𝒕𝒉𝒓𝒆𝒆
( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑇𝐻𝑅𝐸𝐸 )
𝚎𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚘𝚜 𝚘𝚝𝚛𝚊 𝚟𝚎𝚣.
El día el cual vería a sus amigos al fin había llegado, Alaska se había puesto de acuerdo con el resto de sus amigos para encontrarse en el Callejón Diagon a medio día y así comprar juntos sus nuevos materiales para la escuela, sería el momento perfecto para ponerse al día antes de comenzar el nuevo curso en Hogwarts.
Aquella mañana se había levantado un poco mas temprano de lo que acostumbraba para tener la oportunidad de probarse sus viejas tunicas en el baño, sin tener que preocuparse de que sus compañeras pudieran entrar y verla. Finalmente concluyó que debía comprar un par nuevas, aquellas ya le quedaban cortas y no lograba entender porque no podían hechizarlas para que se alargaran con el tiempo, al igual como lo hacían para que se remendaran por su cuenta.
Luego del desayuno volvío a su habitacion para buscar su bolso junto con la varita magica y la carta de Hogwarts, para así estar lista cuando el profesor Snape llegara, quien debería estar llegando en solo unos minutos. Dentro del dormitoria Kathrin y Emmie estaban tendiendo sus camas.
-¿Vas a salir? -Le preguntó Emmie con una leve sonrisa, intentando hacer menos tenso el ambiente.
-Sí, iré de compras al centro -Comentó colgandose el bolso en el hombro-. Necesito nuevos materiales para la escuela.
-Algún día deberiamos salir juntas -Agregó con emoción-, sería divertido.
-Ya lo creo. -Dijo con un claro tono que demostraba no estar de acuerdo con aquella afirmación.
Alaska dejó la habitación luego de tener todo lo que necesitaba, se alejó por los pasillos y al llegar al vestibulo principal se encontro con un hombre alto, vestido de negro por completo y con dos largas cortinas de cabello graso colgando a ambos lados de su rostro, Snape ya estaba esperandola.
-Buenos días profesor. -Lo saludó Alaska, llegando a su lado.
-Nos iremos ahora mismo -Le dijo Snape sin saludarla, dirigiendose hacia la salida-. Viajaremos a través del metro, no quiero arriesgarme a Desaparecernos en público. Y te dejaré en el patio trasero del Caldero Chorreante, te esperaré en el bar.
-Perfecto, llegaremos justo a tiempo -Respondio la chica-. Tambien quería agradecerle por firmar mi autorizacion para las salidas a Hogsmeade, tengo mucha ansia por conocer el prueblo.
Ninguno volvió a hablar, avanzaron por la calle principal mientras caminaban sin prisa, Snape podía creer que era cauteloso pero la chica había notado que examinaba cada una de las desviaciones y callejones por los que pasaban desde que salieron del orfanato. Incluso dentro de la estación, lugar que estaba repleto, seguía manteniéndose alerta, como si esperara que algo o alguien fuera a aparecer de pronto. A pesar de que su actitud le generaba curiosidad conocía perfectamente al profesor, y preguntar al respecto no le daría más que una mirada de desaprobación, por lo que ni siquiera lo intentó.
Pronto se encontraron frente a una pared de ladrillos en la que colgaba un letrero de una bruja con un caldero, sin mucho pensarlo se adentraron en el local.
-Desde aquí puedes ir sola, aqui tienes el dinero -Le dijo pasándole una bolsa con galeones dentro-. Te esperaré aquí.
El profesor se sento cerca del mostrador, donde le hizo una seña al trabajador para pedir algo de beber.
-Nos vemos, entonces.
Alaska se encaminó hacia el patio trasero donde sacó la varita mágica para luego golpear el tercer ladrillo de la izquierda por encima del cubo de la basura, y entonces se abrió en la pared el arco que daba al Callejón Diagon, una larga calle que estaba repleta de diversas tiendas magicas donde magos y brujas compraban diferentes productos para sus necesidades.
La chica se adentró en el lugar y luego de recorrer el lugar con la mirada encontró a la persona que buscaba. De pie a unos metros de la entrada se encontraba Blaise Zabini, uno de los buenos amigos de Alaska, y parecía estar esperando por alguien.
-¡Blaise! -Alaska grito con emoción, trotando hacia el chico con una sonrisa en su rostro-. Veo que lograste escapar de aquel lugar sano y salvo.
-Todo para que puedas seguir apreciando de tu guapo amigo por muchos años más. -Comento con una ceja levantada luego de darle un abrazo.
-Mhm... ahora que lo pienso bien hubiera sido mejor para todos que te quedaras con los zombies. -Dijo con una falsa mueca de disgusto, para luego volver a reir.
-Lasky, te extrañe mucho. -Expresó el moreno, colocando su brazo por sobre los hombros de la chica. Ambos comenzaron a caminar por la avenida.
