55. Touché
Touché: Si una persona presenta un argumento y el otro entrega una respuesta inteligente o apropiada, la primera persona puede responder touché como un modo de reconocer una buena respuesta.
Este capítulo iban a ser dos, pero los junté en uno más largo ❤️ Espero que os guste y como algunas me pidieron...empieza narrando Ty 😍
TYLER
Olivia eleva una pierna por encima de mi cuerpo y se sienta a horcajadas sobre mi regazo. Levanto la cabeza y la miro asombrado, empezando a creer que el puto sueño que estoy teniendo es demasiado real para ser cierto, o eso o es que estoy teniendo serias alucinaciones. No puede ser que esté aquí, no puede ser ella, pero es. Es ella y está aquí, en mi habitación, sentada encima de mí; ha aparecido de la nada con un vestido que deja al descubierto una de las partes más bonitas de su perfecta anatomía, sus increíbles e infinitas piernas.
Inesperadamente, sus manos de enredan en mi pelo y luego acaricia mi cara con ternura. Me obligo a mantener la compostura para no cerrar los ojos y disfrutar de su contacto porque eso no estaría bien, pero se siente tan maravillosamente bien que la dejo hacer. Adoro el tacto delicado de sus dedos sobre mi cara y la he echado tanto de menos estos días que ahora mismo ella es como el bálsamo que tanto necesito.
—¿Q... Qué haces? —tartamudeo, mientras la observo aterrado de no poder detenerla o detenerme, no sé cuál de las dos cosas me asusta más.
—Hago que cambies de opinión, Tyler. Eso es lo que hago. —Y sin rodeos, acerca su cara a la mía, me cubre la mejilla con una mano y con la otra me rodea la nuca para tirar lentamente de mí hacia su boca.
Quiero reaccionar, quiero detenerla, frenarla, pero no puedo... cualquier pensamiento, cualquier palabra o cualquier intención que tuviese planeada para detener esto, se desvanece cuando sus cálidos labios rozan los míos. Frota su pequeña nariz contra la mía y siento como la temperatura entre los dos se dispara y nos abrasa, como siempre nos ha pasado.
Sabe Dios que la he evitado a toda costa, precisamente para no tentarme a tocarla, a abrazarla, a besarla o a simplemente mirarla y perderme en sus increíbles ojos. Con todas mis fuerzas he luchado por lo que siento por ella y por todo lo que me hace sentir cuando la tengo cerca. Trago saliva con muchísima dificultad. Estoy más nervioso que cuando me dieron mi primer beso con tan solo trece años, en aquella excursión escolar a unas cuevas subterráneas y la chica, dos años mayor que yo, me pidió que cerrase los ojos porque iba a besarme. Casi me desmayo de la impresión.
A Olivia se le acelera la respiración, y a mí el corazón me empieza a palpitar con tanta fuerza que creo que me va a estallar de un momento a otro en el pecho.
¡Joder!
La cabeza me vuela del sitio cuando siento su lengua deslizarse sobre mi labio inferior. Olivia traza el contorno de mis labios con su lengua y finalmente la introduce en mi boca con suavidad, anhelando encontrarse con la mía y no rehúso a darle lo que quiere. Va girando su lengua alrededor de la mía, describiendo círculos húmedos, provocándome e incitándome a seguirla, a moverme con ella.
¡La puta madre! No debo, no debemos... pero estoy hechizado por ella. Me acaba de noquear emocionalmente. ¡Maldita sea! ¡Joder! Se me acaban las palabrotas, se me acaban los argumentos y hasta se me acaban las buenas intenciones. La deseo tanto que me resulta imposible rechazarla, me duele todo el cuerpo de tan solo pensarlo. Me resulta tan difícil como dejar de respirar cuando te estás ahogando y ansías llenar tus pulmones de oxígeno. Ella es ese oxígeno que necesito para vivir, para seguir en este mundo.
No, ya mismo voy a ponerle fin a esto, lo voy a hacer.
Ahora... ahora mismo lo hago... he sido fuerte durante estas tres semanas y no me puedo venir abajo de esta forma. Ya tomé una decisión y debo mantenerme firme por nuestro propio bien, porque lo hago por nuestro propio bien.
