Premortem
El suave aire golpeando el techo de madera en el exterior, ocasionando un ligero crujido en respuesta a la corriente natural. Las camas esparcidas por toda la habitación estaban pulcras, sin un poco de polvo ni nada que demostrara que ahí hubo alguien un día antes. Tenían que mantenerlo de esa forma, para poder brindar un servicio adecuado.
Todas las camas estaban vacías, menos una, en la cual descansaba sentado un hombre que miraba hacía le ventana que tenía en su lado izquierdo mientras esperaba el tiempo que sabría que le tomaría atravesar el recinto, como cada vez que él estaba en la mansión. Entró sin más a la habitación, por lo que en respuesta se deshizo de la parte superior de su uniforme, revelando una herida en el abdomen horizontal, abierta y con cierta profundidad.
La sangre se había detenido pero no había sido curada adecuadamente, tenía que limpiarla, desinfectarla y vendarla. No era nada grave, por lo cual el portador de ella parecía tan relajado, a fin de cuentas era algo normal para ellos tener ese tipo de heridas. Aunque solían evitarlas a toda costa para no pasar por el proceso largo de recuperación, solo los elementos más fuertes podían salir ilesos de enfrentamientos contra demonios ordinarios.
Él especialmente no solía ir con tanta regularidad como otros cazadores, los pilares en si no solían aparecer con frecuencia, más que con heridas que no peligraban con su vida. Aunque la única otra pilar femenina, aparte de ella, solía ir a visitarla, compartir un té o pasar el rato cuando no estaba con alguna misión, tenían una buena conexión.
―Tomioka-san ¿me dirás que es lo que sucedió?
La dueña de la mansión de las mariposas, Kochō Shinobu se acercó con un par de utensilios para limpiar la herida que no era reciente de su compañero Hashira. Cuando tenía el tiempo suficiente le gustaba atender a sus compañeros, más especialmente al pilar del agua. A pesar de que era muy callado y gran parte de los demás parecían odiarlo por su difícil personalidad, Shinobu disfrutaba lo curioso que podría resultar.
― ¿Tomioka-san? ―Aplicó un poco de agua a le herida y comenzó a limpiar.
Le molestaba de sobremanera que él la ignorara de esa forma.
Tomioka simplemente veía hacia la ventana con un aire ausente de cualquier cosa que le rodeaba. La pregunta del pilar del insecto la hizo traer a su memoria el cómo se había hecho aquella herida en su abdomen.
Estaba regresando de una misión sencilla sobre exterminar a un demonio que merodeaba una aldea pequeña. La gente se ocultaba noche tras noche, con tablas en sus puertas y ventanas para que "aquello" que hacía desaparecer a la gente no se llevara a nadie esa noche. La gente del pueblo pensaba que era algún tipo de espectro o fantasma, algo sobre una leyenda en particular o eso es lo que le habían dicho cuando preguntó.
Monitoreó el área hasta que esa noche pudo darle caza con facilidad, cortando su cabeza con su nichirin, sin dudar ni un instante. De esta forma aseguró que aquella aldea pudiera vivir en paz un tiempo, sin tener más bajas en la noche o tener que cerrar las puertas del lugar.
Aún era de noche cuando terminó, por lo que decidió volver para informarle al señor sobre el informe de su misión y que no había encontrado noticias de Muzan. Siempre en cada una de sus misiones intentaban encontrarlo para acabar con toda esta guerra, pero parecía que para los hashira era un trabajo más complicado, él parecía alejarse muchísimo de ellos o era muy sigiloso.
Caminando en el bosque con tranquilidad, aún con los sentidos activos ante cualquier eventualidad, o si tenía algo de suerte de encontrar algo en el bosque para poder deshacerse de ellos antes de que alguien fuera mandado por esa zona. Y fue cuando lo escuchó, un grito que fue silenciado de la nada, lo cual impidió que este lograra expandirse con toda propiedad.
Sin pensarlo dos veces emprendió la carrera hacia el origen de aquel sonido, mirando hacia todos lados por si esta era una especie de trampa para atrapar a algún cazador que estuviera en el área. Corrió tan rápido como sus pierdas podían permitirle, temiendo que posiblemente podría llegar demasiado tarde, ya que no escuchó ni un sonido más después del grito.
