🦋|01|🦋
13 de febrero del 2011
02:24 a.m.
"—La fortuna que hoy nos sonríe bajo estás tres estrella, en un par de minutos también nos condenará ¿Puedes entender lo que digo, YoonGi?
—Tú y tus frases raras en momentos como este ¡Cuántas veces crees que veremos tres estrellas fugaces! ¿No dijiste que era una rareza en esta ciudad? Y además ¿No crees que soy algo joven para entenderlo?
—¿Qué? ¿Te ofende el arruinar nuestro momento de doramas, honi? —Soltó una risilla divertida—. Y por lo otro, YoonGi-ah, nosotros ya somos demasiado jóvenes para una infinidad grutual de sucesos que, desgraciadamente, ya nos han ocurrido y nos seguirán posiblemente un par de años más... Sino ¿Por qué razón estaríamos aquí?
—Sé que quieres decirme algo, Li. Ve al grano, no tenemos mucho tiempo.
—Digo que me siento tan afortunado porque estas aquí conmigo, que no quiero que sea real, porqué sé que es lo que ocurre con aquello que sube muy alto en la vida.
—Si lo dices por nuestros padres realmente no es una gran preocupación.
Li observó, por unos cortos instantes sus penetrantes ojos tristes parecieron iluminarse.
—Yoon —murmuró con un tono gracil—Lo próxima vez que caigan pedazos de hielo y roca sobre la órbita terrestre y nuestros ojos se deleiten con su muerte instantanea... Voy a hacer algo que esta mal y también libraré toda tristeza de ti, entonces ¿Seguirías a mi lado sabiendo que algún día no estaré aquí?"
Si pudiera decirte que aún no entiendo por completo aquello que me quisiste decir, ¿Vendrías a explicármelo con esa vehemencia tan tuya una vez más? ¿Podría oírte? ¿Podría tener la dicha de entenderte? Posiblemente ni siquiera me escuches, y si lo haces tendría que estar borracho para poder decirlo, para poder remendar mis palabras, olvidar las tuyas, y ni con todo aquello podríamos a regresar a ser lo que fuimos.
¿Cómo puedes arruinar algo que no entendías? No logro saber qué pasó, sólo sé que por eso estamos de esta forma tan miserable el uno del otro y no podemos hacer nada, porque hay algo que nos separa y se hace más grande con cada día. Porque me estoy olvidando de tu toque y tu voz y eso ya no es agradable.
Una vez mencionaste que debíamos ser lo que esperábamos tener, porqué jamás estaríamos añorando una persona mala o una actitud desagradable, por eso quizá me tratabas con esa ternura y paciencia ¿Pero yo? Yo jamás pude hacerte saber cómo te quería, cómo lo lamentaba. Ese sentimiento en mi pecho, esa estrella que se desvanece poco a poco... No quiero que sea fugaz, ni deseo que se desintegre.
El día que te fuiste no me liberaste, pero sí hubo una gran lluvia de estrellas, en este momento, al borde de mi ventana, donde un desliz me llevaría a ti, no soy capaz de ver ninguna aunque el cielo este despejado. La luna me sonríe y el universo parece haber creado una tregua silenciosa para que mis padres no se hayan levantado a ver si aún tengo la cara pegada al escritorio.
Puedo deducir las blasfemias que dirías en su contra, la rabia destacable en tu impecable léxico... Estás en mis pensamientos aún pero mis oídos no te reconocen.
Miró hacia las estrellas, las veo con el anhelo de que el cielo sea capaz de mostrarme un poco de bondad. Por favor, se lo estoy rogando. ¿Sabes lo que significa? ¿Lo que un orgulloso tiene que perder para llegar a ese punto? Al de rogarle a un pedazo de tierra aparecer.
Ma rose bleu.
Pues aunque me parecía absurdo y burdo... Tal vez mientras la estrella pase me de un mañana donde nos volveremos a conocer.
Donde reímos y lloramos juntos. Ni siquiera tiene que ser algo más que verte esa noche.
Mirando el cielo, anhelando un cariño ajeno. Llorando y sangrando en silencio por consiguiente ¿Dónde estás para secar mis lágrimas? Te lo estoy suplicando. No quiero perderte, no quiero creer que ya no serás mi alma gemela voluntaria.
Mi madre ha salido del cuarto, tengo ese momento de duda y las sábanas no se sienten bien, ni le entiendo al libro, ni siquiera el café sin azúcar me quita el insomnio.
¿Dónde estás ese cálido tú que me hacía sentir tan bien?
¿Dónde te quedaste?
¿Dónde? Para que vaya a buscarte mientras tengo el valor de cerrar la puerta con seguro a sabiendas que mañana seré regañado y guiado. Dime dónde, para que vaya... Está vez sin un tú borracho, y yo un cohibido.
Dímelo, antes que ese valor con sabor a rebeldía se esfume.
Hazme saltar y después déjame encontrarte, Li.
[.🦋🪐..]
Suelto una risa, quizá de forma desconcertante y malsonante, pero mientras tenga una resonancia adecuada a las reglas del hogar, no me interesa ni qué sea lo que la impulsa.
