▀▄▀▄▀▄ Capítulo 8 ▀▄▀▄▀▄
Tiger Claw
Cuando pille a ese insecto nauseabundo, voy a arrancarle todos sus miembros. Cada vez que pienso en esta situación...Tengo a la que quiero asesinar bajo mis garras, pero no puedo hacer lo que deseo. Si quiero sobrevivir yo, tengo que contener la furia que siento. Es muy difícil. No soy precisamente un hombre que sepa controlar sentimientos como la ira. Algo irónico para alguien que una vez le dio consejo sobre lo mismo a Raphael. Encima, ¡esta mujer no me tiene miedo! Incluso se dirige a mí de tú, aún sabiendo que quiero y voy a acabar con ella. Es impensable tratándose de una humana normal y corriente.
-Oye tigre, ¿puedes soltarme ya? ¡Ahora no pasa nada!
Su voz interrumpe mis pensamientos, sin ningún respeto.
- De eso ni hablar- le digo, obteniendo un bufido por respuesta. Nunca se sabe qué es lo que puede tener preparado Stockman.Cuando menos me lo espere, algo ocurrirá y mejor tenerla cerquita mía.
Y así está pasando ahora. De pronto siento que el suelo empieza a temblar violentamente bajo mis pies y al intentar apoyar más fuerte la pierna herida para no caerme, cedo ante el dolor y caigo arodillado, provocando que se me escape del brazo la mujer, que sale rodando para el lado contrario. Me reincorporo rápido, yo estoy por encima del dolor, e intento llegar hasta ella, pero de repente, una pieza de suelo ante mí sube hasta impactar contra el techo para luego volver a bajar. Es como si hubiera cobrado vida y se hubiese vuelto loco. La humana ha conseguido ponerse de pie ante mi asombro, pues no es precisamente fácil, y se encuentra gritando. Que poco útil. Por mi parte, intento ver cómo salir de esta situación. Si el suelo que está justo debajo de nuestros pies se alza, estaremos muertos. Diviso a lo lejos, donde se suponía que estaba la salida, como ésta se torna negra como la boca de una cueva. Comprendo que no es la salida, solo una estratagema de Stockman, pero si queremos salvarnos de ésta, tenemos que llegar allí.
Usando mis cuatro patas, llego hasta la mujer, que estaba brincando de cuadrado en cuadrado sin saber qué hacer. La cargo en el hombro y después de un largo esfuerzo, consigo salir de esa terrible trampa gracias a mi propulsor. Sin poderlo evitar, pues yo también me canso a veces, me siento en el suelo jadeando y poso a la chica a mi lado. Me encuentro exhausto, pero aún puedo seguir.
Me apoyo sobre el suelo con las dos manos y miro mi pierna herida, que cada vez duele más. Por su culpa...no estaría así si no fuera por ella. ¡Y encima tengo que salvarla del peligro! Maldito Stockman...
Cuando giro el cuello para mirarla guiado por el pensamiento de odio que siento, no puedo evitar un ligero sobresalto al encontrarla observándome fijamente con la boca levemente entreabierta, y el sentimiento que he de controlar vuelve a la calma. De todas formas, el ansia de venganza justo después de lo que acabo de pasar, lo quiera o no, está poco aflorado. Desde esta perspectiva, puedo verificar que se trata de una mujer muy atractiva. Natural, pero atractiva. Pobre de su novio o amante: su musa se verá dentro de nada cubierta de un manto de sangre.
Desvío la vista y le pregunto con un tono molesto para que me deje tranquilo:
-¿Qué pasa?
-¿Eh? Ahm, nada.
-Mejor. Pro...*
*(Quiso decir: "Prosigamos, cuanto antes salgamos, antes acabaré con el que nos trajo aquí.")
-¡Cuidado!
¿Qué está pasando? De repente la chica se ha abalanzado sobre mí, tumbando todo mi cuerpo al suelo y permanece pegada a mi pecho. De nuevo ha actuado cogiéndome por sorpresa, y mi corazón ha empezado a latir deprisa sin remedio. También se me es posible apreciar su olor. Todos con los que me relaciono, Xever, el maldito de Sotckman, Bradford... tienen un olor espantoso, y aspirar su perfume es una delicatessen para mi olfato.
