 180°, de revoltoso y ruidoso a seriedad pura.
– Ve a cambiarte por algo más cómodo – demandó la anciana, a lo cual el rubio se levantó sin rechistar y subió por las escaleras. Luego de unos minutos volvió a bajar vestido con unos shorts blancos que le llegaban junto arriba de las rodillas y una franela sin mangas. Paris puso toda su atención en la extremidad metálica del rubio. Pero esta vez no hablaba del brazo, si no de su pierna. Ella pensaba que solo su brazo era de metal, pero resulta que su pierna estaba en el mismo estado. Sin poder evitarlo se empezó a hacer un montón de preguntas en su cabeza. ¿Como logró perder ambas extremidades? ¿Que fue lo qué pasó? ¿Hace cuanto está así?
El rubio se volvió a sentar en el sofá y Winry le trajo una caja de madera en la cual apoyó sus pies, quedando estirados. Pinako se levantó de su asiento y fue hacia donde estaba el chico. Examinó su pierna con extremo cuidado.
– Hmm... no solo tendremos que reparar tu brazo, pero también habrá que hacerle ajustes a tu pierna – la anciana juntó los pies de Edward, viendo que la pierna de metal era un poco más corta que su pierna de carne y hueso.
Winry se rió ante ese comentario – Claro... como ha crecido tanto... – comentó sarcásticamente, ganándose un gruñido por parte del rubio. – Por cierto... ¿En donde está tu brazo? Necesito verlo para ver que tantos reparos hay que hacerle – comentó curiosa.
Edward empezó a reírse nervioso – E-esa es una muy buena pregunta... – la rubia enarcó una ceja, pidiendo más explicaciones – Digamos que mi brazo hizo... ¡poof!
Otra llave inglesa en la cabeza de Edward.
»¿De donde saca tantas...?« pensó Paris.
– ¡¿NI SI QUIERA QUEDÓ RASTRO DE ÉL?! – cayó rendida al piso y empezó a lloriquear – E-ese brazo fue mi diseño original... que tanto me costó hacerte... – se lamentaba limpiando lágrimas falsas.
– Hmm... si hay que hacerte un brazo nuevo desde cero y ciertos ajustes a tu pierna... – Pinako empezó a pensar en voz alta, calculando el tiempo que les tomaría dicho trabajo.
– ¿Crees que puedan hacerlo en una semana? – preguntó el rubio con esperanzas de que no tardasen casi nada.
– Pff... danos un poco de crédito, ¿quieres? – se burló la anciana – Tres días.
Edward abrió sus ojos de par en par – ¿¡En serio?! ¡Son las mejores! – sonrió a más no poder. El realmente creía que tardaría muchísimo más que eso.
– Ah~ eso solo significa que no dormiré por tres días seguidos, ¿verdad? – se quejó en voz baja la rubia.
Pinako fue a buscar en una habitación una pierna de repuesto. Le quitó la de Edward y le puso le pierna que trajo. Estaba más hecha de plástico que de otra cosa pero le serviría para andar en los días que su pierna iba a ser reparada.
•••
– Oh wow~ ¡Cinco pedazos esta vez! Has batido tu récord.
Armstrong volvió a soltar un grito alentador, flexionó todos los músculos de su torso ahora al descubierto, y luego golpeó un pedazo de tronco rompiéndolo en cuatro pedazos iguales.
– Aw~ volviste a cuatro. ¿Que te pasa? ¿Cansado?
– ¡Nunca! – tomó otro pedazo de tronco y repitió la acción. Armstrong se encontraba picando leña para el hogar Rockbell y Paris estaba sentada en el pasto a una distancia prudente, se entretenía molestando al Mayor.
El cielo poco a poco se bañaba de colores cálidos, indicando que ese día estaba terminando. Pronto la luna se haría espacio en el cielo acompañada de estrellas y algunas nubes solitarias. Paris se había perdido en las vistas de aquel pueblo. La simplicidad y el hecho de que solo fueran extensos llanos llenos de vida salvaje lo hacían un lugar hermoso. Su mirada iba pasando al rededor; árboles, algunas casas, ocasionales cultivos que seguramente vendían, Alphonse recostado de una caja completamente solo.