Coloco mis manos en sus muslos para apartarla, pero el tacto de su piel suave y firme contra mis dedos me deja pasmado, y noto como mi cuerpo empieza a reaccionar por el puto deseo que siento por ella. Ese mismo deseo que hace que tenga una fuerza de voluntad de mierda frente a ella. Ella es tan suave, tan tibia, tan deseable, tan increíble, tan ella.
Sé que no hago lo correcto, pero estoy perdido, sediente de ella. Ya no hay vuelta atrás, estoy más excitado de lo que quiero reconocer. Mis manos, esas con las que se suponía que iba a apartarla de mí, se deslizan lentamente por sus piernas en una caricia delicada y se cuelan por debajo de la falda de su vestido, hasta rozar sus nalgas y su ropa interior.
¡Dios! ¡La tela que lleva debajo del vestido es mínima! Esto está mal. Esto está jodidamente mal. Eres un pervertido, un puñetero pervertido, Tyler.
—No deberíamos hacer esto, Olivia —consigo decir con bastante dificultad.
Ella separa su boca de la mía y me mira entrelazando sus manos en mi nuca.
—Oh, sí. Sí deberíamos. —Sus ojos verdes se iluminan con un brillo peligroso—. Te voy a demostrar cuanto te equivocas, Tyler. —Dicho esto, se mueve un poco sobre mi cintura y me resulta del todo imposible ocultarle la erección que me acaba de provocar con ese simple movimiento. Sorpresivamente, la veo separar sus labios de golpe y suelta un gemido difuso que me hace querer arrancarle la ropa de cuajo. Sus jadeos son un deleite para mis sentidos.
¡Coño, Tyler! ¡Contrólate que pareces nuevo en esto! No puede ser que te esté dominando y sometiendo de esta forma.
Retuerzo la tela de su vestido con mis manos y ella hunde su cara en mi cuello, saca su lengua a pasear por esa zona y tira de mi pelo hacia atrás, obligándome a dejarle mejor acceso al hueco de mi hombro. Me besa, me chupa, me lame, me succiona y cuando siento sus dientes hundiéndose en mi piel sensible, pierdo el norte y le subo la falda de un tirón.
¡No puedo controlarme! Deseo más. Mucho más. Me tiene completamente envenenado y comiendo de su mano. ¡A la mierda todo! ¡A la mierda el puto control! ¡A la mierda todo lo que está mal! ¡A la mierda, a la mierda y a la mismísima mierda!
En décimas de segundo, la tomo por debajo de los muslos y la lanzo a mi lado sobre el colchón, separándole las piernas para encajarme entre ellas. Directamente me precipito sobre su boca y la beso, pero no la beso de cualquier manera, no. La beso como nunca antes lo he hecho. Exploro con mi lengua cada rincón, la enredo en la suya y ella me recibe entre jadeos y lametones. Es un beso explosivo, donde descargamos nuestra ansiedad y deseo en el otro. Literalmente nos estamos haciendo el amor con la boca, porque entre nosotros dos, por encima de muchas otras cosas ha habido siempre eso, amor. La escucho gemir y clavarme las uñas en los hombros cuando la aprisiono con mi cuerpo contra el colchón para que pueda sentirme a través de la ropa que nos separa.
Ni qué decir tiene que ella, al notar mi excitación, tira con fuerza hacia abajado de mis pantalones y mis bóxers, dejándome completamente expuesto entre sus piernas.
—Olivia, espera...
No responde ni espera. La furia y la necesidad han tomado el mando de su cuerpo y, entre besos salvajes y roces sensuales, estira con fuerza del tanga negro que lleva puesto, lo desgarra y lo lanza a un lado de la cama.
¡Dios! No, no, no... esto no está bien. No podemos hacer esto. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
¿Tyler, cómo has dejado que esto suceda?
Quiero apretar el maldito botón de "stop" o el de "pause" o el de "emergencia" o cualquier botón que pare esto, pero no hay fuerzas ni modo de encontrarlo.
Olivia, delirante de deseo, cuela su mano por debajo de mi vientre, sujeta mi dureza rodeándola con sus dedos y la posiciona en su intimidad, húmeda y caliente como nunca antes la he sentido. Contengo el aliento y me pierdo en sus ojos que se alteran cuando ve que le sostengo la mirada de forma tan directa.
