inicio del viaje
Para Karin la oportunidad de salir de su pequeño pueblo ya era ganancia, o por lo menos, una forma en la que podría hacer brillar un poco de ella. Estaba acostumbrada a vivir en desapego con las personas, no había tenido una vida fácil, pero nadie que fuese shinobi la tenía.
No era que quisiera tenerla fácil, pero había sido complicado ser una jovencita con tales dones. El clan Uzumaki había sido exterminado y con ello la posibilidad de regresar a su hogar.
No culpaba a su madre o a sus alrededores, pero sabía que no estaba hecha para una vida como kunoichi, era diferente, siempre lo fue. Sin embargo, no podía negar que sus habilidades tenían ciertas características y después de aquella guerra hacia un par de años cuando ascendió nuevamente Madara supo que tenía que hacer algo más que esconderse con Orochimaru.
Tenía que ayudar y junto a personas con habilidades excepcionales había decidido dar un poco de apoyo en aquella guerra que parecía interminable.
Había hecho el bien, pero no fue suficiente.
Karin necesitaba más. Una vida. Un hogar.
No regreso con Orochimaru como pensó el legendario Sannin y, por el contrario, decidió seguir su propio camino: ayudando en pequeños pueblos, trabajaba como una mesera en aquel lugar cercano a Suna.
La guerra siempre fue algo que no compartía, su clan había sido exterminado para obtener el poder que ellos tenían. Uno a uno. Karin no quería pasar por ello de nuevo. Pero Konoha no conoce de límites.
Lo supo cuando lo vio con una mirada filosa, su cabello negro y sus ojos de igual color. Era atractivo, tenía el rinnegan en uno de sus ojos, una patética venda sobre su frente y vestimentas un tanto largas. Reconoció a Sasuke de entre las personas que sobresalian en aquel restaurante.
Él la miró fijamente y Karin sintió sus piernas temblar. Después de todo, seguía estúpidamente enamorada de la idea onirica que había hecho de Sasuke Uchiha. Se sintió como una niña pequeña con su primer amor, pero a él parecía no importarle mucho lo que ellos tenían. Él solía visitarla para un par de cosas aquí y allá.
Karin era una buena compañía, no era ruidosa, era inteligente y hábil. Sasuke la respetaba por eso, sin embargo, su enamoramiento parecía crecer con más fuerza hasta hace un par de años que fue cuando... bueno, cuando la buscó Konoha por primera vez.
—Un poco de agua —dijo Sasuke con calma y una sonrisa en los labios, su voz seguía tan aterciopelados y su personalidad tan reacia al ruido lo hizo sobre salir del lugar.
—Es bueno verte —dijo ella en modo de saludo.
Sasuke no respondió y siguió mirando por la ventana del lugar. Había pasado ¿cuánto tiempo? Dos o tres años sin verlo. Seguía tan él, siempre estoico y serio, tan inexpresivo como una piedra.
Cuando llegó con su orden y con ello un plato de ramen junto a un poco de sake. Sabía que Sasuke se tomó su tiempo para llegar hasta ella, eran varios días de viaje hasta donde supuso que podía estar Sasuke o algo por el estilo.
—No me negarás la comida —Karin sonrió y acomodo sus lentes cuando Sasuke sonrió.
Era tan jodidamente guapo.
—¿Qué te trae por aquí? —Preguntó Karin intentando sonar lo más tranquila posible.
Sasuke no era un mal presagio o algo por el estilo, pero no tenía ganas de ver nuevamente a... no era momento.
—Tengo misiones cerca de aquí y Obito me dijo que viniera a verte —Sasuke tomó del vaso de sake e hizo una mueca de desagrado. Nunca fue bueno con el alcohol.
—¿Obito? Pensé que Naruto sería el Hokage —Karin estaba sorprendida porque la última vez que había pisado la aldea Naruto se veía emocionado.
—Naruto no está calificado aún —Sasuke se veía reacio a compartir mucha de esa información— primero debe prepararse oficialmente, se casara en unos meses y debe ser impecable.
Por supuesto, Sasuke no contó que detrás del estado de Naruto había otras cosas no tan complejas. Obito había ascendido por petición de Kakashi, quien había sido el elegido. Kakashi declinó, y Obito fue la opción pertinente.
—¿Sakura? —Karin se inclino al frente cuando preguntó.