Me dejo de estos pensamientos que no vienen al caso ahora mismo y me centro. Levanto la vista por encima de ella y veo que una bola "de destrucción" de Stockman ha pasado a escasos milímetros de nuestros cuerpos.
La mujer...Me ha salvado.
Al elevarse sobre mí, noto como se fija por poco tiempo en mi ojo. Desde donde me encuentro, yo puedo también puedo contemplar los suyos, unos ojos brillantes que si fueran diamantes, sin duda Shredder los querría. No solo me fijo en esa parte, y coincido en que sus rasgos me parecen perfectos.*
*(N.A: Aclaro: la tía no es perfecta. No. No es como las de otras novelas que son la suma de la perfección. Esta mujer es NORMAL, con rasgos finos, pero normal. Y este gatito simplemente considera, que para su gusto, son perfectos.)
Después de esos segundos, en seguida la aparto bruscamente de mí bastándome un solo brazo, haciendo que giremos cada uno hacia un lado, en un intento de ponernos a salvo, pues la bola volvía a por nosotros. Entre los dos, se decantó por mí. Pero con mi espada no fue muy difícil cortarla por la mitad en un rápido movimiento.
-¿Qué era eso?- pregunta la muchacha aún en el suelo, con una expresión de miedo en el rostro.
-Un juguete de Stockman.
○●○●
¿Stockman? Stockman es el que nos ha encerrado aquí, ¿verdad? Lo odio. Ni siquiera sé si esto es otra dimensión o una casa de esas que tienen trampas que se ven en algunas películas. No tengo ni idea de dónde estoy. Maldito sea. Mosca del demonio. Cuando salgamos de aquí yo misma ayudaré a este monstruo a matarlo. Oh. Ahora...Me estoy comportando como él haría. Lo que me convertiría a mí en otro monstruo. Bien. Calma. Además, ¡a este no le hace falta ayuda! Fue increíble como pasó las hachas aquellas estando tan herido, no pude reprimir mi admiración. Se trata de una criatura de mucha fuerza, resistencia y velocidad. ¡Es un tigre! Pero ese ojo que antes brillaba de odio en la calle, el cual he tenido la oportunidad de contemplar ahora tan de cerca...Es lo mejor. En ese instante no había casi ni rastro de aquel odio, así que me sumergí de lleno en él, aunque fuese un corto plazo de tiempo. Posee una luz chispeante, es intenso, cautivador, es...alucinante. ¡Oh!, ¿porqué tuvo que perder el otro?* Y además, su cuerpo es tan cálido...
*(En la serie nunca dicen que GT perdió un ojo, pero como lleva un parche en algunas ocasiones, consideraré en esta historia que le falta.)
Me acerco a él para ver las dos mitades que quedan de la bola levitante con sierra incluida que nos ha atacado. Fascinante. ¿Qué clase de cerebro tiene esa mosca para idear tal invento? Lo que uno tiene de fuerza bruta y belleza, el otro lo tiene de poderosa inteligencia y alto nivel de asqueamiento.
Sin dirigirme palabra, me percato de que el tigre comienza a avanzar hacia el final del extraño túnel. Hasta ahora no había notado que su fondo se ha tornado de negro. Pero, ¿acaso este "hombre" sabe a donde va? ¡Y encima ensangrentado! ¿Lo sigo? ... Debería hacerlo.
Con un par de pasos ligeros, lo alcanzo, situándome a un paso detrás suya. Avanza con la mirada al frente y con su espada echada al hombro, preparado por si aparece cualquier cosa que pretenda hacernos daño de nuevo. Las armas de su pantalón siguen perfectamente colocadas cada una en su sitio. Entonces, no puedo evitar hacer algo.
-Alto- ordeno. Vaya, ¡me ha hecho caso!
Girándose para tener contacto visual conmigo, me pregunta que qué quiero. Y yo le señalo su pierna ensangrentada. Al volver a mirarlo a los ojos, noto que éstos me miran ahora con ira y odio, lo que me hace tener miedo. Entonces, para que viese mis intenciones, me arriesgo: le quito velozmente un pequeño cuchillo de su arsenal de armas.
-¡¿Qué crees que estas haciendo?!
Inicialmente, él saltó a defenderse con su espada, pero no tardó en relajar de nuevo los hombros al ver cómo me arranco con ayuda de su arma la manga de mi jersey, y después la corto a tirones para tener un buen vendaje. Por último, dejo el cuchillo en el suelo.