Ni siquiera si eso es una mirada juiciosa y un chiste dañino, que trae la burla de papá y la disconformidad de mamá. Oh, mamá, mi madre siempre fue una señora que recaía bajo el término de "perfeccionista" o eso solían decir los abuelos, otros prototipos ideales para recaer en el ese burdo sinónimo.
Pero yo le veía mil y un defectos, que no se si lo son como tal ante los ojos de la extraña sociedad. Mamá era perfección hecha persona al nivel laboral: fuerte, correcta, incapaz de mover su dedo de donde lo ponía y con ideales claros y firmes. Cuantas veces el bufete donde trabajaba no habían echado alagos hasta por los codos.
Papá era un cuento aparte, uno que todavía no sabía leer o tener muy claro. Era la contraparte, tambien un abogado muy bueno que gozaba de un estatus algo envidiable bien construido a sus 39 años.
Ambos estan en involucrados en un experimento o un trabajo de vida: yo.
Y ciertamente no hay una sola fracción de mi vida que al ojo de terceros pueda ser cuestionable, es decir, es rutinario y casi ambiguo.
Digo, porqué no es correcto que llegue a punto de creer que mi desayuno parece mirarme y reírse de mí y la auténtica tensión matutina que se arma encima de nuestras cabezas por el silencio incómodo en esta estrecha -pero lujosa-, mesa de cristal. ¿Cuántas comidas hemos compartido? Más de un centenar ¿Cuántas hemos disfrutado? Menos de una unidad es seguro, lo puedo apostar.
Y con todo lo irónico e hilarante del mundo, ajeno a los cuentos gráciles remontados hace años atrás acerca de los encuentros familiares, está incomodidad es lo que podría llamarse: "normativa familiar", me hace sentir como en casa. Trae memorias de mi yo infante por montones, se aglomeran en la puerta de la cocina -esa bonita con un rayón en el picaporte por la cual tengo una cicatriz en las costillas-. Y curiosamente, aún sin abrir la puerta, puedo adivinar y acertar que todos son exactamente iguales; de clin a cola, diría mi padre.
Lo más destacable seria ese lejano verano de calor y nubes.
Hay un piano en el fondo de la sala, dudoso a los seis me acerco mirando de aquí y allá, ni siquiera pude rozar o entender qué hacía eso allí, cuando unos pasos me obligaron a hergir mi postura, no podría asegurarlo, mis recuerdos siempre son dispersos y hasta borrosos. Pero puedo decir que una sonrisa hipócrita nacía de mis labios, tan falsamente dulce y adorable, como sólo un niño podría darla delante de su madre. Y de aquí a acá, de repente sin respiro empecé esas clases, a las que le siguieron muchas más después. Unas más despreciables que otras, si soy sincero.
Me gustaba el piano, sus melodías, el frío de las teclas volverse cálido y el arte que emanaban mis manos... Sin embargo algo me desagradaba, hoy no sé con certeza qué, mañana quizás lo recuerde, pero ayer puedo jurar que solía ser imborrable...
¿Fue la maestra, la regla de madera a su lado o el hecho de ser un fiasco en mis presentaciones públicas? Ella solía decirme que la disciplina era el camino hacia la victoria y los métodos para llegar a ella incuestionables si se veían éxitos. Mamá solía sonreír totalmente y yo sólo deseaba reírme como ahora, pese a los años aún la lógica nefasta de ella persiste, me causa gracia.
Una gracia casi... Inusual. Porque tenía razon; por muy cruel que se oiga ellas tienen razón. La cuestión es ser un buen modelo a seguir y, de forma muy pero muy sutil, echar en cara que eres más que la gente, que aunque lo intenten jamás llegarán donde estas.
¡Oh no! Casi suelto una risa ácida, de esas que están prohibidas en la mesa.
Toda esta charla interna y barata no tiene el más mínimo sentido más allá de recordar momentos algo amargos, todo lo que pienso son retazos, pequeñeces, disgustos mañaneros, dolores vespertinos y desvelos nocturnos. ¿Por qué lo hago? Esta mañana de marzo, casi términos para ser exactos, mi mente se dedica a vagar en silencio entre atajos a futuros inciertos y un pasado condenadamente borroso.
O será... ¿Por aquella persona tan preciosa que anoche estuvo en mi mente?
Siempre me hizo sentir como si tuviera el derecho de ser insolente.
—Yoon, ayer recogí tus libretas.
La voz de papá siempre logra hacerme perder la calma en una milésima de segundos; encoger mi cuerpo y pensar que algo anda mal en mí es el primer paso a una serie de reacciones autómatas bien desarrollada con el andar de los años.
Entro en pánico silenciosamente toda la conversación, mis manos pierden funcionalidad propia envolviendose en una capa temblorosa, caliente y hasta mi respiración se vuelve manual, no sé dónde mirar, qué tocar, qué sería prudente, qué se vería raro, qué debo hacer. Me cuestionó queriendo hacer todo a la vez y al final no muevo o hago nada bien o decentemente coordinado.
Sus ojos afortunadamente ni siquiera me ven, y eso es demasiado bueno, porqué él pánico casi me ha consumido hasta la última etapa.
Alzo la vista en su dirección, interrogante y silencioso. Es increíble pensar que aún no sé si sea prudente hablar o callar, si debo o no.
