Nos Molesta
Afilaba la mirada hacia la ventana con tal de captar cada movimiento de un pequeño pájaro azul que había llegado hacia tan solo unos instantes.
—Hmm —decidió ignorarlo y volver a su desgracia.
Borra el tablero de clase... mientras los demás disfrutaban de su merecido descanso.
—Sabía que me castigarían, pero esto es demasiado —balbuceó Izuku con la mirada perdida en la pizarra.
—Exagerado —opuso la peli negra mientras los tomaba por el hombro—. Me toca la parte que queda.
Entristecido, le pasó el borrador y se apartó, sin apartar la vista de enfrente. Mientras tanto a su espalda el sonido chillante del metal arrastrándose por el piso lo estaba inquietando más de la cuenta.
La causante de aquel generador de contaminación auditiva no era otra más que Nagisa Kubo. La otra castigada por el maestro.
—Detente de una vez, es insoportable —ordenó Ueno lo que ocasionó que la castaña inflara los cachetes y contuviera una risa traviesa.
—Perdón a ambos... bueno, a los tres —dijo Nagisa.
Efectivamente estaba en lo correcto. En una pequeña silla que quedaba cerca a la ventana, Shouko estaba sentada con las manos sobre las rodillas y su rostro reflejaba su no entendimiento de lo que acontecía frente a ella. Solo sonreía al chico de pelo verde mientras pensaba que harían en el parque al terminar las clases.
—Pero recuerden que soy la encargada de organizar TODOS los asientos —se adelantó para dejar en claro que seguiría haciéndolo.
—No es necesario que los arrastres para eso.
—Aburrida —declaró sin ganas.
Izuku agradeció internamente a su amiga y se acercó a Shouko. Sacó un pequeño portaminas que tenía en su bolsillo y escribió en una hoja que tenía cerca.
Ya casi terminamos, ¿quieres algo?
La Nishimiya hizo unos cuantos gestos con la mano. En el poco tiempo desde que se había vuelto amigo de ella aprendió que significaba aquellos movimientos con las manos.
"Jugar"
—Jeje —rio Izuku y asintió con la cabeza.
Volvió a su labores de castigo.
Igual solo faltaba la otra mitad.
• • •
—Por fin —dijo una peli negra plácidamente al mismo tiempo que la castaña.
Una tensión se hizo notar en el ambiente, pero rápidamente fue opacada por un risa. O más bien, risas.
Izuku y Shouko ya estaban saliendo con la maleta en los hombros con la clara intención de ir hacia el parque. Al principio pensaban que el castigo sólo abarcaría el descanso, pero sin previo aviso este se extendió hasta la tarde. Los pocos alumnos que quedaban por los pasillos miraban consternados tanto al pecoso como a la niña nueva.
No era para nada común ver a Izuku interactuando tan amenamente con alguien que no fuese Ueno. Una vez se perdieron en el pasillo, ambos estudiantes no disminuyeron el paso, parecía que trotaban.
En el salón la peli negra recogía sus materiales de mala manera y los metía a su mochila. Nagisa imitó la acción y se acompañaron en silencio. Las dos tenían muy presente que solo conversaban cuando el peli verde estaba como intermediario. Y normalmente eso era en horarios donde hubiese más privacidad.
—¿Y ahora vas a volver a fastidiar?
—¡Hey! Que mala —infló los cachetes Nagisa—. Solo quiere divertirme. Sabes que molestar a Izuku es bastante sencillo.
A Ueno le hubiese encantado negar esa afirmación, pero era aterradoramente cierto. Era muy consciente del poco respeto que imponía Izuku, de hecho, nunca recuerda haber siquiera refutado los insultos dirigidos hacia él. Pero si era el primer tonto en salir a defender al que estuviesen lastimando. Y ella tampoco ayudaba demasiado.
Visto desde cierto punto de vista, el peliverde se había vuelto dependiente de ella para varias cosas. Socializar, por ejemplo.