Joder, ella me encanta, me trastorna y me vuelve loco.
Los dos caemos en la cuenta de un pequeño detalle. No, no llevo protección. Su piel sensible está en contacto directo con la mía. Mis ojos le avisan de este hecho y los suyos me miran rogando que no me detenga, porque sabe perfectamente que si lo hago, que si me detengo... todo acabará, todo terminará aquí mismo.
—Hazlo, por favor... por favor —me suplica ella elevando un poco sus caderas y acudiendo a mi encuentro, emitiendo un sensual gemido lleno de deseo. De hecho, al subir su pelvis hacia mí, puedo notar como la punta llega a colocarse un poco en su hendidura y por poco enloquezco con lo que me hace sentir.
¡Mierda! Quiero hacerlo, quiero hacerlo... de verdad que quiero hacerlo. Quiero entrar en ella de golpe, quiere sentirme dentro, hacerle el amor con rabia, con fuerza, con ganas; las mismas ganas que siento que me están matando y torturando si no lo hago ya. Quiero tenerla mirándome cara a cara mientras me hundo una y otra vez en su interior, quiero tragarme todos sus gemidos y quiero que me suplique que no me detenga mientras grita mi nombre. Sí, eso quiero, quiero que me diga que es mía, mía por siempre... para siempre, mía como lo es en este preciso instante, aunque sea una puta mentira.
Respiro con irregularidad y me preparo para hacerlo, porque lo necesito, porque la necesito a ella. Flexiono un poco las rodillas sobre el colchón para prepararme a hacerlo. Sí, lo voy a hacer... después ya lo lamentaré... lo lamentaré mucho y puede que cuando ella sepa la verdad, ni siquiera me lo perdone. No contaré con su perdón. No contaré ni siquiera con mi propio perdón porque esto es imperdonable.
Un calor sube por todo mi cuerpo, la miro un breve instante a los ojos, sus ojos grandes y expectantes a mis movimientos y entonces, un pequeño clic se activa en mi cerebro y hace que lo recapacite un instante. Uno muy pequeño, pero suficiente para darme cuenta de lo que estamos a punto de hacer. Suficiente como para tomar conciencia del gran error que estamos a punto de cometer.
¡Joder! ¡Somos un par de inconscientes!
Dejo escapar todo el aire de mis pulmones con una fuerte exhalación, me levanto bruscamente y, maldiciendo por lo bajo, me subo los bóxers, el pantalón y me guardo la erección de donde jamás debió salir. He ido demasiado lejos y la culpa es mía, sólo mía.
Olivia se queda confusa sobre la cama. Me mira con un destello todavía candente en sus pupilas y parpadea tratando de comprender lo que acaba de pasar.
—Tyler —me llama en un susurro, incorporándose sobre la cama y bajándose el vestido para taparse.
—No puedo... —comienzo a decir—. Lo siento, lo siento mucho, Olivia. No sé en qué estaba pensando, yo... de verdad que lo siento.
La veo deslizarse sobre la cama, acomodarse el pelo detrás de las orejas y acercarse hasta mí, pero me aparto de inmediato. No quiero que me toque, no quiero volver a perderme en ella y hacer algo que luego acabe lamentando.
—Amor, tranquilo —dice ella extendiendo sus manos temblorosas hacia mí, tratando de posarlas sobre mis brazos.
—Por favor —le pido elevando mis manos a modo de barrera—. Por favor, no te acerques. No, no está bien.
Se detiene, pero la veo dudar. No sabe si dar un paso al frente o quedarse donde está.
—¿Qué es lo que no está bien, Tyler?
Disgustado, me llevo las manos a la cabeza, me revuelvo el pelo con frustración, me alejo sentándome sobre la silla de mi escritorio y oculto mi cara entre mis manos apoyando los codos sobre mis rodillas.
—Todo —respondo con la voz estrangulada—. Todo está mal.
La escucho soltar todo el aire por la boca. Después, se acerca lentamente hacia mí, apoya sus manos sobre mis rodillas y se sienta a mis pies tratando de conectar con mis ojos.
—Tyler, mírame —me pide tirando de mis manos que siguen ocultando mi rostro—. Mírame, por favor. Nada está mal, cariño. Nada...