Una vez que arribó al lugar, deteniéndose en un árbol que estaba a un lado del sendero que atravesaba el bosque, súbitamente de la nada salió volando una gran roca afilada hacia su dirección, apenas y pudo esquivarla, pero había logrado golpearlo un poco en el abdomen y sus bordes afilados como cuchillos habían rozado su ropa, desgarrándola un poco y alcanzando su piel.
Saltó sobre sí mismo, esquivando aquel ataque y alejándose un poco para evaluar la situación. Aquel ataque hacia él había sido una consecuencia, no habían notado su presencia, por lo que le daba una clara ventaja. El demonio solamente había golpeado con sus cuatro brazos musculosos lo que parecía una carroza de madera con fuerza, la suficiente para alcanzar el piso y fragmentarlo.
En ese momento Tomioka visualizó como aquel demonio corpulento devoró de un solo bocado el torso de un hombre que tenía en sus manos, suponía que era el que había gritado, y lanzaba el resto de su cuerpo a un lado. Caminó un par de pasos hacia un hombre que intentaba arrastrarse lejos, que parecía gemir lastimosamente por el miedo que lo embriagaba. Aprovechando el descuido de aquel demonio con una presencia fuerte, debido a la gran cantidad de humanos devorados, decidió actuar en ese descuido. Saltó desenvainando su nichirin y en un rápido movimiento cortó el cuello de aquel corpulento demonio, despegando la cabeza del torso.
El cuerpo se desplomó en el suelo y Tomioka aterrizó cerca del demonio, viendo cómo iba desapareciendo. Sus ojos azules oscuro entonces se fijaron en el hombre que tenía apariencia de que moriría en cualquier momento, sea devorado o de un ataque al corazón.
El pilar del agua guardó su espalda y se acercó hasta él, con la expresión neutra que lo caracterizaba, mientras extendió la mano hacía el hombre, que pareció que había asimilado que aquella criatura ya no iba a matarlo.
―Muchas gracias, de verdad, si no hubieras llegado...
Luego de la conmoción inicial, donde el hombre se sentó un momento al lado del camino mientras Tomioka revisaba, decidieron que deberían salir del bosque lo antes posible. Esperar el amanecer en este punto podría ser un error.
El hombre se sentó en un lado del camino, en una piedra saliente, pensando que en cualquier momento aquel ser levantaría y lo mataría, pensaba que se desmayaría en cualquier momento. Se quedó ahí, intentando salir de la conmoción. Giyuu se ofreció a acompañarlo hasta salir, estaban a menos de un kilómetro antes de alcanzar el siguiente pueblo. El hombre comenzó a recoger las pocas pertenencias que estaba aún intactas en el lugar, con las manos temblorosas. Estaba sumamente nervioso pero sabía que no podía entrar en trance si quería salir vivo de ahí. Debían moverse pronto por sí podrían ser encontrados por otro demonio. Aunque Tomioka no parecía captar nada.
Una sola pregunta no abandonaba su cabeza, pero no la había hecho por que el hombre parecía alterad. Ahora mismo parecía alerta, sin poder creerse que había sobrevivido de un ataque como ese, pero lo suficiente estable para poder hablar. Por lo que el pilar del agua decidió poner en palabras aquella incógnita que le daba vueltas.
― ¿Qué hacías en el bosque a esta hora? ― Preguntó suavemente mientras caminaban por el sendero.
Esa era la pregunta que más le perturbaba a Giyuu, ya que se suponía que por las desapariciones que habían estado aconteciendo, los pueblos de alrededor del bosque dejaban tajantemente prohibido aparecerse o acercarse al bosque de noche. Muchos lograban esquivarlo hasta en el día, pero el mayor peligro era cuando el sol se ponía en el horizonte.
―He tenido que cruzar, sino no llegaría.
El pilar del agua se le quedó viendo con su expresión neutra que lo representaba, esperando pacientemente por que el hombre prosiguiera.
― ¿A dónde no llegaría? ― Inquirió el cazador de demonios, ya que el hombre no prosiguió con sus palabras.
El hombre mostró un rostro sumamente afligido, como si estuviera al borde de la desesperación. Sonrió sin ganas y se detuvo un instante, mirando a su salvador que caminaba a su lado.
―No podré salvarla si no llego antes de tres días.
― ¿A quién? ― Inquirió curioso el pilar del agua.
