| : ᴄᴀʟɪɴs ᴇᴛ ʙɪsᴏᴜs : |

El ronroneo que recibió acariciando el arco de la espalda del menor la hizo sonreír. Nicholas dormía acurrucado sobre su cuerpo, balbuceando entre sueños haciéndolo ver aún más tierno.

Su celular timbró, haciéndola gruñir y levantarse tan rápida y cuidadosamente como le fue permitido para ir por el aparato y contestar antes de que el sonido de éste irrumpiera en el sueño de su pareja.

—¿Sí? —agradeció su voz rasposa al ayudar a confundir la molestia que se colaba por su tono amable.

Elle —la voz de Kyle la tensó por completo, y un músculo se elevó en su boca: una sonrisa incómoda apareciendo en su rostro, como si la persona con la que hablaba del otro lado se encontrara en frente de ella—, hace tres semanas no te veo por aquí, y recuerdo haberte mandado a descansar, pero no eternamente. Si harás algo así, al menos tráeme tu renuncia, Alfa infantil.

Bufó, "verdad, tenía un trabajo..."—. No actúe por ningún berrinche, mi omega... —volteó a ver al mencionado al escucharlo gemir entre sueños, estirándose perezosamente, y regresó su vista hacia la pared algo molesta, algo le indicaba que el chico estaría ya despierto en cuanto volteara: ella quería que se cuidara, que durmiera más—. Nick entró en celo, y tú más que nadie deberías de entender lo necesitados que son los omegas, omega. Aún más, mi omega —suspiró sintiendo el olor dulzón de los bizcochos mezclarse con el suyo propio y aguantó el gemido que rasgó su garganta, por respeto a su jefe más que nada—. Iba a avisarte, pero nada más llegue no me dejó apartarme ni un segundo. Lo siento. Cumpliré horas extras si así deseas.

La línea quedó en silencio un rato, abrumando a la chica: Eso no era típico de Kyle. Mucho menos de Kyle. El chico era conocido por ser un omega nervioso y explosivo de control a la primera provocación, a ello sus constantes reñidas en el trabajo. Pero esto...

Esperaba al menos un grito molesto y con adevertencia incluida, no el suspiro de alivio que escuchó pasando el silencio.

Él... ¿Nicholas está bien, cierto? —No podía verlo, pero juraba sentir los ojos preocupados del castaño al preguntar por su mejor amigo.

—Lo está, ¿por qué...? —frunció sus cejas al momento de advertir alguna plática entre los chicos que no le hubiese sido contada por su pareja en su inocente afán de comentarle todo cuanto hablaba aún siendo secretos ajenos. No tenía problema con ello, era buena guardando los secretos que su pequeño omega no podía guardar frente a ella—. ¿Ustedes hablaron algo?

Yo... bueno, creo que sólo puedo decir que tengas paciencia, sería mi único consejo. Pero a lo demás, tú eres la única que decide, y si tu opción es la violencia al contrario de nuestro pacificador chiquillo, yo te apoyo. —Había cierta complicidad y burla en la voz del chico al decir lo último, eso la hizo sentir complacida al tener el apoyo de una de las personas más importantes para su omega...

Pero de igual forma tenía sentimientos encontrados.

Había algo que su omega no le había contado, aquello la tenía preocupada.

Aún más con aquel "consejo": ten paciencia. ¡Era estupido!, era todo menos paciente, ya todos lo sabían.

Pero, encontrándose sin poder pelear al no querer llevarse al omega en la otra línea, y su jefe, como objetivo, guardó a nueva cuenta la ansiedad que le recorrió por el cuerpo, agriando su olor a chocolates y obligándola a cerrar su mano en un puño un tanto agresivo, sus uñas encajándose en la palma blanquecina haciéndola arder. Quizá la sangre brotaría después.

—Bien, gracias por el apoyo, haré el intento. Y con respecto al trabajo...

No te preocupes por ello. Conozco a Nick, te lo dejaré pasar, así que cuida de él en el próximo "tiempo de reposo", Alfa infantil. Sino, te cortaré el cuello con mis dientes, ¿entendido?

