†21


– ¿Ustedes son los alquimistas estatales? ¿Fullmetal y Fahrenheit? – preguntó el extraño. Paris se volteó inmediatamente y vió como lucia. Hombre alto. Cicatriz en forma de equis en su frente. Cabello blanco. Tez morena. Absolutamente todo coincidía con la descripción de Hughes.

Paris, en un intento bastante inútil por escaparse de aquella situación, lo negó titubeante – N-No...

El hombre la miró fijamente, para luego sacar una de sus manos de los bolsillos de sus pantalones, y unos rayos azules salieron de esta. Como una transmutación.

Sin previo aviso, atacó a la castaña quien por suerte pudo esquivar el ataque al agacharse y rodar hacia un lado. Pero el hombre no se detuvo allí, llevó su mano rápidamente hacia la dirección de Edward quien aún no terminaba de reaccionar. Alphonse tomó al rubio del cuello de su ropa y lo sacó de allí antes de que el tipo le diese. Pero, se dieron cuenta de su poder cuando notaron como solo con su mano destruyó la estructura en la que habían estado sentados. Estaba hecha trizas. Escombros y polvo por todas partes.

Los jóvenes alquimistas ahora estaban alertas, sin quitarle la vista de encima. Edward estaba tirado en el piso, aún confundido. Seguía sin reaccionar.

– ¡¿Que demonios?! – exclamó Edward desde su lugar.

– No se muevan... los enviaré de vuelta con Dios – dijo el hombre, para luego intentar acercarse, pero Edward fue más rápido y transmutó un muro al rededor del hombre para así dejarlo encerrado. Pero, volvió a utilizar esa técnica destructiva, y como si de papel se tratase, rompió la pared fácilmente.

Sin esperar ni un segundo, el hombre se acercaba a Edward para volver a atacarlo.

Sin embargo, el rubio parecía no reaccionar. Parecía en shock. »Mierda... tengo que moverme... esto es malo... muy malo« pensaba con miedo.

Cuando la mano del hombre estuvo a tan solo centímetros de tocar a Edward; Paris creó un muro de hielo para separarlos, y así salvando a Edward. Se había puesto su guante mientras esquivaba el ataque del hombre.

– ¡¿QUE ESTÁN HACIENDO?! – gritó a dirección de los hermanos, por fin sacando a Edward de su trance. – ¡CORRAN! – indicó formando otro muro al rededor del hombre para así ganar un poco de tiempo.

Los hermanos acataron a la orden de Paris y echaron a correr hacia las escaleras para bajar de aquella plaza. Paris no se quedó atrás, los empezó a seguir. Ya que el tipo también parecía querer acabar con su vida.

Mientras bajaban por las escaleras se escuchó una explosión en la plaza, arriba de ellos. Luego, el hombre cayó y aterrizó al frente de ellos; deteniéndolos. Con su brazo, el hombre destruyó la parte de las escaleras entre ambos, haciendo caer a los jóvenes alquimistas. Por suerte, Alphonse logró aguantarse de lo que quedaban de las escaleras, mientras que Edward guindaba de el, y Paris guindaba de Edward. Una cadena humana.

Pero Alphonse se tuvo que soltar para así poder seguir escapando. Todos cayeron a la siguiente hilera de escaleras dolorosamente. Sin embargo, el hombre que los perseguía no les dejaba ni un poco de descanso. Llegó rápidamente hacia ellos con intenciones hostiles, pero Edward reaccionó, creando un pilar de piedra debajo de ellos para así propulsarse de aquel sitio. El hombre rompió dicho pilar, haciendo que los chicos cayesen una vez más, pero esta vez cayeron a tierra plana, así que pudieron salir corriendo velozmente.

– ¡¿Y este que quiere?! – gritó Edward mientras corría por su vida. – ¡Hacer enemigos no es algo que...! – pensó por unos segundos – ...realmente haya evitado. ¡Pero ese no es el punto! ¡No he hecho nada para que alguien quiera matarme! ¡Soy muy joven para morir!

Paris rió a pasar de también estar corriendo por su vida »¡No es el momento para ser gracioso, Edward!« pensó, pero luego le respondió al rubio – ¡Se llama Scar! ¡Quiere matarte a ti y a mi! – exclamó, mientras que doblaban en una esquina.