El hombre pareció dudar un instante mientras siguió caminando al escuchar un sonido en el bosque. Parecía debatirse enormemente sobre las palabras que diría a continuación o si tal vez debería decírselas al hombre que estaba cuidándolo. Tal vez igual pensaba si decirlo podría hacer que no se cumpliera o fuera real. Aunque podrían ser alucinaciones suyas y solo estaba asustado por lo que había pasado.
―Soy médico... ― Se sintió en la obligación de explicar su profesión. ― Estoy buscando una flor en particular. ― Se movió inquieto en su lugar mientras veía por todos lados, como si fuera a decir el secreto más grande de la humanidad. ―Necesito la flor de la resurrección.
Tomioka Giyuu en ese momento sintió una especie de deja vú al escuchar nuevamente aquel nombre tan particular que había escuchado mencionar a otra persona en una misión de hace un par de meses.
Un ardor en su abdomen lo hizo regresar a la realidad, Kochō estaba desinfectando su herida con vigor, hasta podría pensarse que de forma más violenta. Era la cazadora encargada de poder auxiliar y salvar a los demás cazadores para seguir combatiendo con esos demonios. Ella estaba metida en el mundo de los venenos, la medicina y la curación. En ese instante se le ocurrió al Hashira que posiblemente de acuerdo al área en el cual se dominaba podría conocer algo al respecto de ese tema.
Vio como la cazadora dejó a un lado los papeles con la cual lo había limpiado momentos antes y tomó una venda blanca, comenzando a enrollarla, cubriendo de esa forma la herida.
―Kochō ¿has escuchado de la flor de la resurrección? ― Soltó sin más.
La mujer detuvo el movimiento de sus manos para cubrir la herida un instante, subió sus ojos grises hasta encontrar los azules y sin más volvió a bajarlos, concentrándose en su trabajo.
―No sé de qué estás hablando, nunca he escuchado nada como eso ¿qué es?
El aludido simplemente se quedó callado en su sitio ante esa negativa, se había equivocado, suponiendo que ese tema podría ser más conocido de lo que se esperaba. Era una simple leyenda que contaban entre esos pueblos, todo podría ser simples habladurías, sin ninguna forma de comprobar algo como eso.
Shinobu levantó una ceja absorta de aquella pregunta, la venda entre sus manos se acabó y terminó sujeta adecuadamente para que no se moviera y pudiera estar más cómodo. Pero la ausencia de la respuesta cuando ella había sido lo suficientemente clara sobre qué era lo que quería saber, le molestaba.
―Tomioka-san ¿acaso no me dirás al respecto?
El cazador se quedó ahí, sentado, mirando a la ventana, perdido entre el movimiento de las nubes. Siempre era de esa forma tan despreocupada, como si nada le importara o si no tendría una herida grande en el abdomen. Pero él siempre era de esa forma tan silenciosa, por eso tenía problemas con el resto de los pilares. Si tan solo fuera más abierto con algunas cosas, no le iría tan mal.
Pero ahora mismo Kochō estaba bastante ansiosa y un poco enojada. Aunque quiso saber el porqué de la pregunta de su compañero, no obtuvo nada en todo ese tiempo. Una vez que terminó de curarlo, él simplemente se puso de pie, atravesando la sala y saliendo del cuarto como si ella no había hecho una pregunta hace un par de minutos.
¿Por qué Tomioka-san tenía que ser tan difícil?
Era algo muy complicado poder leer lo que pensaba o que sentía en ciertos momentos, pero Shinobu pensó que aquello era lo que le daba cierto atractivo, como podía ser tan reservado. Decidió que debía investigar adecuadamente por su cuenta y llegar al fondo todo este asunto.
Por eso mismo se dio a la tarea de investigar, leyendo libros sobre medicina y herbolaria que tenía en su gran biblioteca. Eran libros que ya conocía en totalidad y los consultaba de vez en cuando para ciertas cosas, pero sabía perfectamente su contenido. Aún así decidió ver si mencionaban algo de eso, por si las dudas. Pero cuando llegó al último libro no encontró ni la mención de dicha flor que el pilar del agua había mencionado.