Rio entre dientes. La sobreprotección que ambos omegas solían tener para con el otro era algo que la divertía y admiraba, ambos chicos eran como hermanos—. Lo he entendido, jefe.

Colgó la llamada al entender que Kyle no se despediría debido a su silencio algo extenso y tras ello tronó su cuello intentando alejar la tensión en su cuerpo. Volteó y sonrió ante lo que ya esperaba: su omega sentado sobre la cama mirándola de forma atenta.

Se acercó a paso lento, esperando alguna señal que le indicase cómo debía reaccionar: Si era el lado del omega quien le esperaba, dejaría a su alfa actuar. Si era el lado humano quien lo hacía, entonces se acercaría lentamente a la plática que deseaba.

Sin tensionarlo o ponerlo ansioso sobre el tema.

—¿Alfa?

Respiró lentamente al reconocer a Nicholas, y se acercó con más calma. No era que le hubiese molestado que el omega siguiera presente, pero aquello le habría dado a entender que el chico no quería salir de su "estado" por cuenta propia más que nada, y aquello ya la preocuparía.

—¿Estás bien? —dijo acariciando los rulos del chico con cariño al ya estar cerca suyo al borde de la cama, y sintió calma al momento de encontrarlo sonriendo de manera relajada por el contacto—. Este celo duró más tiempo que los otros...

La pregunta escrita en los ojos de su omega le hizo indicarle de forma juguetona el celular en su mano, moverlo un poco para que prendiera y el chico pudiese ser consciente de la hora y fecha en el aparato.

—¿Tanto? —las mejillas de Nicholas se prendieron en rojo, haciéndola preguntarse cómo sentiría su rostro en esos momentos al haber llegado la sangre de golpe—. Dios... —tapó su rostro, ahogando un pequeño gemidito—. Lo bueno es que hay una pausa... Te habría puesto, y me habría puesto en problemas por esto si la ley no existiera.

Elle le dio la razón, encontrando que, muy probablemente, aquella ley la había salvado de perder su trabajo hace una semana. Se tenía permitido al jefe dar fin al trabajo si el trabajador faltaba más de un mes, y había muy pocos como Kyle, que, además de preocuparse sinceramente, te llamaba para recordarte de la aburrida vida que tenían los adultos.

Y no siempre eras pareja del mejor amigo de tu jefe... Así que tenía más suerte de su lado que nunca.

Cierta "pausa" había para los omegas con respecto a sus celos, así como con alfas, en sus trabajos y escuelas. Al llegar los celos de los omegas cada tres veces por año, y para los alfas dos veces al año, no era algo que causara mucho problema.

Una ley había sido colocada permitiendo que, cada que estos "calores" llegarán fuese permitida una inasistencia justificada a partir del tiempo en que cada persona presentará a su lobo en escuelas y trabajos. Respetando así los tiempos reproductivos del animal que convivía con ellos diariamente, y permitiendo que la vida de cada persona no se viese afectada con regularidad.

Cada celo era muy distinto, y mayormente tendía a hacerse un seguimiento –personal– a partir del día en que te presentaste ante el mundo en una de las tres castas, puesto que éste llegaba con una pequeña probada de lo que sería un celo. Tal seguimiento servía como una justificación en tu ambiente laboral y educacional si se presentaba en días ocupados.

...Nicholas había sido un caso distinto:

Presentándose entre la temporada normal de los lobos (febrero-marzo), pero sin celo alguno que lo indicara, teniendo sólo a su olor de forma detectable para todos los demás a sus 10 años. Sus padres lo habían llevado un tiempo después de que el periodo normal de espera había pasado sin celo alguno, y de ahí comenzó un seguimiento más estricto a los calores del chico.

Su celo llegó tres meses después de aquello, así como la anemia y otros problemas más emocionales y existenciales.

Pocas veces era que su celo llegaba en el tiempo correcto y eso había frustrado al omega. Sus padres habían sido el mayor apoyo del chico, cuidándolo y amándolo aún con cada cambio de ánimo constante e irregularidades. Cariño que pasó después y de una forma más intensa por parte de su pareja.