Si puedo o no.
—¡Mejor alumno de nuevo! Posición uno de todo el colegio, de presumir con la cremè de la cremè. —comentó sonriente, con su tono burlon y divertido, campante y casi... Casi, como una buena persona.
—Me esforcé. —murmuré.
—Puedo notarlo, por eso te felicito. —agregó asintiendo orgulloso.
—KangDae, esa es su obligación y única preocupación. —Mamá le responde con un tono indignado.
Sé que no debo hablar, pues la charla es de mí y no conmigo, así que sólo me dedico a beber el agua y seguir devorando la comida que siempre es de una u otra forma muy insípida para mi paladar, sin ofender a la señora EunJin, realmente dudo que sea su culpa, tal vez algo anda mal en mi cuerpo, no estoy seguro.
—Sí, sí, pero pienso que puedo felicitarlo si así deseo ¿No? Para qué estaría la libertad de expresión sino, ¿Qué clase de abogada eres, Jiyu?
Mamá alzó la mirada desafiante.
-¿Qué insinúas, mequetrefe?
—Nada, que escandalosa. En fin —rodó sus ojos—, hablé con SeunHo hace un poco —sonríe encantado—En verdad estoy muy orgulloso de todo lo que hemos hecho de ti.
Sus palabras son directas, sin embargo estoy en duda sobre si es correcto o no responder. Apreto mis labios.
—Oh claro, puedes hablar. —Me dice con una risa burlona.
Remojo mis labios antes de abrirlos.
—Realmente no sé qué contestar, padre —Use lo más que pude la razón, la pausa por mi parte es larga, y por un segundo pensé que se están desesperando—. Sólo me encuentro alagado de que pienses eso de mí.
—¿Uhm? ¿De ti? YoonGi ¿Cuántos años tienes?
-Dieciocho. -Mi voz sale insegura. -Tengo dieciocho.
—¡Correcto! Tienes diecisiete años. ¿Y aún no eres capaz de pensar de forma correcta? —intenté responder, pero él eleva su dedo índice y la voz me empieza a fallar, mis tripas se revuelven en lo más profundo de mi interior— Estas errado, pero está vez te puedo guiar. Tú eres una obra ¿Entiendes? —sonrió, y con sus manos empezó una mímica— Un animalito del bosque que corre y es tonto, común, ordinario. Carece de encanto real, el animal de monte no brilla solo... Le hacen brillar ¿Sabes? Y él obedece y así destella.
—Dios mío, KangDae ¿Por qué eres tan dramático? —Mamá rueda sus ojos, y los fija encima mío con frialdad—. Estamos orgullosos de la educación que se te dio, de los logros que hemos hecho de ti, del trabajo previo a la bonita obra. -bebe su café. -. Ah... Pero también es decepcionante saber que aún no eres capaz de razonar por ti mismo, YoonGi. Sigue siendo una pena. -Mamá es menos metafórica y más directa que papá.
Asentí a sus palabras bajando la mirada progresivamente.
Me parece increíble que se pongan de acuerdo por primera vez en algo en común, de todos modos, mis notas y desempeño perfecto o en en sí mi método de crianza siempre fue lo que parecía unir a esta familia.
El apetito desaparece de mi estómago, no obstante sigo comiendo, más por costumbre que por hambre real. No estaría mal si empezará a enfermar, pero quedarme en casa tanto tiempo es como dejar de respirar. O más bien, como tener un tiempo de duración y cantidad exacta de cuando botar y recoger aire, me parece que si estoy mucho tiempo hasta eso podría ser controlado.
La última porción de sopa cae por mí boca, el arroz esta terminado, las porciones extras a los lados de mi parte de la mesa también, minuciosamente observó todo lo que me rodea, no, no hay nada mal, nada fuera de su lugar, todo parecer ser perfecto.
Perfecto...
-Provecho. -digo.
Mamá y papá observan mi plato, hacen él mismo recorrido que yo con la mirada pero diferente a mí es como si estuviera en un juzgado por un crimen letal.
Sus miradas me hacen sentir como un reo después de aceptar una extensa condena, no veo otra manera de describirlo.
-Provecho, puedes irte. -Papá asiente a lo dicho y me levanté -Ah, YoonGi. -Detengo mi acción. -Este trimestre que viene sera el último seantes de tu graduación ¿Verdad?
-Es correcto.
-Uhmm, bien, entonces después de tu graduación tendrás listas tus maletas.
¿Qué?
Parpadee totalmente confundido ¿Maletas? ¿Por qué? ¿Qué harán a mis espaldas? ¿Sería prudente preguntar? ¿Podría hacerlo? ¿Debería? ¿Tengo derecho?
-YoonGi. -La voz de mamá me saca de mi trance y giro la cabeza para poder verle. -¿Qué haces aquí aún? -Me cuestionó con cierto tono agrio. -Ve a lavarte la boca y espérame afuera, yo te llevaré hoy.
-Yo... -Dudo al hablar, sus ojos fieros me hacen retraerme en mi lugar. -Yo no lo entiendo, es todo.
Maldigo casi en lo alto porqué sé lo mucho que detesta las inseguridades en mi persona.
