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—No puedes ser así con todos, ¡Dios, Elle! Pareciera que quieres bajarme de las buenas opiniones —la voz de su jefe, Kyle Dagger, llegó a su cabeza—. Se supone que éste lugar debe estar lleno de gente que haga cómoda su trabajo...

Dejó de escuchar sus propios recuerdos en ese momento, recostándose sobre el asiento del conductor en el taxi que había pedido para marcharse de su jornada de trabajo.

No había sido su culpa, pero eso Kyle no lo comprendía: El hecho de que esa omega se le hubiese insinuado de manera tan insistente. Ella no hizo nada más que negarse amablemente, pero la mujer deshizo sus palabras en ideas que no eran, y eso había sido suficiente para cabrearla y que le alzara la voz frente a todos los pasajeros. Era de poca paciencia, y eso ya le había dado varias bajas en el trabajo.

Kyle ya se había enterado al momento en que el avión aterrizó de vuelta. No le dio tiempo de explicaciones, se la llevó tan pronto la vio y comenzó a reñirla. "Por favor, vete y descansa", le ordenó tras media hora de palabras, así que no tuvo nada más que hacer para refutarle al chico.

Ocupó una gran fuerza en su interior para controlarse y no terminar soltando palabras dolorosas de las que después se arrepentiría utilizando la voz de mando, porque Kyle, además de ser omega y pareja de una vieja amiga suya, era su mejor amigo. No podía ser tan descarada tratándolo mal aprovechando su posición como alfa.

Así pues, al contrario, tragó sus impulsos de dominar la pelea negándose a ser como, se supone, "debería ser un alfa" a palabras de su padre. No, ella había decidido no ser cómo lo que aquel alfa viejo deseaba desde que había nacido fuera de las expectativas arcaicas del hombre, y de nuevo, había estado hundiéndose en sus pensamientos. Suspiró, removiéndose en su lugar al sentirse medio dormida, y comenzó a observar el lugar, reconociéndolo.

Ni siquiera quería llegar a casa para llamar a sus padres, siempre queriendo saber cómo había ido su día. Vaya sorpresa al decir que había sido regañada y enviada a casa –cual pequeña niña– por su jefe debido a su mal temperamento... de nuevo.

—A la derecha —indicó al taxista que le había volteado a ver algo inseguro respecto al camino; su celular parecía no funcionar muy bien por lo que no confiaba en el GPS. Y su lobo se removió inquieto y ansioso en su pecho al ser consciente de los pocos metros que la separaban de su casa.

Iba de nuevo contradiciéndose, porque así como no quería llegar a casa, deseaba hacerlo.

Valía la pena si su dulce omega se encontraba ya listo y contento de verla.

⠑⠁꧁🄳🄰🄼🄼🄴🅁꧂⠁⠔

Doux: dulce

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