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Bea estaba sentada en su cama abrazando sus rodillas, hoy era el día, hoy inician los juegos, probablemente Finnick ya estuviera en la arena siendo preparado por su estilista antes de entrar.
Todo el Capitolio estaba en sus casas o en las calles viendo la transmisión, Bea no tenía el valor de acercarse a la televisión que había en su casa, pero en el fondo sabía que, si quería mantener a Finnick con vida, tenía que estar al pendiente de él en todo momento.
Antes de salir de su habitación, tuvo que ir al enorme baño que tenía en su cuarto, y se limpió el rastro de lágrimas que tenía, se empolvo un poco la cara para que su madre no sospechara, y salió de la habitación con paso lento.
Lo primero que vio en la imagen, fue a Caesar comentando acerca de cómo era la base de la arena, casi todo se basaba por agua, excepto por una parte boscosa, alrededor de la Cornucopia comenzaron a elevarse los tubos donde los veinticuatro tributos estaban.
La chica vio a Finnick y pudo ver en su rostro una mezcla de miedo, miedo por sobrevivir y miedo a morir.
—Felices juegos del hambre, y que la suerte este siempre a su favor. —se escuchó por el altavoz a uno de los encargados de los juegos
Después de eso, en la punta de la Cornucopia apareció una cuenta atrás, iniciado desde el número veinte.
—Vamos, no te acerques mucho ahí—decía Bea en voz baja como si Finnick pudiera oírla
Cuando el reloj llegó a diez segundos, todos se preparaban para salir corriendo, Finnick se veía decidido a ir a la Cornucopia por algo y luego salir huyendo, aunque los tributos del Distrito uno y dos tenían un plan diferente, asesinar a quien sea que se acerque a ese lugar.
Finalmente, la alarma que anunciaba el inicio de los Juegos sonó y todos los tributos corrieron hacia diferentes direcciones, Finnick corrió con todas sus fuerzas a la Cornucopia y sin detenerse, tomó una de las mochilas que estaban ahí, antes de poder tomar rumbo hacia el bosque para esconderse, otro tributo lo interceptó forcejeando con él para matarlo. Pero Finnick fue más rápido y logró tomar un cuchillo que estaba cerca de él y clavarlo en la garganta del chico.
El cañón parecía banda sonora del lugar, casi siete chicos habían sido asesinados sólo en el inicio de los Juegos, Finnick no se quedó mucho a mirar a la persona que lo quería matar, tomó sus cosas y salió corriendo hacia el bosque perdiéndose entre los árboles.
Bea soltó un suspiro pesado al ver que había sobrevivido a la primera oleada, ahora el punto era sobrevivir en esas tierras, buscando agua y comida, aunque podría tener ayuda de su...
—¡Eso es!—gritó Bea asustando a su madre y a su hermano—. Mamá, ¿Podemos ser patrocinadores de Finnick?
—¿El chico del Distrito cuatro?—preguntó su madre—. Cariño, es demasiado pequeño ¿Crees que tenga posibilidad alguna de salir vivo de ahí?
—Estoy segura, Finnick va a ser el vencedor de estos Juegos—dijo Bea decidida—. ¿Podemos mamá?
Charlotte lo pensó un poco, aunque si su hija tenía razón y el chico ganaba, tendrían aún más popularidad por haber patrocinado al vencedor.
—Está bien, busca a su mentora y arregla el trato para enviarle cosas—contestó con una sonrisa
—¡Yes! Gracias mamá. —Bea corrió a darle un abrazo a su madre—. Ahora regreso
Salió de su casa hecha un rayo, tenía que ir a buscar a la mentora de Finnick, tenía entendido que era una señora ya adulta, llamada Mags. Si su teoría no fallaba, en estos momentos estaría en el centro del Capitolio viendo la transmisión con las demás personas que buscaban a alguien a quien patrocinar.
Al llegar al centro, busco a la señora con la vaga descripción que le dio su madre, y vio a una persona que se parecía a ella, esperaba y realmente fuera ella.
—Disculpe, ¿Usted es Mags?—preguntó a la señora cuando estuvo a un lado suyo, la señora al no poder hablar, sólo asintió con la cabeza—. Que alivió que la encuentro, me llamó Bea Mallory y me gustaría patrocinar a Finnick
Mags abrió los ojos sorprendida que en el primer día alguien quisiera patrocinar a uno de sus chicos, y más aún a Finnick, al cual le tenía mucho cariño. Ella asintió de inmediato aceptando la oferta de Bea.
—Tengo entendido que usted conoce a Finnick desde hace mucho. —Mags asintió—. Necesito que me diga algún arma que crea pueda darle ventaja ahí dentro
Mags se puso a pensar un arma que pudiera ayudar a Finnick, el lugar era cubierto mayormente por agua, así que eso les daba ventaja. Tomó una hoja y con una pluma comenzó a dibujar el arma que podría ayudar a Finnick, cuando termino, se lo dio a Bea.
—¿Está segura que Finnick puede defenderse con esto?—preguntó la chica y Mags asintió sonriente—. Bien, le conseguiré un tridente y se lo enviaremos lo antes posible
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