—Aunque últimamente ya está cambiando.
Kubo se acomodó un mecho de pelo con el que había estado haciendo ondulaciones. Ueno estaba dudosa de si había escuchado bien. No esperaba que la conversación fuese a continuar.
—¿Si...?
—Bueno, quiero decir que está por así decirlo. ¿Diferente? —explicó insegura—. Normalmente se habría limitado a quedarse callado sin más, pero realmente estuvo a punto de reclamarme...
Finalizó su monólogo con un breve suspiro. Estaba claro que no estaba esperando una respuesta.
La relación de ambas era inusual. No eran amigas, eso estaba más que claro entre ambas, pero al mismo tiempo tampoco se odiaban. Desde el lado de Nagisa esta justificaba y consideraba un tanto aburrida a Naoka —aunque eso era porque no molestaba también al inocente peli verde— además de ser un gran escudo imposible de sortear para poder interactuar con Izuku.
Solo le era posible molestarlo cuando todos estaban en clase. Lo cual era desesperante.
Ahora con la perspectiva de Ueno, Nagisa Kubo era una insoportable a la que simplemente no odiaba porque no era del todo mala con Izuku. Nunca se acercaba con afán de insultarlo o hacerlo sentir inferior por el hecho de no tener quirk. Al contrario, ella en algún punto confesó que eso era insignificante a largo plazo ya que la amplia mayoría nunca se vuelve héroe. Llevando los dones casi que al desuso de estos.
—¿Puedo saber por qué insistes tanto?
—No lo entenderías —bromeó la castaña.
Sacó la lengua y guiñó el ojo.
Ueno sonrió lo suficiente como para que su compañera de clase la viera.
—Es que creo que me molesta. Ver que no pone de su parte en ocasiones me disgusta, por eso hago que hable, que pierda el miedo —salieron de la escuela y empezaron a pasar por el pavimentado de las calles—. Molesto a Izuku para que su actitud deje de molestarme.
El tramo que les quedaba antes de llegar al parque no era demasiado grande. Las conversación pronto llegaría a su final.
—Un método un tanto curioso, no creo que sea el más efectivo, pero sirve, ¿no?
Nagisa no daba crédito a lo que estaba sucediendo. Estaba riendo junto a Naoka Ueno. Era algo simplemente inaudito.
—Te ayudaré entonces —dijo la peli negra escuchando cada vez más las cadenas de los columpios—. Espero no arrepentirme.
—¿Gracias?
Las dos se pusieron a vista de Izuku el cual sonrió muy feliz.
—¿Y tú por qué insistes con Izuku? —preguntó con curiosidad.
A lo que la oji violácea se giró y respondió sonriendo.
—Porque a mí también me molestaba...
• • •
—Ya despierta, Midoriya-shonen.
Golpes directos en su frente lo hicieron abrir los ojos con pesadez. A su alrededor cientos de kilos de acero se alzaban en mini montañas que lo aterraban de cierta manera. Sus músculos que se hallaban en proceso de desarrollo temblaban acompañados de un dolor sumamente agudo.
Pasó saliva.
Con las manos llenas de ampollas volvió a tomar la cuerda. Y empezó a jalar de esta. Reprimió con todas su fuerzas algún gemido de dolor. Con pasos pesados arrastró el enorme peso al cual estaba sujeto la cuerda.
Su maestro, All Might.
Y una nevera también...
—¿Estás seguro de que puedes continuar?
Izuku Midoriya no contestó, sólo continuó con su tarea. All Might estaba a punto de decirle que se detuviera, pero bastó con que lo viera a los ojos para darse cuenta de que esto apenas estaba iniciando.
Las horas pasaron. Y con ellas casi todas las reservas de energía de Izuku se vieron a niveles que acariciaban el cero. El rubio musculoso se había marchado cuando el solo aún no se ocultaba, no sin antes felicitarlo por el arduo trabajo.