Me quedo mirando su preciosa cara, frágil, angustiada y vacilante. Un sentimiento de amor profundo por ella me sacude el pecho y pienso en cuanto la quiero, en cuanto la amo y la amaré por siempre, y en lo egoísta que he sido permitiendo que se acercase tanto a mí esta noche. La he cagado y ahora está más confundida que nunca, y todo por mi puta culpa y por no saber reaccionar a tiempo.
—Créeme, sí lo está.
—¿Por qué? ¿Por qué dices eso?
La miro un momento, tragando con fuerza. El pulso se me acelera mientras decido si contarle la verdad o no. ¿Por qué ha venido? ¿No se da cuenta de cuánto complica las cosas?
—No deberías haber venido. Lo mejor será que vuelvas a la fiesta de cumpleaños de Jess —replico, recostándome sobre la silla y apoyando mi espalda contra el respaldo con agotamiento.
Olivia pestañea con sorpresa y tarda unos segundos en hablar.
—No, Tyler. No voy a irme a ningún lado hasta que me des una explicación sobre lo que está pasando. Sé que me quieres, sé que me deseas tanto como yo te deseo a ti y no entiendo por qué actúas así. Quiero entenderlo, de verdad que quiero entenderlo, así que ya me estás dando una explicación.
Tras decir esto, los grandes ojos verdes de Olivia me observan reticentes. Muy seria, arruga ligeramente el ceño, junta sus labios y los aprieta con fuerza. Inhalo profundo, tratando de tomar todo el coraje que me es posible para compartir con ella lo que descubrí recientemente. No quería contárselo por muchas razones, pero llegados a este punto no tengo otra opción.
—Olivia —empiezo a decir muy nervioso—, cuando estuvimos visitando a mis abuelos en Francia, la abuela Marie me entregó una carta de mi padre.
Sus manos acarician mis rodillas por encima de mi pantalón, tratando de animarme a continuar.
—¿De tu padre?
—Sí, me dejó una carta escrita antes de morir o bueno, de quitarse la vida. —Siento que por la nariz se me escapa mucho más aire del que soy capaz de recuperar por la boca. Me giro sobre mi escritorio, tomo la carta escondida entre dos libros y se la extiendo a Olivia que la mira como si le hubiese puesto delante una bomba a punto de estallar.
Con las manos algo temblorosas, toma el sobre arrugado de mis manos y se acomoda sobre el suelo para abrirla.
—Cuando la leas, lo entenderás todo —añado levantándome de la silla y alejándome hasta la cama donde me dejo caer, llevándome una mano a la frente para apartarme el pelo.
OLIVIA
Un mal presentimiento se me mete en el pecho como una espada afilada. Saco una hoja doblada en cuatro del sobre, y veo que hay letras escritas a mano sobre el papel, en una caligrafía casi perfecta. Con mucho miedo y ansiedad en el cuerpo, me dispongo a leer lo que pone.
Mi pequeño Tyler,
Si tu abuela ha hecho bien las cosas, te habrá entregado esta carta cuando ya seas todo un hombre. Ahora sólo eres un pequeño bicho de casi cuatro años que no para de correr y hacer trastadas, lo normal para tu edad.
Antes que nada quiero disculparme contigo por no haberme quedado a tu lado, mi pequeño. Puede que incluso estés enfadado conmigo, no lo sé. Sea como sea, quiero que sepas que te entiendo y te comprendo, y sólo puedo pedirte perdón, hijo. Debe ser duro crecer sin un padre a tu lado, pero por cosas de la vida, a mí ya me es imposible seguir aquí. Mi tiempo se agota y mantenerme en este sitio me duele demasiado. Espero que algún día me perdones por esto.
Supongo que te habrá sorprendido recibir una carta de tu padre, pero hay cosas que debes saber, y que sé a ciencia cierta que tú madre no te las va a contar. Mereces saber la verdad.
Tyler, tu madre ha sido el amor de mi vida. La conocí hace unos años atrás, en un viaje por trabajo a estados unidos y me quedé completamente enamorado de ella. Me pareció la mujer más bonita que había visto en mi vida y tuve necesariamente que ir a decirle algo. Tengo que confesarte que tu madre no fue una conquista fácil; creo que me negó como unas diez veces hasta que ya por pesado, acabó dándome su número de teléfono.