-Y yo a ti, a todos en realidad, es un suplicio tener que estar encerrada en el orfanato por tres meses. -Se quejaba Alaska.
-¿A todos? -Cuestionó el moreno-. ¿Es por eso que Draco y tú siguen sin hablar? ¿Por qué lo extrañas demasiado como para hacerlo?
La rubia no contesto en el momento, desvio la mirada mientras resoplabla. Le hubiera gustado que el tema de Draco Malfoy no apareciera tan pronto en la conversación.
-He querido mandarle una carta, hace semanas que he querido hacerlo, pero no tengo una lechuza como para hacer eso. -Se excusó, sabiendo que el chico encontraria algun hueco para sacarle sus errores en cara.
-Él me lo dijo, nos hemos matenido en contacto y le pregunte en varias ocasiones -Le explicó Blaise, para luego detenerse en medio de la avenida-. Y creí que tu excusa sería mas elaborada. No era tan dificil enviarle la carta a Ann por correo muggle, pues si llega a su casa y bien lo sabes. Le podías pedir el favor de que se la enviara a Malfoy y problema resuelto.
-¿Por qué estás del lado de Draco? -Protestó Alaska con una visible molestia-. Eres mi amigo, deberías apoyarme a mi, él también pudo enviarme una carta. -Agregó.
-Él tiene sus razones. -Se limitó a decir.
-¿Y crees que yo no las tengo? -Soltó, sintiendose frustrada por el poco apoyo que estaba recibiendo, y el chico no paso aquello por desapercibido, decidiendo cambiar de tema.
-Mira, ahí están Ann y Theo.
Blaise estaba en lo correcto. A unos cuantos metros, observando el escaparate de Flourish y Blotts se encontraban sus dos amigos, mientras hablaban de un tema que no lograban descifrar. Se acercaron a la pareja y tambien dirigieron sus miradas al escandaloso escaparate.
Era sorprendente de mirar. En lugar de la acostumbrada exhibición de libros de hechizos, cubiertos en oro y del tamaño de losas de pavimentar había una gran jaula de hierro que contenía cien ejemplares de El monstruoso libro de los monstruos. Por todas partes caían páginas de los ejemplares que se peleaban entre sí, mordiéndose violentamente, enzarzados en furiosos combates de lucha libre.
-Genial. -Comentó Alaska a un lado de Ann, logrando al fin captar su atencion.
-¡Llegaron al fin, hemos estado esperandolos desde hace veinte minutos! -Habló la castaña luego de recuperarse del leve susto que se había llevado.
Alaska no espero un abrazo o alguna muestra de afecto, conocía muy bien a su amiga para saber que ella no era ese tipo de chica. Al igual que Theodore.
-Es bueno verlos. -Les dijo el chico a Blaise y Alaska.
-Siempre es un gusto volver a verte, lindo Theo -Le dijo el moreno con una sonrisa amigable-. Lo mismo digo para ti, médium.
El rostro de Ann mostró una mueca de desconcierto-. Ese termino es erroneo en muchos sentidos.
-¿Y nuestra médium va a explicarnos porque? -Dijo Blaise, repitiendo el apodo para fastidiar aun más a la chica.
-Una vidente ayuda a conocer tu pasado, presente y futuro; mientras que las médiums son el medio para conectar con personas que han muerto. Además, las médiums son un simple mito o charlatanas. No vuelvas a llamarme de esa forma.
-Ann, sólo ignora sus comentarios -Le recomendó Alaska, volviendo a enfocar su atencion en los libros de la vitrina-. Así que esos son los libros para Cuidado de Criaturas Magicas, se ven interesantes.
-No creo que los dependientes de la tienda piensen igual, él que nos atendio parecia mas que aliviado de que no necesitaramos uno.
-¿Ya compraron sus libros?
-No queriamos perder el tiempo. -Se disculpó Theo.
-Esta bien, Lasky y yo entraremos a comprar los nuestros.
Cuando entraron en la librería, el dependiente se acercó a ellos de inmediato con su camiseta repleta de agujeros.
-¿Hogwarts? -Preguntó de golpe-. ¿Vienen por los nuevos libros?
-Sí -Respondió Blaise-. Necesitamos...
-Quitense de en medio. -Dijo el dependiente con impaciencia, haciendo a Alaska a un lado.
La rubia se mordió la lengua para no soltar una palabrota y observó al hombre colocarse un par de guantes muy gruesos, agarró un bastón grande, con nudos, y se dirigió a la jaula de los libros monstruosos. No le fue fácil sacar los libros, estos se alejaban o intentaban quitarle el bastón, otros se acercaban para morder su brazo o comenzaban a pelear entre ellos. Era una escena digna del disfrute ajeno.