Sasuke asintió y para ella tuvo sentido. Sakura siempre había amado a Sasuke, Karin no sabe si de una forma más madura o lo que sea que haya sentido ella. Para Karin había sido, extraño la forma en la que durante la guerra Sasuke había sido protegido y amado por parte de Sakura, sin embargo, una vez que Naruto salió herido, había visto la forma en la que la chica corría sin importarle el enemigo, se había convertido en una mujer fuerte y poderosa con aquel jutsu proveniente de Tsunade, Karin miró detrás de aquellos ojos verdes y pudo ver la forma en la que se oscurecían cuando Naruto estaba en mal estado y en la que brillaban cuando él le sonreían.
Karin pensó que tarde o temprano Sakura se daría cuenta de la verdad.
—Sakura. —Sasuke se veía extraño. Mudo, tranquilo, un poco inquieto.
—¿Quieres decir algo?
—No pensé que Sakura se casaría con Naruto.
Karin arqueo la ceja y se acomodó los lentes con premura para observar al Uchiha.
—¿Estás celoso?
—No. —Negó Sasuke tajante.
Karin lo miró fijamente intentando obtener una respuesta. Estaba dispuesta a leer su chakra para darse una idea de lo que pasaba por su cabeza, pero eso era demasiada intromisión.
—¿Entonces? —Karin no hizo mucho caso cuando Sasuke miró la ventana—. ¿No deberías estar casado tú también?
Sasuke abrió los ojos un poco y desvío la mirada de la ventana para verla por un par de segundos.
—Era un matrimonio arreglado.
—¿Y? —Karin no sabia toda la historia.
Hasta dónde se había quedado era que Sasuke descubrió qué su padre y él padre de uno de los clanes los habían comprometido desde niños. Con la muerte de su padre a manos de Madara y el ascenso de Itachi a líder de Raíz, Sasuke sería el líder de los Uchiha y con ello el matrimonio debió de acceder. No obstante, habían pasado ciertas cosas que había negado aquella posibilidad. Y otro Uchiha ahora comandaba el clan.
—No es importante.
—Sí tu lo dices —murmuró Karin un poco confundida.
Karin podría llamarse a sí misma un tanto problemática. Pero sabía cuando alguien mentía y Sasuke lo hacía, no era su chakra o la manera que evadía su pregunta. Tenía aquella mirada perdida.
—Estoy aquí porque Obito te necesita para una misión —dijo Sasuke finalmente cuando el tema de conversación lo hizo pensar de más— puedes negarte, siempre tienes la opción, la paga es buena porque no serás considerada como una kunoichi activa, serás asesora.
Karin mordió su labio inferior. Sonaba tentador, la paga la necesitaba, le gustaba ser mesera y era divertido, pero el dinero era un problema. No era un lugar demasiado amplio y el dinero no fluía demasiado.
—¿Asesora?
—La misión es clasificada, es lo único que puedo decirte.
La asesoría en las misiones era el doble de la paga, eran trabajos independientes en los que cierto tipo de personas tenían la capacidad de manejar y sin tener algún tipo de acercamiento con los involucrados. Sonaba bien para Karin.
—No hay misiones de ese tipo ya.
Sasuke la miró fijamente y su inexpresividad habló por él. Aquello era mentira, las misiones clasificadas seguían existiendo, para ser más cerradas y herméticas, el poderío militar seguía existiendo aunque nadie lo dijese en voz alta.
Seguía el temor.
—Puedes negarte como he dicho.
—¿Qué necesitan? —Sasuke no dijo nada y ella respondió—: Clasificado, lo entiendo.
—Tienes un día para pensarlo.
—Es muy poco tiempo.
—Porqué mi hermano, Itachi, ha salido perjudicado.
Karin notó aquel tono bajo y oscuro de Sasuke al referirse a su hermano mayor. Estaba molesto y por alguna razón tenía una connotación sombría en su tono de voz.
—Lo pensaré —dijo no muy convencida.
Sasuke la miró.
—Tú no perteneces aquí —dijo Sasuke, pero ella no respondió.
¿Qué tenia que pensar?
☆☆☆
Cuando Sasuke se retiró a la posada que se encontraba a un lado, se concentró en atender a otros clientes, pedidos aquí y allá. El lugar era cómodo y la gente solía ir de visita como parte de vacaciones o bien un fin de semana sin muchos problemas.
La gente solía fluir poco, y los que habían tendían a pasar poco tiempo, nunca demasiado para tener el turismo de una forma autónoma.