La tuve que conquistar poco a poco y cada día me fui enamorando más y más de ella, pero sé que, para ella, yo nunca signifiqué lo mismo. No soy tonto, lo he sabido desde el principio, pero no me importaba. Me conformaba con su cariño, con su afecto y su compañía.
Al año de conocerla, le pedí matrimonio y me dijo que sí. Créeme hijo, en mi vida me había sentido más feliz que aquel día. Es una suerte casarte con el amor de tu vida y sólo espero que algún día, tú puedas hacer lo mismo.
Lo preparamos todo rápido y nos casamos una tarde de junio. Compramos un pequeño apartamento en Michigan donde formar una familia. Tu madre quería tener tres hijos, ella quería familia numerosa y a mi sólo me importaba complacerla en todo y verla feliz.
Un año después, empezamos a sentirnos un tanto desilusionados porque no había manera de que llegase el hijo que tanto ansiábamos. Lia se escudó en el trabajo y yo me refugié en el alcohol. En esa época nos distanciamos bastante y eso me hizo caer en una gran depresión. Las cosas no iban bien entre los dos.
Entonces, simplemente sucedió. Un día me dio la maravillosa noticia de que íbamos a ser padres y volvimos a recuperar una parte de la ilusión que habíamos perdido. Busqué ayuda profesional para superar mi adicción al alcohol y parecía que todo volvía a estar bien entre nosotros. Naciste tú y fue el momento más feliz de nuestras vidas, pero cuando cumpliste los dos años, tu madre se volvió a alejar de mí y eso me volvió a dejar en una depresión.
Volvió a encerrarse en el trabajo, a buscar excusas para ausentarse de casa y a evitar cualquier contacto conmigo. Yo no traté de insistir, pues siempre he querido respetar el espacio personal de tu madre y la dejé actuar a sus anchas, pero todo fue a peor. Incluso había fines de semana que decía que tenía que viajar por trabajo, empezó a comprarse ropa nueva y a volver a cuidar su imagen.
Ahí fue cuando empecé a tener mis dudas y tomé la decisión de hacerme unas pruebas. Esas pruebas esclarecieron un hecho innegable, y es que tú no eres biológicamente mi hijo. No lo eres porque no puedo tener hijos, Tyler. Es totalmente imposible.
No le he dicho nada a tu madre, pero creo saber quién es tu padre biológico. Lo creo saber porque hace un tiempo atrás, me presentó a un hombre como a un viejo amigo y alguna vez me ha llamado por su nombre sin querer. Ese hombre la ha estado llamando en repetidas ocasiones, me han contado algunos amigos que tenemos en común que los han visto juntos por la ciudad y hasta un día me encontré un gemelo debajo de nuestra cama. Yo no uso traje ni tampoco tengo gemelos o mancuernas, no sé ni cómo se colocan.
El hombre en cuestión se llama Thomas.
Supongo que te preguntarás por qué te estoy contando todo esto. Bien, puede que no seas mi hijo biológico, pero para mí SIEMPRE vas a ser mi hijo. Hasta donde yo sé, ese tal Thomas es un hombre de negocios y bastante adinerado. Lo he visto cambiar de coche como de camisa y siempre viste de forma elegante. Si realmente eres su hijo, quiero que lo sepas porque tienes derecho a heredar lo que es tuyo por ley, Tyler.
No le he dicho a tu madre que lo sé todo y tampoco sé lo voy a decir. Se acabaron los reproches y no me quiero ir dejando un rastro de dolor, culpabilidad o amargura.
Perdóname por haberte abandonado antes de tiempo, hijo.
Sólo espero que con el tiempo sepas perdonarme.
Te quiero y siempre te querré.
Tu padre.
Me quedo como una estatua y con la mirada perdida en la pared blanca que tengo enfrente.
—Pero entonces... tú y yo... —empiezo a decir, y expongo en voz alta mis sospechas.
—Exacto, ya sabes lo que eso significa —gruñe Tyler abatido.
Me quedo un instante paralizada sobre el suelo y con la carta en las manos. Mi cerebro se adentra en una repentina lucha por negar lo que en ella pone. ¿Será verdad? No, no puede ser... esto es un disparate.