El peliverde que estaba acostado en la arena cada vez más fría cerró los ojos para volver a descansar. No obstante, los recuerdos de su nostálgica niñez de primaria lo invadieron.
—Tal vez ahora deje de molestarlas —dijo sonriente y con los ojos cerrados.
Nunca se tomó de mala manera esas palabras. Era lo suficientemente inteligente como para comprender en verdadero sentido de estas palabras. La cual de cierta manera lo habían llevado hasta aquel preciso momento. Aceptar recibir un extraño poder, poner sobre sus hombros una enorme responsabilidad.
—Les diré cuando termine mi entrenamiento y obtenga el One For All. Hasta entonces a entrenar fuerte. Ellas deben estar estudiando para poder entrar a la U.A. no debo quedarme atrás —se prometió así mismo apuntando la palma de la mano a la luna—. Es hora de devolver el favor.
Lamentablemente para Izuku, desde las barandas en donde se separaba la playa de la calle. A unos cuantos pares de metros del nivel del mar, las tres chicas lo miraban. Cada una pensando en cómo tratar el tema del que les había estado ocultado desde hacía unos cuantos días.
<<Por eso le dolió cuando le golpeé el hombro ayer. Por no decirme>> pensó Ueno.
<<Ya decía el porqué estaba durmiendo tanto tiempo>> escudriñó el cuerpo del pecoso y apartó la mirada avergonzada.
<<Algo está pasando...>> fue todo lo que pudo interpretar Shouko ya que no entendía nada realmente.
• • •
—Ok, ahora si puedo —una vez más ocupó toda su fuerza para empujar un enorme vehículo de color rojo.
—Tú puedes, vamos.
Lo normal sería que su maestro y futuro antecesor de quirk estuviera vigilando rigurosamente su entrenamiento para maximizar los resultados.
Pero, era todo lo contrario.
Sobre el vehículo, Naoka Ueno reposaba mientras se aplicaba bloqueador solar y cubría su cabeza con un sombrero de paja que había comprado en una tiendas aledañas. Ella no sabía cómo sentirse en ese preciso instante.
Enojo, felicidad, ansiedad, pero sobre todo miedo. Mucho miedo.
Según había consultado a su amigo de la infancia (interrogatorio forzado en la habitación del chico). El héroe número le había dado la oportunidad de heredar su poder. Y si bien siempre ha sostenido con varios argumentos que Izuku es casi un genio, la estupidez con la que desfiló al aceptar esa oferta de muerte la tenía desconcertada.
Ella ya daba por sentado que ambos entrarían a Cursos Generales. Ni por un instante anticipó esta situación, y eso que le gustaba ser precavida con cualquier evento esporádico. Sus piernas ahora torneadas y largas no paraban de moverse. Un hormigueo la estaba sobrepasando.
Definitivamente no quería que Izuku se lanzara de esa manera tan prematura hacia el mundo de los héroes. Juraba que el chico con el paso de los años ya pensaba con la cabeza más fría respecto a ese tema. Incluso él se lo había jurado en una ocasión.
—Debería haber sabido que era sólo una mentira para calmarme... fui una tonta por descuidarlo... —susurró apretando los puños con fuerza.
Las llantas de apoco empezaron a rodar, el chico jadeaba con cada paso que daba. El metal que usaba como superficie de empuje estaba calentándose vertiginosamente.
—Gracias, Ueno-san.
La mencionada detuvo su cadena de pensamientos abruptamente.
—Pensé que lo tomarías depeor manera, jeje. Se que tú más que nadie sabe lo mucho que quise esto desdepequeño. Y ahora estás aquí acompañándome cuando podrías estar en tu casa,realmente lo aprecio mucho.
El peli verde le dedico una cansada sonrisa a la chica que tapó su rostro con el pelo para no dejar ver su sonrojo.
—Ahhgg Izuku, eres un tonto —dijo avergonzada.
El entrenamiento de vehículo no se detuvo hasta que se dejó en el lugar acordado por Toshinori.