- El pantalón hacia arriba- digo firme.
Él tarda unos segundos en reaccionar.
-¿Pretendes ayudarme? ¿Con una herida que tu misma me has provocado?
Aparece en mí un rostro apenado, porque yo solo quiero ayudarle.
-Me ibas a matar- le digo en voz leve y mirada cabizbaja. Yo creo que esa respuesta lo dice todo. Él no contesta, y yo prosigo a llenarme de coraje y dedicarle un ceño fruncido, para ejercer por fin poder sobre él:- Levanta el pantalón. Ahora.
Él me gruñe. ¡Es como si estuviera domándolo! Mis labios apretados y mi mirada decidida permanece sobre la suya, de un solo ojo. No pienso retirarla.
Me alegro al ver que es él quien termina agachando la vista para arremangarse parte del pantalón.¡Punto para la domadora de tigres! Y eso que el látigo no lo tengo yo. La diferencia es que yo quiero ayudar al animal, y no hacerle sufrir como hacen en los circos. Pese a que este animal ha causado mucho...
Puedo ver su sutura. Quien sea quien se lo haya hecho, ha realizado un buen trabajo. No obstante, esos esfuerzos que hace este paciente cuando no debería echan el buen trabajo a perder.
Me agacho para alcanzar mejor, y mientras le coloco la improvisada venda, estaba a punto de decirle: "Deberías haberle hecho caso a Stockman." Pero justo antes, con el nudo a medio hacer, caigo en la cuenta de que el tigre no le hizo caso por las ganas que tenía de asesinarme, y cuándo yo me lo encontré, ¡no hacía otra cosa sino buscarme a mí para matarme!
Trago saliva y de pronto me invade un miedo atroz. Al notar que me he parado en seco, em...¿Garra de Tigre se llamaba? me dice:
-¿Qué ocurre?
No le contesto enseguida. Me tiemblan los labios. Y las manos. Todo mi cuerpo tiembla como una hoja. ¿Se habrá dado cuenta él? Como puedo, sigo con el nudo.
-Nandemo nai- susurro pausadamente.
-He observado que sabes algo de japonés- comenta él ante mi desconcierto.
Termino el nudo y me levanto. Al hacerlo, dirijo una mirada al cuchillo. No estaría nada mal para defenderme de esta bestia asesina.
-Soy profesora en Japón- digo cabizbaja casi en un susurro.
-También yo vengo de allí.
¿Y por qué me lo cuenta? Puedo notar en el rostro de mi sweet compañero que se encuentra algo extrañado por mi cambio de actitud. Sin saber qué hacer ahora, me decanto por recoger el cuchillo y dárselo. No tengo otra opción. Pero cuando se lo tiendo me niega con la cabeza.
-Quédatelo. Puede serte útil en este sitio.
Mis ojos se abren como platos. Él no tarda en volver a darse la vuelta y proseguir el camino. Yo le sigo detrás, despacio, y me parece que ha notado mi total desconcierto ante su regalo.
Entonces, a pesar del terror que siento al saber lo que me espera después de esta extraordinaria y mortífera aventura, sé lo que él quiere decirme y paso a sentirme cuerda. Me paro y hablo:
-Sí, pero no te daré las gracias, porque sé tus intenciones para mí. Pero ahora eso no cuenta- Garra de Tigre se detiene.- No seamos dos, sino uno, para que así lleguemos a buen fin. Tu me salvas, yo te salvo. Estoy dispuesta a tener fe en ti.
Le tiendo la mano para marcar el trato que silenciosamente ya se había pactado desde el comienzo. Él la mira unos instantes, pero finalmente me complace y me la estrecha. Sus patas son suaves, calientes y peludas, como si se tratara de un tierno peluche y, contrario a ello, por un momento siento repulsión, porque se trata de un vil asesino de sangre fría con manos de oso amoroso (eso cuando no saca las garras, claro).
-Adelante. Estoy de acuerdo con esta tregua- dice con su voz grave y separa su mano de la mía.- Pero cuando salgamos de aquí, las cosas van a ser muy diferentes, y te aniquilaré antes de que puedas tocarme de nuevo.
Ruedo los ojos y susurro notoriamente:
-Era lo que me temía.