—¿Quién es el chico atractivo de allá? —pregunto Hana.
Hana era una sobreviviente de la guerra al igual que ella, era la chica con la que había llegado a aquel pueblo de refugiados. Tenían una vida similar, Hana no pertenecía a un clan poderoso, pero si muy unido y leal a Suna, habían desaparecido al tener manejar el viento como coducto de energía, muchos murieron. Hana era bonita, cabello castaño y ojos verdes, era bastante blanca para alguien que vivía en el desierto, Karin no pregunto sobre eso.
—Un viejo amigo —Sasuke no era su amigo, pero la mirada inquisidor de su compañera de cuarto la hizo sonrojar— es de la Aldea de la Hoja, vino a ofrecer trabajo.
—¿Tiene novia? —Hana preguntó mientras lo miraba atenta.
—Prometida —Karin dijo con una sonrisa. Hana era irónica con ella misma.
—¿Por qué todos los hombres atractivos tienen que tener novia, esposa o bueno... gustar de otros hombres? —Hana era dramática y parecía llorar de la emoción, cínica.
—No tengo idea —Karin dio un vistazo a Sasuke, se veía jodidamente guapo, se preguntó qué pasaba por su cabeza.
Sasuke no solía verse muy distraído a como se veía ahora.
—¿Qué clase de misión te ofreció? —Hana era parlanchina y metiche.
—Rastreo —mintió, pero Karin sabía algo, Konoha no habría mandado a Sasuke si no fuese algo definitivamente peligroso o secreto, además Itachi Uchiha estaba inmiscuido. Nada podría salir de aquella combinación.
—¿Por qué no la tomas?
—Es complicado —respondió Karin con torpeza. Limpió sus manos con el delantal blanco y acomodó su cabello de la coleta alta.
—¿Por qué? —Hana inclinó su cabeza un poco y Karin le pareció infantil y desesperante—. ¿No era lo que pedías? ¿Una oportunidad para irte de aquí? Es Konoha de la que hablamos, no un simple pueblo.
—No tengo a donde ir.
Era verdad, Karin por muy Uzumaki que fuese al igual que Naruto, no tenían ningún tipo de relación, es más no estaba segura si él la recordaba. Naruto estaba apunto de casarse con Sakura Haruno, dudaba que hubiese un poco de atención para ella. O un lugar, por lo menos.
—¿Puedes incorporarte a Konoha? Como ciudadana.
—No es tan simple —ella era solo una huérfana y simple mujer en busca de una oportunidad.
—Pero no dijiste que el que iba a ser el Hokage...
—Cállate Hana —regañó Karin con torpeza y un sonrojo fuerte en sus mejillas.
El solo recordarlo a él, la hacia sentir pequeña, asustada e insegura. No estaba lista y para ser sincera, esa era la razón principal por la que no deseaba pisar Konoha.
—Deberías hacerlo por el dinero —dijo Hana con simpleza— este pueblo está en quiebra en no mucho tiempo nos tocara salir de aquí y es preferible que tengas amigos o conocidos a donde ir qué a ningún lugar.
—¿Estás diciendo que me vaya y te deje aquí? —Karin se sorprendió y sirvió un par de bebidas en la barra para mirar a su amiga.
—Yo soy de Suna, tengo asilo político y está relativamente cerca —Hana era divertida y carismática— no hay de que preocuparse.
—No sé si sea buena idea —Karin murmuró con pesar.
—Míralo como una oportunidad —Hana dijo cómo si nada, no parecía verse afectada— puede tu trabajo ser gustoso para los de la Hoja y obtener algún tipo de apoyo.
—Es solo una misión.
—¿Karin? ¿Cuántas veces lo deseaste?
Karin miró a Hana y después a Sasuke. Había algo retorcido en el Uchiha, se veía cansado y con un poco de desesperación. Distraído. Sasuke Uchiha estaba distraído y eso no era una buena señal.
☆☆☆
Karin recordó un poco de su vida.
¿Qué deseaba ella cuando era niña? ¿Era feliz? ¿Ser una ninja sensor era suficiente para ella? Sinceramente y para ser demasiado honesta, no lo recuerda.
Karin Uzumaki no recuerda quién era ella antes de ser solo Karin, la niña secuestrada, la chica que permite recuperar energía, la chica que ayudó en la guerra, la mujer mesera de un pueblo y ahora la mujer que Konoha busca.