Vuelvo a leer algunas frases de la carta y después me levanto para mirarle a él, que sigue sentado sobre la cama con la cara desencajada y las manos entrelazadas entre sus piernas.
—Tyler, no me importa. Quiero que sepas que esto no cambia...
—¿Qué no te importa? —me interrumpe de forma brusca y pego un pequeño respingo al escuchar su voz en un tono tan alto—. ¡No digas tonterías, Olivia! Claro que importa —concluye exasperado y levantado las manos en el aire.
Me quedo unos segundos acobardada por su reacción. Parece alterado y nervioso.
—A mí no —le aseguro dejando la carta sobre su escritorio—. Aunque sea verdad lo que pone en esa carta, no me importa y a ti tampoco debería importarte.
Tyler levanta la cabeza de golpe y me lanza una mirada dura. Me siento como si le hubiese insultado fuertemente. ¿Por qué le da tanta importancia a esta revelación? ¿Acaso van a cambiar nuestros sentimientos por esto?
—¿Te estás escuchando, Olivia? Lo que tú y yo hemos hechos es asqueroso y en algunos sitios es hasta ilegal o se considera un delito —me suelta.
Asqueroso... ¿cómo puede llamar así a lo que sentimos? Esa palabra se queda vagando unos eternos segundos en mi cabeza. ¿Asqueroso? ¿Algo tan sincero, único y real como lo nuestro? Jamás podría resultarme asqueroso amar a alguien con tanta intensidad como lo amo a él. Finalmente, levanto la barbilla y enfrento su mirada.
—No, no es asqueroso. Tú y yo no sabíamos nada de todo esto y nadie puede culparnos por ello. No elegimos enamorarnos, simplemente sucedió ¿Es por esto que te has estado comportando así, Tyler? ¿Por eso has estado evitándome? ¿Crees que el hecho de que exista una mínima posibilidad de que seamos hermanos de sangre, hará que cambien mis sentimientos por ti?
—Deberían cambiar.
Me quedo callada un momento, escuchando el tic tac del reloj sobre su mesita de noche. Tengo la impresión de que nuestro tiempo se consume, se agota y se acaba. Cierro los ojos y los vuelvo a abrir lentamente, sintiendo el característico picor que anuncia que en cualquier momento me echaré a llorar.
—Pues déjame decirte que no cambiarán —murmuro en un tono más bajo.
El corazón me late desbocado, y con las piernas temblorosas me acerco hasta el borde de la cama y me siento junto a él. Con algo de dudas, extiendo mi mano y acaricio su espalda, pero su cabeza niega levemente, así que retiro mi mano y la dejo sobre mi regazo.
Me siento como si estuviese tratando de sostener agua entre mis manos... por más que trato de retenerla, se me escurre sin que pueda hacer nada y finalmente la pierdo.
—No está bien, Olivia. El incesto es inmoral —susurra, tensando la mandíbula y mirando un punto fijo en el suelo.
—¿Inmoral? ¿Inmoral para quién? —pregunto con un tono de exaltación evidente.
—Para todos —contesta rápido.
Sus palabras las siento como un doloroso disparo al corazón. ¿Todos? ¿Qué todos? Yo pensaba que los únicos que importábamos en nuestra propia relación eramos él y yo.
Me pongo a pensar sobre todo lo que acabo de leer en esa carta y por un segundo, albergo la esperanza de que el padre de Tyler estuviese equivocado. Nadie nos asegura que ese hombre estuviese en lo cierto.
—¿Y si tu padre se equivocó?
De pronto, Tyler se levanta y se acerca arrastrando los pies hasta su escritorio. Abre un cajón y saca algo, vuelve en mi dirección, extiende su mano y me entrega un objeto pequeño y dorado. Lo cojo con una mano y tardo un instante en entender lo que es... sí, es un gemelo dorado con unas iniciales grabadas... TD.
—Estaba en el sobre que me entregó mi abuela. Como verás las iniciales concuerdan.