– ¡¿Y eso por qué?! – volteó Edward hacia Paris quien corría al lado de el.

– ¡Que voy a saber yo! – respondió angustiada.

– ¡Chicos! ¡Ahora no es el momento! – gritó Alphonse – ¡Amablemente les recuerdo de que hAY UN LOCO PERSIGUIÉNDONOS! – exclamó viendo cómo Scar les venía pisando los talones, destrozando varias cosas a su paso.

Edward empezó a transmutar muros que deberían detenerlo, pero Scar los destruía muy fácilmente con su técnica.

Cruzaron hacia un callejón estrecho, pero Scar hizo que la pared del edificio se derrumbara.

– ¡Cuidado! – Paris creó un techo de hielo, evitando que los escombros les cayesen encima y los aplastasen. Dichos escombros habían sellado la salida del callejón, dejándolos atrapados.

– Genial... ahora no tenemos salida... – comentó Edward con la respiración entrecortada mirando hacia atrás, enfrentando la mirada de Scar. – ¡¿Quien eres?! ¡¿Por qué nos persigues?! – vociferó hacia el hombre.

– Si hay "creadores" como tu... debe haber "destructores" como yo. – explicó con una voz gruesa.

– ... Estas diciendo que tenemos que pelear... ¿verdad? – comentó en voz baja el rubio, para luego transmutar una espada con una tubería que había caído junto con la pared del edificio.

– Chicos... esto no me huele nada bien – comentó Paris angustiada, mientras con un ademán rápido, se hizo un moño en el cabello.

– No nos deja opción, Paris-san – Alphonse se puso en posición listo para pelear, alerta.

– Tienen agallas... – comentó por lo bajo Scar mientras que los alquimistas se acercaban a rápida velocidad – Pero... – apenas Edward y Alphonse estuvieron apunto de golpearlo, el hombre los esquivó fácilmente – ¡Son muy lentos! – exclamó, para luego poner una mano en el costado de Alphonse, y quebrar la mitad de su armadura.

– ¡Alphonse! – gritaron Paris y Edward.

Edward ahora se encontraba detrás de Scar, mientras que Paris se había detenido incluso antes de atacar, al ver a la armadura tirada en el piso.

Solo la armadura.

No había nada adentro.

– ¿A-alphonse...? – titubeó la castaña – ¿C-como...?

– ¡Maldito! – Paris fue sacada de su trance al escuchar el grito de Edward. Cuando volteó a su dirección, viendo cómo Scar había tomado el brazo del rubio. Intentó destruirlo pero por alguna razón no había funcionado. Edward salió volando hacia atrás. Se levantó adolorido para luego quitarse su distintivo chaleco rojo.

– ¿Automail? – preguntó retóricamente Scar – Así que de allí viene el Fullmetal, ¿verdad? – se acercó de nuevo a Edward, tomando su brazo de nuevo, y ésta vez, lo destruyó por completo. El brazo de metal de Edward ahora estaba hecho trizas. – Ahora no podrás transmutar nada – comentó mirando al rubio quien ahora se encontraba en el piso, literalmente temblando del miedo.

– ¡Paris! – dijo Alphonse, asustando a la nombrada, quien pensaba que Alphonse ahora estaba muerto – ¡Reacciona! ¡Tienes que ayudar a nii-san! – exclamaba mirando a Paris, quien aún no se movía de su lugar. En completo shock. – ¡Nii-san! ¡Por favor corre! ¡Huye de aquí! – gritaba la armadura desesperadamente, intentando hacer algo para salvar a su hermano.

Scar se acercaba peligrosamente hacia Edward, quien había caído completamente al haber perdido el balance. Paris por fin reaccionó, se levantó y corrió con todas sus fuerzas hacia el hombre quien notó que la chica se acercaba. Pero Paris era ágil, tal vez no fuerte, pero ágil. Esquivó el ataque directo que Scar le iba a dar, para luego agacharse y darle una patada en los pies, haciéndole perder el balance.

Rodó hasta un lado para luego crear una puntiaguda lanza de hielo en su mano y lanzarla hacia Scar, quien la esquivó y empezó a correr en dirección a Paris. La chica volvió a esquivar su ataque, esta vez dándole un golpe en el costado de las costillas de Scar. Creó un pilar de hielo para elevarla, pero el hombre lo rompió rápidamente, haciéndola caer libremente en el aire, privándola de todo movimiento controlado.