Pero no me quedo callada ahí, y sigo hablándole a su espalda, pues él ya se había vuelto.
- Pero, ¿por qué razón tanto odio en mí? Aunque seas un asesino, ¡yo no te he hecho nada!
Lágrimas empiezan a dejarse ver en mi rostro. Él se vuelve soberbiamente y señalando su pierna, me espeta:
-¿Ah, no? ¡Entonces dime!, ¿esto que es?
-¡Defensa! ¡Porque tenías intención de borrarme del mapa!
-¡Al igual que tú! ¡Querías apuñalarme de nuevo para acabar con mi vida! ¿Crees que no lo sé?
Cada vez alzamos más nuestras voces y nuestros rostros se aproximan con furia y rencor.
-¡Pues claro! ¡No iba a esperar a que contraatacaras! ¿Y cómo lo sabes si mi movimiento te dejó inconsciente?
-¿Qué más da? ¡Solo sé que ibas a por mí, y por ello yo te aniquilaré antes de que tú lo hagas!
Chillo aún más fuerte:
-¡Ya me da igual! ¡Ya no quiero matarte! ¡Eso fue un momento puntual donde tuve que defenderme! ¿No lo entiendes? ¡Yo no soy una asesina con sed de venganza como tú! ¡Hagamos como si no hubiese pasado nada y sigamos con nuestras vidas al salir de aquí! ¡Cada uno por su lado, haciendo lo que le dé la gana! ¡No volveré a aparecer más en tu vida!- por supuesto, mis palabras no iban en serio. Como fuese, conseguiría alguna prueba de su existencia y haría que pagara por sus crímenes.
-¿Cómo te atreves a gritarme?- grita, y observo con horror cómo sube su garra para acabar conmigo de un zarpazo. Encojo mi cabeza en mis hombros y cierro fuerte los ojos. No correré: si dejo que me mate, inconscientemente habré ayudado al mundo haciendo que esta bestia caiga también en consecuencia. Pero mi miedo es sublime.
Pasado un tiempo, aún no me ha puesto la mano encima, pero yo no quiero abrir los ojos. Ahora no noto su rostro cerca de mí.
-Esa sería una opción aceptable. ¿Cómo sé que cumplirás tu palabra?
¿Eh? ¿Se refiere a lo que dije antes? Abro los ojos y me percato de que me está mirando fijamente, ¿pensativo? Sus dos brazos se encuentran bajados. Suelto un suspiro de alivio, pero a éste le sigue poco después una risa sarcástica.
-¿De verdad? ¡Mírate! ¿Que voy a hacer contra alguien como tú, eh? Y ya te he dicho que estoy dispuesta a tener fe en ti, ¡en un asesino! ¿Acaso necesitas más?
El rostro de mi odioso compañero muestra ahora seriedad y firmeza, y me clava su mirada en mis ojos.
-No deberías subestimarte, muchacha- yo me quedo perpleja, ¿y eso a qué viene? No se detiene ahí.- Te he visto hacer cosas que personas corrientes no serían capaces de realizar, además de poseer una actitud única. Una actitud que indica que naciste preparada para enfrentarte a lo que sea. No tienes miedo, eres valiente. No me extrañaría que me cogieras por sorpresa de nuevo y me clavaras ese cuchillo por la espalda.
No tengo palabras que ofrecerle de vuelta, tan solo una cara boba que expresa mi perplejidad. Desde luego, es un giro inesperado de los acontecimientos. Él me da la espalda nuevamente.
-Escucha- me dice-, pondremos en marcha tus palabras cuando salgamos de aquí. De todos modos, alguien como tú, extraña entre gente corriente, no merece morir. Te dejaré pasar esto. Siéntete afortunada. Muy afortunada.
-¿Cómo...?- dejo escapar, pero no es una pregunta para él, simplemente estoy atónita. Él no dice nada y empieza a caminar.
Hay algo en sus palabras que me dicen que puedo confiar en él, tal como un buen soldado que cumple sus promesas, aunque sea a un enemigo.
Después de un breve tiempo, me decanto por seguirlo hasta ponerme a su lado, sin miedo, pero con el corazón aún palpitándome fuertemente.
-Vale, salimos de aquí y no nos volvemos a ver nunca más- sentencio.
Continuará.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top