En su mente algo hizo click. Sin pensarlo más de dos veces se levantó de su lugar y se dirigió hacia donde el menor estaba. Se dió cuenta de que tenía una tela cubriendo la mitad lateral de su armadura, para así tapar el obvio hueco. Aún así, le faltaban ambas extremidades de su lado derecho. Parecía estar distrayéndose al ver unas cuantas mariposas al rededor suyo. Pero debido al inexpresivo rostro de la armadura, Paris no pudo realmente leer los pensamientos del muchacho.
Silenciosamente, la castaña se acercó hacia donde la armadura estaba. Se sentó a su lado en el suelo, sintiendo el pasto acariciar sus piernas. A pesar de esto, la armadura aún no notaba su presencia. Estaba demasiado inmerso en sus pensamientos.
– ¿Alphonse...? – llamó suavemente la chica, y por fin obtuvo la atención del nombrado quien volteó rápidamente a verla.
– ¡Paris-san! H-hola... – reaccionó un poco asombrado, realmente no se había dado cuenta de la nueva presencia.
– ¿Como te encuentras? – preguntó sin rodeos. – Podrás no tener ninguna expresión facial, pero sé reconocer cuando alguien necesita ayuda – sonrió amablemente, sorprendiendo aún más a la armadura.
– Ah~ ¿recuerdas eso? – preguntó avergonzado.
La chica asintió mientras reía suavemente – Por su puesto. Me diste tu confianza sin realmente conocerme. Para mi eso significó mucho, ¿lo sabes? – miró al frente, dejando que su orbe marrón se perdiese en el horizonte.
– P-pues... en realidad no lo sé, Paris-san.
– ¿En qué piensas? – preguntó de nuevo tranquilamente, intentando no agobiarlo.
– Nii-san fue a visitar la tumba de nuestra madre... – explicó bajando su mirada – Pero no sé por que... no quise ir... no pude ir.
Paris ocultó su asombro. Ella ya se llevaba preguntando el paradero de sus padres, pero no esperaba que su madre hubiese fallecido. Soltó un suspiro, pensando en que decirle al muchacho – Tal vez... no quieres que ella te vea en un estado así de deplorable.
– Hmm...
El silencio reinó por unos minutos. No era incómodo para Alphonse, ya que volvió a perderse en sus pensamientos, pero la castaña intentaba furiosamente pensar en algo que le pudiese subir su ánimo.
– ¿La extrañas?
– Más que nada.
Silencio de nuevo.
– Entonces ve a visitarla apenas puedas caminar de nuevo.
Alphonse volteó lentamente a enfrentar la mirada de Paris.
– Estoy segura de que encontrarás la respuesta a tus dudas si la visitas. Habla con ella. Verás que te sentirás mejor – sonrió cálidamente conmoviendo a la armadura.
Luego de unos segundos de pensarlo, Alphonse asintió, sonando un poco más animado. – Tienes razón... iré apenas pueda – confirmó, haciendo que el corazón de la castaña se calentase. No había sido capaz de ella misma resolver las dudas que atormentaban al menor, pero lo había ayudado a recuperar sus ganas por intentarlo. Y eso era más que suficiente para ella.
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¡Hola, Danny reportándose!
Venía a decirles qué tal vez, solo tal vez no haya episodio por unos días (indefinidos). Tengo trabajos que hacer de mi college y tareas que ya debería haber entregado 😂 la cuarentena me ha dado mucha motivación para escribir este libro, el cual actualizo todos los días; pero a la par me ha quitado la motivación para hacer cualquier estupidez de mi carrera.
Lol, como un intercambio equivalente. QUE IRONÍA VAYA.
Well anyways, quédense en su casita, cumplan con la cuarentena, lávense sus manitas y denle a la sepsi estrellita, que ella es inmune al COVID-19 lol
BYE L@S AMO ❤️❤️❤️❤️
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