-Encontramos una universidad apropiada para ti, no hay mucho que decir.
Y me miran.
Me miran tal bicho raro, y de repente es normal que la incomodidad regrese haciéndome mirar al suelo por mero instinto, por mero... Miedo, miedo a que sientan que los estoy desafiando con la mirada, porqué aunque no sería real ellos siempre ven lo que desean ver. Miedo a que lean lo más profundo de mi alma y sepan que entre mí los aborrezco como ninguna otra persona en la tierra, temo porque sepan que pese a todo es casi enfermizo este enjambre de sentimientos.
-Uhm, ya veo, gracias. -doy una pesada reverencia y abandono el comedor a un paso considerablemente rápido.
Mi habitación se acomoda en la que está a un cuarto de distancia del de mis padres. Abrir y cerrar la puerta, sentir mi corazón latir peor que en una maratón, todo es muy pulcro, incluso si pasara mis dedos alrededor del suelo estoy seguro que ni una sola mota de polvo se a de adherir a mis yemas. Sin pensarlo dos veces entro al baño y salpicó toda mi cara.
Un suspiro, dos, hasta tres, mi pecho sencillamente no se calma, hay una sensación extraña. No reparo mucho en ella y me ocupo de mis necesidades básicas para poder abandonar el recinto de mis padres.
Abandonar la casa es como respirar por primera vez, cuando salimos de ese enorme edificio no hay sensación más agradable que el respirar otro aire, no hay un aroma exacto o destacable que no sea el de las carros y la goma de los neumaticos viejos, pero sé que es mejor que el que de casa.
No hay palabra alguna en todo el trayecto, ni cuando mamá lanza una grosería o cuando paró de un sopetón el vehículo haciendo que casi me vaya de frente contra la guantera. Sé que maldijo a los cuatro vientos y se apresuro en apurar el paso.
Los audífonos conectados a mi teléfono son una venderá salvación, es lo único totalmente mío y van reproduciendo una y otra vez esa canción en inglés a la que recientemente le he encontrado algo de gusto:
And broke his nose, his house is a broken home.
There's no control, he just lets his emotions go.
Sing with me, sing for the year (sing it)
Sing for the laughter, sing for the tear (come on!)
Sing it with me, just for today.
Maybe tomorrow, the good Lord will take you away
Cierro mis ojos, entenderlo quizá sea mejor que el mismo ritmo, pero no es como que realmente piense o pase por la misma situación que ese tipo. Sólo soy algo haciendo mae en un charco de agua. Soy un chico muy dichoso por poder gozar de un estatus decente en un país tan competitivo.
Debo estudiar.
Debo estudiar.
Debo ser alguien.
Debo hacer que valga la pena.
Debo llegar con buenas notas, seré una persona miserable y fracasada si no.
La próxima vez que no saque una nota decente, seré catalogado como un inútil, una bazofia, una blasfemia... No quiero eso. No, no lo quiero.
Veinte minutos exactos, con tráfico y todo, son los suficientes para llegar a la escuela. Mamá me mira unos segundos antes de torcer la boca y darme un ademán de salida.
—Te lo agradezco. —Es un murmuró plano y modesto, elegante en algún punto, tal y como sé que le gusta que me refiera a ella.
Apreté las correas de la mochila, guarde los audífonos de color marfil y en casi nada de tiempo ya estaba fuera de la movilidad, el frío de Noviembre calo hasta lo más profundo de mis huesos, me hizo apretar los labios y casi reír de puro susto.
—¿A qué hora iras a la casa?
—Hoy quiero estudiar un poco más para mis exámenes, serán la próxima semana —gregué—. Es probable que regrese a las once de la noche, seguido de eso me pondré a leer hasta una en mi habitación. Si tengo su permiso, claro.
-Es aceptable, pero nada de perder el tiempo. -dice usando un tono crítico.
-Por supuesto.
-Tal vez nos veremos en la casa, de cualquier modo mándame un mensaje al llegar. Oh, y YoonGi, sé puntual.
Le doy una afirmativa, mamá me mira unos instantes antes de desviar sus ojos y me toca a mí verla partir a su trabajo con la mandíbula en lo alto. Si trato de decirme algo aquello se le quedó atrapado en la garganta, está bien, casi nunca sé que responderle de todos modos.
La escuela no es muy diferente a la casa, hay reglas para absolutamente todo, es el mismo aire competitivo. Cuando era más joven mamá dijo un par de cosas, ella recitó que; ese lugar donde me encontraba, quizá yo no lo entienda, pero que era un niño muy listo y sobresaliente. Se jacto de conocer el medio y casi ordenó que lo tenga presente como un campo de guerra. Recientemente habíamos leido una historia Griega, concretó que debía verle igual, ya que unas bestias estarán trás de mí, esperando cualquier mínimo error para tomar una ventaja. Ellos estarían esperando que yo, el genuino guerrero, caiga. Para la mente de un chiquillo eso debía ser emocionante pues ¿Quién no desea ser un héroe cuando se es un crío?
Sin embargo yo estaba profundamente horrorizado, quizá porque me lo dijo con ese tono hosco y severo, tan agresivo y frío que pensé: ella va a pegarme. O porque me tenía tan bien agarrado de la muñeca con su diestra y me dolía su firmeza y dureza.
