Tiger Claw

23:55

Monstruo. Eso es lo que soy para esta mujer.

Agh, aunque no quiera admitirlo duele de algún modo. Yo antes era humano, hasta que me convertí en bestia de forma injusta y a base de dolor. Ahora eso es lo que soy a ojos de todos, menos para mi amo Shredder, y quiera o no, e irremediablemente, tengo que aceptarlo.

Que curioso que en medio de en lo que debe ser una insólita y paranoica escena para ella, me pregunte porqué busco a mis enemigos.

Me retracto de responder, tan solo voy a eliminarla. Solo es un estorbo. También podría perdonarle la vida fácilmente, puesto que no tengo nada en contra de ella, pero supone demasiado riesgo ahora que nos ha visto en estas circunstancias.

Avanzo hacia ella sin tan siquiera sacar ningún arma. Mis propias manos me bastan.

Sorprendentemente, no camina hacia atrás ni huye escandalizada. ¿Es esta mujer consciente de lo que soy y puedo llegar a hacer?

En compensación justa por su valentía, decido contestar a sus preguntas.

- Más de los que crees, pero nosotros no somos los verdaderos monstruos- digo recordando a los alienígenas.- Y mientras menos sepas, mejor; nada de lo que hagamos te incumbe, mujer.

Así es. Y ahora que me alzo con todo mi ser ante esta ardilla acorralada, es hora de quitarla de en me...

- Muy lento, tigre.

00:43

-¿Qué...?- lo primero que noto al despertarme, es que estaba dormido. Lo segundo, que me duele el muslo.

- Ha despertado, mi señor.

Esa es la voz de Xever... No sé que me ha pasado...Acabo de despertar, tengo la vista borrosa y siento un dolor punzante en el muslo...Este dolor...Es...Arma blanca.

- Me has decepcionado, Garra de Tigre.

-¿Amo Shredder?

A medida que me voy desvelando, empiezo a ver mejor y a tomar conciencia de lo que me ha pasado.

Observo mi pierna vendada. No me han herido de tal modo en años. Y la ejecutora de este acto...La mujer...Aquella muchacha, ¡esa mujer fue la que me apuñaló contra todo pronóstico!

Siento que la rabia se apodera de mí cada vez más, y rujo.

-¡Maldición! ¿Cómo es posible?- intento ponerme de pie para rugir de nuevo ante la impotencia de esta vergonzosa derrota, pero el dolor de la pierna me lo impide.

- Si no quieress que se te abra la ssutura, yo que tu no apoyaba la pierna en unos díass.

Que asco de voz. Solo puede pertenecer a Stockman.

- ¿Tú me has curado, insecto inmundo?

-Garra de Tigre, ya basta- ordena el amo.- Quiero saber ahora lo que ha pasado de tu boca. Xever me lo ha explicado, pero me niego a creer lo que oyen mis oídos.

- Yo...- titubeo. ¿Cómo explicar que una simple humana me ha herido sin el menor esfuerzo, sin tan siquiera haber entrado en un combate que defina quién alcanzaría la gloria y quién lo perdería todo?- Subestimé a mi enemigo- termino diciendo con la cabeza agachada. Me bajo de la dura cama donde me encuentro expuesto ante el científico loco de Stockman. Quiero hincar mi rodilla en el suelo en señal de respeto, pero me es imposible.

- ¿El viejo encargado del restaurante es a quien te refieres?

- ¡No, mi señor!- Eso sería aún más deshonroso. Pero no puedo decirle que ha sido una ciudadana común y corriente.

- Estoy esperando, lacayo.

No tengo más remedio que contar la verdad. Sería peor para mí si no lo hiciera. Confío en que el Maestro Shredder me perdone y me dé otra oportunidad como experto asesino que soy.

-Fue una mujer que se encontraba en el restaurante, señor. Fue totalmente inesperado.

-Entonces es cierto.

El amo me dirige una de sus miradas más reprimentes y duras. Puedo notar un brillo de decepción en ella. 

Esto va a caer sobre mí como un jarro de agua fría. Y cada vez que pienso en el porqué, más ira me domina. Esa mujer...me las pagará.

- A partir de ahora, voy a pensar seriamente en qué hacer contigo. No hay excusa. ¡Esto no es admisible!

El Maestro Shredder se marcha a la habitación del trono encorajado. Pero más lo estoy yo conmigo mismo. No puede hacerse una idea de hasta qué punto...

- Garra de Tigre...

Dirijo una mirada al pez. Mis ansias por saber no le dejan terminar.

- ¿Qué pasó? ¿Cómo me encontraste?* Vamos, ¡explica! ¡No recuerdo nada!

*(N.A: Se refiere a su estado, no a que estuviera perdido o algo parecido xd)

- Escuché tu grito de dolor. Al no saber qué hacer, lancé al viejo a un contenedor de basura y volví al restaurante. No es que quisiera ir a socorrerte ni nada, con todos mis respetos, Garra de Tigre, me importas un bledo. Pero era la primera vez que escuchaba un grito desgarrador de tu boca y quería saber qué te había hecho rugir así, literalmente- le gruño porque no me hace ni pizca de gracia.- Cuando volví, vi como caías al suelo inconsciente. La muchacha estaba a punto de darte otra puñalada en la espalda cuando yo intervine.

¿Cómo perdería la consciencia? No recuerdo. Solo sé que no me esperé su ataque para nada. Espera, ¿esa mujer estaba dispuesta a matarme en serio?

- ¿Dónde está ella?- pregunto sin preámbulos.

Xever se vuelve ligeramente y me muestra su cola. Ha sido un corte limpio, estoy asombrado.

-Parece que esa chica es más peligrosa de lo que pensamos. De alguna forma, me da morbo, me gusta.

Observo al idiota mirar hacia el techo. ¡No se da cuenta de lo que dice! Esto no hace si no aumentar más mi frustración.

-¡No has respondido a mi pregunta!- le espeto enfurecido.

- Las tortugas llegaron. Creo que eso lo explica todo.

En efecto, no hace falta que diga más. Siempre tienen que aparecer esos mutantes...Pero eso no es lo que me importa ahora.

Yo derrotado por una simple mujer. (N.A: No tomárselo como comentario machista. Se refiere a que se trata de una persona como tú o como yo, sin conocimientos en ninjutsu ni nada parecido.) Puede que la hubiese subestimado. Pensaba que era inofensiva aún con el cuchillo. Gran error. Acaso...¿no la intimidé ni un poco? Eso es imposible, soy tres veces más grande que ella. Cualquier humano hubiera salido despavorido al verme. En tal caso, aguantó la compostura de una forma admirable, he de reconocerlo.

Hace años que no recorría en físico el hormigueo de la derrota por mis carnes. Desaparecerá. Ya lo creo que desaparecerá. Juro que no dejaré que vuelva a suceder. 

Tomaré mi venganza como si arrancara el fruto del árbol del triunfo.

Continuará.