Un Regalo sinceró
Atlas (Venezuela)
Los corazones cubrían el suelo y las flores florecían en todos los rincones del estudio esa mañana, aunque no por elección propia.
—Nana, habría pensado que ya la habías detenido — Dije como si la niña que gateaba de una caja de bombones a otra no me escuchará.
No es que a Susana le importará, empujando un puñado de Bombones Pierre Marcolini en su boca con pequeños sonidos de satisfacción. En un principio dejé que mi hermanita entrara aquí con el propósito expreso de que me ayudara a sortear las montañas de Valentines, pero al parecer ella tenía otra idea en mente.
Casi desde que podía recordar, los regalos y las tarjetas inundaban la casa en el transcurso de los días precedidos por el día de San Valentín. Miles de tarjetas de color rosa pastel llenas de brillo eran enviadas, muchas flores frescas y falsas principalmente rosas rojas fueron recibidas y, sin falta las toneladas métricas de chocolates caros eh importados, chocolates que mi hermana pequeña disfrutaba y saboreaba, podría decirse que es la primera vez en su vida que presenciaba esta cantidad grosera de bombones.
Es tonto, me recordó cuando mi padre me hizo ver Willy Wonka. Las dos versiones.
—Atlas, estoy un poco ocupada tratando de saber qué flores son falsas y cuáles son sinceras. Juro que las falsas se vuelven más auténticas cada año — Noemi dijo con un poco de nostalgia, Sabía que mi Nana esperaba poder plantar algunas de las mas exóticas. Ella expresó que detestaba que la gente desperdiciara flores raras para presumir, solo en esta festividad.
—Además, ¿qué esperabas dejar a una niña pequeña en la habitación con más dulces de los que probablemente haya visto en su corta vida?, y tomando en cuenta la petición de tu padre de evitar a toda costa las chucherías.
Tomando un gran trago, Susana me miro, yo estaba escaneando los nombres en las tarjetas y clasificándolas. Buscando una en específico.
—¿Qué hacías con todo esto antes de que viniera a ayudar? — Dijo y siguió la pregunta con un crujido.
—¿Es eso lo que se supone que estás haciendo?.
Pregunté, teniendo que estirar un poco el cuello sobre el escritorio para ver a Susana todavía en pijama, con papel de regalo y cintas rojas esparcidas por todas partes.
—¡Noemí, dice que desperdiciar comida es grosero para quienes la sirven! — Dijo señalando con una diminuta mano a la nana que se volvió al escuchar su nombre.
—¡¡¡Chacha!!! Que conveniente, recuerdas mis palabras cuando estás comiendo chocolate y no la coliflor cocida que Altamira te preparó hace dos semanas — Su respuesta fue que la niña consumiera otro paquete de bombones costosos.
Noemí resopla por eso dando una mirada de regaño y Susana le regala una sonrisa de disculpa llena de chocolate, para apaciguar a la hada, responde —Tambien es malo desperdiciar comida, mucha gente pasa hambre. — dice con la boca llena y los cachetes inflados.
—No hables con la boca llena. —Noemí regaño, pero parece funcionar, ya que sonríe levemente.
—Normalmente conservo algunos y simplemente vuelvo a empaquetar el resto y los envió a los colegas femeninos de papá. Continuando el ciclo esperado, a diferencia de Padre, Vanessa y Atticus no soy fanático del dulce —Respondí la pregunta de Susana, mientras tiraba un puñado de cartas a la basura, aburrido con la insipidez de las personas con las que me asociaba regularmente.
Originalmente, Noemí revisaba las cartas, pero dejó en claro que había sentido repulsión con la actividad después de que recibí una particularmente subida de tono hace dos años. En realidad tenía la intención de triturarlas o quemarlas todas, me abstuve de hacerlo por petición de mi padre y Atticus.
"Tal vez una llame tu atención".
Eso dijo mi hermana en una de nuestras pequeñas pláticas, cuando la ayude a regresar los innumerables regalos de sus pretendientes. Y ya estaba claro que nunca tendría interés en alguna de estas mujeres. Siendo sincero la única chica que probablemente, yo halla logrado sentir algo llamado "apreció" fue Uma, y ella se fue para nunca volver.
Susana parecía estar perdida en sus pensamientos ante mi respuesta. -¿No te sientes bien al recibir todos estos regalos?. Quiero decir, sé que puedes comprar cualquier cosa que quieras, pero es la intención lo que cuenta, ¿verdad? Toneladas de personas pensaron en ti — Susana hizo un gesto hacia las cajas a su alrededor. — ¡Una vez, un niño de la escuela me dio un ramo de flores y un chicle. ¡Fue el primer regalo que me dio alguien!.