-Ya me han mordido siete veces en lo que va de día -Les contaba el dependiente volviendo a un mostrador-. ¡No pienso volver a pedirlos, nunca más! ¡Ha sido una locura! Pensé que no podía haber nada peor que cuando trajeron los doscientos ejemplares del Libro invisible de la invisibilidad. Costaron una fortuna y nunca los encontramos...
-La gran historia de tu vida. -Comentó Alaska de manera irónica.
-¿En qué más puedo servirlos?
-Necesito Vida doméstica y costumbres sociales de los muggles británicos. -Dijo Blaise, consultando su lista de libros.
-Optativo de Estudios Muggles, ¿no? -Dijo el dependiente quitándose los guantes y sacando un libro de una pequeña sección a la vida muggle que se encontraba tras él-. Aquí tienes. ¿Algo más?
Alaska le entregó su lista de libros, la cual consistía en siete libros más. El dependiente levantó ambas cejas al leer los títulos de los libros.
-Runas Antiguas y Aritmancia, lo fácil no es lo tuyo.
-Claramente.
Veinte minutos después, salieron de Flourish y Blotts con los nuevos libros en el bolso. Los cuatro amigos volvieron a reunirse y se encaminaron por la larga calle hacia la tienda de Madam Malkin, Túnicas para todas las ocasiones, donde tuvieron que subirse a distintos taburetes para medir el largo y ancho apropiado para cada una de sus nuevas túnica.
Decidieron poner en pausa sus comprar para sentarse bajo una sombrilla de brillante color en la terraza de la Heladería Florean Fortescue, donde habían pedido distintos sabores de helado para saborear en aquella soleada tarde.
-¿Y eso porque? -Le preguntó Ann cuando se encontraban ya sentados, observando el abultado bolso de Alaska.
-Para Runas Antiguas me piden cinco libros, sin contar los de Aritmancia y los nuevos de las clases troncales -Le explico la rubia luego de saborear su helado de frambuesa y dulce de leche-. Aún no he revisado el contenido de los libros, pero espero que Runas Antiguas sea tan interesante como imagino.
-Y yo espero que la profesora de Adivinación sea una buena vidente. -Agregó Ann.
-Y si no lo es, tal vez tu puedas enseñarle lo básico. -Le dijo Theo en modo de cumplido.
-Aunque el don comienza a manifestarse al cumplir los quince, aun no sabes si lo tienes. -Comentó Alaska, como un recordatorio para ella misma.
-Sobre eso... -Habló Ann, acomodándose en su asiento, viéndose incómoda-. He estado sufriendo de algunos síntomas desde la mitad del verano, mi bisabuela aún no está segura de que se trata exactamente pero tenemos la sospecha de que...
-¡Eres una vidente! ¡Lo sabía! -Vocifero Blaise con arrebato-. Ahora dime, ¿que chicas lindas de Hogwarts están enamoradas de mi?
-Miren, se los comenté porque son mis amigos pero en realidad no quiero hablar del tema, así que...
-Hay algo que me gustaría comentar -Hablo Theo entonces, decidido a cambiar el tema de conversación-. Ya que no estamos juntos en ninguna de las clases optativas creí que podríamos inscribirnos a un extracurricular juntos.
-Me parece una idea fantástica Theo -Apoyó Alaska, feliz con la idea de pasar más tiempo con sus amigos y conseguir créditos extra-. ¿Qué clases extracurriculares hay en Hogwarts?
Ninguno de los presentes pudo contestar la pregunta, pues la atención de todos se desvío hacia el chico que acababa de acercarse a su mesa.
Con sus ojos más oscuros debido a la sombra del lugar y con un nuevo corte de pelo, Draco Malfoy estaba de pie frente a ellos observando a sus amigos, a Alaska por sobre todos. Con una sonrisa ladina demostró lo bien que se sentía al tener la atención de todos.
-Esperaba encontrarlos aquí -Anunció el rubio, dirigiendo una vez más su mirada hacia alguien en especial-. Hola, Alaska.
-Draco.
Nadie había pasado por alto que Alaska había estado examinando al recién llegado desde su aparición. Y es que con el nuevo corte de su cabello rubio platino la chica se dejó llevar, observando por primera vez con detenimiento los rasgos faciales finos y marcados del chico. Tenía nariz ligeramente puntiaguda y sus ojos tenían una expresión intensa en ese momento. Se veía bien, y era en lo único que podía pensar.
Un extraño ambiente se creó en la mesa, y luego de compartir unas miradas nerviosa Blaise decidió tomar la iniciativa.
-Iremos a traer un helado para Draco. -Les hizo saber el moreno, levantándose de la mesa, e invitando a Theo y Ann a hacer lo mismo.
Con unas sonrisas de nerviosismo se alejaron de la mesa, dejando a Draco y Alaska solos después de mucho tiempo. El ambiente se tensó.