Elle estaba contenta con cuidar y proteger al chico lo permitido, así como apoyarlo y animarlo en cada caso.

—Pero, ¿estás bien? —volvió a insistir aún ante la ternura que le provocaba el ligero estado que anunciaba un berrinche por parte de su chico.

—Tengo el culo jodido, hambre, y un estado perfecto de satisfacción. Así que, ¿tú qué crees? —el enojo que brotó en esa, mayoritariamente, dulce voz la hizo carcajear.

—Pensaría que perfectamente —lo miró por unos instantes, parando en uno de los indicadores que el chico había mencionado: hambre—. ¿Quieres algún postre, algo? —acarició lentamente los cabellos al no haberlos soltado hace un rato, no creía hacerlo, adoraba la manera en que cada rulo se alzaba de manera despreocupada cada que su omega recién despertaba—. ¿Agua? Tu omega amo comer comida grasosa durante este tiempo, fue difícil convencerlo para que comiera algo más... tuve berrinches a cada rato —notó la sonrisa apenada en el chico, y su alfa se alzó orgulloso en su pecho. Sólo ella podía quejarse de ciertas cosas sin hacer sentir mal a Nick, se conocían bien hasta para esas pequeñeces—. Aprovechemos el reposo para cuidarte, ¿te parece? Yo me encargaré de tenerlos contentos a ambos.

Nicholas terminó gimiendo bajito y cayendo encima de su alfa de manera gustosa—. Eres la mejor... gracias. No entiendo cómo puedes conmigo.

—¿Qué no es obvio? —sonrió juguetona, al instante siendo señalada de manera infantil por Nick.

—Amarme no es suficiente —le regañó en un pequeño berrinche haciéndola reír.

—¡Claro que sí! —protestó con cierto enojo a modo de juego—. En esa "razón" se mezclan muchas otras —indicó en su voz el lugar exacto donde había colocado comillas imaginarias y continuó—: Amo de ti cada imperfección y perfección que tengas, así como cada uno de tus logros y errores. Amo todo de ti, y mi alfa igual: adora al omega desastroso que tenemos por pareja. Y lo más importante, yo te elegí. Así que, por más que lo dudes, "te soporto" porque yo quiero.

Nicholas rio entre un murmullo algo gracioso y elevando su mano, golpeó el brazo de Elle de manera muy lenta y sin fuerzas al estar cómodo.

Elle sonrió burlona ante la idea de su alfa de querer llevar ya al chico a comer algo, lo que fuera, pues sentía que esa "lentitud" era por sus ligeros descuidos durante el celo.

—Te amo —le fue susurrado.

Elle lo cargó en brazos y tomó por rumbo a la cocina viéndose incapaz de negar que la preocupación de su lobo era también la suya.

—Yo te amo mucho más a ti, doux à moi —el suspiro gustoso de su pareja la hizo sentir complacida de la decisión que había tomado tiempo atrás de estudiar francés: era uno de los idiomas que Nicholas más amaba escuchar, y que mejor que complacerlo en cada uno de sus gustos.

Para ella, era lo mejor, y se sentía orgullosa de darle todo lo que pudiera a su omega, tanto como Nicholas buscaba dárselo a ella. Se llenaban mutuamente, eran felices con el otro y aceptaban sus diferencias, ¿qué mejor para ella y su lobo?...

Había cierto tiempo de "reposo", en el cual se esperaba a que las últimas señales del celo pasaran, y Elle planeaba aprovecharlo. Quizá esa plática tendría que esperar dentro los próximos siete días, pero nada que la tuviera muy ansiosa. Intentaría llegar a aquel momento tan rápido como su pareja le permitiera.

Y tan rápido como su "paciencia" lo dijera.

Aunque algo, muy en el fondo, le decía que, fuera lo que fuera que estaba pasando, no era algo por lo que preocuparse, sino alegrarse.

Eso sólo la hizo pensar en que, cualquiera de los resultados, la haría querer saltar sobre el omega a besarlo, y a adorarlo.

⠑⠁꧁🄳🄰🄼🄼🄴🅁꧂⠁⠔

Câlins et bisous: Abrazos y besos
Doux à moi: dulce mío

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