Se quedó sentada intentando pensar que era lo que involucraría ese tema y porque era de interés para Tomioka. Siendo la persona que era, no solía preocuparse o demostrar preocupación por cosas normales que los demás harían. Nunca demostraba sus sentimientos y siempre parecía tan estoico que no podías arrancarle palabras a menos que él quisiera decirlas. Tan difícil de tratar y ella era de los pocos cazadores que lo toleraban. Ella disfrutaba molestarlo cuando tenía la oportunidad, además que sentía cierta atracción, debía admitir, aunque nunca en voz alta.
¿Por qué a alguien como él le interesaba esa flor y de donde la había escuchado? La curiosidad estaba matándola. Por lo que no podía quedarse con los brazos cruzados y debía tomar un sendero distinto para adquirir dicha información.
Así que optó por un área de investigación más personal. Siguió con su rutina diaria normal, atendiendo a los cazadores que llegaban a la mansión y monitoreando su rehabilitación con el resto de las chicas de la mansión. Hasta que una figura imponente llegó aquel día, tan difícil de ignorar y que Kochō reconocía.
Himejima pasó por una curación leve y se pusieron al día con un par de avistamientos de lunas inferiores. El Hashira había intentado rastrearlos sin éxito por lo que desistió. Era el pilar más fuerte, por lo que si había alguien que podría acabar sin problemas con los demonios muy seguramente sería él.
Por eso mismo Shinobu no solía preocuparse por el pilar de la piedra. Fuera de esos pequeños avistamientos no había noticias sobre el sujeto de su interés, Muzan. Aunque se mostraba animado sobre poder encontrarlo y darle fin a ese mundo de demonios.
Cuando la habitación quedó en silencio y Aoi se retiró, quien veía a otro paciente, Kochō recordó aquella cuestión que la había mantenido curiosa durante esa semana. Él era el pilar más antiguo e iba a misiones muy lejos, tal vez de casualidad podría haber escuchado algo...
―Himejima-san ¿usted ha escuchado, en alguna de sus misiones, algo sobre una flor en particular?
El pilar de la roca centró su atención en su compañera que había detenido su movimiento para limpiar la herida de su brazo.
― ¿Te refieres a la flor de aliento azul?
Kochō presionó los labios, estaba siendo bastante ambigua, pero estaba tan centrada en lo que había dicho Tomioka que pensó que sus pensamientos serían captados sin necesidad de explicarse. Solo buscaba saber si había escuchado algo al respecto y con algo de suerte no tendría que entrar en detalles. Ya que si lo hacía, tendría que admitir que algo de lo que dijo su compañero Hashira la perturbaba.
―No, esa no.
Esa era la flor que estaba buscando Muzan con desesperación, habían logrado obtener esa información hace poco. Una flor con el poder suficiente de lograr que los demonios pudieran salir a la luz del día. Un verdadero peligro y terror hacia toda la raza humana, ya que significaría su erradicación. Por eso intentaban encontrarla antes de que el mismo demonio la encontrara y destruirla. O al menos mantenerla fuera de su alcance.
Pero ahora misma esa no era la flor de su interés, esta era otra o tenía la certeza de que sería otra. No tenía información de cómo esta podría ser físicamente o si existía. Pero si quería tener más información sobre aquello que levantó el interés del pilar del agua, debía ser más específica.
―La flor de la resurrección ¿has escuchado de ella?
Himejima se quedó en silencio un instante, con un gesto pensativo sobre las palabras que había escuchado.
―Creo haber escuchado algo. ― Shinobu abrió los ojos esperanzada al escuchar esa confirmación, estaba tan cerca. ― Pero es solo una leyenda que escuché en un poblado al sur, nunca entré en detalles por que pude darle caza al demonio con premura. Solo son ideas de la gente de ahí. ― Dejó de hablar, considerando un momento. ― ¿Por qué la pregunta? ¿Necesitas algo en particular?
―Solo escuché que alguien lo mencionó, nada importante.
Posteriormente prosiguieron a comer tranquilamente mientras hablaban de otras cosas sin importancia, temas banales y sobre las misiones que estaban llegando para poder tomarla. Shinobu aunque era la encargada de la mansión, no solía estar tan disponible, ella misma era asignada a diferentes misiones.
A veces junto con algún otro cazador o en solitario cuando no era nada complicado.
Siempre le agradaba hablar con el pilar de la piedra, su firmeza y calma la hacían sentir bien, además de que le guardaba un gran cariño por que gracias a él había llegado a ser una cazadora de demonios, junto con su hermana Kanae. A pesar de que el mismo se arrepienta de "condenarlas" como solía decir, ella misma sentía más que eso, les había brindado una esperanza y una razón de vivir. Ayudar a la gente, a familias de una dolorosa muerte, como la suya no había sido salvada. Era una forma de redimirse.