O tal vez fue lo último que agregó antes de lanzarme a la primaria.
"Sé el mejor, simplemente eso busco de ti, esa es la paga por todo lo que te damos, por respirar y que se te permita hacerlo. YoonGi, sé brillante y excepcional, se maravilloso... Para que ya no te tengamos que guiar"
Debía tener 6 años y entendí muy bien eso de la deuda, ya conocía de memoria la forma de guiar. Y sí, lo seguí aprendiendo años después.
La escuela transpira un aire a competencia insoportable, eso es lo único verídico, pero es un poco más fácil de llevar, sólo un poco. Sería mejor de no tener unos ojos sobre mis homoplatos 24/7. Eso me lleva a otra preocupación, o más bien una incomodidad más.
Mi padre tiene un amigo aquí, el director Jeon Seon... ¿SeonHo? Quizás algo similar, de cualquier modo jamás fui bueno en eso de memorizar nombres.
Aquella persona le dice todo de mí, mis notas, mis horas en la biblioteca, el desempeño físico y académico y, en general, todo lo que puede ser de provecho a sus ojos, no es que sea un adulto tras de un crío, pero es desesperante saber que las cámaras están enfocadas todo el tiempo y que al mínimo error puede ser motivo de desatar la tormenta en casa.
Llegué a la clase en menos tiempo del que me toma usualmente. Me senté en el primero de la fila de en medio y después todo pasó exactamente como recuerdo que sería. Acomodé mis lentes antes de que la clase de coreano básico e historia a mitad de periodo empezaran, fue rápido, la charla acerca del continente europeo aburrida pero tan necesaria para los exámenes finales que me vi necesitando los apuntes. La campana sonó, de repente mis compañeros de asiento dejaron de tomar sus actitudes como humanos y pasaron a transformarse en perros salvajes buscando un hueso, empujandose y simultáneamente aveces tropezando, por consiguiente quejándose y armando un pequeño alboroto de dos minutos antes de abandonar el salón.
Muy obvio si salen así. Solté un suspiro, limpié mis lentes y me levanté del asiento dispuesto a abandonar el salón para ir en busca de mi yogur matutino de durazno a una de las maquinas.
-Joven Min, espere. -Una voz suave y casi angelical traspasó mis oídos, la profesora de historia me tenía en la mira, sus largos dedos observaban con insistencia un papel que supongo debe tener algo que ver conmigo. -¿Podemos hablar un segundo?
Un sentimiento casi de pánico me rodeó, apreté mis labios otra vez y asentí. Me acerqué atrás de su escritorio, esperando alguna señal de vida suya, pero seguía algo ensimismada en esos no tan misteriosos documentos.
-¿Hay algún problema?
-No, ninguno. -respondió y no puedo evitar mirarla con extrañeza aun impaciente, ella suelta una risita desencajada. -Espero no sea muy personal, pero ¿Tiene una universidad en mente, joven Min? Digo, para ingresar ¿Ha hablado con sus padres?
Recorde la orden de esa mañana e inmediatamente asentí.
-Sí, probablemente tome rumbo hacia el extranjero, profesora.
Su rostro no dejó esa sonrisa carismática de la siempre podía ser un buen espectador, reconocía que me gustaba bastante.
-Oh ¿En verdad? Es una lastima. Hay una universidad que creo podría sentarte muy bien, el maestro de Artes estuvo alardeando de tu talento brillante en el piano, también el profesor de Deportes ¡Él hablaba maravillas de ti! -La profesora MiNam rió, pero a mí toda sus palabras me hacían tener sentimientos demasiado contradictorios. -Me voy a que el arte y el deporte, sumado tus buenas notas podrían ser una opción viable. ¿Nunca pensaste en la academia de Bellas Artes?
Mis uñas se entierran en mi propia camisa. Ella confundió mi silencio de nuevo, y no, no es que no la entienda, es que no encontré una necesidad para hablar hasta que parecía realmente ansiosa con mi respuesta.
-Toda mi vida he estado preparándome para la universidad, usted comprendera que mis intenciones son salir de aquí para no morir de hambre.
-¿Morir de hambre? -repitió sorprendida.
-Así es, en verdad se lo agradezco mucho pero no tomaré esa oportunidad, de cualquier modo gracias por pensar en mí, profesora MiNam.
Mi maestra ladeó su cabeza.
-¿Puedo hacerte una pregunta más, joven Min?
-Por supuesto.
-¿Esto es lo que en verdad deseas o... Sólo no quieres que tus padres estén decepcionados?
Abrí mis labios unos segundos, estupefacto con sus palabras sin nada de anestesia. Ella dio en un lugar muy sensible y personal. Pero creo que se dio cuenta hace bastante tiempo, porqué rápidamente su mirada de lástima me persiguió.
-No necesito que respondas. Pero joven Min, debería pensar un poco más en lo que desea o no. Nadie debería ser dueño de descisiones o controlar nuestro destino más que nosotros mismos. -tomó uno de los folletos, y me observó fijamente. -Y tú sabes muy bien que los artistas o deportistas no se mueren de hambre, como cualquier carrera aquí en Corea tiene un grado más de complicación.