Miré a mi hermanita. Vestida con su pijama kigurumi de unicornio y medias, las comisuras de su boca salpicadas de chocolate. Ojos del mismo color de los bombones que consumía. Allí esta, aferrándose a la inocencia a pesar de la gran pérdida y pleno conocimiento de la crueldad del mundo. No quería decirle que el mundo era un lugar superficial. Que la gente dice conocerte cuando no saben absolutamente nada.
Esa santidad que colocó en los regalos no fue sostenida por las masas saturadas de miembros de la alta sociedad que se lanzaban regalos entre sí, como norma, estrato social y de cortesía artificial.
Sobre bolsas de dulces rellenos y cestas de educación falsa y barata en cada esquina, tan comunes como el agua corriente. Susana lo vería algún día. La hija de un político rico seguramente atraparía los "afectos" de las personas, o probablemente las personas la usarían para llegar a papá o a mí.
Corrompiendo la imagen que ella tenía de los regalos. O peor, terminaría como Atticus, recibiendo regalos vacíos de hombres que solo la verian como un bello trofeo, que querrán "amarla" a su manera pervertida y desagradable.
—¡Atlas! — Mire ligeramente hacia adelante desde el papel arrugado de la invitación a la fiesta de San Valentín, para ver los mismos ojos marrones mirándome con algo que no logro identificar.
Susana estaba recostada sobre sus propios brazos, apoyada en el escritorio. Había una tapa de dulces volcada, llena de todas las formas diferentes del mismo. — Te encontré las conservas de plátano y de leche, sé que son tus favoritos. — Dice empujando las conservas, dándome una enorme sonrisa, mirando hacia arriba con anticipación.
Es casi imposible que alguna de mis admiradoras enviara conservas ya que son tan frívolas que no podrían soportar regalar algo que no es importado, y tampoco serían capaces de hacer algo casero, estas conservas fueron hechas en casa y su envoltura no es tan extravagante como la de los demás. Es obvio que ella las hizo con ayuda de Vanessa y Altagracia.
Me quede en silencio por un momento, antes de desenvolver la conserva y deslizarla en mi boca. La cara de Susana se ilumina. Tire la invitación a la basura y estiré mi mano para quitar la capucha del kigurumi y así poder alisar el cabello de mi hermanita.
"Intenta ser mas cercano a Susana. ella te adora". Me aconsejó Papá.
—Si quieres revisar los ositos de peluche y elegir algunos antes de que los done...—Dije y antes de que mis reflejos pudieran reaccionar, Susana envió cartas a la basura saltando sobre mi escritorio. Abrazándome el cuello, no sabia que hacer con mis manos y mire a Noemí que tenía un gran montón de rosas en sus brazos buscando una ayuda, la Hada mayor simplemente asintió antes de volverse hacia la puerta. El momento se prolongó antes de que Susana retrocediera y plantara un beso en mi mejilla, llenándome de chocolate.
—Gracias Atlas — Dijo y se coló una conserva como si no me diera cuenta.
Eventualmente, Susana se deslizó hacia un lado del escritorio, con los dulces en su regazo. Y Abrí algunas cartas más, pero finalmente me sente con mi hermanita a mi lado. En lo que a mi respecta Disfrutando de un verdadero regalo.
Nota:
Los dulces de leche y las conservas de plátano son dulces caseros muy deliciosos de Venezuela.
Atlas es conscientes de que es atractivo y llama la atención. Pero no está interesado en ninguna mujer, porque sabe que esas chicas solo les interesa el poder y el dinero. Su apariencia es un plus. Él sentía que la única que tenía un amor honesto por él, era Uma. Todavía la busca.
Curiosamente, Atlas es el que mejor se lleva con Susana, y Susana prefiere pasar el tiempo con él.
El kigurumi que Susana usa.
Cuando Atlas se refiere a que Susana terminará como Atticus, es porque las enlace de Mariposa no son tratadas con respeto, y las ven más como objetos, muñecas y esposas trofeos. Él no quiere que Susana se vea afectada como lo son Atticus y Vanessa. Después de todo es el mayor y el único varón de su familia.
a Atlas no le gustan los bombones, y las cosas empalagosas a diferencia de sus hermanas y padre. Pero si disfruta de las conservas que prepara Susana porque son caseros y ella los hace con amor, especiales para él.
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