Karin no recuerda algo en su vida wue haya sido exactamente feliz, no recuerda su vida con plenitud o si quiera recuerda algo bueno de su infancia, amigos, escuela o lo que sea que busque la gente.
Karin no sabe a dónde ir, hay una nube gris sobre ella y sobre lo poco que recuerda de su antigua vida, no recuerda mucho y tampoco quiere hacerlo. Puede sentir las mordidas de los hombres en sus brazos, la forma en la que la veían y el asco de ser tocada por alguna persona.
De alguna forma, Karin se siente extraña al ser necesitada por Konoha.
—Debes de dejar de pensarlo —Hana explica sin mucho decir.
Karin sonríe a la mujer a su lado y ambas ven el cielo en la acera de aquella posada en la que viven.
El cielo se siente como Karin, oscuro, profundo y sin luz.
—No recuerdo mucho de mi vida, Hana —responde Karin con pesar— no recuerdo algo que me haya hecho sentir algo que no sea mi madre.
—Por eso debes ir —Hana se ve relajada con aquella pijama de osos panda— si tienes la necesidad hazlo y si no deja pasar la.pportunidad, si es tuya eventualmente regresará.
—¿Crees que sea así de sencillo?
—Debe serlo —Hana sonríe con sus mejillas rojizas— yo... te he visto... no eres de aquí, yo tampoco, pero hay gente que vive para esto, tú y yo no lo hacemos...
Karin despega su mirada de Hana, ella uso las mismas palabras que Sasuke.
—¿Crees que es mi obligación ir?
—Creo que te da miedo —explica Hana y mira el cielo en su totalidad, sus ojos ni siquiera se ven verdes si no de un tono oscuro y café— no conoces otra cosa que no sea el castigo, ha sido diferente para ti, ese hombre que te vino a ver conoce el mundo y no se ve muy cómodo aquí... Lo que quiero decir, nunca has buscado algo más porque no has tenido la oportunidad de tenerlo...
—Eso es un sí.
Hana asiente con la cabeza y sonríe, tiene una bonita sonrisa.
—Debes hacerlo... Construye otros recuerdos.
—No recuerdo los míos —murmura Karin.
—No somos quienes recordamos —Hana se ve relajada— somos quienes imaginamos llegar a ser.
—Eso es tan cursi.
—Lo es —ambas sonríen— por cierto, dile a Kakashi Hatake que si te toca de nuevo, yo iré tras él.
—¿Pero quién mierda te dijo sobre él? —Karin sintionque sus mejillas estaban tan malditamente calientes que asemajaban a su color de cabello y ojos.
—¡Vamos Karin! No pensaste que no me daría cuenta que Kakashi Hatake entraba a tu habitación un par de veces al mes desde hace un par de años —Hana se ve divertida con esa sonrisa irónica— soy lesbiana no estúpida, querida.
Karin sonríe y sabe que, Hana tiene razón, es su oportunidad para recordar.
—Solo una cosa —Hana tenía las mejillas encendidas— no te enamores de un patán.
—Eres patética, Hana —Karin se sentía sonrojada, porque Hana no debía saber de aquella historia con Kakashi Hatake.
—Y si conoces a una linda chica pelirroja me la presentas —Hana guiñó el ojo y Karin sonrió porque ella había sido una buena amiga.
La única en su vida.
☆☆☆
Cuando Karin acepta la misión, Sasuke no se ve muy sorprendido y no pregunta porqué, no es su problema y si es sincero, no le interesa. Obito pidió resultados y los ha dado.
El camino duró cuatro días y tres noches, era largo, el clima cambiante, las personas van y vienen. Karin se sorprendió de la cantidad de personas que había cerca de la aldea, había cientos de shinobi, era sorprendente la cantidad de personas que se encontraban en aquel lugar.
Todo lleno de vida y no como los recuerdos oscuros y torpes de los que poco tenía claridad.
El lugar era brillante, luminoso y muy cálido, la entrada del lugar era enorme y varias personas caminaban alrededor de aquel lugar.
—Bienvenida a Konoha —la voz de una mujer la sacó de su ensoñacion, el lugar era francamente hermoso y perfecto a su idea de un mundo hermoso.
—Hola, un gusto —hizo una pequeña reverencia.
—Ino Yamanaka. —se presentó la mujer—. Seré tu guía y apoyo durante tu estadía aquí.