No me muevo; no puedo. Estoy paralizada por el horror y sólo puedo mirar el pequeño objeto brillante entre mis dedos. Lia siéndole infiel al padre de Tyler con mi padre... ahora nuestro padre, pero entonces, mi madre... no entiendo nada. La cabeza me va a estallar. Una ola de desconcierto me invade y asciende desde mis pies hasta mi cabeza. Demasiada información para un momento tan breve.
—Debemos hablar con tu madre y mi padre cuanto antes —mascullo con lágrimas en los ojos.
—¡No! ¡Ni se te ocurra! —salta Tyler con expresión alarmada.
—¿Por qué no?
Lo veo humedecerse los labios en repetidas ocasiones mientras se mueve con nerviosismo.
—¡Joder, Olivia! ¿Te has parado a pensar en la pequeña posibilidad de que mi madre jamás se lo haya contado a tu padre?
—¿Te refieres a que mi padre no sepa que eres hijo suyo?
—Sí, me refiero exactamente a eso. Lo mejor será dejar las cosas como están. No quiero nada de tu padre. No quiero su dinero ni su compasión. Para mí nunca será mi padre porque no ha ejercido como tal.
—Pero...
—¡He dicho que no! —zanja muy serio. Un escalofrío me recorre la columna vertebral. Veo que se acerca a su armario, saca una sudadera y se la pone—. Vamos, te voy a llevar de vuelta a casa de Jess.
No puedo evitar estallar en lágrimas. Tyler es un chico encantador, dulce, amable, atento, cariñoso y muy divertido, pero cuando está alterado se cierra en banda y es imposible llegar hasta él. Se torna hermético y sólo puedes esperar a que sea él, quién decida volver a abrirse al mundo.
—Ya entiendo... así que esto es lo que hay... vas a poner fin a lo nuestro por algo que no sabes ni siquiera si es cierto —Arrastro las palabras, perpleja, con la cara roja por la impotencia y húmeda por las lágrimas.
Tyler se rasca la frente, cierra los ojos y suspira antes de hablar.
—¿Crees que yo no sufro con esto? —pregunta, apoyando todo el peso de su cuerpo sobre una pierna—. Crees que para mí es fácil?
—Haces que lo parezca. —Tengo ganas de vomitar y siento como el corazón se me quiebra al instante. Desde que me enamoré de él, no hemos dejado de estar en una montaña rusa de sentimientos contradictorios. Ya ni sé las veces que he tenido que recomponer mi corazón roto... me agota estar así. Me canso de esperar a que por una vez, nos salgan las cosas bien cuando eso nunca parece que vaya a suceder. Me fatiga sentir que nuestra relación se basa en una lucha eterna contra el mundo y contra nosotros mismos. Con él, todo es blanco o negro y ya no puedo más... sencillamente no puedo más.
Me cambio de ropa y en unos minutos estamos subidos en el descapotable rojo de mi padre, de camino a casa de Jess. Por supuesto, el trayecto en coche lo hacemos en silencio. Cuando llegamos, Tyler aparca junto a la puerta principal donde hay un montón de gente borracha, bebiendo y bailando. Abro la puerta del coche y miro a Tyler una última vez, pero él sigue con su mirada fija al frente y las manos sobre el volante. Veo el dolor en su cara, pero no puedo hacer más de lo que ya he hecho. Aquí se termina todo y tengo que decir que duele.
De pronto, escucho mi nombre a lo lejos. Miro en la dirección desde la cual me llaman, y veo a mis amigos junto a la entrada principal. Vicent está de espaldas meando un seto mientras traza líneas con el chorro, Stefi baila totalmente desacompasada y con los ojos cerrados, Anna permanece sentada sobre el césped, hipando sin parar y Logan me hace una señal con la mano para que vaya a su encuentro. No sé cuál de todos está más borracho.
—¡Hey, Olivia! ¡Ven aquí con nosotros! —grita Logan tirando una colilla al suelo.
Tyler, desde el asiento del coche, le lanza una mirada asesina a Logan, pero este va demasiado ebrio como para percatarse de ese detalle.
—¿Esos no son los tipos que se propasaron contigo en la fiesta de Halloween —oigo la voz grave y severa de Tyler.
—¿A ti qué más te da? —le suelto.
El gesto de Tyler se descompone.
¡Que le den! Su cara lo dice todo y presiento que está muy cabreado, pero me da igual, si ha decidido salir de mi vida, que se salga del todo.