Era hora de mover piezas de menor tamaño, pero de una densidad mucho más alta. Durante toda la mañana que duró esa tortura, la peli negra evitaba que el chico desistiera.
—Falta poco, no te rindas todavía, Izukuuuuu.
Él que tomaba aire en colosales bocanadas tirado en el arena, apoyándose son las rodillas y las manos.
—Llevas... diciendo... eso... todo el día —dijo en intervalos desiguales.
—Cada vez que dejas uno en su lugar, estás más cerca.
—¿Y eso que tiene que ver con el "falta poco"?
—Suena más optimista que decir, vas empezando. Jeje.
—Si terminas esa parte antes de que el sol llegue al punto más alto te daré un premio. ¿Te parece?
—¿En serio?
Se levantó decidido a tomar una llanta que era casi que de su mismo tamaño y la empezó a mover. Cabe aclarar que algunas veces tropezó causando que se golpeara en rostro aturdiéndolo.
Pero finalmente se alzó con un grito ensordecedor.
Una mini montaña había sido movilizada completamente por mano propia. Ueno que regresaba de una tienda con dos botellas de agua sonreía aliviada. Reflejado en sus ojos violáceos, Izuku se desmayó espontáneamente.
Ambas botellas cayeron al suelo.
Para cuando despertó, y estaba en su cuarto. Con al aire acondicionado golpeando todo su cuerpo. La puerta cerrada. Unos ojos brillantes y grisáceos los miraban con burla y un pizca de preocupación, acompañados de una sonrisa que a pesar de los años lo dejaba temblando, aunque ya no de miedo.
Sino de nervios.
Nagisa Kubo estaba sentada al lado de la cabeza del chico. Tenía su uniforme escolar. Con el clásico suéter de color beige de mangas más largas que sus brazos con las mejillas con aquel tinte rosado que la acompañaba desde pequeña.
Una vista bastante tentadora si es que el pecoso hubiese tenido sentimientos especiales.
—Vale, Ueno-Chan ya hizo parte. Ahora me toca a mí.
—¿T-tu parte? —preguntó, pero cuando intentó moverse su cuerpo no le respondió de manera amena.
El dolor subió por toda su columna vertebral dejándolo inmóvil.
—Ueno te ayudó a esforzarte. Ahora me toca a mí la segunda fase de tú entrenamiento, chico listo —golpeó con sus dedos la frente del chico—. Descansar.
—Pe-pero, no puedo. Tengo que volver y...
—No. Inko-san no está y yo tengo las llaves, así que no puedes salir, te quedarás aquí hasta que estés de nuevo en condiciones. Quieras o no, I-zu-ku jeje...
—Oh no...
Mientras tanto, en otra parte de la ciudad. Una peli rosa pálido se miraba en el espejo mientras se arreglaba un peinado. Una cola.
Se aseguraba que su uniforme estuviera bien puesto. La falda de cuadros azules con blanco se sacudía cada que Shouko recordaba alguna cosa de su habitación. El moño azul del uniforme no estaba.
Aunque antes de que esta perdiera los nervios, una persona que de baja estatura salió de la cocina justo con lo que la oji castaña buscaba. Tomó al chica de los hombros para ponerlo en su lugar.
—Buena suerte, hermana...
Los audífonos para oír mejor que notaban, Shouko asintió sonriente, tomó su maleta y su libreta para comunicarse. Se aseguró que fuese la correcta abriéndola. Habiendo en las primeras páginas un mensaje escritos con kanjis bastante grandes.
"Tercera fase: Divertirse"
Porque un plan perfectosiempre consta de tres pasos...
Mil años después, capítulo nuevo. Y de paso entramos a la etapa más joven del anime. La mayor parte de toda la historia se concentrará aquí. Espero les haya gustado.
Dejen su estrellita si gustan.
No teniendo nada más que decir. Hasta luego.
GottoCatch
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top