Tragué saliva, recién siento consciente de mi anterior oración.
-Lamento si sonó ofensivo.
-No, no te preocupes. -sonrió sin penas. -En cuando al recital de hace un mes...
-Por favor, no mencione eso. -La corté con un tono desesperado, presionando mis uñas en las palmas hasta sentir mi piel arder adolorida poco a poco. -Es... Un recuerdo desagradable para mí.
Mi maestra sólo suspiró y asintió.
-Tú ganas entonces. ¿Podrías al menos tomar el folleto, joven Min?
Accedí rápidamente y salí prácticamente huyendo, a tal punto que no sé donde fue a parar aquel folleto.
El recital... ¿Qué necesidad hay de mencionarlo? Es detestable, es patético. Es horrible, simplemente horrible, las miradas estaban encima, el olor del cuero me asfixiaba, podía oír a mamá murmurar algo, su mirada despreciaba mis acciones, las melodías no fueron lo suficientemente trágicas, tal vez fui demasiado lento, tal vez-... ¿Qué le susurra a papá? ¿Es sobre mí? Está viendo alrededor.
La función no acaba ¿Verdad? Pero ella esta saliendo y ni así puedo respirar. Espera por favor, mi número no ha terminado. Sigo aquí.
La gente se calla, la partitura está ahí pero no puedo ver absolutamente ¿Es un fa? ¿Es correcto? ¿Por qué las personas me miran así?
Ni siquiera me importan, pero mamá sabe que debo volver a casa.
《¿Qué estás pensando hacerme al llegar despues de que te deje en vergüenza?》
El sólo recordar ese momento, mis manos me pican, mis manos...
-No es posible. -murmuré, y no pude evitar hacerlo con rabia y cólera.
Cambié la dirección hacia el baño.
Rápido, cerré con seguro.
Las uñas se habían clavado demasiado hasta el punto de sacar una que otra gota mezquina y rebelde de tono carmín. Saqué uno de los pañuelos desechables que siempre traigo en mi bolsillo y trate de limpiar lo más discreto posible en el lavado.
Solté un suspiró, tenía que calmarme, esto solo es un mal día, una mala mañana.
《¿Desde hace cuanto, YoonGi?》 Mi subconsciente me interroga. 《¿Algún día acabará?》
No siempre fue así.
《Pero ahora estás cansado ¿Verdad?》
No quiero ser patético... Mostrarme débil ¿Cómo crees que reaccionarian?
《Pero...》
¿Que te enseñó mamá?
-No seas patético, YoonGi. -restregué mis manos contra la cuenta de mis ojos, mordí mis labios; mis labios me arden; mis labios están callando. Mis manos estan temblando.
Por Dios, manten la calma.
《¿En qué te estás convirtiendo?》
Me estoy esforzando, te lo juro.
《¿Quieres que vean esta parte tan miserable de ti otra vez? ¿Quieres una lección?》
¡No, no, no, aprenderé a controlarlo, te prometo que si!
《¿Por qué piensas que alguien vendrá a ayudarte? ¿Quién ayuda a alguien que ni siquiera puede satisfacer las expectativas?》
-No lo soy... No soy patético... Yo... Yo puedo mejorar, estoy dando todo... Todo. -murmullé como si estuviera suplicando a la nada, estoy seguro que abrí mi boca, pero aún así mi labio duele demasiado.
《Pero no es suficiente》cállate 《Aún no lo es... Y tú lo sabes, bien》
El traqueteo de unos pasos rápidos me alertó, el miserable aspecto de mi cara se notaba visiblemente en el espejo. La reacción fue más rapida de lo que yo mismo me imaginé, me arrincone en el último cubículo, apreté los músculos cuando un escalofrío azotó mi cuerpo.
Por favor, termina ya, acaba esto.
Si es tan insoportable... No quiero terminar en los periódicos nacionales.
Basta.
Por favor.
Deja de temblar.
Ni siquiera fue gran cosa.
¿Por qué eres así?
¿Qué te está pasando? No eras así... Yo no era así.
Yo no... Yo jamás lloraría por algo así.
-Que pedazo de basura que eres. -Que acaso ¿El tono ahogado no es detestable y lamentable...?
《¿Por qué?》pero esa voz es tan dulce... Respira tranquilo, por favor. 《 Llorar es parte de la vida, es estúpido decir que eres patético sólo por descargarte. Patético es pensar que se puede vivir sin caerse》
❰•° 🪐 🦋 🪐 °•❱
¿Cuánto tiempo transcurrió después de aquel desconcertante suceso mañnaero? Pienso que a mi mente le da pocas vueltas. Si se borrara de mi mente seria mas util y de provecho. Al salir de aquel cubículo con la moral rozando el subsuelo, el ligero ápice de misericordia por mí mismo abandonó todo mi sistema, inclusive a mis manos maltratadas que suplican por algo de descanso. Todo lo he dejado de lado por poder mirarme al espejo de nuevo con el mentón en alto, quiero creer que aún no estoy fuera de los estándares de mi familia. Si nadie se entera de este desliz, entonces no existe ¿Verdad?