—Te pedí que te alejaras de esos tipos —oigo su voz grave y severa, hablándome casi como si fuese una exigencia.
Sus palabras me molestan, no sólo por su tono, sino por la imposición que se esconde tras ellas.
—Lo sé —le contesto, incapaz de quedarme callada—. Lamentablemente ya no eres quien para pedirme nada.
—¿Qué? ¡¿Es que has perdido la cabeza?! —me grita enfurecido—. No se trata de lo que yo te pida. ¿No te das cuenta, Olivia? Esos tipos sólo quieren acostarse contigo y aprovecharse de ti. Sólo te quieren para una noche.
—¿Y tú? —pregunto frunciendo el ceño y sosteniéndole la mirada sin miramientos—. ¿Para cuántas noches me querías tú, Tyler? —Hago una pausa para tragar saliva—. Me quieres hacer creer que debo protegerme de esos tipos de ahí atrás cuando el único que realmente ha acabado jodiéndome en todos los sentidos eres tú y solamente tú.
Lo veo palidecer ante mis palabras. Se queda en shock, sin saber qué responder a eso y sus labios se despegan de la impresión.
Touché.
—Adiós, Tyler —digo al fin cerrando la puerta del coche y alejándome de él.
Se acabó, aunque me duela, aunque ya lo esté echando de menos, aunque me esté muriendo por dentro... sé acabó.
¡Hola personitas!
💖
¿Qué pasó? ¿Todo bien?
El capítulo ha sido largo e intenso ✍🏻😱😖😣😕😫😭💔⭐️👀
Antes que nada... GRACIAS A TODOS LOS QUE ESTÁIS AHÍ EN CADA ACTUALIZACIÓN. De verdad, estoy alucinando con la cantidad de gente que se está apuntado a la saga #Camino (Así la voy a llamar) y la lluvia de comentarios bellos y de los "Actualizaaaaa" 😅 que estoy recibiendo ❤️😘
Y pensar que cuando escribí el primer capítulo, en aquella sala de espera del hospital, creí que nadie jamás llegaría a leerme... Gracias 😉
Destripemos el capítulo pues
💛 Primero, estos dos casi se dejan llevar por la pasión.
(👀👀 Oigan, no me miren así que yo también me asusté...)
💛 Segundo, por fin se sabe lo que decía la carta del padre de Tyler.
(Lo siento lectores, pero en realidad no importa lo que diga la carta... lo que importa es si lo que dice es cierto o no y cómo piensan afrontarlo los protagonistas)
💛 Tercero, a Tyler le parece inmoral mantener una relación amorosa con una medio hermana y a Olivia le vale tres hectáreas de verga que supuestamente lo sean.
(🙄🤔 Menudo dilema... ¿qué opinan?)
💛 Cuarto, Olivia parece que se cansó de luchar y sufrir, y ha decidido sacar una bandera blanca para darle en todos los morros a Tyler.
(¿Se lo merece Ty?)
Aquí os pregunto:
¿Creéis que son hermanos de verdad? Quiero conocer vuestras opiniones.
Sólo os puedo decir una cosa... la historia aún va a pegar algunos giros inesperados que os dejarán sorprendidos y estoy muy emocionada con todo lo que va a pasar 😱 aunque eso será ya más en el segundo libro, pues éste le queda poco para terminar.
DEDICATORIA:
Este capítulo se lo dedico a una lectora que me hizo reír con ganas con sus comentarios. Me río con muchos, pero algunos son muy creativos.
Aquí te dejo tu primera dedicatoria ☺️
Muchas gracias por leer mi historia y seguirla. 💖✌🏻😍
Si os ha gustado el capítulo, podéis:
VOTAR (*La escritora se pone a hacer malabares, aunque no sepa... vergüenza ajena)
COMENTAR (Me encanta leeros y reírme sola en el salón de mi casa).
RECOMENDAR (Para que otros también puedan unirse al movimiento #matemosaapril).
Pd: Las pijas también sufren... y también llegan un punto, en el que se cansan de tanto sufrir y se rinden.
Hasta el próximo miércoles o jueves.
¡Qué emoción!
¡Besitos enormes! 💖💋💖💋
Sarhanda
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top