La mujer era hermosa, con cabellos extremadamente largos caer por su espalda, un flequillo adornando su rostro, maquillaje impecable en los bonitos ojos azules, ropa extremadamente ceñida y una gabardina cómoda de color negro que la hacía ver más formal y profesional.
Ella se miró a sí misma, su cabello rojizo un poco seco y mal recortado, su vestimenta era aquella ropa que solía usar en el hogar que le había dado Orochimaru, los ligeros shorts, los protectores altos, el pequeño saco morado y gastado qué uso durante años. No tenía ropa para misiones. Sus lentes un poco chuecos y descuidados.
—Sasuke —llamó Ino y un asentamiento de la cabeza.
—Hmp, Ino —Sasuke la miró y Karin observó qué aquella inquietud de Sasuke se apaciguaba.
—Gracias por traer a Karin —Ino tomaba su distancia y Karin miraba únicamente la reacción de ambos— Obito quiere tu reporte. Puedes visitar a... Itachi, si gustas.
—Como sea —y Sasuke desapareció.
Ambas comenzaron a recorrer el camino a la Torre del Hokage y Karin no pudo evitar recordar lo mucho que amaba hacerlo cuando era niña. El lugar era simplemente maravilloso, era muy bonito y las personas tenían una lectura de energía en calma y muchos de ellos en completa felicidad.
—Suele ser mejor —Ino dijo sin mucho problema— soy sensor. Y reconozco a una persona cuando la veo.
Karin sonrió y las mejillas rojizas aparecieron, era extraño cuando alguien la descubría.
—¿Cuál es el plan?
—¿Sasuke no te lo dijo? —Ino se veía confundida—. Bien, primero te entrenará una ninja sensor de la Hoja, el equipo de rastreo de Konoha es diferente a tu rastreo, nos basamos en la precisión de tres elementos, y mejoraremos en lo que haya que mejorar.
—¿Qué desean que rastree?
—Eso lo hablaras con Lord Hokage, —Ino caminó con seguridad por el edificio, parecía una conocida en el lugar, muchos la miraban con respeto y otros simplemente los ignoraban—, espero te guste tu estadía aquí. Durante la noche, pasaré por ti, es común que Konoha abra las puertas de su hogar a los invitados.
Karin asintió en silencio cuando Ino abrió la puerta y en ella se encontraba el actual Hokage, Obito, una mujer bastante hermosa de cabellos largos oscuros y preciosos ojos blancos, Hyūga, pensó; y no por menos importante la presencia que la hizo revolotear y querer salir de ahí con las piernas temblorosas y el recuerdo del aroma a él la invadió: Kakashi Hatake.
—Gracias, Ino —Obito habló con formalidad, tenía el rostro serio y una extraña incomodidad en su cuerpo— regresa al cuartel con Itachi.
—De acuerdo, Lord Hokage —Ino hace una reverencia— nos vemos en la noche, Karin.
Y desaparece.
—Muchas gracias por venir y aceptar la misión —Obito sonrió y caminó alrededor de los presentes.
Karin entrecerró los ojos curiosa, él tenía una actitud controladora y llamativa a primera instancia.
—He aceptado porqué a cambio deseo...
—Hablaremos del precio después —Obito estaba ansioso y un poco extraño— ella es Hinata Hyūga la kunoichi sensor que te ayudará para extender tus habilidades, y bueno... —Obito estaba molesto— el capitán de la misión no está disponible y el segundo al mando está con un pequeño lavado de cerebro.
—Obito —regañó Kakashi.
Y Karin tuvo que respirar hondo para no sentir la forma en la que sus piernas temblaban cuando el tono aburrido y descarado hablaba.
—Hinata —Obito mencionó con un ligero acarreo en las sílabas del nombre— te encargarás de ella. Ino está ocupada.
—Sí, mi Lord —Hinata asintió e hizo una reverencia perfecta.
Karin se sintió estúpidamente vulgar a su lado.
—A Kakashi ya lo conoces demasiado bien —Obito tenía esa mirada hambrienta que todos los Uchiha poseían, de obtención de un objetivo.
—Kakashi —dijo Karin con la lengua atropellada y sintiendo la mirada curiosa de Hinata sobre su persona.
—Karin.
Mierda, sus piernas tiemblan, el delicioso dolor en el vientre bajo y tal vez se equivocó en haber aceptado.
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