Luego de una estadía corta, el pilar de la piedra se despidió, al ser asignado de nuevo a una misión sobre desapariciones en la gran ciudad, que estaba trayendo más y más la atención de la policía. Era algo grande, pero el iría a investigar y si era necesario se le mandaría algún tipo de refuerzo.
No había obtenido nada de él y lo que era aún peor, le había confirmado lo que más se temía, que posiblemente era una leyenda más. Sin ninguna señal de que podría ser real, solo ensoñaciones de la gente. Se enojó al considerar que posiblemente Tomioka había estado jugando con ella, haciéndola creer que eso era real. Y había caído. Si volvía a verlo muy seguramente se lo cobraría. Siempre era tan extraño, pero no pensó que él jugaría de esa forma. Aunque tal vez, alguien había jugado con él. Era tan ingenuo que podía creerse cosas inverosímiles, como que un demonio no comería humanos. Aunque eso, hasta el momento había resultado cierto. Era una sola excepción en la existencia de toda la raza de demonios, así que no es como que todos fueran demasiado duros con ese tema. Por lo que tal parecía que podría resumirse a que Tomioka era ingenuo.
Decidió dejar ese tema por la paz, centrándose en cosas de mayor importancia.
Shinobu se adentró a sus obligaciones en la mansión de las mariposas y a preparar sus formulaciones de fórmulas y medicamentos, que solía usar en combate. Al ser tan pequeña cualquiera pensaría que no podría llevar a cabo la laboriosa y brutal tarea de cortar la cabeza de los demonios que se le atravesaban. Lo cual era cierto, pero ella había encontrado otra alternativa al respecto, y ese era el veneno. Esa fue la clave para poder llegar a ser pilar, ella les daba altas dosis de veneno de glicinas a los demonios para poder matarlos, una muerte aún más letal que una muerte rápida por decapitación.
Estuvo absorta en toda la materia cuando Aoi le informó sobre unos nuevos cazadores que llegaron a la mansión de las mariposas. Unos cazadores que era frecuente verlos por ahí, al no tener ni una pizca de cuidado o precaución, siempre se arriesgaban, saliendo heridos. Ya los habían atendido en tres ocasiones en corto tiempo. Entendía que las motivaciones de uno eran personales, pero el otro era tan competitivo que no se dejaba vencer, aunque saliera muy malherido.
Aoi se hizo cargo de curarlos y velar por sus cuidados para su rápida recuperación. Considerando que había bajas día con día en la organización de cazadores, no podían dar el lujo de demorar antes de salir a la acción.
El pilar del insecto estaba leyendo el libro que tenía enfrente, con una vela iluminando las letras al leerlas de corrido, cuando una idea floreció en su cabeza de forma súbita. Levantó la mirada del libro y su mente se movió con rapidez. Pensando en las palabras de Himejima de días atrás donde le informaba lo que sabía del poblado donde había escuchado esa leyenda. Y esa idea se juntó con los recién llegados a la mansión. Recordaba que uno en particular había vivido toda su vida cerca de ese lugar.
Había dejado dejarlo por la paz, descartando tal idea, pero una ligera posibilidad se alzó en su cabeza. Tal vez para salir de todo este tema de una vez, y poder concentrarse en sus obligaciones, debía descartarla por completo.
Aunque daba por hecho de que Tomioka sea un idiota, él debía estar lo suficiente convencido de algo para indagar en ese aspecto. No le había contado que era lo que había escuchado, pero era seguro que sabía más que ella ahora mismo. Si conocía la historia completa podría disponer si eran solo leyendas o había algo más detrás de todo eso. Solo debía descartar las cosas y dejaría el tema.
Se levantó, caminando hacia el cuarto donde los heridos solían descansar, con aquella sonrisa falsa que siempre portaba en su rostro. El reflejo de lo que antes era su hermana Kanae, a pesar de que muy en su interior ella era embriagaba por la ira pura.
Al entrar al cuarto se encontró con ambos cazadores en un forcejeo. El más ruidoso gritaba algo sobre tener que irse y el otro solo buscaba detenerlo, intentando convencerlo de que debía recuperarse antes de cualquier cosa. Siempre eran las cosas de esa forma con ellos.