El balón pasa por acá y por allá, sin una falla mínima, la punta de mis yemas arde, y apenas es el inicio del entrenamiento. Son las dos de la tarde, el almuerzo fue dejado de lado hace muchísimos minutos atrás, las tripas no me rugen ni rigen mis acciones, pues no están torpes ni la vista la tengo desenfocada. Puedo oír los gritos de WooJin exigiendo una mejor lanzamiento, GoHye es poco paciente seguramente tendrá el balón como premio en toda la cara si sigue así.
Me hace gracia, la luz en sus ojos se prende por escasos segundos, el balón en sus manos está a nada de posarse agresivamente en la cara de mi compañero, estoy seguro que a ninguno de ambos le interesa quienes los vean, hacen su chacoteo sin medirse en el proceso. Alguna vez pensé que era odioso, quizá yo también estuve celoso y lleno de deseo.
Pero ahora mismo parece que se van a matar... ¿Debería...?
-¡Oí, Kang WooJin!
No, no debería.
El acto es detenido por Kang JiHoo, esperado por supuesto. Aparece atrás de mí con su natural ceño fruncido y se pasa con su caminar seguro, a GoHye le tiembla el pulso pero sigue son su sonrisa juguetona.
-Me esta molestando. -WooJin responde apuntando como un niñato a GoHye.
-¡Él no aguanta nada, JiHoo hyung! Asquerosa jirafa enojona.
-¡¿A quién carajo llamas jirafa, pedazo de pulga?!
Alcé una ceja ¿Esa es una defensa? Estuve apunto de reír, pero sólo un poco. Mirando a WooJin... Puede haber un poco de semejanza.
JiHoo suspiró y negó.
-Yo sólo tenía que ser el capitán, no me postulé en ningún momento para ser niñero ¿Por qué me meten esto? -negó agarrando su sien.
-Quien lo diría, hyung, pareces una madre soltera.
Mi cara se descompuso de un sopetón. Aún estando a una distancia considerable de mi capitán pude oír el crujir de sus dientes, el chirrido de su cuello y un track al girar. De sólo verlo un ligero escalofrío se subió por mis tobillos. Pero ocurrió algo un poco más increible que ver a todos vivos despues de ese atrevimiento, es la sonrisa ligera, demasiado ligera con la que JiHoo cambio por completo al divisar al extraño. No, un segundo... Esa no es una sonrisa buena, es una mueca de "me las vas a pagar"
Con la sorpresa palpada en mi cara volteé hacia atrás, quedé pasmado. Y no por algo bueno o decente. ¿Me sorprendió? Tal vez, era muy normal ver a algunas chicas alrededor tomando su descanso, por igual a veces iban chicos, sin embargo... Sus cabellos eran naranjas, un naranja bastante intenso que hacian una combinación monocromatica interesante con el miel de sus ojos.
Por Dios y sus doce discípulos. ¿Quién demonios se tiñe el cabello en la secundaria? No hay que ser muy
Sin embargo más allá de eso, no podría ver nada más. Traía un barbijo cubriendo media cara y la gorra apenas dejaba ver unos mechones ilícitos para nuestra vista.
-¿Qué haces aquí, idiota? Para empezar ¿Por qué siquiera el portero te dejo pasar? -El balón que tiró rebotó en la pared y recayó hacia mí, por mera inconsciencia lo tomé.
-Tengo mis métodos. -No lo puedo ver, pero la forma en la que sus ojos prácticamente desaparecieron me dejo claro que estaba sonriendo. Y la voz dejaba al descubierto que debía ser una risa sinvergüenza. -Quiero hablar contigo.
-Me parece que soy tu sucia excusa.
Mis compañeros parecían saber quien es él, ni uno solo opino pero tampoco le saludaron como es debido. Y estos chicos son bastante parlanchines.
-Oye, mosca WooJin. ¿Quién es ese? Tú eres primo de JiHoo sunbae.
Oh, ahí esta. GoHye acercándose al depredador. WooJin se tragó su insulto contra nuestro miembro menor y en vez de eso suspiró quitando su largo mechón de cabello del frente.
-Es... ¿Un amigo? No tengo idea, JiHoo dice que lo conoce desde hace mucho pero jamás me ha contado a profundidad sobre él. Ya sabes como es.
-¿Y cómo se llama?
-No tengo idea. -Se encogió de hombros.
-Ahg, no me sirves para nada, jirafa.
Exhale, aquí vamos a de nuevo. Miré a JiHoo de reojo, parecía bastante ocupado y distraído con quien fuera que era ese chico a su lado.
-¡¿A quién demonios-
-Guarden silencio. -Creo que fue una de las pocas veces que use mi posición como sub-capitán pata callar a alguien. Los dos me miraron con algo de miedo. Los demás miembros llevaron sus ojos hacia mí. Tomé con más fuerza el balón. -El capitán está fuera, eso no es razón de alboroto. Todos sus posiciones, la competencia nacional esta cerca, estoy seguro que ninguno quiere hacer una interpretación patética, verdad.