-Te ves bien -Dijo entonces la chica, para aliviar la tensión-. Con tu nuevo corte y... ¡hip! -Inmediatamente una de sus manos se dirigió a sus labios, le pareció extraño que el hipo apareciera de manera tan repentina.
-Deberías tomar un trago de agua. -Le recomendó Draco acercandole el vaso, luego de que el espasmo no se detuviera.
Entonces, mientras Alaska bebía agua, el chico se sentó en la silla continua frunciendo sus labios, preparándose para hablar.
-Te he extrañado -Dijo por fin-, nuestra amistad y todo eso. Desde el verano me he sentido así, o desde que no nos hablamos, para ser más exacto.
-Pudiste disculparte, no era tan difícil.
-Lo sé, y eso quiero hacer ahora -Se acomodó en su asiento antes de proseguir-. Entiendo que te molesten algunas de mis creencias pues tu creciste con otros valores, pero quiero que entiendas que eso es lo que me enseñaron y no puedo cambiarlo, no de un día para otro. Por el momento este es quien soy y por ti y nuestra amistad, intentaré moderarme cuando estemos juntos ¿sí?
-No es la disculpa que esperaba. -Se sinceró Alaska.
-Lo estoy intentado.
-Puedo notar eso -Respondió. Le dio una última mirada antes de tomar una decisión-. Espero que realmente lo intentes, verás que no es tan malo.
-Entonces, ¿amigos de nuevo?
-Amigos. -Aseguró Alaska.
El resto del grupo no tardó en volver a la mesa con un helado de menta y chocolate para Draco, acercándose con vacilación.
-¿Ya todo esta bien entre ustedes? -Quiso saber Ann.
-Ya todo es como antes.
-Eso es bueno. -Dijo Blaise.
-¿Escuche que estaban hablando de las clases extracurriculares? -Preguntó Draco una vez que Blaise, Theo y Ann volvieran a sentarse-. No creo que pueda inscribirme a ninguna, tengo que enfocarme en las nuevas asignaturas, el curso anterior obtuve buenas calificaciones y debo mantenerlas.
-Mi padre también me dijo que debía mejorar -Comentó Theo, restregandose el rostro con ambas manos-. Deberé asistir a ayudantías si no puedo hacerlo por mi cuenta.
-Las ayudantías son para los idiotas, tú nos tienes a nosotros -Le dijo Blaise-. Te ayudaremos en lo que necesites.
-Concuerdo con Blaise, tal vez no seamos los primeros en cada clase pero podemos aportar algo de ayuda. -Afirmó Alaska con los labios apretados.
-Lo dice la mejor estudiante de Slytherin. -Se quejó el moreno colocando los ojos en blanco.
-De todos modos Draco, ¿que optativas escogiste? -Preguntó Alaska con curiosidad, pues el chico no había estado con ellos mientras decidían.
-Escogí Alquimia, el estudio de la transmutación de las sustancias es algo que se escucha bastante interesante -Comenzó a enumerar-. También tomé Adivinación y Cuidado de Criaturas Magicas.
-¡Genial! Estaremos juntos en aquella ultima -Alaska no pudo evitar ocultar su emoción al pensar en aquella optativa-. Estoy muy emocionada por las clases, desde el primer año estoy esperando por conocer más a fondo de las criaturas del mundo mágico. Será tan emocionante.
-Hablando sobre eso.
Draco se agachó para buscar algo en sus bolsas de compras, se mantuvo buscando por unos segundos hasta que sacó un gran y pesado libro que parecía Enciclopedia, lo dejó sobre la mesa y se lo acercó a Alaska. Fue entonces que la chica pudo leer el nombre del libro: "Crónicas de la Extinción: La Vida y la Muerte de las Criaturas".
-El dependiente dijo que contenía ilustraciones detalladas de cada parte importante del animal, al igual que de su anatomía -Le explicó Draco-. Mencionó otras cosas pero ya no recuerdo.
-Espera, ¿es para mí? -Soltó entonces Alaska, con una expresión de sorpresa en su rostro.
-Tómalo como regalo de cumpleaños, no tuve la oportunidad de darte nada este año. -Le aclaró le chico.
Alaska no sabía que decir, mantenía su boca entre abierta mientras observaba el libro y al chico de manera intercalada. Finalmente una gran sonrisa apareció en su rostro, sus ojos también sonrieron.
-Draco, esto es... -Pero no encontró las palabras correctas-. Muchas gracias, de verdad. El libro está increíble.
El rubio asintió un par de veces, intentando ocultar una sonrisa de satisfacción volteando la mirada. Se sentía bien.
Pronto el grupo se levantó para ponerse en marcha una vez más, aun tenían cosas que comprar para el nuevo curso y no querían atrasarse más, comenzando a visitar cada una de las tiendas y cargando sus bolsos con nuevos e interesantes materiales.
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