Cuando la vieron, ambos parecieron menguar en aquella pelea, uno estaba como avergonzado y el otro pareció distraerse en algo más.
―Kochō-san ―La saludó el chico con la cicatriz en la frente.
―Joven Kamado, es frecuente verlo por aquí.
El mencionado se rasco la cabeza en señal de vergüenza de la evidente verdad. Kochō caminó hasta estar al lado de ellos, evaluando que habían sido atendidos con propiedad. Aunque esa no era la verdadera razón, solo estaba haciendo un poco de tiempo.
―Su hermana ¿ha mantenido su promesa? ― Buscó con la mirada aquella caja que el chico solía usar en la espalda.
―He cumplido con mis palabras. ― Sonrió satisfecho de haber controlado el apetito de su hermana pequeña.
Shinobu sonrió sin muchas ganas, generando una sonrisa falsa en su rostro, siempre era de esa forma con ella. Entonces volteó a ver a aquel cazador que solía usar la cabeza de un jabalí para cubrir la suya. Era tan extraño y no recordaba haber cruzado ni una sola vez palabras con él, no de forma normal.
―Quiero preguntarte, Inosuke. ― Eso atrajo la atención de Inosuke. ― Viviste en el bosque del sur, por lo que ¿escuchaste algo de la flor de la resurrección?
El cazador de demonios de ojos verdes frunció la cara, disgustado, como si lo habían sacado de su ensoñación por algo tan absurdo. Era tan brusco con sus facciones y con su forma de comportarse con la gente, algo esperado considerando que no se había relacionado con ninguna persona hasta que decidió ser cazador.
― ¿Eh? No sé de qué estás hablando ― Habló sin ninguna señal de respeto. ― Es hora de comer. ― Gritó con esa voz que le representaba.
Y sorprendiendo a ambos salió corriendo del cuarto, ya que el olor de la carne cocinándose es lo que lo había hecho retroceder de su idea de irse de la mansión. Quería una porción doble de aquella carne y de arroz e iba a conseguirla.
Shinobu hizo un gesto de fastidio de haber sido dejada con la palabra de la boca, siempre era tan incivilizado. No sabía cómo había pensado que obtendría algo de él. Suspiró, recuperando aquella sonrisa falsa que solía poner.
―Siento eso, Kochō-san.
―Ara, ara, no es nada, solo es una cosa que había escuchado.
Había perdido su tiempo, debía dejar ese tema por la paz finalmente. Era algo sin importancia, debía centrarse en cosas más relevantes. Estaba dispuesta a dar la vuelta, cuando una voz lo detuvo.
― ¿La flor de la resurrección? ― Aquella pregunta detuvo los pasos de Kochō, quien miró al chico que seguía en la cama. ― Escuché sobre ella en la última misión que tuve.
― ¿Qué es lo que escuchaste?
―Se supone que es una leyenda, pero la gente de aquel poblado piensa que es real. Algunos atestiguan haberlo visto. Una flor que crece a las afueras de un poblado al este, con la capacidad de... ― Tanjiro buscó las palabras exactas que había escuchado. ― devolver a la vida a los muertos.
Shinobu se llevó la mano a la barbilla, considerando aquellas palabras con sumo cuidado. Con que todo se trataba de eso. Se escuchaba inverosímil, pero supuestamente había pruebas de ello. Sin embargo ¿serían reales? Eso era lo verdaderamente importante. Pero tal asunto parecía tan extraño y algo que posiblemente debería ser considerado.
―Pero esto tiene una condición.
― ¿Una condición? ― Shinobu levantó la ceja ante aquella nueva cuestión.
―El proceso solo puede lograrse con éxito si llevas el cuerpo los 3 primeros días del descenso.
Shinobu se sorprendió al escuchar ello ¿los tres primeros días? ¿Acaso era por la descomposición? Aunque esa fuera la razón, sonaba todo muy raro. Demasiado bueno para ser real. Pero había muchas personas desesperadas de haber perdido a un familiar, que se embarcarían a una travesía como esa. Por eso Tanjiro había dicho que la gente de aquel lugar lo creía de verdad. Y que tal vez había pruebas de eso... nada de eso olía bien. ¿Acaso era algo sobre Muzan? ¿Haciendo un tipo de ejército? Pero no había descensos o no los suficientes para que la gente retrocediera de algo tan fantástico.