Cada uno de ellos me dio la razón a su manera, unos gritando, otros simplemente asintiendo. El balón pasó a manos de Do HaeGyeom, un chico de piel tostada y cabellos revuelto negro, una cicatriz adorna a su mano izquierda. Especialmente callado y hasta cierto punto asocial, sin embargo se desenvuelve muy bien con Kim TaeHyung, no he tenido la oportunidad de entablar alguna conversación innecesaria, pero no pienso que sea diferente a lo que es un muchacho naturalmente extrovertido. El remate de HaeGyeom, es una verdadera pieza fundamental.
El entrenamiento finalizo de manera natural, una que otra queja por parte de WooJin y GoHye, algo de escandalo -para bien- de parte de Kim SeokJin y Park Seol, Jin es otro integrante nuevo que se ha unido casi finalizando las inscripciones a los clubes, no tiene ningún elemento en particular pero le veo futuro. Es casi una pena que este sea el último año. Park Seol lleva casi dos años en el club, y mis palabras propias, es una auténtico desvergonzado lleno de rumores que no me conciernen.
-Hola, YoonGi. -La voz segura de alguien atrás mio me hizo girar sobre mis talones.
Se supone que todos habían abandonado el baño. Dejé mi camiseta a un lado para verle. Debo admitir, que no estuve nada sorprendido de ver a quien encontré.
-Buenas tardes, JiHoo.
Le escuche dar un suspiro.
-Oye YoonGi, tú sabes muy bien que no me agrada meterme en la vida de los demás y eso, pero tengo una duda. -Se acercó hacia mí, instintivamente volteé la mirada.
-¿Aquello qué sería?
Y él dudó. No fue capaz de respoderme de forma inmediata y espontánea.
Y... ¿Por qué dudó? JiHoo es alguien directo y misterioso. Esa es la mejor manera de describirlo, además de saber que es excelente deportista casi nadie sabe de su vida, WooJin jamás la ha divulgado entonces no existe un antecedente medianamente confiable. Pero lo que más caracteriza a nuestro capitán, además de humor de perros y su paciencia -extrañamente- abundante, es su sinceridad, y que siempre está un paso adelante de todos, inclusive si ni tú mismo eres capaz de verlo.
-Tú... ¿Lograste ver al chico con el que me encontraba?
-No fue algo que me causara interés.
JiHoo se quedó momentáneamente en silencio, como si pensara algo, o en alguien. Y si tenía que ver conmigo, era profundamente extraño.
-YoonGi -murmuró al cabo de un rato, alzando la vista hasta encajar con la mía. -¿Te suena en nombre de "Park JiMin"?
Fue mi turno de meditar unos segundos, y preguntarme ¿Quién era Park JiMin y qué hacía JiHoo preguntándome acerca de un completo extraño?
Desvíe la mirada negando y cerré mi casillero.
-Nunca en mi vida he oído de él.
Pero parece que hay una diminuta decepción en sus pupilas.
-Ah, ya veo, me disculpo si te cause incomodidad.
-Realmente no, pero me gustaría saber ¿A qué se debe esto? -volví a preguntar. -Es la primera vez me preguntan algo así.
-No es nada importante, pero... -hizo una mueca desconcertada y se revolvió la melena. -Él ha estado viniendo cuatro días seguidos buscándote, creo que te ha confundido o qué se yo.
-¿Cuatro días? -exclamé sorprendido.
-Correcto... Espera ¿No lo habías notado?
Sinceramente, estaba empezando a alterarme por mi falta de atención.
-No.
-Uhm, ya veo. Perdona, él me dijo que conoce a un pianista prodigio de nuestra escuela, no me dio motivos exacto pero me aseguró que era alguien de aquí. Me disculpo en su nombre. -Aún en el trance, JiHoo hizo una reverencia pequeña. -entonces, le diré que tú no eres el chico que busca, estaba algo preocupado de que eso te hiciera incomodar y que pudiera terminar el peores circunstancias.
Soltó un suspiro de alivio, y él también tomó su bolsa, diferente a mí, para entrar a tomar una ducha. Sé que se despidio de mí, se que le devolví las palabras, pero mi mente estaba por otro lado.
La hora de salida había tocado, finalmente eran las siete de la noche, y era libre de ir a sacar libros de la biblioteca, ir a un café de 24 horas y quedarme ahí tanto como pudiera extender la llegada a mi casa. Las canchas estaban siendo apagadas por el regente de la escuela cuando me tocó pasar de regreso por allí, al cruzar miradas le salude con una reverencia sin palabras, y él correspondió de la misma manera, algo menos informal. El umbral donde ese Ajhussi estaba barriendo, es probablemente el mismo sitio donde JiHoo estaba intercambiando palabras con su amigo teñido.
《Él me dijo que conoce a un pianista prodigio de nuestra escuela》
Soy el único pianista, pianista fracasado del instituto, pero pianista a fin de cuentas. Yo no lo recuerdo, pero él me conoce y hasta viene a encontrar a un Don nadie. Aunque aquel intento fallido, fue mi primer recital publico ¿Era posible ser reconocido en la calle?
-Tal vez... Es un demente acosador de chicos brillantes.-murmuré.
Y ciertamente, creo que tiene sentido a lo que JiHoo murmuró antes de irse.
《A lo mejor mi amigo es un fan tuyo, YoonGi》
❰•° 🪐 🦋 🪐 °•❱
🌱Muchas gracias
por leer🌱
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top