Con una sola mano la atrapó en el aire y la tomó del cuello, ahorcándola. Paris no se rindió, y con un rápido movimiento congeló la mano del hombre, obligándolo a soltarla. En esto, Paris sacó el cuchillo que siempre llevaba consigo y lanzó un ataque directo hacia el cuello de Scar, pero el reaccionó, lo esquivó y le dió una patada al estómago de Paris, mandándola a volar lejos.

– Primero acabaré con Fullmetal. Quédate en donde estás, Fahrenheit – habló notablemente estresado. La chica le había dado problemas. Pero con el golpe que le atinó, definitivamente sintió algo romperse.

Paris volteó hacia donde estaban los hermanos, esperando qué tal vez hubiesen podido huir con el tiempo que les compró. Pero allí estaban, en el mismo lugar que los había dejado.

– ¡Edward! ¡Levan— se vió interrumpida al empezar a toser sangre. Edward la vió aún asustado. Pero su mirada se dirigió de nuevo hacia Scar, quien se acercaba peligrosamente a el.

– ¡NII-SAN! ¡POR FAVOR HUYE! – Alphonse gritaba desesperadamente al ver que su hermano no se movía ni un centímetro.

– Te daré un momento para que le reces a tu Dios – dijo el hombre, alzando su brazo.

– Lamentablemente... no tengo un Dios a quien rezarle – respondió el rubio, aparentando calma.

Paris veía esto desde su lugar, intentó levantarse pero sintió algo salirse de lugar en su pecho bajo. Un dolor punzante la obligó a quedarse en donde estaba. – Scar... – llamaba, pero el hombre no se movió – Llega a tocarle un maldito cabello... y juro... que no saldrás de esta vivo – lo retó, muy lamentablemente. Ella no estaba en ninguna posición para amenazar. Pero el hombre la ignoró por completo.

– Mátame... – dijo Edward para la sorpresa de todos.

– Nii-san... ¿Q-que dices...? ¡¿QUÉ COSAS DICES?! – Alphonse intentaba con todas sus fuerzas arrastrarse hasta el lugar que Edward estaba, pero solo lograba que su armadura se rompiese aún más.

– Si me matas... deja que Fahrenheit y Al vivan... por favor – decía el rubio enfrentando la mirada de Scar.

– Puedo dejar que tu hermano viva, pero Fahrenheit comparte tu mismo destino – respondió simplemente.

Edward encontró la mirada de Paris por un segundo. Sin necesidad de palabras, su semblante decía un muy claro, 'lo siento, lo intenté'

»Maldita sea Ed...« pensó la chica sintiendo que lloraría, viendo cómo el rubio desviaba la mirada de nuevo.

– Entonces... prométeme que no le harás nada a mi hermano – su ceño se frunció, demandando la protección de Alphonse.

– Lo prometo – respondió, acercando lentamente su mano a la cabeza de Edward.

– Nii-san... ¿de que hablas? ¡Nii-san! ¡Levántate! ¡Corre! ¡NII-SAN! – Alphonse quebraba su voz con sus desgarradores gritos, apuntó de presenciar la muerte de su hermano. – ¡DETENTE! ¡POR FAVOR PARA!

– ¡EDWARD! – gritó Paris sin importarle su dolor. El rubio no se movió.

Aceptó morir.

Pero un disparo se escuchó, deteniendo las acciones de Scar.

– ¡Suficiente! ¡Aléjate de Fullmetal! – habló demandante la voz del Coronel Mustang.

La chica volteó hacia el recién llegado, sintiendo como el aire volvía a sus pulmones – Te tardaste demasiado... – dijo más para sí misma »Maldito idiota...« pensó lo que no se atrevió a decir.

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Man, escribir una escena de pelea de verdad que no es lo mío ;-; lo intenté, ok? ;;;-;;;

LLEGAMOS A LAS 100 ESTRELLITAAAAAAAAAAAS SKSJLABDLSJSKAJSKS THANK U SO MUCH WTF I'M CRYING ;;;-;;;

Anyways chingus, denle amor a la estrellita, que no muerde ❤️

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