La esperanza llevaba a la gente a realizar acciones desesperadas.
Posiblemente aquello era lo que tenía tan interesado al pilar del agua, de descubrir cuál era la verdad al respecto de todo ese escenario. Pero Shinobu Kochō sabía que había una razón más fuerte que mantenía a Tomioka interesado e iba a descubrirla.
Por lo que sin esperar más tiempo se dirigió con el Ubuyashiki. Le informó de la situación y que posiblemente era un caso de interés que debía ser atendida con la brevedad próxima. Ante esa cuestión se ofreció a ir a aquel lugar y llegar al fondo de todo esto. Había terminado con sus labores en la mansión mariposa y era momento de una misión. Aquella parecía ser la más indicada.
―Me sorprende tu petición, Shinobu.
La Hashira del insecto estaba arrodillada enfrente del líder de los cazadores, Kagaya Ubuyashiki, en el cuartel general. Esperó pacientemente por sus palabras, porque tal sorpresa no le parecía justificada, pero sabía que sería informada del por qué pronto.
―Había escuchado de esos rumores con anterioridad. Envié a un par de cazadores de bajo rango debido a que eran solamente rumores. Pero no volví a saber nada de ellos. Lo cual deja en claro que algo está pasando en ese lugar. ― Ubuyashiki se levantó con ayuda de una de sus hijas y se puso enfrente del pilar del insecto. ― Por la urgencia de misiones, no le di la prioridad necesaria. Sin embargo, unos momentos atrás, Giyuu me ha hecho la misma petición y se la he otorgado.
Shinobu se sorprendió de dicha confesión. Aunque podía imaginar que algo así podría suceder, ya que parecía personalmente interesado de todo esto. ¿Cuál era su verdadera motivación en todo esto? La curiosidad se hacía cada vez más grande. Debía admitir que le fastidiaba que se le hubiera adelantado, aunque si debía ser honesta no le sorprendía.
―Lo más adecuado sería que fueras con él, por cualquier eventualidad.
Shinobu solamente asintió y salió de ahí con rapidez, sabiendo que su compañero ya iba lo suficiente adelantado. Se movió con agilidad por los árboles, rastreando con sus ojos aquel haori conocido con el cual estaba familiarizado. Luego de un par de minutos lo vio moverse con rapidez por el bosque, con la sutiliza que un pilar podría tener.
Sonrió sin poder evitarlo y se movió lo suficiente rápido para adelantarse un poco. Brincó sobre sí misma, hasta que aterrizó enfrente de su compañero, haciendo que se detuviera en su sitio, con un gesto confuso en el rostro.
― ¿Qué es lo que quieres, Kochō?
El pilar del agua bajó la mano de su espada, parecía preparado para asesinar a aquello que lo había estado siguiendo. Siempre tan suspicaz como siempre.
―Nada en particular, Tomioka-san. Simplemente me han asignado a esta misión.
Kochō decidió empezar a caminar, al dejar en claro que serían compañeros, pero se detuvo cuando no sintió que la estuvieran siguiendo. Volteó, mirando a Tomioka en su sitio, con el ceño fruncido, viendo como avanzaba.
―Este es mi trabajo.
―Es un trabajo de ambos ahora, Tomioka-san.
Aquellas palabras no lo convencieron en lo absoluto, ya que se mantuvo en su sitio, con su rostro tan serio y representativo de su persona. No sabía cómo ella se había enterado de esa misión, lo suficiente para ir ahí. O tal vez había sido asignada junto con él. Aunque ese fuera el caso, no terminaba de convencerle.
―Vamos, Tomioka-san ¿o prefieres que me adelante?
El pilar del agua captó aquella provocación y comenzó a caminar hacía el lugar, con una Shinobu sonriente a su lado, dispuesta a descubrir las razones de interés de Tomioka con esa particular misión.
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¡Hola queridos!
Por fin pude traerles una historia de esta hermosa pareja, que es de mis favoritas por que sus personalidades encajan a la perfección.
Debo mencionar que esta historia es una comisión que he terminado y que espero que disfruten tanto como yo al escribirla. Solo consta de 4 capítulos y los publicaré cada dos días, esto terminando especificamente al iniciar el Giyuushino week en el cual voy a participar.
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